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EL «SEPULCRO VACÍO» Y LA FE EN LA …

RUDOLF PESCH. EL SEPULCRO VAC O Y LA FE EN LA. RESURRECCI N DE JES S. El progreso de los m todos exeg ticos ha llevado a los especialistas, tanto cat licos como protestantes, a la convicci n de que los textos del Nuevo Testamento deben ser analizados e interpretados primero como textos -hay que preguntarse por el g nero literario y por la intenci n primaria del texto-, si, en un paso ulterior, el lector quiere plantearse la pregunta de su posible trasfondo hist rico. Por ello, en el presente art culo el autor analiza las narraciones del sepulcro vac o (o abierto ) para, teniendo en cuenta las caracter sticas propias de cada evangelio, ver su g nero literario, su significado teol gico y su fundamento hist rico en la comunidad primitiva. El sepulcro vac o y la fe en la resurrecci n de Jes s, Revista Cat lica Internacional, 4 (1982) 724-740.

RUDOLF PESCH amado puede, por así decirlo, leer las huellas y señales de su Señor; ello es lo que le convierte en el discípulo ideal, de fe ejemplar.

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1 RUDOLF PESCH. EL SEPULCRO VAC O Y LA FE EN LA. RESURRECCI N DE JES S. El progreso de los m todos exeg ticos ha llevado a los especialistas, tanto cat licos como protestantes, a la convicci n de que los textos del Nuevo Testamento deben ser analizados e interpretados primero como textos -hay que preguntarse por el g nero literario y por la intenci n primaria del texto-, si, en un paso ulterior, el lector quiere plantearse la pregunta de su posible trasfondo hist rico. Por ello, en el presente art culo el autor analiza las narraciones del sepulcro vac o (o abierto ) para, teniendo en cuenta las caracter sticas propias de cada evangelio, ver su g nero literario, su significado teol gico y su fundamento hist rico en la comunidad primitiva. El sepulcro vac o y la fe en la resurrecci n de Jes s, Revista Cat lica Internacional, 4 (1982) 724-740.

2 EL SEPULCRO VAC O EN CADA UNO DE LOS EVANGELIOS. Si echamos una ojeada general a las narraciones de los cuatro evangelios en lo referente al sepulcro, podemos sistematizar toda la gama de las distintas formas de emplear en la narraci n el "motivo" del "sepulcro vac o": Presentaci n de Marcos y Mateo En uno y otro "sepulcro vac o" no aparece en boca del narrador sino en las palabras del ngel. Para el ngel de Marcos se trata de un ind icio comprobatorio de su anuncio de la resurrecci n; para el de Mateo es, adem s, una ratificaci n de la verdad y el cumplimiento de la profec a del propio Jes s sobre su Resurrecci n (27,63). En la tradici n m s antigua, al final de Marcos (16,1-8), no se relata que las tres mujeres que iban a embalsamar a Jes s se encontraran el sepulcro vac o. Lo que se relata es la sorpresa porque la pesada piedra estaba removida y el espanto a la vista del ngel.

3 No es el "narrador" quien habla de sepulcro vac o, es el ngel quien se refiere a ello, y lo hace como indicio comprobatorio de su mensaje de Resurrecci n: "No est . aqu , ved el lugar donde le pusieron". El lector de la narraci n, al tomar conocimiento de las palabras del ngel, concluye con toda l gica que las mujeres vieron que Jes s ya no estaba all donde le hab an puesto. Pero no ha sido el narrador quien ha formulado tal idea; l no relata el acontecimiento represent ndolo de esta manera. Mateo 28,1-18, es una reelaboraci n de la tradici n apolog tica sobre la base de Marcos y dependiente asimismo de una tradici n apolog tica sobre la guardia del sepulcro. Tampoco hace decir al narrador que las mujeres encontraran el sepulcro vac o, incluso ni siquiera relata que entraran en l, porque el ngel estaba sentado delante del sepulcro.

4 Nuevamente es el ngel quien se refiere al sepulcro vac o, en este caso invitando a verlo como comprobaci n de la verdad y del cumplimiento de la profec a de Jes s, seg n la cual resucitar a a los tres d as. Tambi n aqu el lector piensa que las mujeres inspeccionar an el sepulcro; pero no es el narrador sino el ngel quien usa esta idea o "representaci n". RUDOLF PESCH. En la composici n de Mateo el sepulcro vac o cobra mayor importancia porque en ella se presupone y, a un mismo tiempo, se recha za la impugnaci n jud a contra los cristianos, seg n la cual el anuncio de la resurrecci n hecho por los disc pulos era una impostura en correspondencia con la enga osa profec a de Jes s. Los disc pulos habr an robado el cuerpo y luego habr an anunciado la resurrecci n, utilizando el sepulcro vac o como prueba de la misma. Presentaci n de Lucas y Juan En sus presentaciones el motivo "sepulcro vac o" s que aparece dicho ya por el propio narrador y tambi n en los discursos (de Mar a Magdalena) que explican hechos comprobados.

5 La reelaboraci n que hace Lucas (24,1-10) del texto b sico de Marcos es la primera que en la narraci n muestra a las mujeres encontrando el sepulcro vac o. Pero enseguida a ade que su reacci n fue de "turbaci n y perplejidad", s lo solucionada por el ngel, quien, dando por supuesto que han visto bien ("No est aqu ") les anuncia la resurrecci n de Jes s y les aclara que buscaban entre los muertos al que estaba vivo, de acuerdo con lo que l mismo les hab a profetizado. En la "conversaci n" - m s o menos como en Mt- el sepulcro vac o" sirve de indicio (comprobatorio) del cumplimiento de la profec a de Jes s que permite a las mujeres creer y acabar con su turbaci n. A pesar de ser el primero que lo haga mencionar al narrador, Lc muestra la poca importancia que le concede en los vers culos que siguen y que evidentemente recoge de otra tradici n.

6 Tambi n Pedro comprueba el sepulcro vac o, pero no llega a la fe sino s lo al asombro; los disc pulos de Ema s, por su parte, cuentan que incluso "algunos de los nuestros" se convencieron por s mismos de que el sepulcro estaba vac o, como las mujeres hab an dicho, pero tambi n certificaban que a pesar del relato de las mujeres sobre la aparici n de ngeles que dec an que l viv a, los disc pulos no llegaron a creer;. y es importante notar que estos datos de Ema s son, evidentemente, redaccionales de Lucas. En la presentaci n que hace Juan (20,1-18) de las tradiciones ya manifiestas de Marcos y Lucas, encontramos un espectro m s rico. Magdalena comprueba que el sepulcro est . abierto, y luego que est vac o, pero ante ello s lo reacciona yendo a comunicar que "se han llevado del sepulcro al Se or". De igual manera reacciona ante los ngeles que le preguntan por qu llora, y ante el "jardinero", al cual contesta: "Se or si t te lo has llevado dime d nde lo has puesto".

7 Se pretende con ello, por un lado, una refutaci n apolog tica de la acusaci n judea de robo por parte de los disc pulos o de malentendido (el hortelano habr a trasladado el cuerpo y Mar a se habr a equivocado de sepulcro) y, por otro, patentizar que el sepulcro abierto y vac o no hace concluir a la primera testigo que hubiera habido resurrecci n. Tampoco la inspecci n de Pedro lleva a la fe, sino s lo a la constataci n del orden en las vendas y sudario, que refuta la idea de robo, y a la constataci n de la ausencia del cuerpo, de la que no se deduce la fe "pues todav a no hab an comprendido las Escrituras, seg n las cuales Jes s hab a de resucitar de entre los muertos". Sin embargo, en contraposici n, el Disc pulo amado vio y crey con una simple mirada (igual que en 21,7, tras la pesca abundante, es capaz de comprender: "Es el Se or").

8 El Disc pulo RUDOLF PESCH. amado puede, por as decirlo, leer las huellas y se ales de su Se or; ello es lo que le convierte en el disc pulo ideal, de fe ejemplar. Conclusi n El motivo del "sepulcro vac o" es utilizado por Marcos y Mateo, s lo en boca del ngel para ratificar el mensaje de la resurrecci n y la profec a del propio Jes s. Lucas y Juan lo incluyen tambi n en la parte narrativa como constataci n de un hecho, aunque, por otra parte, muestran toda su radical ambig edad; s lo tiene valor de prueba dentro del "mensaje" del ngel. No es el contenido concreto del motivo -el hecho del sepulcro vac o-lo que aparece como controversia, sino sus interpretaciones. Parece no haber habido ninguna impugnaci n del hecho tal como se presenta en los relatos. Este motivo es utilizado de maneras distintas: Marcos, Lucas y Juan indican que es encontrado abierto al amanecer; Mateo dice que era de noche cuando las mujeres son testigos de la apertura por obra del ngel.

9 Hay que notar tambi n que la terminolog a usada por los evangelistas para expresar el motivo del "sepulcro vac o" nunca contiene las palabras: "sepulcro vac o". Se dice: "El (Jes s) no est aqu ", Ved el lugar donde le pusieron", "Se han llevado del sepulcro al Se or", etc. Todos entienden la vaciedad como consecuencia de la resurrecci n corporal de Jes s, pero nunca se aduce como causa de la fe, sino s lo como signo comprobatorio. Y no deja de ser curioso c mo y d nde se echa mano de tal signo: nunca en el kerigma apost lico, y en ninguno de los escritos del sino solamente en los relatos del sepulcro y nicamente en boca de los ngeles. Quien encuentra el sepulcro vac o no sabe qu ha pasado con el muerto. Que Dios ha actuado en l, que le ha resucitado, ellos nicamente lo pueden creer, bien de los mensajeros de Dios, bien del propio Resucitado que se lo revela.

10 Por esto en los relatos del sepulcro son los ngeles, en cuanto encargados y habilitados para anunciar las obras de Dios, los nicos que pueden aducir la ausencia de Jes s del sepulcro como comprobante de su resurrecci n. CAE DENTRO DEL CAMPO DEL SABER HIST RICO EL HABLAR DE. "SEPULCRO VAC O"? Dado que para el creyente la fe en la resurrecci n de Jes s excluye hasta la simple suposici n de que Jes s "el viviente" pueda ser buscado y encontrado en el sepulcro "entre los muertos" (Lc) conviene examinar si el hablar del "sepulcro vac o" cae o no dentro del campo del saber hist rico. La fe en el Resucitado implicaba, cuando menos para los primeros testigos, el convencimiento de fe de que el cuerpo de Jes s no pod a encontrarse en el sepulcro. No deja de ser, sin embargo, cuestionable que aquella fe dependiera de la verificaci n de su contenido mediante la prueba de que el sepulcro de Jes s estaba efectivamente vac o.