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Emilio, el sujeto pedagógico de Jean Jacques Rousseau

1 Emilio, el sujeto pedag gico de Jean Jacques Rousseau1 Nerina Visacovsky Toda nuestra sabidur a consiste en preocupaciones serviles; todos nuestros usos no son otra cosa que sujeci n, incomodidades y violencia . El hombre civilizado nace, vive y muere en esclavitud; al nacer le cosen en una envoltura, cuando muere, le clavan dentro de un ata d; y mientras tiene figura humana, le encadenan nuestras instituciones. ( Rousseau , 1991:13) Unas notas sobre la vida y obra del autor. Jean Jacques Rousseau naci en el seno de una familia calvinista el 28 de junio de 1712 en la ciudad de Ginebra. Su producci n ha marcado la historia moderna de Occidente y constituye un insoslayable material de estudio para las disciplinas del campo human stico.

1 Emilio, el sujeto pedagógico de Jean Jacques Rousseau1 Nerina Visacovsky Toda nuestra sabiduría consiste en preocupaciones serviles; todos nuestros usos no son otra cosa que sujeción, incomodidades y violencia.

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1 1 Emilio, el sujeto pedag gico de Jean Jacques Rousseau1 Nerina Visacovsky Toda nuestra sabidur a consiste en preocupaciones serviles; todos nuestros usos no son otra cosa que sujeci n, incomodidades y violencia . El hombre civilizado nace, vive y muere en esclavitud; al nacer le cosen en una envoltura, cuando muere, le clavan dentro de un ata d; y mientras tiene figura humana, le encadenan nuestras instituciones. ( Rousseau , 1991:13) Unas notas sobre la vida y obra del autor. Jean Jacques Rousseau naci en el seno de una familia calvinista el 28 de junio de 1712 en la ciudad de Ginebra. Su producci n ha marcado la historia moderna de Occidente y constituye un insoslayable material de estudio para las disciplinas del campo human stico.

2 De ah su importancia y la variedad de interpretaciones que poseen tanto su obra, como su persona. Las reconstrucciones biogr ficas de Rousseau tienen su fuente principal en dos de sus ltimos escritos: Confesiones, Rousseau juez de Jean Jacques y Divagaciones de un paseante solitario. A trav s de sus relatos autobiogr ficos se conoce que su madre falleci al poco tiempo de darlo a luz y su padre, el relojero Isaac Rousseau , lo cri hasta cumplir los diez a os de edad. Al cabo de ese lapso, Isaac dej a su hijo en casa de parientes y perseguido por haber herido a un hombre en pelea, emigr de Suiza. Hasta ese momento, padre e hijo hab an cultivado la lectura de todo tipo de libros, desde novelas de amor hasta ensayos de filosof a.

3 Teniendo que enfrentarse s lo con la vida, Jean Jacques pas su adolescencia combinando estudios regulares con trabajos de aprendiz en talleres artesanales. Paralelamente, su entorno ligado al protestantismo, su habilidad para entablar relaciones y la ayuda de un p rroco, lo vincularon a una viuda fil ntropa de la alta sociedad. Madame de Warens pag sus cursos en el Instituto de Catec menos de Tur n, en d nde Rousseau se convirti del protestantismo al catolicismo. Luego de su formaci n, volvi a Saboya. Mientras cultivaba sus estudios, pasaba los d as como amante de la viuda. En su autobiograf a, Rousseau recuerda esos once a os junto a Madame de Warens c mo los m s felices de su vida.

4 En 1740, a los veintiocho a os de edad, Rousseau se mud a 1 El presente trabajo ha sido publicado en Paula Biglieri, (comp.) Introducci n al pensamiento pol tico moderno. Buenos Aires, Universidad Nacional de La Matanza (UNLAM)-Prometeo, 2009, pp. 120-132. 2 Francia. Primero trabaj en Lyon y luego en Par s. Colabor en la Enciclopedia con sus descubrimientos musicales y escribi comedias y melodramas que comenzaron a circular en los ambientes teatrales y literarios. Se desempe aba como secretario de familias nobles para ganar el sustento y al poco tiempo conoci a Teresa Levasseur, qui n trabajaba como lavandera en la pensi n d nde Jean Jacques se alojaba en Par s.

5 Teresa fue la madre de sus cinco hijos. Rousseau , el controvertido personaje que proclam la centralidad de la familia y los padres en la educaci n de sus hijos, abandon a los propios en el Hospicio de Ni os Exp sitos. Inmerso en su mundo, estableci contactos con pensadores como Diderot y Condillac, quienes comenzaron a despertar en l nuevos intereses filos ficos. Sus primeras reflexiones aparecieron en el Discurso sobre las ciencias y las artes . Ese trabajo hab a ganado el primer premio del concurso anual de la Academia de Dijon. A partir de ese momento, Rousseau decidi reformarse y buscar las verdades del coraz n.

6 Con el objeto de mantener una vida acorde a sus ideales (lo cual no podr a sostener por mucho tiempo) renunci a las ofertas de cargos y favores de los poderosos y se dedic a copiar m sica para sobrevivir mientras estudiaba y escrib a a su libre albedr o. De ese modo, argumentaba que su pluma de copista liberaba a su pluma de escritor . Aquel discurso sobre las ciencias y las artes era una primera cr tica (no usual para la poca) a su cultura contempor nea, la cual describ a como ego sta, lujosa y utilitarista . En 1750 el discurso se public y gener gran pol mica entre sus colegas de la Enciclopedia.

7 A ra z de ello, Rousseau alcanz cierta fama en los c rculos parisinos. Sin embargo, l hab a decidido deshacerse de todo lo que juzgaba como apariencia, servidumbre y frivolidad . Sent a que todas esas caracter sticas de los hombres de su tiempo iban en contra de la libertad aut ntica que l persegu a para s mismo y en sus escritos filos ficos. En 1754, Rousseau volvi a Ginebra y tras sus disputas con la Iglesia cat lica, tambi n volvi a adoptar el protestantismo ginebrino. Por esa poca sali a la luz su segundo Discurso sobre el origen de la desigualdad entre los hombres y en aquel escrito, Rousseau hac a responsable a la civilizaci n del mal que aquejaba a la sociedad y aparec a bajo la forma de desigualdad e injusticia.

8 Sus afirmaciones segu an produciendo el rechazo de sus colegas, pero Jean Jacques perseveraba solitario en sus teor as. La reclusi n en la que se sumerg a, a orillas del lago Leman, constituy el escenario apropiado para dar origen a sus tres obras maestras: La nueva Elo sa, El Contrato Social y El Emilio o de la educaci n. La primera se public en 1761 y en 1762 las otras dos. 3La idea que subyace en todos sus trabajos es la concepci n de un hombre originario cuya cualidad principal es su a-moralidad. El ser humano llega al mundo casi como un animal, no es ni bueno ni malo, sino natural. La sociedad pone al hombre en contacto con sus semejantes y le transmite toda su evoluci n hist rica y sus circunstancias civilizatorias degeneradas.

9 Con la civilizaci n, los hombres comenzaron a depender de otros hombres para subsistir; esas pr cticas los transformaron en seres ego stas y desalmados. El hombre europeo del siglo XVIII, al que Jean Jacques cuestionaba con especial nfasis, era el que perfilaba como figura protot pica en expansi n: le burgeois . El burgu s, sosten a Rousseau , act a por c lculos utilitarios y encuentra beneficio s lo en el perjuicio de los dem s. Esa forma egoc ntrica que caracterizaba las relaciones entre los hombres era la causante de las guerras y las profundas diferencias existentes entre ricos y pobres.

10 Rousseau pensaba que su sociedad descansaba en un equ voco: considerar natural lo que hab a sido una larga historia de alteraciones de lo verdaderamente natural . El fil sofo elaboraba hip tesis acerca de las caracter sticas de ese estado primitivo del hombre, estudiaba la condici n originaria de las primeras tribus y las formas en las que la aparici n de la propiedad privada hab a degradado al g nero humano. Sin embargo, la incisiva cr tica de Rousseau ven a acompa ada de alternativas de transformaci n. En el universo roussoniano tambi n aparec an los conceptos de voluntad general o ley como ordenadores y portadores de un valor supremo y omnipotente.


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