Example: quiz answers

Los Hechos de los Apóstoles (1957)

Los Hechos de los ap stoles ellen g . white 1957. Copyright 2012. ellen g . white Estate, Inc. Informaci n sobre este libro Vista General Este libro electronic es proporcionado por ellen g . white Estate. Se incluye en el m s amplio de libertadLibros online Colecci n en el sitio de Elena G. De white Estate Web. Sobre el Autor ellen g . white (1827-1915) es considerada como el autor m s traducido de Am rica, sus obras han sido publicadas en m s de 160 idiomas. Ella escribi m s de p ginas en una amplia variedad de temas espirituales y pr cticos. Guiados por el Esp ritu Santo, que exalt a Jes s y se refiri a las Escrituras como la base de la fe. Otros enlaces Una breve biograf a de Elena G. de white Sobre la Elena G. white Estate Licencia de Usuario Final La visualizaci n, impresi n o la descarga de este libro le con- cede solamente una licencia limitada, no exclusiva e intransferible para el uso exclusivamente para su uso personal.

Este libro electronic es proporcionado porEllen G. White Estate. Se incluye en el más amplio de libertadLibros onlineColección en el sitio de Elena G. De White Estate Web. Sobre el Autor Ellen G. White (1827-1915) es considerada como el autor más traducido de América, sus obras han sido publicadas en más de 160 idiomas.

Tags:

  White, Lenel, Ellen g

Information

Domain:

Source:

Link to this page:

Please notify us if you found a problem with this document:

Other abuse

Transcription of Los Hechos de los Apóstoles (1957)

1 Los Hechos de los ap stoles ellen g . white 1957. Copyright 2012. ellen g . white Estate, Inc. Informaci n sobre este libro Vista General Este libro electronic es proporcionado por ellen g . white Estate. Se incluye en el m s amplio de libertadLibros online Colecci n en el sitio de Elena G. De white Estate Web. Sobre el Autor ellen g . white (1827-1915) es considerada como el autor m s traducido de Am rica, sus obras han sido publicadas en m s de 160 idiomas. Ella escribi m s de p ginas en una amplia variedad de temas espirituales y pr cticos. Guiados por el Esp ritu Santo, que exalt a Jes s y se refiri a las Escrituras como la base de la fe. Otros enlaces Una breve biograf a de Elena G. de white Sobre la Elena G. white Estate Licencia de Usuario Final La visualizaci n, impresi n o la descarga de este libro le con- cede solamente una licencia limitada, no exclusiva e intransferible para el uso exclusivamente para su uso personal.

2 Esta licencia no permite la republicaci n, distribuci n, cesi n, sublicencia, venta, preparaci n de trabajos derivados, o cualquier otro uso. Cualquier uso no autorizado de este libro termina la licencia otorgada por la presente. Para m s informaci n Para obtener m s informaci n sobre el autor, los editores, o c mo usted puede apoyar este servicio, p ngase en contacto con el Elena I. G. de white en Estamos agradecidos por su inter s y comentarios y les deseo la bendici n de Dios a medida que lee. II. III. Prefacio En todas las pocas de la triste y contradictoria carrera del mun- do, Dios ha tenido sus testigos. En la naturaleza, la hierba y las flores, los matorrales y los arbustos, los valles y las llanuras, las monta as y las colinas, los r os y los lagos, los mares y la tierra, han dado testimonio de su sabidur a, habilidad y bondad.

3 Los cielos han dado testimonio de su poder, su omnisciencia y su divinidad. Los flam geros orbes y resplandecientes estrellas han declarado con lenguas de luz la gloria de Dios, y revelado a los hombres la hermosura de sus obras. Durante siglos, su Palabra bienaventurada, viva y escrita, ha relatado la historia de su amor creador y redentor, e invitado fer- vorosamente a los hombres a acudir a l para hallar justicia, paz y descanso. Preeminentemente, se destaca a trav s de los siglos el Testi- go Fiel y Verdadero, nuestro Se or Jesucristo, la Palabra de Dios encarnada, la plenitud de jud os y gentiles. Siguiendo en orden al Hijo divino, y mayor a n en su influen- cia directa, es la manifestaci n de la vida de nuestro Se or entre los hombres. Dios se deleita en tomar al ser humano imperfecto y transformarlo para alabanza de la gloria de su gracia.

4 Lo hizo de una manera supereminente despu s de la resurrecci n de nues- tro Se or. El testimonio de Dios en los ap stoles y evangelistas fu el testimonio de una humanidad regenerada, creada de nuevo y engrandecida. Al pescador, al escriba, al estudiante, al m dico, al hacedor de tiendas, hab an sido reveladas visiones de Dios; y esas visiones, en el poder de Cristo, hicieron de los hombres que tem an [6] a Dios, pero no temblaban ante el rostro de los hombres, seres que moldearon los siglos siguientes. A sus vol menes maravillosamente instructivos de la serie: Pa- triarcas y Profetas, El Deseado de Todas las Gentes y El Conflicto de los Siglos, la autora a adi Los Hechos de los Ap stoles, donde IV. estudia los anales de los que testificaron por Dios despu s de la vida de nuestro Se or. Este libro inspirado arroja raudales de luz sobre la iglesia apos- t lica y el portentoso significado que tiene para nosotros en este tiempo.

5 La iglesia militante exige una iglesia triunfante. En toda su guerra, sus pruebas, sus derrotas, ha tenido la visi n de su victoria. Sobre todos los ruidos discordantes de la tierra, ha o do la voz alen- tadora de su Capit n. El que sufri por sus hijos los est escogiendo para que reinen con l. El que vino a morir en la humillaci n, el Doliente, vuelve en gloria, como el que ha de reinar para siempre. Los editores se alegran por tener oportunidad de dar a las almas expectantes, anhelantes, fervorosas, y al p blico en general, que busca la salvaci n en Cristo Jes s, este libro valioso, esta historia de los testigos de Dios. Los Editores. [7]. ndice VI. ndice general Informaci n sobre este libro .. I. Prefacio .. I V. ndice .. V I. Cap tulo 1 El prop sito de Dios para su iglesia .. 9. Cap tulo 2 La preparaci n de los doce.

6 14. Cap tulo 3 La gran comisi n .. 19. Cap tulo 4 Pentecost s .. 26. Cap tulo 5 El don del esp ritu .. 34. Cap tulo 6 A la puerta del templo .. 41. Cap tulo 7 Una amonestaci n contra la hipocres a .. 50. Cap tulo 8 Ante el Sanedr n .. 55. Cap tulo 9 Los siete di conos .. 62. Cap tulo 10 El primer m rtir cristiano .. 69. Cap tulo 11 El evangelio en Samaria .. 73. Cap tulo 12 De perseguidor a disc pulo .. 79. Cap tulo 13 D as de preparaci n .. 87. Cap tulo 14 Un investigador de la verdad .. 93. Cap tulo 15 Librado de la c rcel .. 101. Cap tulo 16 El evangelio en Antioqu a .. 110. Cap tulo 17 Heraldos del evangelio .. 118. Cap tulo 18 La predicaci n entre los paganos .. 125. Cap tulo 19 Jud os y gentiles .. 133. Cap tulo 20 Pablo exalta la cruz .. 142. Cap tulo 21 En las regiones lejanas .. 149.

7 Cap tulo 22 Tesal nica .. 156. Cap tulo 23 Berea y Atenas .. 163. Cap tulo 24 Corinto .. 171. Cap tulo 25 Las cartas a los Tesalonicenses .. 179. Cap tulo 26 Apolos en Corinto .. 188. Cap tulo 27 Efeso .. 197. Cap tulo 28 D as de trabajo y de prueba .. 204. Cap tulo 29 Amonestaci n y s plica .. 209. Cap tulo 30 Llamamiento a alcanzar una norma m s alta .. 216. Cap tulo 31 Se escucha el mensaje .. 225. VII. VIII Los Hechos de los Ap stoles Cap tulo 32 Una iglesia generosa .. 234. Cap tulo 33 Trabajos y dificultades .. 242. Cap tulo 34 Un ministerio consagrado .. 251. Cap tulo 35 La salvaci n ofrecida a los jud os .. 260. Cap tulo 36 Apostas a en Galacia .. 267. Cap tulo 37 ltimo viaje de Pablo a Jerusal n .. 271. Cap tulo 38 La prisi n de Pablo .. 278. Cap tulo 39 El juicio en Cesarea .. 291.

8 Cap tulo 40 Pablo apela a C sar .. 297. Cap tulo 41 Casi me persuades .. 300. Cap tulo 42 El viaje y el naufragio .. 304. Cap tulo 43 En Roma .. 310. Cap tulo 44 En la casa de C sar .. 320. Cap tulo 45 Cartas escritas desde Roma .. 325. Cap tulo 46 Pablo en libertad .. 336. Cap tulo 47 El ltimo arresto de Pablo .. 339. Cap tulo 48 Pablo nuevamente ante Ner n .. 341. Cap tulo 49 La ltima carta de Pablo .. 345. Cap tulo 50 Condenado a muerte .. 353. Cap tulo 51 Un fiel subpastor .. 357. Cap tulo 52 Firme hasta el fin .. 368. Cap tulo 53 Juan el amado .. 375. Cap tulo 54 Un testigo fiel .. 380. Cap tulo 55 Transformado por gracia .. 388. Cap tulo 56 Patmos .. 395. Cap tulo 57 El Apocalipsis .. 402. Cap tulo 58 La iglesia triunfante .. 412. Cap tulo 1 El prop sito de Dios para su iglesia La Iglesia es el medio se alado por Dios para la salvaci n de los hombres.

9 Fu organizada para servir, y su misi n es la de anunciar el Evangelio al mundo. Desde el principio fu el plan de Dios que su iglesia reflejase al mundo su plenitud y suficiencia. Los miembros de la iglesia, los que han sido llamados de las tinieblas a su luz admirable, han de revelar su gloria. La iglesia es la depositaria de las riquezas de la gracia de Cristo; y mediante la iglesia se manifestar . con el tiempo, aun a los principados y potestades en los cielos . (Efesios 3:10), el despliegue final y pleno del amor de Dios. Muchas y maravillosas son las promesas registradas en las Escri- turas en cuanto a la iglesia. Mi casa, casa de oraci n ser llamada de todos los pueblos. Isa as 56:7. Y dar a ellas, y a los alrededores de mi collado, bendici n; y har descender la lluvia en su tiempo, lluvias de bendici n ser Y despertar les una planta por nombre, y no m s ser n consumidos de hambre en la tierra, ni ser n m s avergonzados de las gentes.

10 Y sabr n que yo su Dios Jehov soy con ellos, y ellos son mi pueblo, la casa de Israel, dice el Se or Jehov .. Ezequiel 34:26, 29-31. Vosotros sois mis testigos, dice Jehov , y mi siervo que yo escog ; para que me conozc is y cre is, y entend is que yo mismo soy; antes de m no fu formado Dios, ni lo ser despu s de m . Yo, yo Jehov ; y fuera de m no hay quien salve. Yo anunci , y salv , e hice o r, y no hubo entre vosotros extra o. Vosotros pues sois mis testigos, dice Jehov , que yo soy Dios. Yo Jehov te he llamado en justicia, y te tendr por la mano; te guardar y te pondr por alianza del pueblo, por luz de las gentes; para que abras ojos de ciegos, para que saques de la c rcel a los presos, y de casas de prisi n a los que [10]. est n de asiento en tinieblas. Isa as 43:10-12; 42:6, 7. En hora de contentamiento te o , y en el d a de salud te ayud : y guardarte he, y te dar por alianza del pueblo, para que levantes la tierra, para que heredes asoladas heredades; para que digas a los presos: Salid; y a los que est n en tinieblas: Manifestaos.


Related search queries