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Horizontes Educacionales ALIMENTACION SALUDABLE

Horizontes EducacionalesISSN: del B o B oChileCARCAMO VARGAS, GLORIA I.; MENA BAST AS, CARMEN PATRICIAALIMENTACION SALUDABLEH orizontes Educacionales , n m. 11, 2006 Universidad del B o B oChill n, ChileDisponible en: C mo citar el art culo N mero completo M s informaci n del art culo P gina de la revista en de Informaci n Cient ficaRed de Revistas Cient ficas de Am rica Latina, el Caribe, Espa a y PortugalProyecto acad mico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto ALIMENTACION SALUDABLE Autoras: GLORIA I. CARCAMO VARGAS Mag ster en Salud P blica Universidad del B o-B o CARMEN PATRICIA MENA BAST AS Mag ster en Pedagog a Universitaria y Educaci n Superior RESUMEN La existencia de una relaci n directa entre los alimentos que se ingieren y la salud que posee una persona es una verdad conocida por siglos.

grasas, grasas saturadas, colesterol, sal y alcohol. Las dietas ricas en grasas provocan más obesidad y aumentan el riesgo de enfermar de ciertos tipos de cáncer. El consumo excesivo de grasas saturadas y colesterol se asocia a un alto riesgo de presentar enfermedad cardiovascular. El consumo excesivo de sodio se asocia a una mayor prevalencia

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1 Horizontes EducacionalesISSN: del B o B oChileCARCAMO VARGAS, GLORIA I.; MENA BAST AS, CARMEN PATRICIAALIMENTACION SALUDABLEH orizontes Educacionales , n m. 11, 2006 Universidad del B o B oChill n, ChileDisponible en: C mo citar el art culo N mero completo M s informaci n del art culo P gina de la revista en de Informaci n Cient ficaRed de Revistas Cient ficas de Am rica Latina, el Caribe, Espa a y PortugalProyecto acad mico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto ALIMENTACION SALUDABLE Autoras: GLORIA I. CARCAMO VARGAS Mag ster en Salud P blica Universidad del B o-B o CARMEN PATRICIA MENA BAST AS Mag ster en Pedagog a Universitaria y Educaci n Superior RESUMEN La existencia de una relaci n directa entre los alimentos que se ingieren y la salud que posee una persona es una verdad conocida por siglos.

2 Las enfermedades del siglo XXI indican que esta relaci n se ha estrechado se ha estrechado en una alt sima proporci n. El consumo excesivo de grasas saturadas y colesterol se asocia a un alto riesgo de presentar enfermedades cardiovasculares. La alimentaci n y la actividad f sica influyen en la salud, ya sea de manera combinada como cada una por separado. As pues, mientras que los efectos de la alimentaci n y la actividad f sica en la salud suelen interactuar, como en la obesidad, la actividad f sica aporta beneficios adicionales independientes de la alimentaci n, entendi ndose por Alimentaci n un proceso preoral y voluntario y la nutrici n, como un proceso pastoral e involuntario; por ello, se plantea que una alimentaci n SALUDABLE es fundamental para mejorar la salud f sica y mental de las personas. Las decisiones sobre la alimentaci n, la nutrici n y la actividad f sica suelen recaer en las mujeres y est n basadas en la cultura y en las dietas tradicionales.

3 Los programas encaminados a promover una alimentaci n sana y la actividad f sica en los seres humanos para prevenir enfermedades, son instrumentos decisivos para alcanzar los objetivos de desarrollo. PALABRAS CLAVE: Salud; alimentos; alimentaci n; nutrici n. Introducci n La relaci n del hombre con los alimentos es tan antigua como la humanidad; la b squeda de satisfactores al hambre y apetito ha tenido un largo camino, con cambios dram ticos en muchas pocas, que han tenido directa incidencia con la salud y esperanza de vida de las distintas poblaciones del mundo. Si bien la necesidad de satisfacer el hambre, entendi ndose por ella la necesidad fisiol gica de alimentarse y por apetito la ingesta selectiva de alimentos, es com n a todas las poblaciones del mundo, la manera de satisfacer ambas necesidades no lo es, pues influyen en esta decisi n factores culturales, individuales, ambientales, econ micos, familiares, de disponibilidad de alimentos, y un sinn mero m s, que finalmente constituyen los h bitos alimentarios.

4 Como las cl sicas disposiciones religiosas sobre la pureza o impureza de determinados productos que persisten hasta la fecha y se basan en probables observaciones muy antiguas. La m s conocida es la prohibici n de comer cerdo en la tradici n jud a, presumiblemente por su capacidad de transmitir algunas parasitosis (como triquinosis y cisticercosis) (Jim nez de la Jara, 2005). En los ltimos 20 a os en nuestro pa s, se han producido importantes cambios demogr ficos, sociales y econ micos, que han contribuido a modificar estilos de vida de la poblaci n y por ende modificar las conductas alimentar as. Ello ha determinado un dram tico aumento de la prevalencia de enfermedades cr nicas no transmisibles, patolog as invalidantes de dif cil tratamiento y alto costo social y familiar, entre las que destacan la obesidad, diabetes, dislipidemias, hipertensi n y c ncer.

5 Estudios de la organizaci n Mundial de la Salud permiten estimar que cerca de la mitad de las muertes por enfermedades cardiovasculares y un tercio de los c nceres, podr an ser evitados si se cuidase la alimentaci n desde etapas tempranas de la vida (Atalah, 2004). Relaci n entre alimentos y salud. Las enfermedades del siglo XXI siguen relacionado salud con alimentaci n en una alt sima proporci n. Si se tiene en cuenta la ltima encuesta Nacional de Salud de Chile, se ve que al menos el 50% de las mayores prevalencias tienen un origen y una prevenci n en los temas alimentarios. La hipertensi n arterial est presente en cerca del 33% de los mayores de 15 a os; la hipercolesterolemia en el 35%; y la obesidad y el sobrepeso en el 60%. Si a esto se agrega la prevalencia de cerca de 90% de sedentarismo y 40% de tabaquismo, la suma de los riesgos genera un panorama bastante dram tico (Jim nez de la Jara, 2005).

6 En la d cada de los 90 Chile aument al doble su ingreso per c pita, pero esto no signific necesariamente un mejoramiento de la calidad de vida; parte de ese incremento econ mico, en especial en el sector de bajos ingresos, se destin a comida grasa y rica en az car refinada, como es la comida chatarra y bebidas gaseosas, a la compra de televisores, electrodom sticos o autom viles. Esto signific una disminuci n de la actividad f sica, lo que en conjunto con los cambios en la dieta, produjo un aumento explosivo de la obesidad, especialmente en los ni os, adolescentes y mujeres en edad f rtil (Salinas, 2003). Los cambios culturales y la persistencia de h bitos de consumo de alimentos preparados en lugares que no son el hogar, constituyen un elemento a tener en cuenta para quienes dictan pol ticas, y tambi n para la industria de los alimentos (Jim nez de la Jara, 2005), ya que stos se relacionan con la salud a trav s de su carencia o su exceso, pero tambi n por su calidad y contenidos espec ficos.

7 Esta consideraci n ha provocado, en a os recientes, una revitalizaci n de los conceptos antiguos tales como: un ni o/a gordo se consideraba SALUDABLE , una embarazada deb a comer por dos. La informaci n sobre la composici n qu mica de los alimentos nacionales e importados existentes en el mercado es insuficiente e incompleta. Son excepcionales los casos en los que dichos datos se pueden obtener de las etiquetas de los productos envasados, o de tablas de composici n de alimentos confeccionadas en los pa ses desarrollados, las cuales, adem s de las diferencias en el contenido de minerales y otros nutrientes, son dif cilmente accesibles (Olivares, 1996). Estado nutricional y su relaci n con estado de salud La salud es un factor determinante del desarrollo y un precursor del crecimiento econ mico.

8 La Comisi n de la OMS sobre Macroeconom a y Salud ha demostrado que, las enfermedades perturban el desarrollo y que la inversi n en salud es un importante requisito previo al desarrollo econ mico de una naci n. Los programas encaminados a promover una alimentaci n sana y la actividad f sica para prevenir enfermedades son instrumentos decisivos para alcanzar los objetivos de ste desarrollo. stos se deben integrar eficazmente en programas m s amplios de desarrollo y de mitigaci n de la pobreza (OMS, 2003). El ser humano necesita cubrir un requerimiento diario de alrededor de 50 nutrientes para tener un adecuado estado nutricional y de salud, los cuales se obtienen consumiendo una alimentaci n suficiente, equilibrada y variada. Algunos de estos nutrientes son esenciales, es decir, el organismo no puede producirlos y debe recibirlos a trav s de la dieta (Olivares, 1996).

9 Se entiende por estado nutricional normal al equilibrio entre la ingesta y las necesidad alimentar a. Para mantener un estado nutricional normal y prevenir las enfermedades degenerativas relacionadas con la alimentaci n, cada persona debe consumir las calor as necesarias para compensar su gasto energ tico y satisfacer sus necesidades de nutrientes esenciales, limitando la cantidad de grasas , grasas saturadas, colesterol, sal y alcohol. Las dietas ricas en grasas provocan m s obesidad y aumentan el riesgo de enfermar de ciertos tipos de c ncer. El consumo excesivo de grasas saturadas y colesterol se asocia a un alto riesgo de presentar enfermedad cardiovascular. El consumo excesivo de sodio se asocia a una mayor prevalencia de hipertensi n.

10 El consumo excesivo de alcohol se asocia a enfermedades hep ticas, hipertensi n, accidentes y problemas sociales (Olivares, 1996). La alimentaci n y la actividad f sica influyen en la salud ya sea de manera combinada o en forma separada. Una alimentaci n desequilibrada y una falta de actividad f sica, adem s de los resultantes del exceso de peso y de la obesidad, dan lugar a enfermedades degenerativas como la hipertensi n arterial, diabetes mellitus tipo II, enfermedades cardiovasculares y algunos tipos de canceres. Pues, los efectos de la alimentaci n y la actividad f sica en la salud suelen interactuar, pero en cambio la actividad f sica sola aporta beneficios adicionales, independientes de la alimentaci n, siendo sta fundamental para mejorar la salud f sica y mental de las personas.


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