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FRIEDRICH NIETZSCHE 1873 - lacavernadeplaton.com

FRIEDRICH NIETZSCHE1873 Sobre verdad ymentira ensentidoextramoralFRIEDRICH NIETZSCHES obre verdad y mentira en sentidoextramoral Sim n Royo Hern ndezIn alg n apartado rinc n del universo,desperdigado de innumerables ycentelleantes sistemas solares, hubouna vez un astro en el que animales astutosinventaron el conocer. Fue el minuto m ssoberbio y m s falaz de la HistoriaUniversal, pero, a fin de cuentas, s lo unminuto. Tras un par de respiraciones de lanaturaleza, el astro se entumeci y losanimales astutos tuvieron que podr a inventar una f bula como sta y, sin embargo, no habr a ilustradosuficientemente, cu n lamentable y sombr o,cu n est ril y arbitrario es el aspecto quetiene el intelecto humano dentro de lanaturaleza; hubo eternidades en las que noexisti , cuando de nuevo se acabe todo para l, no habr sucedido nada.

I n algún apartado rincón del universo, desperdigado de innumerables y centelleantes sistemas solares, hubo una vez un astro en el que animales astutos

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1 FRIEDRICH NIETZSCHE1873 Sobre verdad ymentira ensentidoextramoralFRIEDRICH NIETZSCHES obre verdad y mentira en sentidoextramoral Sim n Royo Hern ndezIn alg n apartado rinc n del universo,desperdigado de innumerables ycentelleantes sistemas solares, hubouna vez un astro en el que animales astutosinventaron el conocer. Fue el minuto m ssoberbio y m s falaz de la HistoriaUniversal, pero, a fin de cuentas, s lo unminuto. Tras un par de respiraciones de lanaturaleza, el astro se entumeci y losanimales astutos tuvieron que podr a inventar una f bula como sta y, sin embargo, no habr a ilustradosuficientemente, cu n lamentable y sombr o,cu n est ril y arbitrario es el aspecto quetiene el intelecto humano dentro de lanaturaleza; hubo eternidades en las que noexisti , cuando de nuevo se acabe todo para l, no habr sucedido nada.

2 Porque no haypara ese intelecto ninguna misi n ulteriorque conduzca m s all de la vida es sino humano, y solamente suposeedor y creador lo toma tanpat ticamente como si en l girasen losgoznes del mundo. Pero si pudi ramosentendernos con un mosquito, llegar amos asaber, que tambi n l navega por el aire conese mismo pathos y se siente el centrovolante de este mundo. Nada hay en lanaturaleza tan despreciable e insignificanteque, con un m nimo soplo de aquel poderdel conocimiento, no se hincheinmediatamente como un odre; y del mismomodo que cualquier mozo de cuadra quieretener sus admiradores, el m s orgulloso delos hombres, el fil sofo, quiere que desdetodas partes, los ojos del universo tengantelesc picamente puesta su mirada sobre susacciones y remarcable, que tal estado lo produzca elintelecto, l que, precisamente, s lo ha sidoa adido como un recurso a los seres m sdesdichados, delicados y ef meros, paraconservarlos un minuto en la existencia.

3 Dela cual, por el contrario, sin ese a adido,tendr an toda clase de motivos para huir tanr pidamente como el hijo de Lessing1. Eseorgullo ligado al conocimiento y a lasensaci n, niebla cegadora colocada sobrelos ojos y sobre los sentidos de los hombres,los enga a acerca del valor de la existencia,pues lleva en l la m s aduladora valoraci nsobre el conocimiento mismo. Su efecto m sgeneral es el enga o aunque tambi n losefectos m s particulares llevan consigo algodel mismo car intelecto, como un medio para laconservaci n del individuo, desarrolla susfuerzas primordiales en la ficci n, pues staes el medio por el cual se conservan losindividuos d biles y poco robustos, comoaquellos a los que les ha sido negado,servirse, en la lucha por la existencia, decuernos o de la afilada dentadura de losanimales carniceros.

4 Este arte de la ficci nalcanza su m xima expresi n en el hombre:aqu el enga o, la adulaci n, la mentira y elfraude, la murmuraci n, la hipocres a, elvivir del brillo ajeno, el enmascaramiento, elconvencionalismo encubridor, el teatro antelos dem s y ante uno mismo, en una palabra,el revoloteo incesante ante la llama de lavanidad es hasta tal punto la regla y la ley, 1 Gotthold Ephraim Lessing (1729-1781). Escritory fil sofo englobado en la Ilustraci n alemana,dedicado principalmente a la filosof a de lareligi n, a la est tica y a escribir tambi nnumerosas obras de teatro. Particularmenteinfluyente en la est tica de su tiempo fue su libro:Laocoonte o sobre los l mites de la pintura y lapoes a (1776).

5 La alusi n de NIETZSCHE remite alhecho de que el hijo de Lessing muri dos d asdespu s de VERDAD Y MENTIRA EN SENTIDO EXTRAMORAL44que apenas hay nada m s inconcebible queel hecho de que haya podido surgir entre loshombres un impulso sincero y puro hacia laverdad. Se encuentran profundamentesumergidos en ilusiones y ensue os, susmiradas se limitan a deslizarse sobre lasuperficie de las cosas y percibir formas, sussensaciones no conducen en ning n caso a laverdad, sino que se contentan con recibirest mulos y, por as decirlo, jugar un juegode tanteo sobre el dorso de las s, durante toda la vida, el hombre sedeja enga ar por la noche en el sue o, sinque su sentimiento moral haya tratado nuncade impedirlo; mientras que parece que hahabido hombres que, a fuerza de voluntad,han conseguido eliminar los ronquidos.

6 Enrealidad qu sabe de s mismo el hombre? Ser a capaz de percibirse a s mismo,aunque s lo fuese una vez, como siestuviese tendido en una vitrina iluminada? Acaso no le oculta la naturaleza la mayorparte de las cosas, incluso sobre su propiocuerpo, de forma que, al margen de lascircunvoluciones de sus intestinos, delr pido flujo de su circulaci n sangu nea, delas complejas vibraciones de sus fibras,quede recluido y encerrado en unaconciencia orgullosa y embaucadora? Ellaha tirado la llave, y ay de la funestacuriosidad que pudiese mirar, por una vez,hacia fuera y hacia abajo, a trav s de unahendidura del cuarto de la conciencia yvislumbrase entonces que el ser humanodescansa sobre la crueldad, la codicia, lainsaciabilidad, el asesinato, en laindiferencia de su ignorancia y, por as decirlo, pendiente en sus sue os sobre ellomo de un tigre!

7 De d nde procede en elmundo entero, en esta constelaci n, elimpulso hacia la verdad?En la medida en que el individuo quieraconservarse frente a otros individuos, en unestado natural de las cosas, tendr queutilizar el intelecto, casi siempre, tan s lopara la ficci n. Pero, puesto que el hombre,tanto por necesidad como por aburrimiento,desea existir en sociedad y gregariamente,precisa de un tratado de paz, y conforme a ste, procura que, al menos, desaparezca desu mundo el m s grande bellum omniumcontra omnes . Este tratado de paz conllevaalgo que promete ser el primer paso para laconsecuci n de ese enigm tico impulsohacia la verdad.

8 Porque en este momento sefija lo que desde entonces debe ser verdad,es decir, se ha inventado una designaci n delas cosas uniformemente v lida yobligatoria, y el poder legislativo dellenguaje proporciona tambi n las primerasleyes de la verdad, pues aqu se origina porprimera vez el contraste entre verdad ymentira. El mentiroso utiliza laslegislaciones v lidas, las palabras, parahacer aparecer lo irreal como real; dice, porejemplo, yo soy rico cuando la designaci ncorrecta para su estado ser a justamentepobre. Abusa de las convencionesconsolidadas efectuando cambios arbitrariose incluso inversiones de los nombres.

9 Sihace esto de manera interesada yconllevando perjuicios, la sociedad noconfiar ya m s en l y, por ese motivo, leexpulsar de su seno. Por eso los hombresno huyen tanto de ser enga ados como deser perjudicados por enga os. En el fondo,en esta fase tampoco detestan el fraude, sinolas consecuencias graves, odiosas, de ciertostipos de fraude. El hombre nada m s quedesea la verdad en un sentido an logamentelimitado: desea las consecuencias agradablesde la verdad, aquellas que conservan la vida,es indiferente al conocimiento puro y sinconsecuencias, y est hostilmentepredispuesto contra las verdades que puedantener efectos perjudiciales y destructivos.

10 Yadem s, qu sucede con esas convencionesdel lenguaje? Son quiz productos delconocimiento, del sentido de la verdad? Concuerdan las designaciones y las cosas? Es el lenguaje la expresi n adecuada detodas las realidades?Solamente mediante el olvido puede elhombre alguna vez llegar a imaginarse queSOBRE VERDAD Y MENTIRA EN SENTIDO EXTRAMORAL55est en posesi n de una verdad en el gradoque acabamos de se alar. Si no quierecontentarse con la verdad en la forma detautolog a, es decir, con conchas vac as,entonces trocar perpetuamente ilusionespor verdades. Qu es una palabra? Lareproducci n en sonidos articulados de unest mulo nervioso.


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