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14-18 Maltrato 24/10/06 20:04 Página 14 …

MIGUEL CAP MART . Doctor en Veterinaria. Miembro de la Asociaci nEspa ola de Bio tica y tica M IB EZ TALEG N. Doctor en Veterinaria. Presidente de la SociedadEspa ola de Etologia Cl nica y Bienestar los ltimos a os hemos sido testigos de una cre-ciente preocupaci n por nuestras responsabilidadeshacia los animales que empleamos como mascotas,en los laboratorios, en las granjas o en los zool gicos. Estamos d ndoles lo que necesitan? De no ser as , Estamos haci ndoles sufrir como resultado de ello? Podemos evaluar sus requerimientos? Deber amosofrecerles mejores condiciones?. A estas preguntaspodr amos a adir otra Es posible que sean formas demaltrato indirecto del animal?

misma forma, los experimentos llevados a cabo en pacientes y ancianos que se pueden encontrar en una posición de dependencia similar a la de los deficien-

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1 MIGUEL CAP MART . Doctor en Veterinaria. Miembro de la Asociaci nEspa ola de Bio tica y tica M IB EZ TALEG N. Doctor en Veterinaria. Presidente de la SociedadEspa ola de Etologia Cl nica y Bienestar los ltimos a os hemos sido testigos de una cre-ciente preocupaci n por nuestras responsabilidadeshacia los animales que empleamos como mascotas,en los laboratorios, en las granjas o en los zool gicos. Estamos d ndoles lo que necesitan? De no ser as , Estamos haci ndoles sufrir como resultado de ello? Podemos evaluar sus requerimientos? Deber amosofrecerles mejores condiciones?. A estas preguntaspodr amos a adir otra Es posible que sean formas demaltrato indirecto del animal?

2 Se trata de preguntas importantes, pero no de f cilrespuesta. Parecer obvio que se deber a mantener alos animales en unas condiciones tan pr ximas comosea posible a aquellas que imperan en su lugar de ori-gen, pero esto puede ser econ micamente inviable. Loque es m s, el mundo salvaje puede ser de lo m sdesagradable, un lugar en el que multitud de anima-les est n condenados a morir de hambre o a ser devo-rados por los hay duda, en muchas ocasiones, de que las con-diciones de vida en cautividad se desarrollan enmuchas ocasiones en espacios excesivamente desguar-necidos y reducidos, lo que puede conducir a conduc-tas anormales, como el picoteo de las plumas en lasgallinas y los mordiscos en el rabo entre los ha citado tambi n como signo de malestar.

3 Los movi-mientos estereotipados como el incansable andar deac para all exhibido por algunos animales encerra-dos en jaulas peque as en los zool gicos, aunque tam-bi n podr an ser modos que han encontrado los ani-males para hacer frente a su situaci s de otorgar mayor espacio a los animales,a menudo se han hecho esfuerzos para que su vidasea mas variada e interesante. En la actualidad muchoszool gicos disponen de entornos mejorados para ofre-cer a sus animales cosas con las que entretenerse. Unade sus dificultades es que disponen de mucho tiem-po libre : mientras que en estado salvaje puede llevar-les horas procurarse comida suficiente, en un zool -gico o una granja sta se les presenta en comederos yes consumida en segundos (SLATER, 2000), dando aentender que el animal de zool gico o de granja puedeevocar a existe cierta controversia sobre el asunto,pero como se alan IBA EZ Y GONZ LEZ DE CHA-VARRI (2003), existen unas causas gen ricas del mal-trato animal (Cuadro 1) y que definen la responsabili-dad del ser humano en el sufrimiento animal.

4 KOTTER indica que la legislaci n protege a los ani-males a trav s de las leyes, que proh ben su abando-no, su mal trato, el exceso de trabajo y las interven-ciones quir rgicas dolorosas innecesarias. Pero estasleyes para la protecci n de los animales no contienenm s que el m nimo de las obligaciones ticas para losmismos. Comprende s lo una parte del derechomediato del animal; esto es, lo que se refiere a evitarlas torturas innecesarias, malos tratos brutales y otrosdatos de los animales que pueden causar extremo can-sancio f sico. Pero apunta, la inexistencia de un dere-cho al bienestar f AAnniimmaall14 Maltrato Y CRUELDAD EN ANIMALESC uadro Las cuatro ies de la relaci n hombre-animalIGNORANCIANo saber que hacerINEXPERIENCIAS aber qu hacer pero noc mo hacerloINCOMPETENCIAI nhabilidad o impericia para hacerloINCONSIDERACI NHacerlo con cuidadoIBA EZ Y GONZ LEZ DE CHAVARRI (2003) 14-18 Maltrato 24/10/06 20.

5 04 P gina 14 BBiieenneessttaarr AAnniimmaall15En 1986 aparece un tema y a la vez un reto quees el Bienestar animal, particularmente los de la gran-ja, es cuesti n que preocupa crecientemente a muchospa sociedad moderna se plantea y medita sobreel papel de los animales en ella, los derechos de losanimales y la responsabilidad del hombre hacia un dintel, pasado el cual se supera la homeos-tasis fisiol gica normal, entrando en lasituaci n de esfuerzos realizados por los ani-males para ajustarse a los diversos stressde la producci n intensiva, pueden darlugar a efectos diversos medibles, talescomo incremento de la receptividad aenfermedades, descenso del rendimientoreproductivo, incremento de las desvia-ciones de conducta y merma del ndicede animal y salud humana pue-den estar estrechamente relacionados.

6 Lopeor de los sistemas intensivos no s lo esque son malos para el bienestar de los ani-males, sino que frecuentemente van liga-dos a la administraci n de f rmacos. Medicamentosprofil cticos, antibi ticos, o promotores del cre-cimiento, algunos de los cuales conducen a la apari-ci n de agentes pat genos resistentes y a residuosperjudiciales para el 1987, COOPER plantea la problem tica de losanimales de compa a ex ticos que est n principal-mente en manos de particulares y se plantean proble-mas ambientales de nutrici n, que se traducen en inco-rrecta temperatura y humedad en los ambientes,procesos de inanici n y la actualidad existe poca legislaci n sobreprotecci n1y bienestar animal exceptuando algunasnormas de Asociaciones en defensa de los animalescuya capacidad jur dica podemos se alar que es m ni-ma y la legislaci n europea sobre Bienestar Animalque por mediaci n de diversas Convenciones Euro-peas elaborada por el Consejo Europeo de Estrasbur-go, se han dictado una serie de normas, recientemen-te Espa a ha aprobado la Ley de Protecci n en su libro The Case of Animal Rights(1984)

7 , defiende que tenemos la obligaci n directa deno perjudicar al bienestar de los vertebrados superio-res, de la misma forma que tenemos una obligaci npara con los deficientes mentales, los ancianos y losni os. Para REGAN, todos tienen valor por s mismos,lo que constituye el argumento moral primario paraque los seres humanos y los vertebrados (superiores)no humanos reciban un mismo trato, (MART NZ IGA, 1997) el campo de la tica, la teor a que defiende queel valor de los animales depende de los objetivos huma-nos, se ha denominado antropoc n estateor a, el animal se reduce a su valor instrumental. Sinembargo, durante la ltima d cada la teor a antropo-c ntrica ha recibido cada vez m s cr ticas.

8 En la biblio-graf a especializada sobre tica profesional, ha surgi-do un debate fundamental sobre el estado moral delos animales en relaci n con el esta-tus moral de los seres n la opini n p blica predo-minante en la civilizaci n occiden-tal, los hombres son los nicos quese pueden considerar seres moral-mente relevantes, afirmaci n basadaen el argumento de que s lo los sereshumanos son capaces de ser cons-cientes de su existencia, de ser res-ponsables de sus actos, de justificarsus decisiones y de hacer n Ursula Wolf, el sufrimientode los animales y el de los seres humanos se diferen-cia cualitativamente, porque los seres humanos tienenuna referencia reflexiva hacia su propia vida que losanimales no poseen; lo cual es cierto, pero la cuesti ndecisiva es si eso es moralmente relevante.

9 Igualmen-te, algunas formas de sufrimiento no se dan en los ani-males, por ejemplo un animal no puede sufrir temorpor lo que pudiera sucederle dentro de tres meses. Peroel sufrimiento que se inflige a los animales en los expe-rimentos consiste en dolores agudos, miedo y violen-cia contra la propia voluntad, y no se ve c mo ese sufri-miento podr a ser menor al de un ser humano en lasmismas circunstancias. Incluso podr a ser mayor, sicabe, debido a que el animal lo padece de forma inme-diata sin hacer una valoraci n de un final cercano pordeterminadas circunstancias observables como si escapaz de hacer el ser humano. La objeci n a este argumento ser a que aunqueestas caracter sticas son t picas de los actores mora-les, la tica tiene que comprometerse con un grupom s extenso de sujetos.

10 Este dominio m s extenso,incluye aquellos sujetos que no son actores moralespero que sin embargo se considera que tambi n nece-sitan de nuestros principios morales. Un ejemplo loconstituir an las personas que poseen las caracter sti-cas de los actores morales en un grado reducido, porejemplo, los deficientes mentales que por supuesto seconsideran igual de importantes desde el punto devista debido a su vulnerabilidad, cuandose experimenta con seres humanos estos grupos depersonas que puede que no est n (del todo) capaci-tados para defender sus derechos, reciben una pro-tecci n especial de la que no gozan aquellos que est ncapacitados para tomar una decisi n independientey consciente sobre su participaci n como sujetosexperimentales en una investigaci n cient fica.


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