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e n s a y o Betty Friedan - elboomeran.com

79In memoriam Betty Friedan ,Introducci n: Por qu Betty Friedan ?El pasado 4 de febrero se cum-pl a el primer aniversario de la muerte de Betty Friedan ; y tal y como ya ocurri hace doce meses, esta efem ride ha pasa-do inadvertida para la mayor a de nosotros. El d a despu s de su muerte, su rostro de abuela afable ocupaba la primera p -gina de muchos peri dicos en los Estados Unidos1. Fue el tri-buto p stumo de un pa s que reconoci a la autora, una vida dedicada al trabajo en defensa de los derechos de la nuestro pa s, en cambio, la muerte de Friedan pas pr cticamente desapercibida. Algunos peri dicos ni siquiera le dedicaron una necrol gica, en l nea con los informativos televisivos, totalmente ajenos al hecho. Esto quiz s se debie-ra a la ignorancia, al descono-cimiento que se tiene en Espa- a todav a hoy, de la gran obra de esta feminista americana.

79 In memoriam Betty Friedan, Introducción: ¿Por qué Betty Friedan? El pasado 4 de febrero se cum-plía el primer aniversario de la muerte de Betty Friedan; y tal

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1 79In memoriam Betty Friedan ,Introducci n: Por qu Betty Friedan ?El pasado 4 de febrero se cum-pl a el primer aniversario de la muerte de Betty Friedan ; y tal y como ya ocurri hace doce meses, esta efem ride ha pasa-do inadvertida para la mayor a de nosotros. El d a despu s de su muerte, su rostro de abuela afable ocupaba la primera p -gina de muchos peri dicos en los Estados Unidos1. Fue el tri-buto p stumo de un pa s que reconoci a la autora, una vida dedicada al trabajo en defensa de los derechos de la nuestro pa s, en cambio, la muerte de Friedan pas pr cticamente desapercibida. Algunos peri dicos ni siquiera le dedicaron una necrol gica, en l nea con los informativos televisivos, totalmente ajenos al hecho. Esto quiz s se debie-ra a la ignorancia, al descono-cimiento que se tiene en Espa- a todav a hoy, de la gran obra de esta feminista americana.

2 O tal vez se debiera simplemente a la desidia, al hecho de consi-derar a Friedan y a su obra como algo lejano en el tiempo y en el espacio, algo como pa-sado de moda, de lo cual ya nadie se acuerda, nadie se Naomi Goldstein, m s conocida como Betty Frie-dan, naci en Peoria, Illinois (Estados Unidos) el 4 de febre-ro de 1921 y falleci el mismo d a de 2006 a la edad de 85 a os. Se gradu summa cum laude en el Smith College y realiz su trabajo de postgrado en psicolog a en la Universidad de California, Berkeley. Recha-z una beca de doctorado en esta misma universidad y pas a trabajar como redactora, es-cribiendo primero para Federa-ted Press y m s tarde para UE News, publicaci n oficial de United Electrical, Radio and Machine Workers of America, sindicato radical en la lucha por la justicia social para los afroamericanos y para las mu-jeres a crear la pri-mera Organizaci n Nacional de Mujeres en Estados Unidos (NOW) que presidi hasta el 1970.

3 Reivindic posiciones que para esa poca parec an ex-tremas sobre temas como el aborto, ofertas de trabajo que no discriminaran a un sexo, re-muneraci n equitativa, opor-tunidades de ascenso y licencia por maternidad. Tambi n con-tribuy a fundar NARAL, en un principio conocida como la Asociaci n Nacional para la Revocaci n de las Leyes contra el Aborto. En 1971 contribuy al lanzamiento del National Women s Political Caucus (Co-mit Pol tico de Mujeres).Pero, sin duda, el nombre de Betty Friedan va ligado a una obra nica, un libro revo-lucionario que la lanz a la fama y que ha quedado como un hito en la historia del femi-nismo. Esta obra, que convir-ti a Friedan en un icono en la historia de la mujer, fue La M stica de la feminidad (The Feminine Mystique), manifiesto visionario publicado el 1963 que hizo temblar los cimientos de una sociedad estadouniden-se que se enfrentaba por aquel entonces al baby boom posb li-co y a intensos conflictos racia-les y sociales por la consecu-ci n de los derechos ideas de Friedan choca-ron de frente con una sociedad cerrada y tradicional como la norteamericana, hasta el pun-to que la primera impresi n de ejemplares se convirti en una reedici n de y despu s de m s de dos millo-nes.

4 El libro se encontraba en 1999 en el puesto 37 de la lista de la Universidad de Nueva York como uno de los mejores trabajos period sticos del siglo xx. La carga te rica de la obra se mezclaba con un estilo lite-rario impecable y una fuerza expresiva conmovedora. Todo esto hizo que el a o 1964 Betty Friedan recibiera el pres-tigioso premio Pulitzer por su trabajo La M stica de la xito de la obra fue abso-luto. Su discurso golpe en la conciencia de un pa s conser-vador que en la poca del ame-rican way of life y en plena Guerra Fr a vio c mo su socie-dad ideal se sacud a por el im-pacto de una obra que cambi la vida de millones de mujeres en los Estados Unidos y m s tarde en feminismo norteamerica-no se hallaba por entonces in-activo, y despu s de la Segunda Guerra Mundial se hab a pro-ducido un retorno de la mujer al hogar, a su situaci n tradi-cional de ama de casa.

5 Para las mujeres nacidas despu s de 1920, el feminismo era agua pasada. Finaliz como movi-miento vital en los Estados Unidos al alcanzar ese ltimo derecho: el voto. Durante los a os treinta y los cuarenta, el tipo de mujer que luchaba por los derechos de la mujer se pre-ocupaba por los derechos hu-manos y de la libertad: de los negros, de los trabajadores oprimidos, por la Guerra Civil espa ola y las v ctimas de Hit-ler. Pero nadie se preocupaba ya de los derechos femeninos: todos se hab an conseguido. Como dijo la propia Betty Friedan , las palabras feminis-ta y mujer de carrera se con-virtieron en insultos. En este contexto, fueron la obra de Friedan y la de la pensadora existencialista francesa Simone de Beauvoir, El Segundo sexo, las que abrieron un nuevo ca-mino sentando las bases del feminismo moderno y dando lugar a lo que se ha llamado la segunda ola del feminismo.

6 As pues, la importancia de la obra friedaniana es capital para entender la historia de la mujer en Estados Unidos y el desarrollo del feminismo como teor a igualitaria. Muchos a os despu s de su xito la propia autora afirmar a que nunca se plante escribir un libro que cambiara la vida a las mujeres, que cambiara el rumbo de la historia2. Sin embargo, eso fue lo que hizo esta mujer. Mien-tras todos la ridiculizaron con bromas y menosprecios, ella tuvo el valor de alzar la voz cuando otros no lo n s a y oBetty FriedanLa M stica de la feminidadFrancisco Fuster Garc a1 Voice of Feminism s Second Wave , Washington Post; Betty Friedan , philo-sopher of modern-day feminism, dies CNN; Catalyst of Feminist Revolution Los Angeles Times; Betty Friedan , feminist visionary, dies at 85 : The Boston Globe; Feminist author, icon Betty Friedan dies at 85 , Usa Today.

7 2 Cfr. Friedan , B., Mi vida hasta ahora, Ed. C tedra, Instituto de la Mujer, Madrid, 2003, p 177 CLAVES DE RAZ N PR CTICAb e t t y f r i e da n : l a m s t i ca d e l a f e m i n i da d80 CLAVES DE RAZ N PR CTICA N 177 Adem s de La M stica de la feminidad (1963), Friedan es-cribi seis libros m s, entre los que destacan La Segunda fase (1981), La fuente de la edad (1993) y Mi vida hasta ahora (2000). Pero fue sin duda el primero el que le vali su fama M stica de la feminidad, una obra que cambi la historiaLa m stica de la feminidad par-te de una idea clave que sirve a Friedan como punto de parti-da para un an lisis exhaustivo de las mujeres de la clase media norteamericana en la sociedad posb lica de los a os sesenta. Esta idea es en realidad una en-telequia, un conjunto de ideas vagas y diversas que crean una imagen de la mujer protot pi-ca, una mujer que se ajusta a un modelo preestablecido, que sigue un dictado que viene de fuera y que la hace vivir de acuerdo con lo que Friedan lla-ma la m stica de la feminidad: De acuerdo con la m stica de la feminidad, la mujer no tiene otra for-ma de crear y de so ar en el futuro.

8 No puede considerarse a s misma bajo ning n otro aspecto que no sea el de madre de sus hijos o esposa de su marido. Y los art culos documentales presentan reiterativamente a las nue-vas amas de casa de la nueva genera-ci n que ha crecido bajo esta M stica, a las que ni siquiera se les plantea ese problema en su interior. (p ) esta idea se construye el discurso friedaniano de cr -tica a un modelo artificial e impuesto que se adue de la sociedad estadounidense en pocos a os, cambiando las ten-dencias de un siglo sin causa dijo Lil lvarez en el pr logo a la edici n espa ola de la obra, la m stica es una bonita mentira que pretende recluir a la mujer dentro del circulo hogare o, reducida as a la rutina de sus faenas inva-riables y a participar en el avance del mundo, no por s misma, sino tan solo a trav s del marido y de los hijos imagen ideal se fue for-jando durante mucho tiempo pero se consolid despu s de la guerra.

9 Los a os de soledad, en que los maridos y los prometidos estaban le-jos luchando o pod an ser muertos por una bomba, hicieron a las muje-res especialmente vulnerables a la m stica de la feminidad. Les hicieron creer que la tristeza de la soledad que la guerra hab a a adido a sus vidas era el precio inevitable que tendr an que pagar por una carrera, por cualquier actividad que las obligase a salir del hogar. La m stica les planteaba clara-mente un dilema; amor, hogar, hijos, o bien cualquier otro objetivo o acti-vidad. Ante este dilema, es de extra- ar que tantas mujeres norteamerica-nas escogieran el amor como nico objetivo de sus vidas? .(p )Fue entonces cuando Frie-dan se dio cuenta de esta men-tira que se hab a perpetuado en el tiempo, de este modelo que a fuerza de repetirse hab a sido interiorizado, asumido por la mujer americana como su nica salida.

10 As lo expresa la propia Friedan : A la mujer se la ense a compa-decer a aquellas mujeres neur ticas, desgraciadas y carentes de feminidad que pretend an ser poetas, m dicos o pol ticos. Aprendi que las mujeres verdaderamente femeninas no aspiran a seguir una carrera, a recibir una educaci n superior, a obtener los de-rechos pol ticos, la independencia y las oportunidades por las que hab an luchado las antiguas sufragistas. [..] Miles de voces autorizadas aplaud an su feminidad, su compostura, su nue-va madurez. Todo lo que ten an que hacer era dedicarse desde su m s tem-prana edad a encontrar marido y a tener y criar hijos. (p )Esta visi n convenci a la mujer de que su destino era este. Ser ama de casa en un ba-rrio residencial como lo era la propia Friedan se convirti en el sue o dorado de todas las j venes norteamericanas.