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IMPRIMIR LAS DOS PÁGINAS DE ESTE TRÍPTICO EN …

D A 1: POR TODO EL G NERO HUMANO, ESPECIALMENTE POR LOS PECADORES. Misericordios simo Jes s, cuya prerrogativa es tener compasi n de nosotros y perdonarnos, no mires nuestros pecados, sino la confianza que depositamos en Tu bondad infinita. Ac genos en la morada de Tu Piados simo Coraz n y no permitas que salgamos jam s de l. Te lo pedimos por el amor que te une al Padre y al Esp ritu Santo. Padre Eterno, vuelve Tu compasiva mirada hacia todo el g nero humano y en especial hacia los pecadores, todos unidos en el Piados simo Coraz n de Jes s. Por los m ritos de Su Pasi n, mu stranos Tu misericordia, para que alabemos la omnipotencia de Tu misericordia, por los siglos de los siglos.

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1 D A 1: POR TODO EL G NERO HUMANO, ESPECIALMENTE POR LOS PECADORES. Misericordios simo Jes s, cuya prerrogativa es tener compasi n de nosotros y perdonarnos, no mires nuestros pecados, sino la confianza que depositamos en Tu bondad infinita. Ac genos en la morada de Tu Piados simo Coraz n y no permitas que salgamos jam s de l. Te lo pedimos por el amor que te une al Padre y al Esp ritu Santo. Padre Eterno, vuelve Tu compasiva mirada hacia todo el g nero humano y en especial hacia los pecadores, todos unidos en el Piados simo Coraz n de Jes s. Por los m ritos de Su Pasi n, mu stranos Tu misericordia, para que alabemos la omnipotencia de Tu misericordia, por los siglos de los siglos.

2 Amen. Terminar con la corona de la divina misericordia. CORONA DE LA DIVINA MISERICORDIA - Comenzar con un Padrenuestro, Ave Mar a y Credo, y luego, con la ayuda de las cuentas de un rosario: - Al inicio de cada decena decir: "Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu amad simo Hijo, Nuestro Se or Jesucristo, en expiaci n de nuestros pecados y los del mundo entero." - En cada cuenta peque a de las decenas decir: "Por su dolorosa Pasi n, ten misericordia de nosotros y del mundo entero." - Al terminar las cinco decenas, repetir tres veces: "Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, Ten misericordia de nosotros y del mundo entero".

3 Jaculatoria final: "Oh sangre y agua que brotasteis del Coraz n de Jes s como una fuente de misericordia para nosotros, en Vos conf o". Se puede concluir la corona con el rezo de la Salve. D A 2: POR LAS ALMAS DE LOS SACERDOTES Y RELIGIOSOS. Misericordios simo Jes s, de quien procede toda bondad, multiplica Tus gracias sobre las religiosas consagradas a Tu servicio, para que puedan hacer obras dignas de misericordia; y que todos aquellos que la vean, glorifiquen al Padre de Misericordia que est en el cielo. Padre Eterno, vuelve Tu mirada misericordiosa hacia el grupo elegido de Tu vi a (hacia las almas de sacerdotes y religiosos); d talos con la fortaleza de Tus bendiciones.

4 Por el amor del Coraz n de Tu Hijo, en el cual est n unidos, imp rteles Tu poder y Tu luz, para que gu en a otros en el camino de la salvaci n y con una sola voz canten alabanzas a tu misericordia por los siglos de los siglos. Am n. Terminar con la corona de la divina misericordia. D A 3: POR TODAS LAS ALMAS DEVOTAS Y FIELES. Misericordios simo Jes s, del tesoro de Tu misericordia distribuye Tus gracias a raudales entre todos y cada uno de nosotros. Ac genos en el seno de Tu Compasiv simo Coraz n y no permitas que salgamos nunca. Te imploramos esta gracia en virtud del m s excelso de los amores; aquel con el que Tu coraz n arde tan fervorosamente por el Padre Celestial.

5 Padre Eterno, vuelve Tu piadosa mirada hacia las almas fieles, pues que guardan el legado de Tu Hijo. Por los m ritos y dolores de Su Pasi n, conc deles Tu bendici n y tenlos siempre bajo Tu tutela. Que nunca claudiquen su amor o pierdan el tesoro de nuestra santa fe, sino que, con todos los ngeles y Santos, glorifiquen tu misericordia por los siglos de los siglos. Am n. Terminar con la corona de la divina misericordia. D A 4: POR LOS QUE NO CREEN Y TODAV A NO CONOCEN LA DIVINA MISERICORDIA. Piados simo Jes s, T que eres Luz del g nero humano, recibe en la morada de Tu coraz n lleno de compasi n, las almas de aquellos que todav a no creen en Ti, o que no te conocen.

6 Que los rayos de Tu gracia los iluminen para que tambi n, unidos a nosotros, ensalcen tu maravillosa misericordia; y no los dejes salir de la morada de Tu coraz n desbordante de piedad . Padre Eterno, vuelve Tu piadosa mirada a las almas de aquellos que no creen en Tu Hijo, y a las de aquellos que todav a no te conocen, pero anidan en el Compasivo Coraz n de Jes s. Aprox malos a la luz del Evangelio. Estas almas desconocen la gran felicidad que es amarte. Conc deles que tambi n ellos ensalcen la generosidad de Tu misericordia por los siglos de los siglos. Am n.

7 Terminar con la corona de la divina misericordia. D A 5: POR LAS ALMAS DE NUESTROS HERMANOS SEPARADOS. Misericordios simo Jes s, que eres la Bondad misma, no niegues la luz a aquellos que Te buscan. Recibe en el seno de Tu Coraz n desbordante de piedad las almas de nuestros hermanos separados. Encam nalos, con la ayuda de Tu luz, a la unidad de la Iglesia, y no los dejes marchar del cobijo de Tu Compasivo Coraz n, todo amor; haz que tambi n ellos lleguen a glorificar la generosidad de tu misericordia. Padre Eterno, vuelve Tu piadosa mirada hacia las almas de nuestros hermanos separados, especialmente hacia las almas de aquellos que han malgastado Tus bendiciones y abusado de Tus gracias, manteni ndose obstinadamente en el error.

8 Tambi n a ellos da cobijo el Coraz n misericordioso de Jes s; no mires sus errores, sino el amor de Tu Hijo y los dolores de la Pasi n que sufri y que acept por su bien. Haz que glorifiquen Tu gran Misericordia por los siglos de los siglos. Amen. Terminar con la corona de la divina misericordia. D A 6: POR LAS ALMAS MANSAS Y HUMILDES Y LAS DE LOS NI OS PEQUE OS. Misericordios simo Jes s que dijiste: "aprended de M , que soy manso y humilde de coraz n", acoge en Tu Coraz n desbordante de piedad a todas las almas mansas y humildes, y las de los ni os peque os. Estas almas son la delicia de las regiones celestiales y las preferidas del Padre Eterno, pues se recrea en ellas muy particularmente.

9 Son como un ramillete de florecillas que despidieran su perfume ante el trono de Dios. El mismo Dios se embriaga con su fragancia. Ellas encuentran abrigo en Tu Piados simo Coraz n, oh Jes s y entonan incesantemente himnos de amor y de gloria. Padre Eterno, vuelve Tu mirada llena de misericordia hac a estas almas mansas, hacia estas almas humildes y hacia los ni os peque os acurrucados en el seno del coraz n desbordante de piedad de Jes s. Estas almas se asemejan m s a Tu Hijo. Su fragancia asciende desde la tierra hasta alcanzar Tu Trono, Se or. Padre de misericordia y bondad suma, Te suplico, por el amor que Te inspiran estas almas y el gozo que Te proporcionan: bendice a todo el g nero humano, para que todas las almas a la par entonen las alabanzas que a Tu misericordia se deben por los siglos de los siglos.

10 Am n. Terminar con la corona de la divina misericordia. D A 7: POR LAS ALMAS QUE VENERAN ESPECIALMENTE LA MISERICORDIA DIVINA. Misericordios simo Jes s, cuyo Coraz n es el Amor mismo, recibe en Tu Coraz n piados simo las almas de aquellos que de una manera especial alaban y honran la grandeza de Tu misericordia. Son poderosas con el poder de Dios mismo. En medio de las dificultades y aflicciones siguen adelante, confiadas en Tu misericordia; y unidas a Ti, oh Jes s, portan sobre sus hombros a todo el g nero humano; por ello no ser n juzgadas con severidad, sino que Tu misericordia las acoger cuando llegue el momento de partir de esta vida.


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