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Artículo de Revisión.

Revista Espa ola de Cirug a Osteoarticular. N. 236 . Vol. 46 . OCTUBRE - DICIEMBRE 2008 / 141 Art culo de revisi distales de n. Tratamiento J. SERRANO DE LA CRUZ FERN NDEZSERVICIO DE CIRUG A ORTOP DICA Y TRAUMATOLOG A. HOSPITAL GENERAL DE CASTELL NRadius distal fractures. Conservative :Dra. M Jos Serrano de la Cruz Fern ndezAvda. Serradal n 15812100 Castell ne-mail: Moulin recoge la historia de las fracturas delextremo distal del radio en su excelente tratado con elarticulo Fracture of the lower end of the radius: An obs-cure injure for many centuries.

Bacorn y Kurtzke (5), en la era moderna, dejan claro que la disfunción perma-nente después de una fractura distal de radio estaba más próxima a la regla que a la excepción. Hoy podemos decir que aunque se habla en general de fracturas de extremidad distal del radio, este término

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1 Revista Espa ola de Cirug a Osteoarticular. N. 236 . Vol. 46 . OCTUBRE - DICIEMBRE 2008 / 141 Art culo de revisi distales de n. Tratamiento J. SERRANO DE LA CRUZ FERN NDEZSERVICIO DE CIRUG A ORTOP DICA Y TRAUMATOLOG A. HOSPITAL GENERAL DE CASTELL NRadius distal fractures. Conservative :Dra. M Jos Serrano de la Cruz Fern ndezAvda. Serradal n 15812100 Castell ne-mail: Moulin recoge la historia de las fracturas delextremo distal del radio en su excelente tratado con elarticulo Fracture of the lower end of the radius: An obs-cure injure for many centuries.

2 Destaca como una frac-tura t pica del radio era una lesi n que incluso los m seminentes traumat logos hab an fracasado en reconocerdurante 23 siglos antes de 1800. Desde entonces, lasfracturas d stales de radio han sido analizadas en labibliograf a quir rgica durante mas de 200 a os. Las descripciones iniciales de los mecanismos deproducci n y el tratamiento de las mismas se produjeronantes de llegar los rayos X (1). Abraham Colles (2)(1814), seg n la bibliograf a inglesa, hizo la primera des-cripci n del patr n de fractura, destac que era la lesi nm s com n que afecta al trazo distal del radio, y descri-bi adem s un m todo terap utico reproductible paracorregir la mayor parte de las deformidades aparentes, loque redujo mucho la morbilidad de estas fracturas.

3 Sinembargo Pouteau (1783) la describi 41 a os antes enFrancia, por lo que en la literatura europea se designabajo el ep nimo Fractura de Pouteau-Colles . Desault(1805), Dupuytren (1847) y Malgaine (1859) posterior-mente, todav a consideraban toda deformidad traum ticade la mu eca como una luxaci n del carpo . Rhea Bar-ton (1838) en Filadelfia describe las fracturas del rebor-de articular radial, distinguiendo dos tipos: marginal dor-sal Fractura de Barton y marginal palmar Fracturade Barton invertida.

4 El irland s Smith (1854) describi una lesi n infrecuente producida por una ca da sobre eldorso de la mano la fractura de Colles invertida .Es con la llegada de la radiolog a cuando las fractu-ras y las luxaciones de mu eca encuentran una equili-brada valoraci n diagnostica, con las aportaciones deDestot (1925) y Hutchinson que describi una fracturaque ocurr a entre conductores fractura del chofer ofractura cuneana externa, conocida hoy com nmentecomo fractura de la estiloides sicamente se pens en ellas como un grupo homo-g neo de lesiones con un pron stico funcional tras larecuperaci n relativamente bueno independientementedel tratamiento dado.

5 De ah , la conocida sentencia deColles (3): Su consolidaci n s lo significa que el miem-bro volver en un futuro a disfrutar de una libertad per-fecta en todos sus movimientos y exento de dolor. Sinembargo, la deformidad permanecer inalterada a lolargo de la vida .De manera que ignoradas al principio y tratadas luegocon un protocolo terap utico con la convicci n de queten an m nimas secuelas residuales, poco a poco se fueronhaciendo patentes las frecuentes dificultades secundariasa las fracturas en la regi n distal del radio.

6 Ashley Cooperregistra el primer caso de dificultades en el tratamiento deestas fracturas tan frecuentes. Algo m s tarde Carr obser-v lo mismo, conduci ndole a describir moldes y f rulasque se hicieron muy populares a finales del siglo XIX yprincipios del XX. Kaukonen y cols (4) recalcan la nece-sidad de obtener y mantener una reducci n casi anat mi-ca comprobando la dificultad para conseguirla, sobretodo en casos en los que la angulaci n y la fragmentaci nde la fractura original eran graves (65% casos) y viendoque el tratamiento cerrado de la fractura con escayola ovendajes cerrados conduc a a una mal posici n en el 85%M.

7 J. SERRANO DE LA CRUZ FERN NDEZ. Fracturas distales de radio. Clasificaci n. Tratamiento Revista Espa ola de Cirug a Osteoarticular. N. 236 . Vol. 46 . OCTUBRE - DICIEMBRE 2008de los pacientes, concluyeron que el tratamiento conescayola no proporcionaba un soporte suficiente para lamayor a de las fracturas inestables. Bacorn y kurtzke (5),en la era moderna, dejan claro que la disfunci n perma-nente despu s de una fractura distal de radio estaba m spr xima a la regla que a la excepci podemos decir que aunque se habla en generalde fracturas de extremidad distal del radio, este t rminoengloba un grupo heterog neo de lesiones que requierenenfoques terap uticos diversos.

8 Las fracturas de altaenerg a que sufren los pacientes m s j venes como con-secuencia de accidentes de tr fico o laborales, tienenimplicaciones muy diferentes a las de las fracturas enpacientes de edad avanzada con osteopenia y menoresdemandas fracturas distales del radio tienen en la actualidaduna gran trascendencia social y m dica, no s lo en per-sonas de edad avanzada, sino en otras en pleno desarro-llo de actividades laborales. Sin embargo, la unanimidadde criterios en cuanto a la problem tica no se correspon-de en absoluto con el incidencia de las fracturas distales de radio es ele-vada y sigue en aumento.

9 Representan la sexta parte delas fracturas que se atienden en una consulta de Trauma-tolog a. Se calcula que sobre habitantes/a o, 16hombres y 37 mujeres presentan una de estas tenemos en cuenta nicamente las fracturas del ante-brazo, el de stas son fracturas de la met fisis y/oep fisis distal del radio. El pico de edad m s frecuente esentre 49-69 a os, aunque tambi n ha aumentado su inci-dencia en edades comprendidas entre 40-59 a os. Res-pecto al sexo prevalece en mujeres, se estima que en laspersonas de raza blanca mayores de 50 a os que viven enEuropa o Estados Unidos el riesgo de sufrir una fracturadel radio distal a lo largo de su vida es del 2% en loshombres y del 15% en las mujeres, principalmente debi-do a la elevada prevalencia de osteoporosis (6).

10 La causa m s frecuente que sostiene estas fracturas esla simple ca da. El tipo de fractura m s frecuente siguesiendo la dorsal intraarticular. No se ha visto que hayauna fractura tipo para cada grupo de cl nico-radiol consecuencias funcionales en la mu eca delpaciente tras presentar una fractura de radio distal hanquerido ser relacionadas con la p rdida de la normalidadde distintos ndices o par metros radiol gicos (7-10). Lavaloraci n radiogr fica de una fractura incluye las pro-yecciones antero-posterior (AP), lateral (L) y oblicua quedeben mostrar la extensi n y direcci n del desplaza-miento inicial.


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