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«La felicidad humana» - cuentayrazon.org

La felicidad de atr s, del pasado, la otra indi- ca la tensi n hacia el futuro, la humana direcci n hacia el blanco que pretende alcanzar. Por eso Ma- Juli n Mar as r as echa previamente una ojea- da sobre el pasado, es decir, so- Alianza Editorial. bre lo que se ha solido entender por felicidad en los momentos Madrid, 1987. m s importantes de la historia de la filosof a. Se trata de saber de d nde viene el ingrediente hu- mano llamado felicidad . La filosof a griega, sobre todo ON La felicidad humana Plat n y Arist teles, pone en evi- (Alianza Editorial. Madrid, dencia la conexi n entre la vi- 1987) prosigue Mar as la explo- si n no tica de la realidad, la raci n de la estructura emp rica al theia o verdad, y la felicidad , de la vida humana, cuyo an lisis y deja fundamentada para siem- sistem tico y principales concep- pre la relaci n entre verdad, au- tos elabor

«La felicidad humana» Julián Marías Alianza Editorial. Madrid, 1987. ON La felicidad humana (Alianza Editorial. Madrid, 1987) prosigue Marías la explo-

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1 La felicidad de atr s, del pasado, la otra indi- ca la tensi n hacia el futuro, la humana direcci n hacia el blanco que pretende alcanzar. Por eso Ma- Juli n Mar as r as echa previamente una ojea- da sobre el pasado, es decir, so- Alianza Editorial. bre lo que se ha solido entender por felicidad en los momentos Madrid, 1987. m s importantes de la historia de la filosof a. Se trata de saber de d nde viene el ingrediente hu- mano llamado felicidad . La filosof a griega, sobre todo ON La felicidad humana Plat n y Arist teles, pone en evi- (Alianza Editorial. Madrid, dencia la conexi n entre la vi- 1987) prosigue Mar as la explo- si n no tica de la realidad, la raci n de la estructura emp rica al theia o verdad, y la felicidad , de la vida humana, cuyo an lisis y deja fundamentada para siem- sistem tico y principales concep- pre la relaci n entre verdad, au- tos elabor en Antropolog a me- tenticidad y felicidad .

2 Sin verdad taf sica (1970), la obra que con- aunque s lo puede ser como todo lo humano personal, se sta ser a un enga o, por muy fe- tiene el n cleo m s original de lices que nos sinti ramos. Pero su pensamiento. El m todo utili- inserta en el nivel medio felici- tario de la sociedad a la que esto todav a no basta: para ser fe- zado no olvide el lector que liz hace falta adem s un daimon constituye el acceso a la toma de cada cual pertenece. Como, ade- m s, la realidad no est dada, ( demonio intermediario entre posesi n de todo pensamiento el hombre y los dioses) bueno, es el de los c rculos conc ntricos, sino que es emergente, envuelve a la vida en una intr nseca inse- que nos d suerte y prosperidad.

3 O mejor, el de la espiral, es decir, Idea que ha pervivido transfor- el an lisis y aprehensi n de la guridad, en una permanente ten- si n proyectiva hacia el futuro. mada en la sabidur a popular en realidad estudiada desde las pers- el proverbio: Dios te d suerte, pectivas y niveles que la consti- De aqu , esta primera formula- ci n: la felicidad consiste en la que el saber nada te vale . tuyen. De modo que la consis- La conexi n entre verdad y fe- tencia ltima de la felicidad no realizaci n de la pretensi n , esto es, en irla realizando, en, licidad tiene en Plat n otra ver^. aparece perfectamente clara y tiente: la relaci n de ambas con perfilada hasta las ltimas p gi- por consiguiente, ir a ser feliz , en V spera de gozo, dice Mar as, el Bien, que est m s all de la nas del libro.

4 Sustancia o esencia y del que la Comienza Mar as por delimi- recordando el espl ndido t tulo de un libro de Pedro Salinas. La Belleza y la Verdad proceden. Si- tar el tema, subrayando que la guiendo en la l nea de su maes- felicidad es algo que el hombre felicidad humana va a consistir en el an lisis minucioso y radical tro, Arist teles manifiesta que precisa, pero no puede alcanzar vivir bien y obrar bien es lo plenamente en esta vida; es un de esa primera formulaci n. El punto de partida es el con- mismo que ser feliz , poniendo imposible necesario , dice, y ad- as al descubierto la ra z moral vierte que no hay que confundir cepto de instalaci n vectorial.

5 El hombre vive y se proyecta y rea- de la felicidad . Esta requiere, lo que tiene que ver con ella, dice, una virtud perfecta y una pero no es ella: los recursos, el liza su pretensi n intenta rea- lizarla desde un determinado vida entera . Pero, adem s, su- placer, el xito, el bienestar, el braya Mar as, Arist teles piensa poder, las riquezas, etc. La felici- nivel hist rico, la altura y la hon- dura del tiempo, enraizado en l. que es preciso ver el fin , al me- dad, escribe, pertenece a la mis- nos, el de los amigos y descen- midad de la vida, es uno de sus Por eso la decisi n del nuestro de vivir en ruptura radical con el dientes; lo cual no es posible ya ingredientes, y es en su estructu- que la muerte lo impide, envian- ra emp rica, por tanto, donde pasado, en la utop a y fuera del tiempo, le parece a Mar as uno do, por tanto, la felicidad a un hay que indagar el lugar y la fun- m s all de la muerte, inalcan- ci n que ocupa.

6 Tiene la vida del de los signos m s graves e in- quietantes de la situaci n actual, zable para el hombre griego. No hombre un car cter argumental, se olvide: el hombre antiguo vive dram tico, futurizo, que se ex- una amputaci n intolerable de la realidad humana. De la imagen dentro de una concepci n c clica presa en un proyecto personal li- e implacable del tiempo, sin m s bremente elegido, y se realiza en que mejor la expresa, la del ar- quero apuntando a un blanco, horizonte que el del eterno reco- unas circunstancias y un tiempo mienzo de lo mismo. Qu her- determinado en la forma de un Mar as insiste en la imagen mis- ma del arco tenso, en las dos cur- moso ser a si fu ramos inmorta- haz de trayectorias, que el azar les , dec a Plat n haci ndose eco puede modificar y que la muerte vas que lo forman y que indican que el vector est impulsado por de las ansias de salvaci n que interrumpe pero no concluye.

7 El estaban empezando a remover sentido de la felicidad cambia, dos fuerzas conexas: una viene pues, a lo largo de la historia y las entra as de los pueblos m s acecha es la insensibilidad, la re- guar lo que es la felicidad aqu . avanzados del Mediterr neo (re- signaci n que anula el deseo, la y ahora , en esta ladera y desde ligiones de misterios, ensayos de vita m nima. Pero el estoicismo la filosof a. sincretismo monote sta, etc.), es- no se reduce a esto. Consiste en Ahora bien, lo que percibe peranza que s lo manten an viva un gigantesco esfuerzo, en una Mar as es la gran confusi n que los profetas del pueblo elegido implacable ascesis para, en me- respecto a la felicidad reina en con su palabra incandescente.

8 Dio de un mundo sin esperanza, nuestro tiempo. Y esta es la ra- La capacidad creadora del dominarse a s mismo y alcanzar z n de su incursi n al pasado hombre griego era extraordina- cierta dosis de disponibilidad de para ver las interpretaciones que ria, y de sus descubrimientos vi- nimo para ocuparse del gobier- ae ia felicidad se han ido dando. vimos en buena parte a n. Pero no de la polis, mantener en orde- M sticos cristianos, pensadores esto no debe ocultar que el mun- nado cosmos el caos de la cir- modernos y contempor neos. La do griego es un mundo sin espe- cunstancia, ocuparse de los se- conclusi n a que llega es que, ranza, cuando no desesperado.

9 Mejantes y de los dem s queha- poco a poco, se ha ido despla- Son tiempos muy duros, escribe ceres de la vida. La actitud del zando la consistencia de la felici- Mar as, y la moral y actitud ante estoico, a pesar de sus limitacio- dad a lo que tiene que ver con la vida que, durante m s de me- nes, su dureza implacable, es ad- ella pero no es ella, tendencia dio milenio, va a imperar en el mirable y, durante siglos, ha sido que tiene su origen en el utilita- mundo grecorromano va a ser el admirada. Integrada y transfigu- rismo y en la reca da de la inter- reflejo de esa poca atroz.

10 Me es- rada por la esperanza cristiana, pretaci n del hombre como toy refiriendo al estoicismo del ha sido el n cleo de una moral cosa y no como persona, inter- que Mar as hace muy pertinen- que hasta fines del XVIII ha sido pretaci n conexa con el proble- tes observaciones, y sobre las que la de las mejores almas que han ma de la desaparici n del proble- voy a detenerme unos instantes. construido Occidente. Por consi- ma de Dios en la filosof a. El bie- La vida estoica se funda en la guiente, algo valioso y que no se nestar y el confort, la considera- idea de autarqu a, de lo que tiene puede menospreciar; un modo ci n econ mica del hombre han ousfa o consistencia y por ello de ser feliz que no nos es ajeno.


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