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Libro de los Ejercicios Espirituales

Ejercicios Espirituales 1 Ejercicios Espirituales 2 PROLOGO Presentamos hoy una nueva Edici n del celebre Libro de los Ejercicios Espirituales , compuesto por San Ignacio de Loyola. Su actualidad es impresionante: En primer lugar, por la celestial Sabidur a que encierran, la cual trasciende el espacio y el tiempo. En segundo lugar, por la Autoridad del Magisterio de la Iglesia, que desde Paulo III hasta Paulo VI, los ha recomendado ininterrumpidamente. En tercer lugar, por las necesidades apremiantes de la poca en que vivimos, marcada por una tremenda crisis de valores.

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1 Ejercicios Espirituales 1 Ejercicios Espirituales 2 PROLOGO Presentamos hoy una nueva Edici n del celebre Libro de los Ejercicios Espirituales , compuesto por San Ignacio de Loyola. Su actualidad es impresionante: En primer lugar, por la celestial Sabidur a que encierran, la cual trasciende el espacio y el tiempo. En segundo lugar, por la Autoridad del Magisterio de la Iglesia, que desde Paulo III hasta Paulo VI, los ha recomendado ininterrumpidamente. En tercer lugar, por las necesidades apremiantes de la poca en que vivimos, marcada por una tremenda crisis de valores.

2 Los Ejercicios Ignacianos no pueden estar (como hoy se dice) superados , por la sencilla raz n de que contienen la quintaesencia del Evangelio, y son una s ntesis de la Historia de la Salvaci n. Qui n podr calcular los copios simos frutos cosechados en las tandas y retiros, la cantidad fabulosa de conversiones que han obrado, la pl yade de Santos que han suscitado? El mismo San Ignacio reconoc a humildemente que los Ejercicios eran todo lo mejor que yo en esta vida puedo pensar, sentir y entender, y as para el hombre poderse aprovechar a si mismo como para fructificar, ayudar y aprovechar a otros muchos . Nosotros pensamos lo mismo.

3 Raz n por la cual estamos consagrados, desde hace ya muchos a os, a promover un Movimiento de Ejercicios , que sea como un Pentecost s Los Ejercicios son necesarios para todos, en especial para aquellos que est n mas ocupados. Jes s nos dio ejemplo retir ndose al desierto por espacio de cuarenta d as (Mateo 1-4), y llevando a sus disc pulos a la soledad dici ndoles: Venid, retir monos a un lugar desierto para descansar un (Marcos 6-31), y mand ndoles que se recogieran en el Cen culo durante diez d as hasta recibir el Esp ritu Santo (Lucas 24-49). Los Ejercicios son infalibles , pero a condici n de que sean aut nticos, practicados en completo silencio y con una duraci n suficiente.

4 Tanto el Director como el ejercitante tienen que ser escrupulosamente fieles al M todo, que, por otra parte, se adapta maravillosamente a todas las circunstancias y condiciones de las personas. Editamos el texto aut grafo espa ol, copia fiel del original (no se conserva el manuscrito) hecha por un amanuense, bajo la direcci n y con correcciones de la misma mano del Santo. De esta manera podr el ejercitante penetrar mejor en el genuino pensamiento de San Ignacio, y, al mismo tiempo, saborear su t pico estilo. El lector hallara al final una lista de palabras y expresiones antiguas, de dif cil entendimiento, con la correspondiente transposici n al castellano moderno.

5 N tese que los Ejercicios no han sido escritos para ser le dos , sino para ser vividos , durante y despu s del retiro. El secreto de su irresistible eficacia est en que van dirigidos directamente al coraz n del hombre, provocando en l cambio profundo, una nueva manera de ser de pensar y de obrar. La soluci n a todos los problemas esta precisamente en la Conversi n total del hombre. No hay sociedad sino hay hombres ! Y no hay hombres sino est n llenos de Dios! Ejercicios Espirituales 3 Ah est el quid de la cuesti n! Una vez re-cristianizado el hombre, ser re-cristianizado todo el Orden Temporal, en sus m ltiples aspectos: individual, familiar, profesional, econ mico, pol tico y social.

6 En una palabra: instaurar todo en Cristo! Nuestro anhelo es formar una Legi n de santos, de s lida doctrina, estrechamente unidos, enamorados de Cristo Rey, con ardiente celo apost lico, forjados en la fragua de los Ejercicios . Entendemos que es el mejor servicio que podemos prestar a la Santa Iglesia y a la Patria para la Mayor Gloria de Dios. P- Jos Luis Torres-Pardo CR Rosario, 1977 Ejercicios Espirituales 4 JHS [1] ANNOTACIONES PARA TOMAR ALGUNA INTELIGENCIA EN LOS EXERCICIOS SPIRITUALES QUE SE SIGUEN, Y PARA AYUDARSE, ASI EL QUE LOS HA DE DAR, COMO EL QUE LOS HA DE RESCIBIR. 1 annotaci n. La primera annotaci n es, que por este nombre, exercicios spirituales, se entiende todo modo de examinar la consciencia, de meditar, de contemplar, de orar vocal y mental, y de otras spirituales operaciones, seg n que adelante se dir.

7 Porque as como el pasear, caminar y correr son exercicios corporales; por la mesma manera, todo modo de preparar y disponer el nima para quitar de s todas las afecciones desordenadas y, despu s de quitadas, para buscar y hallar la voluntad divina en la disposici n de su vida para la salud del nima, se llaman exercicios spirituales. [2] 2 La segunda es, que la persona que da a otro modo y orden para meditar o comtemplar, debe narrar fielmente la historia de la tal comtemplaci n o meditaci n, discurriendo solamente por los punctos con breve o sumaria declaraci n; porque la persona que contempla, tomando el fundamento verdadero de la historia, discurriendo y raciocinando por s mismo, y hallando alguna cosa que haga un poco m s declarar o sentir la historia, quier por la raciocinaci n propia, quier sea en quanto el entendimiento es ilucidado por la virtud divina, es de m s gusto y fructo spiritual, que si el que da los exercicios hubiese mucho declarado y ampliado el sentido de la historia; porque no el mucho saber harta y satisface al nima, mas el sentir y gusta de las cosas internamente.

8 [3] 3 La tercera: como en todos los exercicios siguientes spirituales usamos de los actos del entendimiento discurriendo y de los de la voluntad affectando; advertamos que en los actos de la voluntad, quando hablamos vocalmente o mentalmente con Dios nuestro Se or o con sus santos, se requiere de nuestra parte mayor reverencia, que quando usamos del entendimiento entendiendo. [4] 4 La quarta: dado que para los exercicios siguientes se toman quatro semanas, por corresponder a quatro partes en que se dividen los exercicios; es a saber, a la primera, que es la consideraci n y contemplaci n de los pecados; la 2 es la vida de Christo nuestro Se or hasta el d a de ramos inclusive; la 3 la passi n de Christo nuestro Se or; la 4 la resurrecci n y ascensi n, poniendo tres modos de orar: tamen, no se entienda que cada semana tenga de necesidad siete o ocho d as en s.

9 Porque como acaesce que en la primera semana unos son m s tardos para hallar lo que buscan, es a saber, contrici n, dolor, l grimas por sus pecados; asimismo como unos sean m s diligentes que otros, y m s agitados o probados de diversos sp ritus; requi rese algunas veces acortar la semana, y otras veces alargarla, y as en todas las otras semanas siguientes, buscando las cosas seg n la materia subiecta; pero poco m s o menos se acabar n en treinta d as. [5] 5 La quinta: al que rescibe los exercicios mucho aprovecha entrar en ellos con grande nimo y liberalidad con su Criador y Se or, ofreci ndole todo su querer y libertad, para que su divina majestad, as de su persona como de todo lo que tiene se sirva conforme a su sanct sima voluntad.

10 [6] 6 La sexta: el que da los exercicios, quando siente que al que se exercita no le vienen algunas mociones spirituales en su nima, ass como consolaciones o dessolaciones, ni es agitado de varios sp ritus; mucho le debe interrogar cerca los exercicios, si los hace a sus tiempos destinados y c mo; asimismo de las addiciones, si con diligencia las hace, pidiendo particularmente de cada cosa destas. Habla de consolaci n y desolaci n, n m. [316] de addiciones, n m. [73]. [7] 7 La s ptima: el que da los exercicios, si vee al que los rescibe, que est desolado y tentado, no se haya con l duro ni desabrido, mas blando y suave, d ndole nimo y fuerzas para adelante, y descubri ndole las astucias del enemigo de natura humana, y haci ndole preparar y disponer para la Ejercicios Espirituales 5 consolaci n ventura.


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