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EL JUEGO DE LA VIDA .. Y C MO JUGARLO Florence Scovel Shinn 1 EL JUEGO La mayor a de la gente considera la vida como una batalla, pero la vida no es una batalla sino un JUEGO . Un JUEGO en el cual, sin embargo, no es posible ganar si no se posee el conocimiento de la ley espiritual. El Antiguo y el Nuevo Testamento nos brindan con una maravillosa claridad las reglas del JUEGO . Jesucristo ense que este JUEGO se llama dar y recibir. Todo lo que un hombre siembra, eso cosechar . Esto significa que aquello que un hombre da por la palabra o por la acci n, eso recibir . Si siembra el odio, recibir odio; si ama, ser amado a su vez; si critica, no se salvar de la cr tica; si miente, alguien le mentir ; si hace trampas, le robar n. Nosotros aprendemos que la imaginaci n juega un papel primordial en el JUEGO de la vida. Guarda tu coraz n (o tu imaginaci n) m s que cualquier otra cosa, pues de l manar n las fuentes de la vida (Prov.)

1 EL JUEGO La mayoría de la gente considera la vida como una batalla, pero la vida no es una batalla sino un juego. Un juego en el cual, sin embargo, no es posible ga

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1 EL JUEGO DE LA VIDA .. Y C MO JUGARLO Florence Scovel Shinn 1 EL JUEGO La mayor a de la gente considera la vida como una batalla, pero la vida no es una batalla sino un JUEGO . Un JUEGO en el cual, sin embargo, no es posible ganar si no se posee el conocimiento de la ley espiritual. El Antiguo y el Nuevo Testamento nos brindan con una maravillosa claridad las reglas del JUEGO . Jesucristo ense que este JUEGO se llama dar y recibir. Todo lo que un hombre siembra, eso cosechar . Esto significa que aquello que un hombre da por la palabra o por la acci n, eso recibir . Si siembra el odio, recibir odio; si ama, ser amado a su vez; si critica, no se salvar de la cr tica; si miente, alguien le mentir ; si hace trampas, le robar n. Nosotros aprendemos que la imaginaci n juega un papel primordial en el JUEGO de la vida. Guarda tu coraz n (o tu imaginaci n) m s que cualquier otra cosa, pues de l manar n las fuentes de la vida (Prov.)

2 4,23). Esto significa que aquello que el hombre imagina se exterioriza, tarde o temprano, en su vida. Yo conozco a un se or que tem a una determinada enfermedad. Se trataba de una enfermedad muy poco frecuente y dif cilmente contagiosa, pero l se la representaba sin parar, y le a art culos sobre ella, hasta que un d a la enfermedad se manifest en su cuerpo, y el hombre muri v ctima de su propia imaginaci n deteriorada. Nosotros observamos que para participar con xito en el JUEGO de la vida, es necesario dirigir bien nuestra imaginaci n. Es entonces cuando nuestra imaginaci n se anima a no representar nada m s que el bien. Atraiga a su vida todos los deseos justos de su coraz n , la santidad, la riqueza, el amor, las amistades, la perfecta expresi n de usted mismo y la realizaci n de los m s altos ideales. La imaginaci n es llamada las tijeras del esp ritu y, de hecho, recorta sin parar, d a tras d a las im genes que el hombre forma y, tarde o temprano, encuentra en el plano exterior sus propias creaciones.

3 Para formar convenientemente su imaginaci n, el hombre debe conocer la naturaleza de su esp ritu, su forma de funcionar; los griegos dec an: Con cete a ti mismo . El esp ritu comprende tres planos: el subconsciente, el consciente y el superconsciente. El subconsciente no es m s que fuerza sin direcci n. Se parece al vapor o a la electricidad y manifiesta aquello que se le ordena; no tiene un poder intr nseco. Todo lo que el hombre siente profundamente o imagina claramente queda impreso en el subconsciente y se manifiesta en los menores detalles. Por ejemplo, una se ora que conozco siempre se hace pasar por viuda , desde ni a. Se viste de negro, con un largo manto, y sus familiares la encuentran muy divertida y graciosa. Cuando se convirti en una mujer, se cas con un hombre al que amaba profundamente. Poco tiempo despu s, l muri y ella se visti con un largo manto de duelo durante muchos a os.

4 Su subconsciente, impresionado por la imagen que ella misma se hab a formado en el pasado, se exterioriz sin tener en cuenta su dolor. El consciente es llamado esp ritu mortal o carnal. Es el esp ritu humano que ve la vida tal como sta se manifiesta. Observa la muerte, los desastres, la enfermedad, la miseria, y las limitaciones de todos los tipos, e imprime todo esto en el subconsciente. El superconciente, es el Esp ritu de Dios que est en cada hombre, es el plano de las ideas perfectas. Es ah donde se encuentra el modelo perfecto del que habla Plat n, el Plan Divino, pues hay un plan divino para cada persona. Hay un lugar que usted debe ocupar y que ninguna otra persona puede ocupar; usted tiene una tarea por hacer que ninguna otra persona puede cumplir. Tenemos una imagen perfecta de esto en el superconciente. Esta imagen se proyecta a veces como un rel mpago en el consciente y parece un ideal fuera de su alcance, algo demasiado bonito para ser verdad.

5 En realidad, ste es el destino verdadero del hombre, proyectado por la Inteligencia Infinita que hay en l mismo. Muchas personas, no obstante, ignoran su verdadero destino y tratan de forzar las cosas, las situaciones que no les son propias y que les causar n fracasos y desilusiones en el caso de que lleguen a poseerlas. Una joven, por ejemplo, vino a verme para pedirme el pronunciamiento de la palabra con la finalidad de casarse con un hombre del que ella estaba muy enamorada. (Ella le llama A. B.). Yo le dije que ser a una violaci n de la ley espiritual, pero que pronunciar a la palabra para el hombre de elecci n divina, el hombre que le pertenec a por derecho divino. Y a ad : Si A. B. es el hombre, usted no podr perderlo; si no lo es, usted encontrar a su equivalente . Ella se encontraba con A. B. constantemente, pero l no se le declaraba. Una noche, la joven vino a verme y me dijo: Sabe que despu s de una semana A.

6 B. no me parece m s extraordinario? . Yo le contest : Quiz l no sea su hombre en el Plan Divino, y puede ser que haya otro . Poco tiempo despu s, la joven conoci a una persona que se enamor inmediatamente y que le declar que ella era su ideal. De hecho, le dijo todas las cosas que ella hab a esperado o r de A. B. Para esta joven, todo eso es asombroso. No tard en empezar a responder a sus voces interiores y abandon por completo su inter s por A. B. ste es un ejemplo de la ley de la sustituci n. Una idea justa ha sustituido a una idea falsa y, en consecuencia, no hubo una p rdida o un sacrificio. Jesucristo ha dicho: Busca el Reino de Dios y Su Justicia y todo lo dem s te ser dado por a adidura , y l ha afirmado tambi n que el Reino est dentro de nosotros. El Reino es el plan de las ideas justas, del modelo divino. Jesucristo ha ense ado tambi n que nuestras palabras juegan un papel capital dentro del JUEGO de la vida.

7 Por todas tus palabras ser s justificado, y por tus palabras ser s condenado. Muchas personas causan un desastre en sus vidas por palabras desconsideradas. Es as como una se ora me pregunt un d a por qu su vida se hab a vuelto tan pobre y tan mezquina. Ten a un hogar repleto de cosas bonitas y pose a mucho dinero. Al investigar un poco m s, descubrimos que se hab a cansado de dirigir su casa y que repet a sin parar: Yo no quiero todas esas cosas, a m me gustar a vivir dentro de una maleta! . A lo que a adi : Hoy ya se ha realizado eso . Su palabra lo hab a precipitado. El subconsciente no tiene sentido del humor y la gente provoca sus propios males debido a sus bromas. Aqu tenemos otro buen ejemplo: una persona que pose a una gran fortuna se divert a constantemente, y aseguraba que lo hac a as porque se preparaba para entrar en un asilo . Al cabo de pocos a os estaba al borde de la ruina, por haber impreso en su subconsciente la imagen de la mediocridad y de la pobreza.

8 Afortunadamente, la ley tiene doble rasero, y una situaci n desgraciada puede ser transformada en una situaci n ventajosa. Una consultante vino a mi casa en un c lido d a de verano para solicitarme un tratamiento para la prosperidad (en metaf sica tratar significa someterse a la acci n de la oraci n). Estaba agotada, abatida, desalentada y me dijo que s lo le quedaban ocho d lares. Yo le contest : Es perfecto, nosotros vamos a bendecirlos y multiplicarlos como Jesucristo multiplic los panes y los peces . Precisamente por eso l ha ense ado que todos los hombres tienen el poder de bendecir y de multiplicar, de curar y de prosperar. Y despu s, qu debo hacer? Seguir su intuici n. Siente usted atracci n por alguna cosa o alg n lugar? Intuici n viene de intueri , ver desde el interior, es decir, ser ense ado desde el interior. La intuici n es la gu a infalible del hombre.

9 Hablar m s detalladamente de sus leyes en otro cap tulo. Esta se ora reflexion : No s , me parece que deber a volver al seno de mi familia; tengo solamente el dinero justo para el viaje de ida . Su familia se encontraba en un pueblo alejado y pobre; la raz n, el intelecto, parec a decirle: Qu dese en Nueva York, encuentre trabajo y gane dinero . Pero en lugar de eso yo le dije: Vamos, regrese a su casa, no rechace jam s una intuici n , y a continuaci n pronunci para ella las palabras siguientes: Esp ritu infinito, abre la v a de la gran abundancia para la Se ora , atrae irresistiblemente todo lo que a ella le pertenezca por derecho divino . Le recomend repetir esta oraci n sin parar. Ella parti inmediatamente. Algunos d as m s tarde, en una visita, reencontr a una vieja amiga de su familia. A trav s de esta amiga, recibi millares de d lares de una manera milagrosa.

10 Despu s, me dijo lo siguiente: Cuente la historia de la se ora que vino a verle con ocho d lares en el bolso y una intuici n . La abundancia existe siempre en el camino del hombre, pero no puede manifestarse m s que por el deseo, la fe, o la palabra pronunciada. Jesucristo indic claramente que es el hombre quien tiene que dar el primer paso. Pida y recibir , busque y encontrar , llame y se le abrir (Mat. 7,7). Y en las Escrituras se lee: En lo que se refiere al trabajo de mis manos, m ndame . La Inteligencia Infinita, Dios, siempre est listo para realizar los deseos de los humanos, peque os o grandes. O bien, todo deseo expresado o inexpresado, es una demanda. Podemos asombrarnos al ver un sue o bruscamente realizado. Un a o, por Pascua, viendo bonitas rosas en los escaparates de las florister as; yo deseaba recibir una y, poco despu s, me imagin mentalmente una rosa depositada ante mi puerta.


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