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Lectio Divina para la Tercera Semana de Adviento - usccb.org

Lectio Divina para la Tercera Semana de Adviento Empecemos nuestra oraci n: En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Esp ritu Santo. Amen. Escucha, Se or, nuestras plegarias y con la luz de tu Hijo, que viene a visitarnos, ilumina las tinieblas de nuestro coraz n. Por nuestro Se or Jesucristo. (Oraci n colecta, Lunes de la III Semana de Ad-viento Lectura ( Lectio ) Lee la siguiente Escritura dos o tres veces. Juan 1, 6-8. 19-28 Hubo un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan. ste vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de l. l no era la luz, sino testigo de la luz. ste es el testimonio que dio Juan el Bautista, cuando los jud os enviaron desde Jerusal n a unos sacerdotes y levitas para preguntarle: Qui n eres t ?)

Lectio Divina para la Tercera Semana de Adviento Empecemos nuestra oración: En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amen. Escucha, Señor, nuestras plegarias

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1 Lectio Divina para la Tercera Semana de Adviento Empecemos nuestra oraci n: En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Esp ritu Santo. Amen. Escucha, Se or, nuestras plegarias y con la luz de tu Hijo, que viene a visitarnos, ilumina las tinieblas de nuestro coraz n. Por nuestro Se or Jesucristo. (Oraci n colecta, Lunes de la III Semana de Ad-viento Lectura ( Lectio ) Lee la siguiente Escritura dos o tres veces. Juan 1, 6-8. 19-28 Hubo un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan. ste vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de l. l no era la luz, sino testigo de la luz. ste es el testimonio que dio Juan el Bautista, cuando los jud os enviaron desde Jerusal n a unos sacerdotes y levitas para preguntarle: Qui n eres t ?)

2 L reconoci y no neg qui n era. l afirm : Yo no soy el Mes as . De nuevo le preguntaron: Qui n eres, pues? Eres El as? l les respondi : No lo soy . Eres el profeta? Respondi : No . Le dijeron: Entonces dinos qui n eres, para poder llevar una respuesta a los que nos enviaron. Qu dices de ti mismo? Juan les contest : Yo soy la voz que grita en el desierto: Enderecen el camino del Se or , como anunci el profeta Isa as . Los enviados, que pertenec an a la secta de los fari-seos, le preguntaron: Entonces por qu bautizas, si no eres el Mes as, ni El as, ni el profeta? Juan les respondi : Yo bautizo con agua, pero en medio de ustedes hay uno, al que ustedes no conocen, al-guien que viene detr s de m , a quien yo no soy digno de desatarle las correas de sus sandalias.

3 Esto sucedi en Betania, en la otra orilla del Jord n, donde Juan bautizaba. Meditaci n (Meditatio) Despu s de la lectura, toma unos momentos para reflexionar en silencio acerca de una o m s de las siguientes preguntas: Cu l palabra o palabras en este pasaje capta-ron tu atenci n? Qu parte en este pasaje te consol ? Qu parte en este pasaje te desafi ? Si practicas la Lectio Divina como familia o en un grupo, luego del tiempo de reflexi n, invita a los participantes a compartir sus respuestas. 2 Oraci n (Oratio) Lee el pasaje de la Escritura una vez m s. Dale al Se or la alabanza, petici n y acci n de gracias que la Palabra te ha inspirado. Contemplaci n (Contemplatio) Lee nuevamente el pasaje de la Escritura, seguida de esta reflexi n: Qu conversi n de la mente, del coraz n y de la vida me pide el Se or?

4 Ste vino como para que todos creyeran por medio de l. De qu manera da mi vida testi-monio de lo que creo? C mo anima o desanima a otros a encontrarse con Jes s? Entonces dinos qui n eres, para poder llevar una respuesta a los que nos enviaron. Qu dices de ti mismo? C mo describir as el modo en que vives tu fe? C mo lo describir an otros? La voz que grita en el desierto. Qu desiertos en mi vida tienen sed de la gracia de Dios? En qu de-siertos estoy llamado a proclamar la palabra de mi-sericordia y amor de Dios? Despu s de unos momentos de reflexi n en silencio, todos recen la Oraci n del Se or y la siguiente: Oraci n final: Mi alma glorifica al Se or y mi esp ritu se llena de j bilo en Dios, mi salvador, porque puso los ojos en la humildad de su esclava.

5 Desde ahora me llamar n dichosa todas las generaciones, porque ha hecho en m grandes cosas el que todo lo puede. Santo es su nombre y su misericordia llega, de generaci n en generaci n, a los que lo temen. A los hambrientos los colm de bienes y a los ricos los despidi sin nada. Acord ndose de su misericordia, vino en ayuda de Israel, su siervo. Lucas 1:46-50, 53-54 Vivir la Palabra esta Semana C mo puedo convertir mi vida en un don de caridad para los dem s? Comparte tu fe con alguien, en palabra u obra. Ben-dice los alimentos cuando comas en un restaurante. Lee la Biblia o reza en el bus durante tu viaje al tra-bajo. Invita a alguien a Misa. Haz un acto de cari-dad. Escribe a un l der politico sobre un asunto moral.

6 Copyright 2017, United States Conference of Catholic Bishops, Washington, DC. Todos derechos reservados. Los textos de la Sagrada Escritura utilizados en esta obra han sido tomados de los Leccionarios I, II y III, propiedad de la Comisi n Episcopal de Pastoral Lit rgica de la Conferencia Episcopal Mexicana, copyright 1987, quinta edici n de se-tiembre de 2004. Utilizados con permiso. Todos los derechos reservados. Extractos del Misal Romano 1975, Comisi n Episcopal de Pastoral Lit rgica de la Conferencia del Episcopado Mexi-cano. Utilizados con permiso. Todos los derechos reservados.


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