Example: tourism industry

Las primeras epidemias de la Historia - sld.cu

Las primeras epidemias de la Historia El Mundo Antiguo se vio azotado por enfermedades que se extendieron velozmente con car cter epid mico o pand mico produciendo gran mortandad. Estas epidemias recibieron el nombre gen rico de pestes. En la Biblia es donde se encuentran las primeras menciones de la peste. En el Antiguo Testamento hay claras alusiones a ella. En Exodo (9,5) puede leerse: "Jehov dijo a Mois s y Aaron: Coged pu ados de ceniza de horno y esp rzala Mois s hacia el cielo a vista de Fara n y se convertir en polvo menudo en toda la tierra de Egipto de lo que resultar n tumores apostemados as en los hombres como en las bestias".

peste bubónica, como influenza, viruela, disentería bacilar, cólera y difteria. Pestilencia amarilla En 550 d.C. hubo una gran plaga en Inglaterra llamada "Pestis flava" o "Pestilencia amarilla", que debió ser una epidemia de hepatitis. Esta misma plaga apareció de nuevo en el año 664 d.C. y luego sobrevino de tiempo en tiempo.

Tags:

  Influenza, Primera, Historia, Primeras epidemias de la historia, Epidemias

Information

Domain:

Source:

Link to this page:

Please notify us if you found a problem with this document:

Other abuse

Transcription of Las primeras epidemias de la Historia - sld.cu

1 Las primeras epidemias de la Historia El Mundo Antiguo se vio azotado por enfermedades que se extendieron velozmente con car cter epid mico o pand mico produciendo gran mortandad. Estas epidemias recibieron el nombre gen rico de pestes. En la Biblia es donde se encuentran las primeras menciones de la peste. En el Antiguo Testamento hay claras alusiones a ella. En Exodo (9,5) puede leerse: "Jehov dijo a Mois s y Aaron: Coged pu ados de ceniza de horno y esp rzala Mois s hacia el cielo a vista de Fara n y se convertir en polvo menudo en toda la tierra de Egipto de lo que resultar n tumores apostemados as en los hombres como en las bestias".

2 Antes que Hip crates hubiese establecido las bases de la ciencia m dica, se consideraban las epidemias como un efecto de la c lera divina, opini n apoyada en la interpretaci n de los libros sagrados (Exodo, Jerem as, Isa as, Libro de los Reyes, Mateo) y en textos profanos de la antig edad (Ovidio, Plat n, Plutarco, Tito Livio, Plinio). Pero Hip crates consideraba que la peste se propiciaba en las estaciones c lidas y h medas. En su Tercer Libro de las epidemias afirma que el estado del aire y los cambios de estaci n engendran la peste. Arist teles si embargo las atribu a a la influencia de los cuerpos celestes.

3 Las plaga m s debastadora de las que asolaron en mundo griego fue la peste de Atenas (428 ), documentada con detalle por Tucidides, aunque hay descripciones m s confusas de la Peste de Agrigento (406 ) y Siracusa (396 ) as como de la Peste Julia (180 ) y de la m tica Peste de Egina que Ovidio menciona en sus "Metamorfosis". El imperio romano tampoco se libr de la peste. Marco Aurelio fue vicitima de la primera epidemia y En Roma y llegaron a morir en el siglo III cerca de personas al d a por su causa. Las grandes epidemias influyeron en la Historia . As se cree que el fracaso de Justiniano en restaurar la unidad imperial en el Mediterr neo se debi en gran parte al efecto de la plaga que disminuy alarmantemente sus ej rcitos.

4 Del mismo modo las fuerzas romanas y persas perdieron su resistencia ante los ej rcitos musulmanes en en a o 637. El avance del Islam separ el Este del Oeste. Estas fueron las epidemias m s importantes de este periodo: Peste de Atenas Una de las epidemias m s devastadoras de la antig edad fue la peste de Atenas que se propag en el a o 428 narrada por Tuc dides en su obra "La guerra del Peloponeso". Afirma el historiador que la peste proced a de Etiop a y que se produc a en las grandes aglomeraciones de las ciudades, los grandes calores y las guerras. El relato que dej de esta epidemia es tan rico en informaciones que merece ser conocido en el texto original, del cual entresacamos estas l neas: "en el principio del verano, los peloponesos y sus aliados invadieron el territorio da tica.

5 (..). Pocos d as despu s, sobrevino a los atenienses una terrible epidemia, la cual atac primero la ciudad de PDF created with pdfFactory Pro trial version y otros lugares. Jam s se en parte alguna azote semejante y v ctimas tan numerosas; los m dicos nada podian hacer, pues de principio desconoc an la naturaleza dde la enfermedad adem s fueron los primeros en tener contacto con los pacientes y mor an en primer lugar. A ciencia humana se mostr incapaz; en valo se elevaban oraciones en los templos. Finalmente, tudo fue renunciado ante a fuerza de la (..) Em general, el individuo no gozo se ve a s bitamente presa de los siguientes s ntomas: sent a en primer lugar violento dolor de cabeza; los ojos se vlv an rojos e inflamados; la lengua y la faringe asum an aspecto sanguinolento; la respiraci n se tornaba irregular y el aliento f tido.

6 Se segu an espiros y ronquidos. Poco despu s el dolor se localizaba en el pecho, acompa ndose de tos violenta; cuando atacaba al estomago, provocaba n useas y v mitos con regurgitaci n de bilis (..) La mayor parte moria al cabo de 7 a 9 d as consumidos por el fuego interior. (..) Los p jaros y los animales carn voros no tocaban los cad veres a pesar de la infinidad de ellos que permanec an insepultos. Si alguno los tocaba ca a muerto". Cuenta Tucidides que de hoplitas murieron y de soldados de caballer a murieron No se sabe con certeza qu peste fue, si fue peste bub nica, tifus, tifoidea, escarlatina o dos infecciones juntas.

7 Lo que queda claro es que las consecuencias de la peste fueron desastrosas para Atenas. Una de las v ctimas de la epidemia fue el gran estadista P ricles. Peste de Agrigento Di genes Laercio recogi varias leyendas sobre la muerte de Emp docles, que adem s de fil sofo y f sico, fue conocido por sus habilidades como m dico y sus actividades relacionadas con la magia o con el chamanismo. Una de estas leyendas dec a que Emp dotes se habr a arrojado al fuego tras realizar una curaci n milagrosa siendo desde entonces adorado por sus conciudadanos como un dios: ".. habiendo acometido a los selinuncios un contagio de peste por el hecho de un r o cercano corrompido, de modo que no s lo mor an, sino que tambi n se les dificultaban los partos a las mujeres, discurri Emp docles conducir a l a costa suya dos de los r os m s inmediatos, con cuya mezcla se endulzaron las aguas.

8 Cesada la peste, y hall ndose los selinuncios celebrando un banquete a las orillas del r o, apareci all Emp docles; y ellos, levant ndose, lo adoraron como un dios y le ofrecieron sus votos. As , queriendo confirmar esta opini n, se arroj al fuego. Pero Timeo contradice esto, diciendo abiertamente c mo Emp docles se retir al Peloponeso y ya no volvi ; por cuya raz n es incierta su muerte"). Lo que parece cierto es que Parece que Emp docles mand tapiar una garganta estrecha por donde soplaba un viento cargado de "horribles efluvios" de un pantano cercano. Peste de Siracusa Esta plaga sobrevino en el a o 396 , cuando el ej rcito cartagin s siti Siracusa, en It lia.

9 La enfermedad surgi entre los soldados cartagineses, expandi ndose r pidamente entre ellos y diezmando su ej rcito . Se manifest inicialmente con s ntomas respiratorios, fiebre, tumefacci n del cuello y dolores costales. Seguidamente aparec an disenteria y erupci nes pustulosas en toda la superficie del cuerpo. Los soldados PDF created with pdfFactory Pro trial version an entre el cuarto y sexto d a, con ataques de delirio y sufrimientos atroces. El Imperio Romano fue el gran beneficiario de aquella epidemia, venciendo f cilmente a sus invasores. Peste Antonina As llamada por haber surgido en el siglo II , cuando gobernaba Roma el emperador Marco Aurelio, de la familia de los antoninos.

10 Caus gran devastaci n en la capital del imperio, extendi ndose a toda a Italia y a la Galia (Francia). Galeno describi los s ntomas presentados por los enfermos de esta manera: "ardor inflamatorio en los ojos; enrojecimiento sui generis de la cavidad bucal e de la lengua; aversi n a los alimentos; sed inextinguible; temperatura exterior normal, contrastando con la sensaci n de abrasamento interior; piel enrojecida y h meda; tos violenta y ronca; signos de flegmasia laringobronquica; fetidez do aliento; erupciones y f stulas, diarrea, agotamiento f sico; gangrenas parciales y separaci n espont nea de rganos; perturbaciones de las faculdades intelectuales.


Related search queries