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LA ÉTICA EN SALUD. EVOLUCIÓN HISTÓRICA Y TENDENCIAS ...

1 1 LA TICA EN salud . EVOLUCI N HIST RICA Y TENDENCIAS CONTEMPOR NEAS DE DESARROLLO Dr. C. Marcelino P rez C rdenas. Escuela Nacional de salud P blica. Resumen. En el trabajo se delimita el campo de la tica en salud , se expone sint ticamente su desenvolvimiento hist rico y se fundamenta su importancia pr ctica. Se documentan las primeras manifestaciones, en el seno de la deontolog a m dica internacional, de las nuevas TENDENCIAS en este campo y como las mismas sirvieron de premisa para el surgimiento de la bio tica m dica. Las TENDENCIAS contempor neas son abordadas desde el ngulo de sus referentes hist ricos, te rico - metodol gicos, ideol gicos y pr ctico - organizativos. Atendiendo a estos, se caracteriza, tanto la escuela anglosajona, como el desarrollo ulterior de la bio tica m dica hasta nuestros d as, destac ndose el hecho de que ste ha entrado en una nueva fase, donde ya comienzan a recibir atenci n los problemas ticos de la salud p blica.

1 1 LA ÉTICA EN SALUD. EVOLUCIÓN HISTÓRICA Y TENDENCIAS CONTEMPORÁNEAS DE DESARROLLO Dr. C. Marcelino Pérez Cárdenas. Escuela Nacional de Salud Pública.

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1 1 1 LA TICA EN salud . EVOLUCI N HIST RICA Y TENDENCIAS CONTEMPOR NEAS DE DESARROLLO Dr. C. Marcelino P rez C rdenas. Escuela Nacional de salud P blica. Resumen. En el trabajo se delimita el campo de la tica en salud , se expone sint ticamente su desenvolvimiento hist rico y se fundamenta su importancia pr ctica. Se documentan las primeras manifestaciones, en el seno de la deontolog a m dica internacional, de las nuevas TENDENCIAS en este campo y como las mismas sirvieron de premisa para el surgimiento de la bio tica m dica. Las TENDENCIAS contempor neas son abordadas desde el ngulo de sus referentes hist ricos, te rico - metodol gicos, ideol gicos y pr ctico - organizativos. Atendiendo a estos, se caracteriza, tanto la escuela anglosajona, como el desarrollo ulterior de la bio tica m dica hasta nuestros d as, destac ndose el hecho de que ste ha entrado en una nueva fase, donde ya comienzan a recibir atenci n los problemas ticos de la salud p blica.

2 Se concluye, que la bio tica m dica, m s que una disciplina o una tendencia, constituye un paradigma en formaci n o conjunto de TENDENCIAS , que son expresi n de la extensi n del paradigma socio - m dico a la esfera de la tica en salud , lo que explica su convergencia con otras corrientes, presentes en el desarrollo de la salud p blica contempor nea, como la promoci n de salud orientada hacia el empoderamiento, la abogac a y la lucha por la equidad en salud . Finalmente, la bio tica m dica es caracterizada como un campo de lucha dentro del pensamiento y la pr ctica salubrista contempor neos, donde tambi n se dirime el bienestar y la salud del hombre. 2 2 INTRODUCCI N. La tica en salud constituye un campo de conocimiento y pr ctica de l mites a n insuficientemente definidos, que tiene como antecedente a la Etica m dica - tica aplicada a la actividad profesional del m dico, y por extensi n a la de los dem s profesionales de la salud - cuyo desenvolvimiento ir a aparejado al de esta profesi n.

3 Entre los profesionales de la salud , la tica ha sido tradicionalmente asumida como un conjunto de exigencias institucionales hacia su conducta profesional, las cuales se manifiestan en la pr ctica, como normas de comportamiento que gozan del reconocimiento generalizado de la comunidad profesional de que se trate. Las desviaciones son constantemente corregidas por esta, apelando, en oportunidades, al enjuiciamiento y sanci n p blicos de los infractores, frecuentemente, en respuesta a demandas de usuarios de los servicios, cuyos intereses han sido lesionados. Esto explica que la tica, resumida en c digos, haya sido adoptada en el sector salud , m s como una cuesti n pr ctica, que como una reflexi n sistem tica sobre la pr ctica real. En otras palabras, ha sido mayor la preocupaci n por establecer los l mites de la buena praxis, que por la generaci n de evidencia cient fica orientada a su perfeccionamiento.

4 Con ello, la tica ha sido mutilada en sus funciones esenciales: describir y analizar el cada vez m s complejo entramado de las relaciones humanas en la esfera de la salud y, sobre esta base, prescribir, es decir, proyectarse en relaci n con las normas, conductas y valores vigentes, con prop sitos educativos. El practicismo extremo ha conducido, de modo aparentemente parad jico, a la insuficiente atenci n a las cambiantes necesidades engendradas por la actividad humana en esta esfera. En las ltimas d cadas, y como consecuencia de la confluencia de diversos factores, se ha venido produciendo un redimensionamiento del campo de la tica en salud y, consecuentemente, cambios en la actitud de los profesionales del sector hacia esta. La consideraci n pragm tica, practicista, que negaba espacios 3 3a la tica como materia de ense anza, de investigaci n cient fica y de reflexi n cotidiana, ha comenzado a ser superada.

5 La creencia en que para comportarse ticamente, bastaba con ser bueno en los planos cient fico - t cnico y personal ha ido quedando atr s. La tica en salud se va transformando paulatinamente en cuesti n de aut ntica relevancia pr ctica, ntimamente vinculada al mejoramiento de la calidad de los servicios, a la oferta de servicios de excelencia. Sin embargo, el campo de la tica en salud se ha tornado en extremo complejo, plagado de propuestas dis miles, e incluso divergentes, que responden a la diversidad de los contextos socio - culturales y sistemas de salud en que son engendradas. Esto obliga a una minuciosa labor de discernimiento de los aspectos hist ricos, te rico - metodol gicos, ideol gicos y pr ctico - organizativos de estas, con el fin de caracterizarlas y evaluar su significaci n en el desarrollo de la salud p blica contempor nea, objetivo al cual se encuentra dedicado el presente trabajo. DESARROLLO. La Etica M dica.

6 La Etica M dica en la Antig edad. Los or genes de la Etica M dica se remontan al mundo antiguo. El C digo de Hammurabi (1753 a. n. e) incluye en su articulado, desde tan temprana poca, un conjunto de preceptos orientados a la regulaci n del ejercicio de la Medicina. El conocido Juramento Hipocr tico - que forma parte del Corpus Hippocraticum, colecci n de escritos m dicos de pocas y escuelas diversas recopilados en el siglo III a. n. e. - constituye el documento m s importante de la tradici n tica occidental en Medicina. El an lisis de ste y otros escritos de la poca, como los Consejos de Esculapio y las obras de Galeno, ha permitido caracterizar, con suficiente precisi n, la tica m dica en la Antig edad. Esta es una tica profundamente naturalista, al considerar que el ajustamiento al orden natural constituye el criterio supremo de moralidad. As , por ejemplo, las enfermedades cr nicas eran com nmente atribuidas a un desarreglo de las costumbres - mores - por defecto o por exceso (abuso de la bebida, de la comida, de otros placeres).

7 Esta transgresi n de costumbres naturales o ajustadas 4 4al orden natural - que era asumido como nico orden moral - determinar a que estas enfermedades fuesen consideradas enfermedades morales y que quienes las padec an - in firmus - fuesen tenidos por sujetos faltos de firmeza, no s lo f sica, sino tambi n moral, fuesen tratados como incapacitados f sicos y morales. Como consecuencia directa de esto, el m dico hubo de convertirse en moralista, en alguien capacitado para decidir qu es bueno y qu es malo para el enfermo, en un padre obligado a tomar decisiones en su lugar, porque l es como un ni o peque o incapacitado para hacerlo, en una madre que le hace m s grata la enfermedad y en un sacerdote de la naturaleza que tiene poder sobre la vida y la muerte y act a como mediador con el mundo divino. Estas actitudes, que de modo natural correspondi asumir al m dico, han recibido en la literatura la denominaci n gen rica de paternalismo infantil.

8 As nacer a la difundida pr ctica de no brindar informaci n al paciente sobre el diagn stico, tratamiento y pron stico de su enfermedad. En resumen, se configur , de modo natural, una situaci n en que el enfermo era considerado, no s lo un desvalido f sico, sino tambi n moral, correspondiendo al m dico moralmente virtuoso la funci n de f rreo director espiritual de ste, que no s lo aconseja, sino que decide en su nombre, le impone pautas de comportamiento y exige obediencia (Gracia D, 1989). Todo ello, inspirado en el Juramento Hipocr tico que establece los principios ticos de procurar el m ximo bien posible para el paciente ( Beneficencia ) y de evitar causarle da os ( No - Maleficencia ). La Etica M dica en el Medioevo. El paternalismo Hipocr tico transcendi sin dificultad alguna a la poca medieval. Solo que ahora, por sobre el orden natural , se alzar a el orden sobrenatural como criterio supremo de moralidad.

9 El Juramento de Asaph y la Plegaria del M dico de Maim nides constituyen testimonios de ello. La novedad de la tica m dica medieval se reduce, b sicamente, al tono marcadamente m stico de la misma, expresi n del dominio del credo monote sta cristiano en la vida espiritual de la poca. 5 5El ajustamiento al orden natural conservar a su vigencia, pero s lo en calidad de criterio de moralidad supeditado a un criterio superior: el ajustamiento al orden divino. As , el paradigma m dico - filos fico propio de la Antig edad ser a subsumido en el paradigma m dico - teol gico t pico de la poca medieval. El cristianismo ser a considerado religi n de enfermos o religi n m dica . Su divisa ser a: curar a veces, aliviar a menudo, consolar siempre . En correspondencia, se reconocer an dos ciencias: la Teolog a, para la salvaci n del alma, y la Medicina, para la salvaci n del cuerpo. El pecado, ser a concebido como enfermedad del alma , y la enfermedad, como pecado del cuerpo (Minetti JA, 1989).

10 El rol sacerdotal del m dico se potenciar a al m ximo. La figura del m dico - sacerdote, con su pr dica de filantrop a y ascetismo m sticos tipificar a la atenci n de salud en la poca. El Juramento Hipocr tico ser a cristianizado, pero sin alterarlo en su esencia. As , el cristianismo otorgar a universalidad a la tica hipocr tica, garantizando su vigencia a lo largo de muchos siglos. Conforme a la tica cristiana, los deberes del m dico medieval se resum an en la obligaci n moral de asistencia gratuita a los pobres, el compromiso de atender las necesidades religiosas del paciente, el cumplimiento de sus responsabilidades civiles establecidas en la legislaci n relativa al ejercicio de la profesi n y el acatamiento de las normas de etiqueta profesional. Es menester precisar, que la Medicina ir a alcanzando el rango de profesi n, s lo durante el per odo final de la poca, dejando de estar, paulatinamente, en manos de cl rigos, para comenzar a ser ejercida por laicos ilustrados, conscientes, no obstante, de su rol sacerdotal.


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