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La Fisica aventura del pensamiento - Albert Einstein y ...

La F sica, aventura del pensamiento Albert Einstein y leopold Infeld Preparado por Patricio Barros 1 La F sica, aventura del pensamiento Albert Einstein y leopold Infeld Preparado por Patricio Barros 2 Prefacio Antes de empezar la lectura, espera usted, con derecho, que se le conteste a preguntas muy sencillas: con qu prop sito ha sido escrito este libro?; qui n es el lector imaginario para el cual se escribi ? Es dif cil empezar contestando a estas preguntas de modo claro y convincente. Eso ser a mucho m s f cil, aunque superfluo, al final del libro. Nos resulta m s sencillo decir lo que este libro no pretende ser. No hemos escrito un texto de f sica.

La Física, aventura del pensamiento www.librosmaravillosos.com Albert Einstein y Leopold Infeld Preparado por Patricio Barros 2 Prefacio Antes de empezar la lectura, espera usted, con derecho, que se …

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1 La F sica, aventura del pensamiento Albert Einstein y leopold Infeld Preparado por Patricio Barros 1 La F sica, aventura del pensamiento Albert Einstein y leopold Infeld Preparado por Patricio Barros 2 Prefacio Antes de empezar la lectura, espera usted, con derecho, que se le conteste a preguntas muy sencillas: con qu prop sito ha sido escrito este libro?; qui n es el lector imaginario para el cual se escribi ? Es dif cil empezar contestando a estas preguntas de modo claro y convincente. Eso ser a mucho m s f cil, aunque superfluo, al final del libro. Nos resulta m s sencillo decir lo que este libro no pretende ser. No hemos escrito un texto de f sica.

2 Aqu no se encontrar un curso elemental de hechos y teor as f sicas. Nuestra intenci n fue, m s bien, describir a grandes rasgos, las tentativas de la mente humana para encontrar una conexi n entre el mundo de las ideas y el mundo de los fen menos. Hemos tratado de mostrar las fuerzas activas que obligan a la ciencia a inventar ideas correspondientes a la realidad de nuestro mundo. Pero la explicaci n ha tenido que ser sencilla. Del laberinto de hechos y conceptos hemos tenido que elegir alg n camino real que nos pareci m s caracter stico y significativo. Ha habido que omitir hechos y teor as que no se han alcanzado por este camino. Nos vimos forzados por nuestro objetivo general a efectuar una selecci n cuidadosa de hechos e ideas.

3 La importancia de un problema no debe juzgarse seg n el n mero de p ginas que se le dedican. Ciertas l neas esenciales del pensamiento no se han introducido, no porque nos parecieran faltas de importancia, sino porque no est n en o cerca del camino que hemos elegido. Mientras escrib amos este libro hemos tenido largas discusiones sobre las caracter sticas de nuestro lector ideal y nos hemos preocupado bastante de l. Lo imagin bamos falto de todo conocimiento concreto de f sica y matem ticas, pero lleno de un gran n mero de virtudes. Lo encontr bamos interesado en las ideas f sicas y filos ficas y nos ve amos forzados a admirar la paciencia con que luchar a para entender los pasajes de menor inter s y de mayor dificultad. Se dar a cuenta de que para comprender cualquier p gina tendr a que haber le do cuidadosamente todas las anteriores.

4 Sabr a que un libro cient fico, aunque popular, no debe leerse como una novela. La F sica, aventura del pensamiento Albert Einstein y leopold Infeld Preparado por Patricio Barros 3El libro es una simple charla entre usted y nosotros. Puede usted encontrarla interesante o aburrida, torpe o apasionante; pero nuestro objeto se habr cumplido si estas p ginas le dan una idea de la eterna lucha de la inventiva humana en su af n de alcanzar una comprensi n m s completa de las leyes que rigen los fen menos f sicos. La F sica, aventura del pensamiento Albert Einstein y leopold Infeld Preparado por Patricio Barros 4 Cap tulo 1 G nesis y ascensi n del punto de vista mec nico Contenido: 1.

5 El gran misterio 2. La primera clave 3. Vectores 4. El enigma del movimiento 5. Una clave que pas inadvertida 6. El calor, es una sustancia? 7. La monta a rusa 8. La equivalencia 9. El fondo filos fico teor a cin tica de materia 1. El gran misterio Imaginemos una novela perfecta de aventuras misteriosas. Tal relato presenta todos los datos y pistas esenciales y nos impulsa a descifrar el misterio por nuestra cuenta. Siguiendo la trama cuidadosamente, podremos aclararlo nosotros mismos un momento antes de que el autor nos d la soluci n al final de la obra. Esta soluci n, contrariamente a los finales de las novelas baratas, nos resulta perfectamente l gica; m s aun, aparece en el preciso momento en que es esperada. Podemos comparar al lector de semejante libro con los hombres de ciencia, quienes generaci n tras generaci n contin an buscando soluciones a los misterios del gran libro de la naturaleza?

6 S lo en parte y superficialmente. En realidad esta comparaci n no es v lida y tendr que abandonarse luego. El gran misterio permanece a n sin explicaci n. Ni siquiera podemos estar seguros de que tenga una soluci n final. La lectura nos ha hecho progresar mucho; nos ha ense ado los rudimentos del lenguaje de la naturaleza; nos ha capacitado para interpretar muchas claves y ha sido una fuente de gozo y satisfacci n en el avance La F sica, aventura del pensamiento Albert Einstein y leopold Infeld Preparado por Patricio Barros 5a menudo doloroso de la ciencia. No obstante el gran n mero de vol menes le dos e interpretados, tenemos conciencia de estar lejos de haber alcanzado una soluci n completa, si en realidad existe. En cada etapa tratamos de encontrar una interpretaci n que tenga coherencia con las claves ya resueltas.

7 Se han aceptado teor as que explicaron muchos hechos, pero no se ha desarrollado hasta el presente una soluci n general compatible con todas las claves conocidas. Muy a menudo una teor a que parec a perfecta result , m s adelante, inadecuada a la luz de nuevos e inexplicables hechos. Cuanto m s leemos, tanto m s apreciamos la perfecta realizaci n del libro, aun cuando la completa soluci n parece alejarse a medida que avanzamos hacia ella. En casi todas las novelas policiales, desde la aparici n de Conan Doyle, existe un momento en el cual el investigador ha reunido todos los datos que cree necesarios para resolver al menos una fase de su problema. Estos datos parecen, a menudo, completamente extra os, incoherentes y sin relaci n alguna entre s.

8 Pero el gran detective se da cuenta, sin embargo, de que no necesita por el momento acumular m s datos y de que llegar a su correlaci n con pensar, y s lo pensar, sobre la investigaci n que le preocupa. Por lo tanto, se pone a tocar su viol n o se recuesta en un sill n para gozar de una buena pipa: y repentinamente, " por J piter!", exclama: " ya est !". Es decir, que ahora ve claramente la relaci n entre los distintos hechos, antes incoherentes, y los ve vinculados adem s a otros que no conoc a pero que deben de haberse producido necesariamente; tan seguro est nuestro investigador de su teor a del caso, que, cuando lo desee, saldr a reunir los datos previstos, los cuales aparecer n como l los previ . El hombre de ciencia, leyendo el libro de la naturaleza, si se nos permite repetir esta trillada frase, debe encontrar la soluci n l mismo, porque no puede, como lo hacen ciertos lectores impacientes, saltar hacia el final del libro.

9 En nuestro caso, el lector es al mismo tiempo el investigador, que trata de explicar, por lo menos en parte, los numerosos hechos conocidos. Para tener tan s lo una soluci n parcial, el hombre de ciencia debe reunir los desordenados datos disponibles y hacerlos comprensibles y coherentes por medio del pensamiento creador. Nos proponemos, en las p ginas siguientes, describir a grandes rasgos la labor de los f sicos que La F sica, aventura del pensamiento Albert Einstein y leopold Infeld Preparado por Patricio Barros 6corresponde a la meditaci n pura del investigador. Nos ocuparemos, principalmente, del papel de los pensamientos e ideas en la b squeda aventurada del conocimiento del mundo f sico.

10 2. La primera clave Las tentativas de leer el grande y misterioso libro de la naturaleza son tan antiguas como el propio pensamiento humano. Sin embargo, hace s lo unos tres siglos que los hombres de ciencia han comenzado a entender su lenguaje. Su lectura ha progresado r pidamente desde entonces, es decir, desde Galileo y Newton; nuevas t cnicas y m todos sistem ticos de investigaci n se han desarrollado; ciertas claves han sido resueltas, aun cuando muchas soluciones resultaron temporales y superficiales a la luz de investigaciones posteriores. El problema del movimiento, uno de los m s fundamentales, ha sido oscurecido durante miles de a os por sus complicaciones naturales. Todos los movimientos que se observan en la naturaleza por ejemplo, la ca da de una piedra en el aire, un barco surcando el mar, un carro avanzando por una calle son en realidad muy intrincados.