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ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE EL “OFICIO …

1 ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE EL OFICIO DE ALUMNO 2014 Secretar a de Estado de Educaci n Subsecretar a de Estado de Promoci n de Igualdad y Calidad Educativa 2 ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE EL OFICIO DE ALUMNO En la clase del se or Germain, sent an por primera vez que exist an y que eran objeto de las m s alta consideraci n: se los juzgaba dignos de conocer el mundo Albert Camus, El primer hombre En este documento queremos focalizar la mirada y la intervenci n educativa en las trayectorias escolares de los estudiantes en la transici n entre la Educaci n Primaria y la Secundaria, contextualizadas en la obligatoriedad de este nivel del sistema educativo, e intentamos acercarnos a ellas desde su complejidad, otorg ndoles visibilidad desde la perspectiva de los alumnos.

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1 1 ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE EL OFICIO DE ALUMNO 2014 Secretar a de Estado de Educaci n Subsecretar a de Estado de Promoci n de Igualdad y Calidad Educativa 2 ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE EL OFICIO DE ALUMNO En la clase del se or Germain, sent an por primera vez que exist an y que eran objeto de las m s alta consideraci n: se los juzgaba dignos de conocer el mundo Albert Camus, El primer hombre En este documento queremos focalizar la mirada y la intervenci n educativa en las trayectorias escolares de los estudiantes en la transici n entre la Educaci n Primaria y la Secundaria, contextualizadas en la obligatoriedad de este nivel del sistema educativo, e intentamos acercarnos a ellas desde su complejidad, otorg ndoles visibilidad desde la perspectiva de los alumnos.

2 Centrar la preocupaci n, al decir de Hannah Arendt (en vila, 2012): desde el inter s por lo nuevos , compartiendo la necesidad de repensar la sociedad a partir de la capacidad para hacer lugar a los reci n llegados, para acogerlos, cobijarlos y hacerlos part cipes activos en las tramas sociales y la cultura de un poca ( ). Cabe recordar que la inscripci n de los ni os y adolescentes en la categor a de alumnos supuso decisiones pol ticas, construcciones hist ricas, sociales, con notas caracter sticas mutables que var an seg n el contexto hist rico en que se Esto lleva a considerar que hay diversas formas de hacer escuela y pensar infancias y por tanto de hacer (se) o producir (se) alumno (Argentina, Ministerio de Educaci n, 2010 a, p.)

3 14). Reconocemos que el marco de la obligatoriedad de la escuela secundaria para todos pone en tensi n las trayectorias te ricas con las trayectorias reales de los estudiantes en los primeros tramos de este nivel. Por eso, es preciso desnaturalizar tramas institucionales e intentar identificar puntos de referencia y anclajes para los ingresantes que les posibiliten, a trav s de procesos de mejora educativa, el pasaje a un nivel de mayor complejidad y exigencias educativas. La Ley de Educaci n Nacional, prescribiendo la obligatoriedad de la Escuela Secundaria para todos los adolescentes y j venes, reformula y remueve las miradas en torno a los adolescentes prescribiendo que ese y no otro es el lugar para albergarlos, y por tanto lanza -renovada- a la arena 3 de las luchas simb licas la vieja categor a de alumno para disputar con otras que pugnan por encorsetar a los j venes ( vila, 2012, ).

4 Colabora en este sentido la institucionalizaci n de la Ley de Protecci n Integral de los Derechos de las Ni as, Ni os y Adolescentes N por la cual en nuestro territorio argentino ser alumno o alumna hoy, es fundamentalmente un derecho. Derecho de los propios alumnos para apropiarse de los bienes simb licos y materiales de la sociedad. Derecho a la obtenci n de algo m s que herramientas para hacer y adaptarse, derecho a aprendizajes valiosos y significativos, actualizados, y que est n fundados en la democracia y en una ampliaci n del concepto de ciudadan a (Argentina, Ministerio de Educaci n, 2007, ).

5 Podemos decir que en la actualidad reconocemos dos paradigmas SOBRE la infancia y la juventud que conviven: el enfoque tutelar y el enfoque de protecci n integral de los derechos. El primero, concibe al ni o, la ni a o joven como objeto de tutela y el segundo, los piensa como sujetos de derechos. Sirva tal vez para graficar las diferencias entre ambas visiones un ejercicio que consiste en imaginarnos c mo tratamos a los objetos, aun los que consideramos m s valiosos; los trasladamos, agrupamos, los apartamos para preservarlos, llevamos adelante acciones que los involucran pero, como son objetos, no esperamos de ellos ninguna respuesta, decidimos por su bien.

6 Por el contrario, cuando tratamos con personas/sujetos, esperamos que reaccionen o que se anticipen y opinen SOBRE los asuntos que les incumben, expresen sus sentimientos e incidan en su ambiente (Argentina, Ministerio de Educaci n, 2009, ). En las pr cticas educativas en el mbito escolar el enfoque basado en derechos hace hincapi en el cuidado e impulsa la toma de decisiones con autonom a y, por ende, tiende a la toma de conciencia y la asunci n de responsabilidades por parte del ni o o joven (Argentina, Ministerio de Educaci n, 2009, ). 4 Es posible pensar que la tarea que desempe a un alumno durante su trayectoria escolar es un oficio?

7 Perrenoud (2006) concibe la tarea del alumno como un oficio a aprender y a construir dentro de complejos procesos de socializaci n durante su itinerario escolar. Para ello, contrasta con la definici n cl sica de oficio , cuando se refiere a: - ocupaci n manual o mec nica que tiene utilidad social . - toda clase de trabajo determinado reconocido o tolerado por la sociedad y del cual se pueden obtener medios de subsistencia - ocupaci n permanente y que posee ciertas caracter sticas de oficio . Con la primera acepci n, reconoce que el alumno aprende a manipular objetos como bol grafos, libros, hojas, cuaderno, equipos, A pesar de esto, se aceptar a que en general maestros y alumnos no se entregan a una actividad completa o esencialmente manual o mec nica (p.)

8 10). Sostiene que la segunda acepci n se ajusta perfectamente al trabajo escolar (..) los medios de subsistencia no se limitan a los recursos materiales. Para subsistir dependemos de otros de una manera m s fundamental todav a. Tenemos necesidad de que otros nos reconozcan una identidad, una utilidad, el derecho de ser quienes somos de hacer aquello que hacemos ( ). Por eso asevera que el oficio de alumno no es m s que un componente del oficio de ni o o de adolescente en las sociedades donde esta etapa de la existencia es definida ante todo como una preparaci n ( ). Para este autor, el oficio de alumno se entiende como: Un concepto integrador, en el que uno reconoce diversos aportes: las relaciones entre familia y escuela, las nuevas pedagog as, la evaluaci n, los deberes que se hacen en casa, la comunicaci n pedag gica, los tipos de actividades en clase, el curr culo real, oculto o impl cito, la transposici n did ctica ( ).

9 Desde esta perspectiva, cada cultura y cada concepci n pedag gica encarnada por el docente definen el oficio del alumno; dentro de las pedagog as es un hacer, sean stas tradicionales, activas o constructivistas. En una sociedad donde se ha universalizado la escolarizaci n, los alumnos desarrollan ante lo arbitrario de la escuela, estrategias de protecci n y resistencia, transmitidas o reinventadas de generaci n en generaci n. 5 Desde la teor a de la reproducci n se sostiene que hay un origen social en los modos de pensar y en la relaci n con el saber (Bourdieu y Passeron, 2009); m s all de estos condicionamientos, consideramos que la escuela desde sus pr cticas puede seguir instituyendo nuevos sentidos a la cultura que busca transmitir.

10 Charlot (2006) sostiene que la relaci n con el saber es una relaci n personal que no est solo definida por la pertenencia a un grupo social de referencia (comunidades, familia) sino a la posici n que el sujeto construye con estas disposiciones. Por eso afirma que toda relaci n con el saber contiene una dimensi n epist mica y una dimensi n identitaria, aprender tiene sentido en referencia a la historia del sujeto, sus expectativas, sus antecedentes, su concepci n de la vida, sus relaciones con los otros ,a la imagen que tiene de s mismo y a aquella que quiere dar a los otros ( ). En este desaf o personal de desarrollar este oficio, el alumno puede trabajar para salvar las apariencias , es decir, no trabajar m s que por la nota, para construir un relaci n utilitarista con el saber, con el trabajo, con el otro (Perrenoud, 2006 ).


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