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Estrategias de lectura: propuestas prácticas para el aula ...

Estrategias de lectura: propuestas pr cticas para el aula de E/LE 1 JULIA MI ANO L PEZ Estudios Hisp nicos Universidad de Barcelona l. Introducci n estrategia . l. Arte de dirigir las operaciones milita-res; particularmente, coordinaci n general de las de una guerra. (fig.) 2. Arte de dirigir un asunto para lograr el ob-jeto deseado. Diccionario de uso del espa ol, MAR A MOLINER Qu guerra estamos librando los profesores de espa ol para necesitar semejantes armas en el aula ? La lectura se nos muestra hoy como una habilidad necesaria, casi im-prescindible, en nuestra realidad diaria. para desenvolverse de manera efec-tiva en una sociedad altamente alfabetizada, el individuo necesita leer y es-cribir. Del mismo modo, los estudiantes de una lengua extranjera han de cubrir esas necesidades de las que la ense anza de la lengua escrita no puede olvidarse.

propuestas prácticas para el aula de E/LE 1 JULIA MIÑANO LóPEZ Estudios Hispánicos Universidad de Barcelona l. Introducción Estrategia. l. Arte de dirigir las operaciones milita­ res; particularmente, coordinación general de las de una guerra. (fig.) 2. Arte de dirigir un asunto para lograr el ob­ jeto deseado. Diccionario de uso del ...

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1 Estrategias de lectura: propuestas pr cticas para el aula de E/LE 1 JULIA MI ANO L PEZ Estudios Hisp nicos Universidad de Barcelona l. Introducci n estrategia . l. Arte de dirigir las operaciones milita-res; particularmente, coordinaci n general de las de una guerra. (fig.) 2. Arte de dirigir un asunto para lograr el ob-jeto deseado. Diccionario de uso del espa ol, MAR A MOLINER Qu guerra estamos librando los profesores de espa ol para necesitar semejantes armas en el aula ? La lectura se nos muestra hoy como una habilidad necesaria, casi im-prescindible, en nuestra realidad diaria. para desenvolverse de manera efec-tiva en una sociedad altamente alfabetizada, el individuo necesita leer y es-cribir. Del mismo modo, los estudiantes de una lengua extranjera han de cubrir esas necesidades de las que la ense anza de la lengua escrita no puede olvidarse.

2 Resulta evidente la trascendencia de la lectura, tanto al utilizarla en una situaci n real, no de aprendizaje, como al aprender una lengua extranjera. Por tanto su explotaci n en el aula tiene una doble justi-ficaci n: por un lado se apoya en razones relacionadas con el aprendizaje y, por otro, en las necesidades reales de los alumnos. 1 Quisiera agradecer a la profesora Silvia L pez sus interesantes observaciones, que me han ayp-dado en la redacci n de este art culo. 25 Nuestros alumnos, como lectores de una lengua extranjera, pueden ver su comprensi n interferida, o incluso impedida, por el limitado dominio de la lengua y por el desconocimiento de muchos datos socioculturales que no provocan en el extranjero las mismas referencias que en el lector nativo. Aunque no son s lo stos los factores que les impiden una lectura eficaz.

3 En este art culo partimos de la base de que no utilizar o utilizar incorrecta-mente determinadas Estrategias lectoras es otra de las causas de que no se lea eficazmente. Dado que las Estrategias son conductas susceptibles de ser aprendidas, el profesor de ElLE puede intervenir en el desarrollo de las que resulten m s rentables para que los estudiantes lean de una forma m s efi-caz y para que esa lectura, directa o indirectamente, colabore en el proceso m s general de su aprendizaje de espa ol. Como respuesta a la pregunta que abr a esta introducci n: en nuestra particular guerra contra las dificultades que plantea la lectura en E/LE, una de las armas que se deben utilizar es la estrategia lectora. Tras el art culo introductorio de Juan Mayor sobre Estrategias de com-prensi n lectora que se encuentra en este mismo n mero, presentamos las Estrategias de lectura, que resultan, a nuestro juicio, m s tiles para el lec-tor de una L2.

4 M s adelante justificaremos su utilidad did ctica y mostrare-mos, a trav s de un ejemplo, c mo un lector eficaz utiliza algunas de esas Estrategias . En el siguiente apartado puntualizaremos que la eficacia de una estrategia est en funci n del tipo de texto y de los intereses del lector. El ltimo paso, antes de llegar a nuestras conclusiones, ser n varios ejercicios de lectura con los que nos proponemos facilitar a los estudiantes la identifi-caci n de las Estrategias , hacerles conscientes de las que ellos ya usan, tanto en su lengua como en espa ol, y mostrarles sus ventajas. En defini-tiva, la propuesta principal que defendemos en este art culo es que hay que plantear actividades que estimulen el uso de Estrategias y provoquen en los estudiantes una reflexi n sobre las ventajas de tal uso 2 2.

5 Estrategias implicadas en el aprendizaje de una lengua La lectura es una de las formas en que los humanos procesamos la in-formaci n. En palabras de Wenden y Rubin, quiere decir que: [ .. ]La informaci n nos llega a trav s de nuestros sentidos (re-ceptores). En ese momento prestamos atenci n e identificamos items seleccionados de informaci n, que a continuaci n pasan a la 2 Propuesta aplicable tambi n al resto de destrezas (expresi n escrita, comprensi n auditiva y ex-presi n oral). 26 memoria a corto plazo, donde se les aplicar una serie de opera-ciones. El producto resultante pasar a almacenarse en la memo-ria a largo plazo, de donde podremos recuperarlo cuando lo nece-sitemos. Las operaciones mentales que codifican la informaci n recibida se denominan procesos. Los cambios producidos por esos procesos son denominados estructuras mentales u organizadores de conocimiento.

6 Por ltimo, las t cnicas utilizadas realmente para manipular la informaci n recibida y, despu s, para recuperar la que ha sido almacenada, son denominadas Estrategias cognitivas [.. ](Traducido de Wenden y Rubin, 1987: 6). Centr ndonos en las Estrategias , estos son los seis criterios que Wenden y Rubin (1987: 7-8) utilizan para caracterizar las Estrategias implicadas en el aprendizaje de una lengua extranjera (la negrita es nuestra): l. Se trata de actuaciones o t cnicas espec ficas (como releer una frase para memorizarla o escuchar un programa de televisi n) y no de caracter sticas generales del alumno (como ser reflexivo). 2. Pueden ser observables exteriormente, o no serlo. 3. Son utilizadas por el que aprende para responder a una necesidad (como facilitar la adquisici n, el almacenamiento, el uso y la recu-peraci n de la informaci n); por tanto, se orientan a resolver alg n problema.

7 4. Pueden ser conductas que contribuyan, tanto directa como indirec-tamente, al aprendizaje de una lengua. 5. Pueden ser desplegadas conscientemente (los alumnos pueden des-arrollar cierta facilidad en el uso de una estrategia ) o llegar a verse automatizadas manteni ndose por debajo del nivel de la conscien-cia (conciencia). 6. Son conductas susceptibles de cambio: pueden ser modifica-das, rechazadas o aprendidas si previamente resultaban descono-cidas 3 Estos seis criterios son comunes a todas las Estrategias implicadas en el aprendizaje de una lengua. De acuerdo con la forma en que inciden en aprendizaje, las Estrategias se pueden clasificar en: a. Estrategias que contribuyen indirectamente al aprendizaje de una lengua: 3 Las caracter sticas generales aqu descritas son aplicables a todo tipo de Estrategias .

8 Aunque aqu hayamos enfatizado su relaci n con el aprendizaje y el uso de la lengua, tambi n podr an aplicarse a la resoluci n de un problema de matem ticas o a la construcci n de una silla. 27 -Sociales: dan al alumno oportunidades de intervenir, arriesgarse y practicar sus conocimientos. -Comunicativas: ayudan a mejorar la comunicaci n en la con-versaci n. b. Estrategias que contribuyen directamente al aprendizaje de una len-gua, interviniendo en el proceso de obtenci n, almacenaje, recupe-raci n y uso de la informaci n: -Metacognitivas: sirven para vigilar, regular y dirigir el propio aprendizaje. -Cognitivas: se utilizan para obtener conocimientos e implican el an lisis directo, la transformaci n o la s ntesis de los mate-riales de aprendizaje. (Wenden y Rubin, 1987: 23-26). Como veremos a continuaci n, las Estrategias vinculadas directamente a la lectura se sit an, b sicamente, entre las cognitivas y, en menor grado, entre las metacognitivas.

9 3. Estrategias de lectura Identificaci n y descripci n de las Estrategias lectoras En el presente apartado identificaremos, entre las cognitivas y las meta-cognitivas, las Estrategias lectoras que nos parecen m s tiles para alguien que lee en una L2. Estrategias cognitivas: uso del diccionario El uso de materiales de referencia, como diccionarios, glosarios .. se po-dr a clasificar entre las Estrategias cognitivas de clarificaci n y verificaci n de la comprensi n 4, aunque stas implican un intercambio directo propio de la comunicaci n oral y, en sentido estricto, no ser an aplicables a la lectura. Nuestro inter s se orienta a promover el buen uso del diccionario. Algunos alumnos establecen una relaci n de dependencia respecto a su dic-cionario biling e: en cuanto leen una palabra desconocida se bloquean, aunque su significado no afecte al sentido de la frase o sea f cilmente de-ducible por el contexto.

10 Interrumpen la lectura para buscar su traducci n. Por tanto, el uso del diccionario, como se practica generalmente, es una es-4 Lo hacemos porque incluimos en este grupo las Estrategias que XFORD-CARPENTER (1986) deno-mina resourcing. 28 trategia doblemente disruptiva, porque interrumpe el desarrollo de la lec-tura y porque introduce bruscamente un idioma distinto al del texto. Es fundamental que el estudiante asuma que se puede ignorar alguna palabra cuyo significado es intranscendente para el sentido general del texto, corno de hecho hacen en su propia lengua. En las ocasiones en las que ni el con-texto ni la informaci n morfol gica de la palabra permiten suponer su sig-nificado y la palabra desconocida resulta clave en el texto, se hace necesa-rio el buen uso del diccionario. Ello equivale a aprovechar toda la informaci n que proporciona: buscar entre las diferentes posibilidades la que m s se ajusta al contexto dado, comprobar si se encuentra dentro de una frase hecha o si su significado var a al acompa arlo de otras palabras; tambi n, comprobar su funci n sint ctica, si su uso es general o est res-tringido geogr fica o socialmente.


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