Example: bankruptcy

MEMORIAS DE UNA PRINCESA RUSA - mxgo.net

MEMORIAS DE UNA PRINCESA RUSA Primera parte Lo que sigue es un resumen del diario que llevaba, de manera circunstancial y detallada, la distinguida persona de cuya historia ntima trata. Aunque se verifica cotidianamente, es curioso que -por necesario que parezca ocultar nuestros defectos y debilidades a la vista de otros- a menudo se descubre que un relato completo de nuestras acciones y nuestra conducta -escrito por la propia mano, inmutable e innegable- permanece en forma de diario ntimo: en un registro de hechos, fantas as y emociones que siempre tendr amos que haber estado ansiosos, y lo est bamos, por enterrar en el olvido. Hay alguna camarader a en la mera comuni n de la pluma y el papel? Se alivian en cierta medida los pensamientos ego stas y acciones secretas confi ndolas al papel bajo la forma de un diario?

Estos eran los tiempos en que floreció la joven . dama rusa de quien trata este relato, y cuyo diario he anotado, y cuyo début tuvo lugar en una sociedad del todo corrupta,

Tags:

  Usar, Ommaire, Mxgo, Memorias de una princesa rusa mxgo, Princesa, Rusa de

Information

Domain:

Source:

Link to this page:

Please notify us if you found a problem with this document:

Other abuse

Transcription of MEMORIAS DE UNA PRINCESA RUSA - mxgo.net

1 MEMORIAS DE UNA PRINCESA RUSA Primera parte Lo que sigue es un resumen del diario que llevaba, de manera circunstancial y detallada, la distinguida persona de cuya historia ntima trata. Aunque se verifica cotidianamente, es curioso que -por necesario que parezca ocultar nuestros defectos y debilidades a la vista de otros- a menudo se descubre que un relato completo de nuestras acciones y nuestra conducta -escrito por la propia mano, inmutable e innegable- permanece en forma de diario ntimo: en un registro de hechos, fantas as y emociones que siempre tendr amos que haber estado ansiosos, y lo est bamos, por enterrar en el olvido. Hay alguna camarader a en la mera comuni n de la pluma y el papel? Se alivian en cierta medida los pensamientos ego stas y acciones secretas confi ndolas al papel bajo la forma de un diario?

2 Un diario que, naturalmente, ser destruido - siempre ser destruido!-, cela va sans dire. No ocurre que un algo secreto, af n al orgullo y la satisfacci n, brota en el individuo en el mismo devilment, e inspira la sensaci n de que es una pena que no quede constancia de tanta astucia, de una gratificaci n bien ganada, aunque s lo sea para nuestro uso y que luego ser entregado a las llamas? Cu ntos conocimientos debe el mundo a los diarios ntimos, y cu ntos de stos estaban destinados a ver la luz? Esa ser a una cuesti n interesante para analizar, aunque no es la que nos ocupa de momento. Baste decir que la distinguida e influyente persona, de cuyas copiosas notas privadas he entresacado audazmente lo que sigue, ya no existe, y que su diario ntimo, con otros documentos y efectos familiares, qued bajo la custodia del bibliotecario de uno de los Dep sitos del Patrimonio Ruso del gobierno de **, cuyos raros manuscritos y papeles meticulosamente reunidos he sido autorizado a estudiar.

3 El per odo en que ocurrieron los acontecimientos de que me ocupo fue el posterior al final del reinado de Catalina B, mientras su hijo Pablo, tras suceder a la disoluta soberana, permit a que su corte, ya contaminada por el descarado libertinaje de su madre, se revolcara en los vicios sin restricciones que ella hab a inculcado, y que continuara --siguiendo su propio ejemplo y est mulo- la inmoralidad desenfrenada de sus nobles; concretamente, los a os 1796 y 1797. Si el lector desea conocer sintetizadas en pocas palabras las costumbres corte rusa durante el reinado de Catalina II, puede leer el siguiente p rrafo de un historiador imparcial: < No creemos que la historia de ning n otro pueblo presente, en los tiempos modernos, una imagen de inmoralidad m s completa y m s odio sa que la del pueblo ruso bajo el reinado de la notoria Catalina.

4 Ni las abominaciones de un Tiberio, ni las depravaciones de un Heliog balo, ni las impuras tradiciones de la degenerada y degradada Roma, sobrecogen con mayor asombro . < San Petersburgo se hab a convertido en una segunda s , diez mil veces peor que Babilonia en los desenfrenados excesos en que sus habitantes de todas clases -corte, nobleza y pueblo- se sumieron y se entregaron , escribe otro comentarista, instigados por el fatal ejemplo de la tan lisonjeada pero desvergonzada zarina. Estos eran los tiempos en que floreci la joven . dama rusa de quien trata este relato, y cuyo diario he anotado, y cuyo d but tuvo lugar en una sociedad del todo corrupta, cuyas costumbres y ejemplos habr an sido peligrosos por s solos, aunque no hubiesen estado ya en la joven esos fatales g rmenes de car cter y temperamento que por s solos la habr an llevado a una vida impura, aun sin el est mulo del ejemplo circundante.

5 La PRINCESA V vara Softa, hija nica del pr ncipe Demetri **, uno de los boyardos m s grandes y ricos del imperio, ten a apenas poco m s de catorce a os cuando se gan como d butante la admiraci n de la sociedad por su belleza y el raro encanto de su manera de ser. Su madre hab a muerto al darla a luz. No debe olvidarse que en Rusia una ni a de catorce a os est tan adelantada como una mujer inglesa cuatro a os mayor. La educaci n de esa jovencita hab a sido m s amplia de lo habitual: era una consumada poliglota, desde la cuna le hab an ense ado a expresarse fluidamente en alem n, franc s e ingl s; y una parisina, brillante aunque cuestionable modelo de distinci n, hab a agregado el toque de gracia en todas las elegantes trivialidades que dan el acabado para destacar en el grand monde.

6 Es f cil llegar a la conclusi n de que, en semejante sociedad, la distinci n -sumada a los logros y a la extraordinaria belleza de la joven PRINCESA - no tard en atraer sobre ella las murmuraciones llenas de envidia y denigraci n. Desconozco hasta qu punto, en esa. poca de su vida, ella hab a contribuido a merecer los rumores que empezaban a circular sobre su temperamento apasionado, su inclinaci n por el placer e incluso sobre sus irregularidades. No era probable que escapara a ello una beldad mimada, halagada y querida como la PRINCESA V vara, pero lo cierto es que el pr ncipe, su padre, nada sab a de tales calumnias, y para l era suficiente pensar que su hija -la heredera de una docena de propiedades y cien mil siervos- era inmaculada par n cessit , si no por elecci n.

7 He obtenido los anteriores pormenores de fuentes en nada relacionadas con el notable diario mencionado, pues s lo m s adelante, tal como ella misma admite, la joven PRINCESA comenz sus anotaciones en las p ginas cuya copia me proporcion tan interesante ocupaci n. No obstante, he considerado necesarias estas aclaraciones para explicar el car cter y la posici n social de la autora del diario secreto que procedo a parafrasear en mi narraci n. El pr ncipe Demetri estaba a cargo, por favor especial del emperador Pablo, de la Gobernaci n Militar de una de las provincias m s grandes e importantes del Imperio ruso, y en condici n de tal ten a pr cticamente el poder de la vida y la muerte sobre el pueblo que gobernaba El pr ncipe era de disposici n vivaz y festiva, y, dada su inmensa riqueza, sus entretenimientos y diversiones eran magn ficos.

8 As , los nobles de su provincia llevaban una vida despreocupada y alegre, las consignas de su entorno eran Vive le badinage! Vive le plaisir! Vive la joie! . A este peligroso torbellino se vio arrojada la joven PRINCESA , sobre todo porque su padre se encontraba con frecuencia ausente en San Petersburgo. Al parecer fue durante este per odo cuando la PRINCESA V vara Softa empez a redactar su diario. Entre los criados destinados al servicio de la hija de tan ilustre noble, estaba su doncella personal Proscovia, una jovencita muy poco mayor que su ama y que parece haber gozado, como suele ocurrir en estos casos, de la confianza plena de la PRINCESA . El palacio en que resid a el gobernador era un edificio de vasta superficie, incluso comparado con instituciones de la misma naturaleza en Rusia, y la PRINCESA dispon a de toda un ala separada.

9 Adjunto a la persona del pr ncipe, actuaba como aire de campo un joven y apuesto oficial cuyo nombre era Petr vich; por pretencioso que pueda considerarse, este joven oficial aspiraba al amor de la bella hija del gobernador. Dicha pretensi n no result del todo despreciable para la damita, y el aire de campo encontr los medios -con asistencia de la criada- de entrar por la noche en los aposentos de la PRINCESA . Pose da por un temperamento como el suyo, la jovencita no pudo resistirse, aunque tampoco lo intent , a su apuesto gal n, y por ende no s lo fue en sus habitaciones, sino en su propia cama y en sus brazos donde satisfizo sus fervientes instintos y los del ardiente amante. Petr vich, un joven sano y vigoroso de unos veintitr s a os de edad, encontr la forma de complacer todos los deseos de ella en los brincos amorosos a que se entregaron, mientras la doncella Proscovia, siempre vigilante, se ocup de que los vagos y a medias sofocados sonidos expresivos del placer, o el menor ruido ocasionado por la entrada y salida de l, no despertaran sospechas.

10 El riesgo era enorme: el knut y Siberia eran el castigo menos severo que aguardaba al desafortunado Petr vich en caso de que el poco suspicaz gobernador lo descubriera en tan nefanda transgresi n. En esa poca la PRINCESA V vara estaba en la etapa m s deliciosa y con toda probabilidad m s fascinante de su belleza. En pleno desarrollo hacia su condici n de mujer, pose a atractivos que hab an despertado ya la reiterada observaci n y atenciones del mism simo emperador Pablo. He tenido el privilegio de ver un retrato de ella que la pinta como una ni a de encanto sin par, cuyos hermosos cabellos, tez deslumbrante y piel marfile a reun an la perfecci n de una Hebe de la Antig edad. Su forma y su figura armonizaban con el resto de sus perfecciones, en tanto la gracia de su porte y pose dejaban entrever por s mismos su noble cuna y linaje.