Example: biology

Hacia las sociedades del conocimiento. Introducción pp. 17 ...

UNESCO. (2005). Hacia las sociedades del conocimiento . Introducci n pp. 17 - 24. Introducci n Cabe preguntarse si tiene sentido construir sociedades del conocimiento , cuando la historia y la antropolog a nos ense an que desde la m s remota antig edad todas las sociedades han sido probablemente sociedades del conocimiento , cada una a su manera. Hoy como ayer, el dominio del conocimiento puede ir acompa ado de un c mulo importante de desigualdades, exclusiones y luchas sociales. Durante mucho tiempo el conocimiento fue acaparado por c rculos de sabios o iniciados. El principio rector de esas sociedades del conocimiento reservado era el secreto. Desde el Siglo de las Luces, los progresos de la exigencia democr tica basada en un principio de apertura y en la lenta aparici n de un mbito p blico del conocimiento permitieron la difusi n de las ideas de universalidad, libertad e igualdad. Esta evoluci n hist rica fue unida a la propagaci n de conocimientos por intermedio del libro, y luego de la imprenta, y tambi n a la difusi n de una educaci n para todos en la escuela y la universidad.

del conocimiento, cada una a su manera. Hoy como ayer, el dominio del conocimiento puede ir acompañado de un cúmulo importante de desigualdades, exclusiones y luchas sociales. Durante mucho tiempo el conocimiento fue acaparado por círculos de sabios o iniciados. El principio rector de esas sociedades del conocimiento reservado era el secreto.

Tags:

  Conocimiento, Del conocimiento

Information

Domain:

Source:

Link to this page:

Please notify us if you found a problem with this document:

Other abuse

Transcription of Hacia las sociedades del conocimiento. Introducción pp. 17 ...

1 UNESCO. (2005). Hacia las sociedades del conocimiento . Introducci n pp. 17 - 24. Introducci n Cabe preguntarse si tiene sentido construir sociedades del conocimiento , cuando la historia y la antropolog a nos ense an que desde la m s remota antig edad todas las sociedades han sido probablemente sociedades del conocimiento , cada una a su manera. Hoy como ayer, el dominio del conocimiento puede ir acompa ado de un c mulo importante de desigualdades, exclusiones y luchas sociales. Durante mucho tiempo el conocimiento fue acaparado por c rculos de sabios o iniciados. El principio rector de esas sociedades del conocimiento reservado era el secreto. Desde el Siglo de las Luces, los progresos de la exigencia democr tica basada en un principio de apertura y en la lenta aparici n de un mbito p blico del conocimiento permitieron la difusi n de las ideas de universalidad, libertad e igualdad. Esta evoluci n hist rica fue unida a la propagaci n de conocimientos por intermedio del libro, y luego de la imprenta, y tambi n a la difusi n de una educaci n para todos en la escuela y la universidad.

2 Este ideal de conseguir un mbito p blico del conocimiento , que es un elemento fundamental de la UNESCO y su Constituci n, no se puede considerar como un logro definitivo. Actualmente, la difusi n de las nuevas tecnolog as y la aparici n de la red p blica Internet parecen abrir nuevas perspectivas a la ampliaci n del espacio p blico del conocimiento . A este respecto, podemos preguntarnos si poseemos ya los medios que permitan un acceso igual y universal al conocimiento , as como un aut ntico aprovechamiento compartido de ste. Esta debe ser la piedra de toque de sociedades del conocimiento aut nticas, que sean fuentes de un desarrollo humano y sostenible. Qu clase de sociedades del conocimiento ? Una sociedad del conocimiento es una sociedad que se nutre de sus diversidades y capacidades Cada sociedad cuenta con sus propios puntos fuertes en materia de conocimiento . Por consiguiente, es necesario actuar para que los conocimientos de que son ya depositarias las distintas sociedades se articulen con las nuevas formas de elaboraci n, adquisici n y difusi n del saber valorizadas por el modelo de la econom a del conocimiento .

3 La noci n de sociedad de la informaci n se basa en los progresos tecnol gicos. En cambio, el concepto de sociedades del conocimiento comprende dimensiones sociales, ticas y pol ticas mucho m s vastas. El hecho de que nos refiramos a sociedades , en plural, no se debe al azar, sino a la intenci n de rechazar la unicidad de un modelo listo para su uso que no tenga suficientemente en cuenta la diversidad cultural y ling stica, nico elemento que nos permite a todos reconocernos en los cambios que se est n produciendo actualmente. Hay siempre diferentes formas de conocimiento y cultura que intervienen en la edificaci n de las sociedades , comprendidas aquellas muy influidas por el progreso cient fico y t cnico moderno. No se puede admitir que la revoluci n de las tecnolog as de la informaci n y la comunicaci n nos conduzca en virtud de un determinismo tecnol gico estrecho y fatalista a prever una forma nica de sociedad posible. Hacia las sociedades del conocimiento .

4 La importancia de la educaci n y del esp ritu cr tico pone de relieve que, en la tarea de construir aut nticas sociedades del conocimiento , las nuevas posibilidades ofrecidas por Internet o los instrumentos multimedia no deben hacer que nos desinteresemos por otros instrumentos aut nticos del conocimiento como la prensa, la radio, la televisi n y, sobre todo, la escuela. Antes que los ordenadores y el acceso a Internet, la mayor a de las poblaciones del mundo necesitan los libros, los manuales escolares y los maestros de que carecen. La cuesti n de las lenguas y los conocimientos es inseparable de la cuesti n de los contenidos. Al decir esto, no nos referimos solamente a los debates sobre la preponderancia del ingl s con respecto a las dem s lenguas de comunicaci n importantes, o a la suerte que se depara a los idiomas en peligro de desaparici n. Nos estamos refiriendo tambi n al lugar que deben ocupar los conocimientos locales o aut ctonos en las sociedades del conocimiento cuyos modelos de desarrollo valoran considerablemente las formas de codificaci n caracter sticas del conocimiento cient fico.

5 La nueva importancia que cobra la diversidad cultural y ling stica destaca hasta qu punto la problem tica del acceso a los conocimientos es inseparable de las condiciones en que stos se producen. Promover la diversidad equivale a promover la creatividad de las sociedades del conocimiento emergentes. Esta perspectiva no obedece exclusivamente a un imperativo abstracto de car cter tico, sino que apunta principalmente a suscitar en cada sociedad una toma de conciencia de la riqueza de los conocimientos y capacidades de que es depositaria a fin de que los valore y aproveche mejor. Al hacerlo, no cabe duda de que cada sociedad estar mejor armada para hacer frente a las r pidas mutaciones que caracterizan al mundo contempor neo. Una sociedad del conocimiento debe garantizar el aprovechamiento compartido del saber Una sociedad del conocimiento ha de poder integrar a cada uno de sus miembros y promover nuevas formas de solidaridad con las generaciones presentes y venideras.

6 No deber an existir marginados en las sociedades del conocimiento , ya que ste es un bien p blico que ha de estar a disposici n de todos. Los j venes est n llamados a desempe ar un papel fundamental en este mbito, ya que suelen hallarse a la vanguardia de la utilizaci n de las nuevas tecnolog as y contribuyen a insertar la pr ctica de stas en la vida diaria. Las personas de m s edad tambi n est n destinadas a desempe ar un papel importante, porque cuentan con la experiencia necesaria para compensar la relativa superficialidad de la comunicaci n en tiempo real y recordarnos que el conocimiento es esencialmente un camino Hacia la sabidur a. Toda sociedad posee la riqueza de un vasto potencial cognitivo que conviene valorizar. Adem s, dado que las sociedades del conocimiento de la era de la informaci n se distinguen de las antiguas por su car cter integrador y participativo legado por el Siglo de las Luces y la afirmaci n de los derechos humanos, la importancia que estas nuevas sociedades conceden a los derechos fundamentales se traducir por una focalizaci n especial en: - la libertad de opini n y expresi n (art culo 19 de la Declaraci n Universal de Derechos Humanos) y la libertad de informaci n, el pluralismo de los media y la libertad acad mica.

7 El derecho a la educaci n y sus corolarios: la gratuidad de la ense anza b sica y la evoluci n Hacia la gratuidad de los dem s niveles de ense anza (art culo 26 de la Declaraci n Universal de Derechos Humanos y art culo 13. del Pacto Internacional de Derechos Econ micos, Sociales y Culturales);. el derecho a tomar parte libremente en la vida cultural de la comunidad, a gozar de las artes y a participar en el progreso cient fico y en los beneficios que de l resulten (p rrafo 1 del art culo 27 de la Declaraci n Universal de Derechos Humanos). La difusi n de las tecnolog as de la informaci n y la comunicaci n abre nuevas posibilidades al desarrollo La coincidencia del auge de Internet, as como de la telefon a m vil y las tecnolog as digitales, con la tercera revoluci n industrial que en un primer momento provoc en los pa ses desarrollados la migraci n de una parte considerable de la poblaci n activa Hacia el sector de los servicios ha modificado radicalmente la situaci n del conocimiento en nuestras sociedades .

8 Es de sobra conocido el papel que han desempe ado esas tecnolog as1 en el desarrollo econ mico mediante la difusi n de las innovaciones y los aumentos de productividad posibilitados por stas y en el desarrollo Cuando las econom as de algunos pa ses desarrollados se hallaban en pleno marasmo a finales del decenio de 1970, el desarrollo de las nuevas tecnolog as se consider una panacea que ofrec a soluciones a muchos problemas persistentes, por ejemplo la educaci n y la salud de los m s desfavorecidos en los Estados Unidos, el choque industrial y monetario en Jap n o el desempleo estructural en Europa. La perspectiva de un salto tecnol gico (leapfrogging) tambi n pareci sumamente atractiva para los pa ses en desarrollo, ya que emiti la hip tesis de que era posible saltarse algunas etapas del desarrollo industrial adoptando directamente las tecnolog as m s avanzadas y benefici ndose as de su inmenso potencial. En las sociedades del conocimiento emergentes se da efectivamente un c rculo virtuoso, en funci n del cual los progresos del conocimiento producen a largo plazo m s conocimientos, gracias a las innovaciones tecnol gicas.

9 De esta manera, se acelera la producci n de conocimientos. La revoluci n de las nuevas tecnolog as ha significado la entrada de la informaci n y del conocimiento en una l gica acumulativa que Manuel Castells ha definido como la aplicaci n [del conocimiento y la informaci n] a los procedimientos de creaci n, procesamiento y difusi n de la informaci n en un bucle de retroacci n acumulativa entre la innovaci n y sus utilizaciones pr cticas .3. En las sociedades del conocimiento , los valores y pr cticas de creatividad e innovaci n desempe ar n un papel importante aunque s lo sea por su capacidad de poner en tela de juicio los modelos existentes para responder mejor a las nuevas necesidades de la sociedad. La creatividad y la innovaci n conducen asimismo a promover procesos de colaboraci n de nuevo tipo que ya han dado resultados especialmente fruct feros. Las sociedades del conocimiento no se reducen a la sociedad de la informaci n El nacimiento de una sociedad mundial de la informaci n como consecuencia de la revoluci n de las nuevas tecnolog as no debe hacernos perder de vista que se trata s lo de un instrumento para la realizaci n de aut nticas sociedades del conocimiento .

10 El desarrollo de las redes no puede de por s solo sentar las bases de la sociedad del conocimiento . La informaci n es efectivamente un instrumento del conocimiento , pero no es el conocimiento en s .4 La informaci n, que nace del deseo de intercambiar los conocimientos y hacer m s eficaz su transmisi n, es una forma fija y estabilizada de stos que depende del tiempo y de su usuario: una noticia es fresca o no lo es. La informaci n es en potencia una mercanc a que se compra y vende en un mercado y cuya econom a se basa en la rareza, mientras que un conocimiento pese a determinadas limitaciones: secreto de Estado y formas tradicionales de conocimientos esot ricos, por ejemplo pertenece leg timamente a cualquier mente razonable, sin que ello contradiga la necesidad de proteger la propiedad intelectual. La excesiva importancia concedida a las informaciones con respecto a los conocimientos pone de manifiesto hasta qu punto nuestra relaci n con el saber se ha visto considerablemente modificada por la difusi n de los modelos de econom a del conocimiento .


Related search queries