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Nathaniel Hawthorne, Edgar Allan Poe, Wilkie Collins ...

Nathaniel Hawthorne, Edgar Allan Poe, Wilkie Collins , arthur Conan Doyle, Jack London, Richard Austin FreemanCuentos policiacos cl sicosInvitaci n a la lectura de Juan Antonio Molina FoixActividades de Jes s Merino PalaciosTraducci n del ingl s de Juan Antonio Molina FoixColecci n Escolar 38 (Literatura) ndiceInvitaci n a la lectura 9 Juan Antonio Molina FoixCUENTOS POLICIACOS CL SICOSLa cat strofe de Mr. Higginbotham 25 Nathaniel Hawthorne T eres el hombre 41 Edgar Allan Poe Cazador cazado 61 Wilkie CollinsLa banda moteada 99 arthur Conan DoyleLa historia del hombre leopardo 133 Jack LondonLa lentejuela azul 139 Richard Austin FreemanActividades tras la lectura 163 Jes s Merino PalaciosPor si quieres seguir leyendo 2019 Invitaci n a la lectura Has jugado alguna vez al Cluedo (la palabra es una com-binaci n de clue, indicio o pista en ingl s, y ludo, que en lat n significa jugar)?

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1 Nathaniel Hawthorne, Edgar Allan Poe, Wilkie Collins , arthur Conan Doyle, Jack London, Richard Austin FreemanCuentos policiacos cl sicosInvitaci n a la lectura de Juan Antonio Molina FoixActividades de Jes s Merino PalaciosTraducci n del ingl s de Juan Antonio Molina FoixColecci n Escolar 38 (Literatura) ndiceInvitaci n a la lectura 9 Juan Antonio Molina FoixCUENTOS POLICIACOS CL SICOSLa cat strofe de Mr. Higginbotham 25 Nathaniel Hawthorne T eres el hombre 41 Edgar Allan Poe Cazador cazado 61 Wilkie CollinsLa banda moteada 99 arthur Conan DoyleLa historia del hombre leopardo 133 Jack LondonLa lentejuela azul 139 Richard Austin FreemanActividades tras la lectura 163 Jes s Merino PalaciosPor si quieres seguir leyendo 2019 Invitaci n a la lectura Has jugado alguna vez al Cluedo (la palabra es una com-binaci n de clue, indicio o pista en ingl s, y ludo, que en lat n significa jugar)?

2 Es un juego de mesa muy divertido que consiste en adivinar qui n mat a la v ctima, en qu habitaci n se llev a cabo el asesinato y cu l fue el arma empleada. Moviendo las fichas que representan a los sospe-chosos alrededor de un tablero que simula el interior de una casa, el objetivo es tratar de descubrir los detalles del asesi-nato. Cuando su ficha est en una habitaci n determinada, cada jugador hace una suposici n mostrando a los dem s una carta que contenga alguno de los elementos a descu-brir (el asesino o el arma). Los restantes jugadores deben rechazar esa suposici n si tienen las cartas que demuestren su falsedad, pudiendo utilizar todos ellos la estrategia que crean oportuna para despistar a los adversarios o ampliar sus posibilidades de preguntar y, de ese modo, conseguir informaci n lo antes si lo conoces como si no, te propongo un juego de caracter sticas similares: el relato policiaco.

3 Un juego de la imaginaci n en el que predomina el razonamiento y que constituye una respuesta adecuada a la necesidad de ac-ci n propia de la adolescencia. Una especie de juego de raciocinio en el que el autor debe medirse lealmente con el lector y cuyo objetivo final es aclarar un misterio, poniendo a prueba su ingenio. Ah radica el quid de la cuesti n. El ejercicio de ese ingenio para resolver los enigmas es lo que proporciona a esas historias su indudable cariz de diverti-10mento. La perspicacia del autor que plantea el misterio es similar a la del lector que trata de devanarse los sesos para esclarecerlo. Ambos est n al mismo nivel y poseen id nticas posibilidades para resolver el enigma. El placer es el mismo en uno y otro.

4 El lector de este tipo de obras, que Borges llamaba cuen-tos de razonamiento , se identifica especialmente con el personaje central, que siempre desempe a el papel de in-vestigador. El deleite que produce la lectura de este g nero literario est inserto en el desarrollo de la investigaci n mis-ma. La emoci n por excelencia que registra es esencial al seguimiento del proceso deductivo; es un placer intelectual ir reconstruyendo la situaci n global a partir de los datos que el autor va dando en el transcurso de la narraci n. Al final se sabr qui n fue el asesino y se dar la explicaci n justificativa del acto que determin el comienzo de la inves-tigaci n. Eso constituye la base del relato policial. Intrigar al lector y aumentar su deseo de averiguar una verdad velada y elusiva.

5 Como dijo Borges, su principal agrado reside en la perplejidad y el asombro . El nacimiento de un g neroEste tipo de relato presenta el delito desde el punto de vis-ta est tico y lo considera un entretenimiento. El verdadero centro del relato no es el crimen, sino el enigma a resolver. Surgi en el siglo XIX, pues antes era impensable su apa-rici n, ya que no exist a todav a el gusto por el misterio ni se hab a desarrollado el esp ritu cient fico. En sus or genes estaba asociado al aumento de la criminalidad, a la prolife-raci n de los relatos populares de cr menes, a la profesio-nalizaci n de la polic a, al surgimiento del positivismo, al auge del racionalismo cientificista y, finalmente, al descu-11brimiento de la fotograf a, que perfeccion el control social de la criminalidad.

6 El descubrimiento del misterio o crimen enigm tico, y a primera vista insoluble, se lleva a cabo mediante una opera-ci n estrictamente intelectual, en la que solo intervienen la imaginaci n y la l gica; el razonador abstracto que lo des-cifra suele ser un investigador sedentario e infalible y no un polic a; la soluci n m s improbable es la correcta; y el caso lo refiere un amigo impersonal, y un tanto borroso, del investigador. Es el retrato fiel del primer detective de la historia de la literatura, el modelo, el arquetipo de todos los dem s: el caballero Charles Auguste Dupin, creado por Poe en Los cr menes de la calle Morgue , un arist crata franc s muy pobre, que vive en un barrio apartado de Par s con un amigo, que es quien refiere la historia.

7 Dupin es un individuo dotado de cualidades excepcio-nales, un intelecto superior cuya capacidad de observaci n y deducci n le permiten descifrar enigmas insolubles para el com n de las personas. Su principal arma es su mente anal tica, a la cual a ade una poderosa imaginaci n y una amplia cultura; se trata, en suma, de una inteligencia cul-tivada. Poe proporciona escasos detalles sobre su aspecto f sico y sus circunstancias personales, de las que apenas se sabe que le gusta la noche y la oscuridad. Lo que le interesa es mostrar sus formidables dotes intelectuales completa-mente fuera de lo normal: se erige en s mbolo de la raz n. Con Poe se fijan las verdaderas reglas de la investigaci n policiaca y del relato requerimientos indispensables del g nero la obser-vaci n y al estudio detallado del escenario del crimen; la utilizaci n de dos v as b sicas de investigaci n, la emp -rica (pistas y testificaciones) y la racional (deducciones); y la presentaci n y refutaci n de hip tesis falsas.

8 En lo que concierne a la resoluci n del enigma, se desecha todo ele-12mento inexplicable o sobrenatural, pues la trama del relato policial se recorta sobre una matriz de construcci n cient -fica. En esencia, el esp ritu inventivo del escritor no parece diferir mucho del investigador cient fico, cuya compleja psi-colog a es posible que tenga algo en com n con la de aquel. El texto se organiza alrededor de una investigaci n cuyos pasos son similares a los que realiza un cient fico: el detec-tive toma nota de todos los detalles que rodean al crimen que se convierte en su objeto de estudio: recolecta datos, indicios, testimonios, etc., incluso aquellos que, a primera vista, parecen insignificantes. Se trata de la parte emp rica o de observaci n directa en la que todos los datos obtenidos se basan en los sentidos (vista, tacto, o do, olfato y gusto).

9 Una metodolog a basada en las deducciones permiti-r descifrar el enigma: a partir de indicios, pistas, huellas, el detective somete sus hip tesis a verificaci n para sa-ber si son o no correctas y finalmente realiza una serie de razonamientos que lo conducen a descubrir al criminal. Una parte importante del relato est destinada a mostrar el proceso de razonamiento del detective y hay que pro-curar mantener el secreto hasta el momento del desen-lace. Comoquiera que sea, es indudable que los primeros cultivadores del g nero se adelantaron muchos a os a la aplicaci n de t cnicas novedosas o inveros miles a primera vista, que hoy en d a son de uso cotidiano en los labora-torios de criminal stica, tales como el an lisis de sangre, el estudio de pelos, la bal stica y la dactiloscopia, por se alar solo algunos m s que personificaci n del triunfo de la raz n, el detective es s mbolo del fil sofo dogm tico.

10 Las peripecias mentales de los detectives son una met fora de la investi-gaci n filos fica, en general, y de la dogm tica o moderna, en particular. Basta recordar la utilizaci n sistem tica en el relato policial de un vocabulario filos fico de corte raciona-13lista. Otra afinidad profunda entre la investigaci n detec-tivesca y la metaf sica reside en el hecho de que ambas se enfrentan a enigmas irresolubles. La irresoluci n aparente de los misterios policiales es una exigencia del g nero y acent a el parecido entre la investigaci n detectivesca y la filos fica. Existe, en efecto, un paralelismo casi perfecto en-tre los elementos que conforman la indagaci n filos fica y la indagaci n detectivesca. Aunque lo cierto es que esos enigmas b sicos no son tanto un problema para el detec-tive, que siempre suele desentra arlos, como para el autor, que debe tramarlos con el mayor ingenio posible.


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