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El derecho humano de las mujeres a una vida libre de …

1 El derecho humano de las mujeres a una vida libre de violencia1 MARCELA LAGARDE Y DE LOS R OS2 1. EL PARADIGMA FEMINISTA: LA violencia contra LAS mujeres Y LOS DERECHOS humanos En las ltimas d cadas se ha hecho expl cito en una gran parte del mundo el rechazo a la violencia contra las mujeres . Movimientos feministas y de mujeres de diversos pa ses y redes internacionales han expresado su repudio a la violencia , denunciado y exigido castigo y justicia y develado la enorme impunidad que marca los delitos violentos de g nero. Cambios estructurales en la organizaci n socioecon mica de g nero aunados a movimientos sociales por la igualdad de g nero y la libertad han incidido en pa ses desarrollados y democr ticos, en diversos avances legislativos para garantizar el derecho de las mujeres a vivir sin violencia y en pol ticas de gobierno con ese objetivo.

En las últimas décadas se ha hecho explícito en una gran parte del mundo el rechazo a la violencia contra las mujeres. Movimientos feministas y de mujeres de diversos países y ... violentar a las mujeres. Sostienen asimismo, la desigualdad natural y la inferioridad de las mujeres en relación con los hombres. Ellos gozan de supremacía ...

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1 1 El derecho humano de las mujeres a una vida libre de violencia1 MARCELA LAGARDE Y DE LOS R OS2 1. EL PARADIGMA FEMINISTA: LA violencia contra LAS mujeres Y LOS DERECHOS humanos En las ltimas d cadas se ha hecho expl cito en una gran parte del mundo el rechazo a la violencia contra las mujeres . Movimientos feministas y de mujeres de diversos pa ses y redes internacionales han expresado su repudio a la violencia , denunciado y exigido castigo y justicia y develado la enorme impunidad que marca los delitos violentos de g nero. Cambios estructurales en la organizaci n socioecon mica de g nero aunados a movimientos sociales por la igualdad de g nero y la libertad han incidido en pa ses desarrollados y democr ticos, en diversos avances legislativos para garantizar el derecho de las mujeres a vivir sin violencia y en pol ticas de gobierno con ese objetivo.

2 A n en el entramado de la organizaci n social patriarcal, exigidos por dichos movimientos o por compromisos internacionales, una parte importante de pa ses se reforman y avanzan en la eliminaci n de la violencia contra las mujeres . La Declaraci n sobre la Eliminaci n de violencia contra la Mujer contiene una definici n sobre la violencia que sintetiza el pensamiento feminista y ha sido base de la mayor a de las leyes vigentes en el mundo: .. por violencia contra la mujer se entiende todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un da o o sufrimiento f sico, sexual o psicol gico para la mujer, as como amenazas a tales actos, la coacci n o la privaci n arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida p blica como en la vida privada.

3 La evaluaci n hist rica de la construcci n de la democracia y el desarrollo social encuentra en las transformaciones progresistas de g nero y en la eliminaci n de la violencia social e institucional contra las mujeres unos de sus m s precisos indicadores. No es una coincidencia que situaciones sociales de mayor igualdad y equidad gen ricas y menor violencia de g nero se dan en pa ses en que se articulan democracia igualitaria con desarrollo social equitativo y calidad de vida ( Lagarde, 2001: 113-155). Es evidente tambi n, que esto no se produce por un progreso obligado sino por el establecimiento conciente de pol ticas que tienen esos objetivos y, desde luego, por los avances de las mujeres logrados por muy distintas v as.

4 A su vez, movimientos sociales y gobiernos han incidido en organismos internacionales vinculados a la ONU y la OEA, el Parlamento Europeo, el Consejo de Europa y otros m s, y han logrado que se pronuncien y asuman pol ticas activas para realizar acciones puntuales destinadas a la eliminaci n de la violencia y la discriminaci n de g nero, as como a avanzar en la igualdad entre mujeres y hombres. La mayor a de esas 2 pol ticas se conocen con el nombre de perspectiva de g nero o transversalidad de g nero, con variados contenidos tem ticos.

5 Patriarcalismo y derechos humanos de las mujeres Sin embargo, definidos por un patriarcalismo m s autoritario y, en general, menor desarrollo socioecon mico, gobiernos, instituciones y organizaciones civiles, militares y religiosas de diversos pa ses y sus poderosos hombres, defienden su derecho a oprimir y violentar a las mujeres . Sostienen asimismo, la desigualdad natural y la inferioridad de las mujeres en relaci n con los hombres . Ellos gozan de supremac a sexual, social, econ mica, pol tica, jur dica y cultural, emanada, entre otras fuentes, de su poder de dominio sobre las mujeres . Cierta ret rica mis gina reivindica contenidos contrarios a los derechos de las mujeres y a favor de la dominaci n patriarcal.

6 Es parte de creencias religiosas e ideolog as identitarias de tipo geneal gico, tribal y cl nico, tnico, nacionalista y multiculturalista de signo relativista. Su defensa se realiza en el marco de conflictos postcoloniales, guerras o invasiones imperialistas de algunos pa ses occidentales contra otros pa ses. Son esgrimidos en controversia como respuesta a la p sima intervenci n de organismos internacionales en conflictos armados, hambrunas, epidemias y problemas de desplazamiento y refugio. En muchos casos, la noci n de los derechos humanos ha llegado con tropas extranjeras, ha sido impuesta de forma violenta o autoritaria, como mecanismo de acceso a financiamiento internacional o condicionamiento a los Estados para tener derecho de participaci n pol tica en organismos internacionales.

7 Algo parecido sucedi con los derechos del hombre cuya exportaci n estuvo a cargo de ej rcitos, conquistadores y administradores coloniales o imperiales. La vindicaci n patriarcal se presenta tambi n, en conflictos de clase, casta y tnicos en un mismo pa s, como el contenido de la identidad amenazada, en riesgo o da ada. Siempre se agudiza en confrontaciones de supremacismo cultural y de mundo. Se atribuye valor moral positivo a las normas, las pr cticas y la cultura patriarcal por ser propias lo que en ese discurso significa verdaderas, aut nticas, buenas, puras y, desde luego, mejores. As se genera un supremacismo inverso y lo patriarcal propio es superior a los derechos humanos que no son propios.

8 No son aut nticos, son contaminantes de la invocada pureza cultural. Los derechos de las mujeres surgieron en pa ses occidentales modernos y su asociaci n con ellos es tal que, en la l gica binaria de confrontaci n Oriente/ Occidente, estar a favor de la igualdad gen rica y los derechos de las mujeres , es interpretado como occidentalizante. De ah a asociarlo al neocolonialismo, al imperialismo o al neoliberalismo s lo ha habido un paso. Es importante advertir c mo coinciden en su rechazo l deres e instituciones religiosas cristianas, islamistas y jud as cuyos mbitos de incidencia se encuentran en Oriente y Occidente.

9 Es evidente, que no todo Occidente es proclive a los derechos humanos en general y en particular a los derechos humanos de las mujeres . La mayor a de las mujeres de pa ses occidentales no goza de una ciudadan a plena ni de derechos humanos . Es m s, en pa ses en que se reconocen estos derechos, hay corrientes y expresiones sociales que est n en contra y act an a trav s de partidos y asociaciones pol ticas y religiosas que despliegan acciones ideol gicas y pol ticas contrarias a su vigencia. En general, gobiernos y partidos 3 pol ticos de derecha ponen en duda derechos vigentes y, es significativo que van por la eliminaci n de derechos sexuales y reproductivos, as como de libertades fundamentales.

10 Convocan a manifestaciones en contra , a consulta y refer ndum, hostilizan y agreden violentamente a quien protege o garantiza el ejercicio de derechos a las mujeres y a las mujeres mismas. Gobiernos que incumplen con su deber de garantizarlos y no lo hacen. Los derechos logrados no acaban de consolidarse. En los pa ses en que se han construido derechos de tipo educativos, laborales, civiles, pol ticos de las mujeres , y donde se ha avanzado en la construcci n de sus derechos humanos , ha sido con enormes esfuerzos pol ticos de diversa ndole. Siempre se ha iniciado dicha construcci n en oposici n al orden de poder establecido, en muchos casos por fuerzas y movimientos minoritarios que han debido argumentar p blicamente, debatir y hacer presi n social a trav s de movilizaciones y acciones.


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