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4: PRUEBAS PARA EVALUAR LA ATENCIÓN …

Tesina de Mari ngeles Rodr guez Artacho. Cap tulo 4: PRUEBAS para EVALUAR atenci n 71 4: PRUEBAS para EVALUAR LA ATENCI N N En este cap tulo vamos a hacer un recorrido por las diferentes PRUEBAS (cuestionarios, tests, tareas, paradigmas ) utilizadas para medir la atenci n. Dado que el concepto de atenci n es complejo como vimos en el cap tulo anterior y ha evolucionado a trav s de la historia de la psicolog a, es f cil comprender que muchas de las PRUEBAS marcadoras de atenci n no miden lo mismo. Tambi n sabemos ya que la atenci n no es unitaria, que la constituyen componentes diversos (atenci n selectiva, nivel de activaci n, funciones ejecutivas m ltiples e ), de manera que unas PRUEBAS miden unos componentes, otras miden otros componentes, algunas los miden todos o varios en mezclas heterog neas.

Para poder abordar toda esta complejidad e introducir un orden, quizás la teoría más ... (Wechsler, 1987).Además de explorar el span o amplitud de memoria inmediata, estas pruebas también demandan concentración así como, probablemente, la implicación de la

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1 Tesina de Mari ngeles Rodr guez Artacho. Cap tulo 4: PRUEBAS para EVALUAR atenci n 71 4: PRUEBAS para EVALUAR LA ATENCI N N En este cap tulo vamos a hacer un recorrido por las diferentes PRUEBAS (cuestionarios, tests, tareas, paradigmas ) utilizadas para medir la atenci n. Dado que el concepto de atenci n es complejo como vimos en el cap tulo anterior y ha evolucionado a trav s de la historia de la psicolog a, es f cil comprender que muchas de las PRUEBAS marcadoras de atenci n no miden lo mismo. Tambi n sabemos ya que la atenci n no es unitaria, que la constituyen componentes diversos (atenci n selectiva, nivel de activaci n, funciones ejecutivas m ltiples e ), de manera que unas PRUEBAS miden unos componentes, otras miden otros componentes, algunas los miden todos o varios en mezclas heterog neas.

2 Adem s muchas de estas PRUEBAS tienen su origen en un concepto intuitivo o de sentido com n de atenci n, con o sin validez de constructo; otras est n motivadas por la teor a cognitiva o por la pr ctica cl nica, algunas surgen de la Psicolog a Diferencial (Psicometr a), y valoran la validez convergente o divergente con otras PRUEBAS atencionales o el an lisis factorial. Mientras que otras proceden de la Psicolog a General (Psicolog a Experimental) y se asocian a paradigmas experimentales y a modelos te ricos. Existen PRUEBAS de papel y l piz y bater as computerizadas con el Tiempo de Reacci n (RT) como variable dependiente, unas miden las respuestas del participante en la escala de los segundos o minutos y otras en la de los milisegundos.

3 Unas son adecuadas para medir las diferencias individuales, localizando la puntuaci n del participante respecto a una poblaci n de referencia, en percentiles o puntuaciones tipificadas (puntuaciones T), mientras que otras son m s adecuadas para medir las diferencias entre grupos (grupos homog neos de pacientes frente a un grupo control igualado en una serie de variables relevantes -edad, sexo, nivel mediante An lisis de la Varianza (ANOVA). Debemos subrayar por ltimo que no sabemos muy bien la relaci n entre la ejecuci n en las tareas de TR computerizadas y los tests neuropsicol gicos de papel y l piz tradicionales o cl nicos, de manera que la clasificaci n de da os cognitivos basada en ambos tipos de bater a puede dar lugar a un acuerdo bajo, al menos as ha sido en otros trastornos (Gonz lez et al.))

4 , 2003). En nuestro estudio, intentaremos correlacionar el rendimiento de los pacientes de EM en ambos tipos de PRUEBAS Desde el punto de vista anat mico nos encontramos tambi n con un panorama complejo, pues estas diversas funciones de la atenci n pueden implicar la actividad de distintas regiones cerebrales. Como vimos, las t cnicas de neuroimagen nos confirman que cuando atendemos se activan distintas partes del cerebro. Se tratar a de un sistema funcional o de redes anat micas de atenci n, en el que estructuras diferentes parecen desempe ar un papel esencial seg n la dimensi n atencional implicada en la situaci n (atenci n selectiva, dividida o sostenida).

5 Las diferentes teor as ponen el nfasis en unas estructuras u otras, e interpretan las activaciones de reas cerebrales particulares de modo diferente (por ejemplo, para la teor a de Posner, la activaci n del parietal posterior se asocia a la operaci n de desenganche del foco de linterna o atenci n sensorial supramodal, mientras que para Rizzolatti esta activaci n reflejar a la programaci n de una primitiva motora espec fica, de un movimiento ocular. para Posner el papel del t lamo se asocia al cambio atencional del foco de linterna, mientras que para LaBerge desempe a una funci n m s central y para otros autores s lo es una fuente de alerta).

6 para poder abordar toda esta complejidad e introducir un orden, quiz s la teor a m s aceptada y difundida, que permite orquestar la multiplicidad de tareas marcadoras de la Tesina de Mari ngeles Rodr guez Artacho. Cap tulo 4: PRUEBAS para EVALUAR atenci n 72atenci n y de regiones cerebrales involucradas en el acto de atender, sea la de Michael Posner y sus colaboradores, quienes han realizado un esfuerzo por integrar las diferentes funciones del mecanismo atencional en distintos circuitos o redes neuronales: a) la red anterior, relacionada con las funciones ejecutivas de la atenci n; b) la red posterior, relacionada con la orientaci n de la atenci n al espacio y c) el sistema de vigilancia, relacionado con el nivel de activaci n psicofisiol gica.

7 Por otro lado, la propuesta de estos sistemas atencionales ha permitido interpretar y relacionar diversos s ndromes neuropsicol gicos (trastorno por d ficit de atenci n, enfermedad de Parkinson, demencia tipo Alzheimer, heminegligencia, s ndrome frontal o esquizofrenia) con posibles alteraciones de dichas redes, para explicar los d ficit atencionales observados en tales patolog as. No obstante, debemos subrayar que la complejidad del constructo atenci n, la multiplicidad de sus tareas marcadoras, de sus redes neuronales y de los d ficits atencionales asociados a trastornos como la heminegligencia o la esquizofrenia (por citar s lo algunos) sobrepasan el marco de la teor a de Posner.

8 Esta teor a debe integrarse con el Sistema Atencional Supervisor de Norman y Shallice, con la teor a de Memoria de Trabajo de Baddeley, con la teor a premotora de para poder abarcar mejor el amplio espectro de fen menos atencionales y su relaci n con la motivaci n, la memoria o la planificaci n de acciones en personas normales y en pacientes. La separaci n entre normales y pacientes es tambi n un asunto complejo, que puede ser entendido como un continuo con una divisi n cuantitativa bajo el supuesto de la distribuci n normal (criterio de separaci n de tres desviaciones t picas respecto a la media) o cualitativa (desorden que impide una vida normal).

9 Es muy importante subrayar que las relaciones entre las bases biol gicas de la atenci n (y la determinaci n de un da o cerebral subyacente), los d ficits cognitivos y los aspectos cl nicos y funcionales relativos al paciente son tambi n complejos. Es dif cil inferir los d ficits cognitivos de la localizaci n cerebral del da o (aunque se pueden sugerir hip tesis) o viceversa (esto es menos necesario gracias a las t cnicas de imagen cerebral), as como la correspondencia entre estos d ficits cognitivos y/o da os cerebrales con la funcionalidad del paciente, debido a los elevados grados de libertad del sistema en sus niveles biol gico, cognitivo y funcional, a su capacidad para compensar, sustituir, paliar o realizar de manera distribuida una funci n.

10 S que es importante el establecimiento de correspondencias entre los tres niveles (biol gico, cognitivo y cl nico) en la evaluaci n neuropsicol gica cl nica. En el cap tulo anterior exploramos las posibles relaciones entre los niveles biol gico y cognitivo. En el cap tulo actual organizamos y presentamos las principales tareas atencionales que han sido utilizadas con frecuencia en la evaluaci n neuropsicol gica, es decir, buscamos correspondencias entre los niveles cognitivo y funcional. Por razones de espacio, no podemos hacer un listado exhaustivo, ni para cada prueba podemos hacer una descripci n completa de la misma, de las poblaciones cl nicas a las que ha sido aplicada (esquizofrenia, pacientes frontales, ) y con qu xito, de sus aspectos psicom tricos (fiabilidad y validez de constructo, convergente y divergente, ), de su relaci n con los diversos componente de la atenci n (atenci n dividida, selectiva y sostenida) o de sus bases biol gicas (activaci n de reas frontales, del parietal, del t ).


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