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Identidades, estereotipos y educación

3652K240873652K24087 N 2 Junio 2014 Herramientas de trabajo para el profesoradoIdentidades, estereotipos y educaci nCarlos Lopez Corti as Secretario General FETE-UGTCon la democracia iniciamos el camino que nos llevar a a avanzar en los derechos de las mujeres y en la construcci n de una socie-dad con m s igualdad. De entre las medidas que se adoptaron, rescato la instauraci n de la escuela mixta que ha contribuido a que alumnos y alumnas puedan compartir la vida en el centro, conoci ndose y estudiando el mismo curr culo, rompiendo con una formaci n sexista pensada para ense ar a las alumnas y alumnos el papel tradicional que deb an desempe ar tanto en la vida privada como en la p blica. Cuando chicas y chicos se sentaron juntos en las aulas, las prohibi-ciones desaparecieron. Corrieron por pasillos y patios como si nunca hubieran estado separados.

estereotipos de género que fomenten las desigualdades. • Desarrollar procesos de reflexión sobre nuestras creencias. Contenidos: • El papel de la socialización en la construcción de la discrimi-nación. • La “naturalización” de la discriminación y su contestación desde

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1 3652K240873652K24087 N 2 Junio 2014 Herramientas de trabajo para el profesoradoIdentidades, estereotipos y educaci nCarlos Lopez Corti as Secretario General FETE-UGTCon la democracia iniciamos el camino que nos llevar a a avanzar en los derechos de las mujeres y en la construcci n de una socie-dad con m s igualdad. De entre las medidas que se adoptaron, rescato la instauraci n de la escuela mixta que ha contribuido a que alumnos y alumnas puedan compartir la vida en el centro, conoci ndose y estudiando el mismo curr culo, rompiendo con una formaci n sexista pensada para ense ar a las alumnas y alumnos el papel tradicional que deb an desempe ar tanto en la vida privada como en la p blica. Cuando chicas y chicos se sentaron juntos en las aulas, las prohibi-ciones desaparecieron. Corrieron por pasillos y patios como si nunca hubieran estado separados.

2 Romp an con las generaciones anteriores, apropi ndose de la igualdad como un vestido que una vez puesto encajara a la perfecci n. Descubrimos que no era tan sencillo: a n se encontraban muchos mensajes que discriminaban. En estos a os, muchos centros han trabajado por una escuela coeducativa. La forma-ci n, las publicaciones, los proyectos de centro o los programas de pre-venci n de la violencia y de educaci n afectivo-sexual han sido l neas fundamentales para cuestionar un sistema que ocultaba un mensaje que premiaba el ser hombre o mujer tradicional. Trabajamos para eli-minar las situaciones que discriminaban a las alumnas, sabiendo que las relaciones de g nero son determinantes para avanzar en el reco-nocimiento mutuo, la ausencia de violencia y una convivencia justa. Avanzamos mucho en poco tiempo hacia la educaci n en igualdad.

3 Igualdad que significa libertad para que cada cual crezca al m ximo de sus posibilidades, en de los l mites que nos marca la convivencia. Tenemos que seguir avanzando, trabajando en la construcci n de nue-vas identidades para romper las limitaciones de los roles que nos han impuesto a las mujeres y los hombres. Abrir la puerta a nuevas formas de ser y estar exige respeto, tambi n confianza y valent a, por lo que es preciso habilitar tiempos para reflexionar y dialogar en las aulas sobre lo que significa ser mujer y hombre desde el prisma de la igualdad y la libertad. Es necesario educar en igualdad para que chicas y chicos transiten por la experiencia de nuevas identidades que les proporcio-nan m s libertad, seguridad y bienestar. igualdadENEscuEla Hombres? Mujeres?: nuevas identidades en marchaM Dolors Renau i Manen Esta especial vanidad de los hombres que quieren creer que aspiran a la verdad, cuando de hecho lo que piden al mundo es que les (Albert Camus) Sabemos un poco m s que nuestros abuelos sobre la cons-trucci n de las identidades masculinas y femeninas.

4 Con muchas dificultades, avances y retrocesos, se ha roto en mil pedazos la monol tica creencia de que al sexo f sico correspon-d a autom ticamente un destino social. El imparable anhelo de igualdad, justicia y libertad nos ha llevado a negar que la dife-rencia f sica entre hombres y mujeres tuviera que ir acompa a-da como obedeciendo a un destino divino o a caracter sticas inmutablemente naturales de un distinto nivel de humanidad , de universalidad y dignidad. Y con ello de lugares distintos en la jerarqu a social y en las muchas tareas del vivir. A os, siglos, de luchas feministas han ido rompiendo la naturalidad con la que se ha vivido la sumisi n femenina y ha estallado en mil pedazos el discurso justificativo del dominio de la mitad de la humanidad sobre la otra. Esta explosi n ha cambiado dr stica-mente las reglas de juego de la vida de las familias, del trabajo y del conjunto de la vida econ mica social y que sigue, a pesar de todo, repitiendo como gato panza arriba clich s de anta o y se resiste en muchos aspectos a aceptar que las diferentes son iguales en dignidad y humanidad.

5 Resulta in til intentar medir qu partes de la larga y compleja construcci n de identidades humanas derivan del sexo y la biolo-g a, y cu les de la educaci n y los discursos sociales. Las personas constituimos una unidad viviente y en constante interrelaci n con nuestro mundo interno y con el medio. Pero sabemos, aho-ra ya s , que el concepto de g nero una construcci n social que se interioriza de forma individual nos permite comprender mejor c mo se van produciendo y condicionando las identidades masculinas y femeninas. Y nos permite ir venciendo el prejuicio que nos induce a sentir que lo diferente , lo otro (que no se limita al sexo, sino al color de la piel, la orientaci n sexual, etc.) es inferior o peligroso. Sin embargo, el resultado del estallido del modelo monol tico sexo-destino, nos muestra dos realidades: una es la constataci n de que las nuevas identidades son m s complejas, variadas y sus-ceptibles de cambiar a lo largo de una vida.

6 Y que aquello que ha sido considerado constitutivo de la identidad masculina , cuyo n cleo es la virilidad, debe ser y es cuestionado. Simone de Beau-voir dijo refiri ndose a las mujeres: No se nace mujer, se deviene mujer . La misma aseveraci n es aplicable ahora a hombres y mujeres, mientras aparecen toda clase de experiencias, posturas y argumentos que van inclinando la balanza desde el r gido esen-cialismo hacia un relativismo en el que solo el t rmino persona parece ser aceptado como punto de partida en un debate que, en su aspecto m s provocador y contestatario, hemos visto en la mujer barbuda ganadora en Eurovisi n. Y fundamental: les ha llegado tambi n el turno a los hom-bres. Desde hace unos pocos a os crece el malestar, la incomo-didad por la imposici n de conductas y actitudes viriles a los j venes y no tan j venes.

7 Muchos se sienten cada vez m s inc -modos con el papel que est n obligados a jugar para estar al nivel de las expectativas propias y ajenas. Y, a pesar de que han gozado de la supremac a del patriarcado, se percatan del alto precio que deben pagar por l, de la violencia que les es impuesta cuando se sienten obligados a desarrollar e hipertrofiar caracter sticas que tienden a ocupar todo el espacio identitario, mientras reprimen rasgos humanos fundamentales para el bienestar y la equidad. La expresi n del rechazo a la violencia ejercida contra las mujeres fue el primer paso p blico, m s all de las reflexiones en peque os grupos que sostuvieron el gran salto. Salieron a la calle con pancartas. Negaron que ser hombres implique violencia y maltrato a las m s d biles. Con ello empezaron a poner en solfa todo el arsenal ideol gico que desde la infancia ha ido nutriendo tanto su fuerza como su debilidad negada, todo sacrificado para lograr la aprobaci n de los iguales , quienes son, de acuerdo con los an lisis de Celia Amor s, los que otorgan el grado de virili-dad suficiente.

8 Hemos visto nacer y crecer grupos de hombres igualitarios . Hemos visto c mo se establec an puentes y debates con las mujeres dispuestas a dialogar. Todo ello beneficia el avan-ce hacia la igualdad, la equidad y la erradicaci n de la violencia de g nero. Es fundamental que la nueva ciudadan a se construya con hombres y mujeres a la par. No se puede seguir avanzando sin su presencia, su palabra y su compromiso. Y aunque los len-guajes difieran a veces, aunque a algunos feminismos les cueste aceptar otras voces, es este un fen meno que las mujeres debemos celebrar a fin de trabajar conjuntamente, para que el otro o la otra resulten iguales en dignidad humana y en oportunidades para realizarla. igualdadENEscuElaExperienciaTrabajar los estereotipos en SecundariaLa educaci n es fundamental para elegir y desarrollar nuestras capacidades, deseos y aportaciones a la vida libremente, y no como consecuencia de lo que se espera de m por pertenecer a un sexo.

9 Entender las razones culturales y sociales que determinan el papel de las mujeres y los hombres a lo largo de historia, y analizar los mensajes que influyen en c mo entender c mo debemos ser, nos permite ser m s libres y felices. Cuando rompemos con estereotipos se nos abren posibilidades nuevas que pueden aportar bienestar y capacidad para relacionarnos en igualdad. Por eso, es importante repensar qu es ser hombre y mujer para poder derribar muros que nos llevan a situaciones vividas, no por lo que sentimos o pensamos, sino por prejuicios y estereotipos . Se trata de descubrir cu les son las trampas que interiorizamos como si fueran propias, para cons-truirnos y reconstruirnos conscientemente seg n nuestros valores y necesidades. Todo un reto, en el que tenemos mucho por aprender y descubrir. Mucho por ganar siendo hombre o mujer.

10 Objetivos: C omprender qu es la identidad de g nero, la discriminaci n de g nero y por qu a lo largo de la historia se ha intentado consi-derar natural la negaci n de la igualdad derechos. Analizar el modelo tradicional femenino y masculino, y sus con-secuencias en la construcci n de las identidades. Comprender qu es la socializaci n y qu mecanismos se usan para que sigan existiendo situaciones de discriminaci n hacia las mujeres, y c mo estas repercuten en los hombres. Pensar en las limitaciones que los estereotipos de g nero imponen. Analizar qu diferencia existe entre los t rminos sexo y g nero. Reflexionar sobre los roles y la socializaci n de g nero. Intentar desvelar la presencia de estereotipos de g nero en nues-tra cultura en h bitos, creencias, comportamientos, medios de comunicaci n, educaci n, etc tera.


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