Example: marketing

No Tengo Boca. Y Debo Gritar. Harlan Ellison

1 No Tengo Boca. Y Debo Gritar. Harlan Ellison Escaneado por Sadrac 1998 El cuerpo de Gorrister colgaba, fl ccido, en el ambiente rosado; sin apoyo alguno, suspendido bien alto por encima de nuestras cabezas, en la c mara de la computadora, sin balancearse en la brisa fr a y oleosa que soplaba eternamente a lo largo de la caverna principal. El cuerpo colgaba cabeza abajo, unido a la parte inferior de un ret n por la planta de su pie derecho. Se le hab a extra do toda la sangre por una incisi n que se hab a practicado en su garganta, de oreja a oreja. No hab an rastros de sangre en la pulida superficie del piso de metal.

1 No Tengo Boca. Y Debo Gritar. Harlan Ellison Escaneado por Sadrac 1998 El cuerpo de Gorrister colgaba, fláccido, en el ambiente rosado; sin apoyo alguno,

Tags:

  Harlan

Information

Domain:

Source:

Link to this page:

Please notify us if you found a problem with this document:

Other abuse

Transcription of No Tengo Boca. Y Debo Gritar. Harlan Ellison

1 1 No Tengo Boca. Y Debo Gritar. Harlan Ellison Escaneado por Sadrac 1998 El cuerpo de Gorrister colgaba, fl ccido, en el ambiente rosado; sin apoyo alguno, suspendido bien alto por encima de nuestras cabezas, en la c mara de la computadora, sin balancearse en la brisa fr a y oleosa que soplaba eternamente a lo largo de la caverna principal. El cuerpo colgaba cabeza abajo, unido a la parte inferior de un ret n por la planta de su pie derecho. Se le hab a extra do toda la sangre por una incisi n que se hab a practicado en su garganta, de oreja a oreja. No hab an rastros de sangre en la pulida superficie del piso de metal.

2 Cuando Gorrister se uni a nuestro grupo y se mir a s mismo, ya era demasiado tarde para que nos di ramos cuenta de que una vez m s, AM nos habla enga ado, hab a hecho su broma, su diversi n de m quina. Tres de nosotros vomitamos, apartando la vista unos de otros en un reflejo tan arcaico como la n usea que lo hab a provocado. Gorrister se puso p lido como la nieve. Fue casi como si hubiera visto un dolo de vud y se sintiera temeroso por el futuro. " Dios m o!", murmur , y se alej . Tres de nosotros lo seguimos durante un rato y lo hallamos sentado con la cabeza entre las manos. Ellen se arrodill junto a l y acarici su cabello.

3 No se movi , pero su voz nos lleg dar a trav s del tel n de sus manos: - Por qu no nos mata de una buena vez? Se or! no s cu nto tiempo voy a ser capaz de soportarlo. Era nuestro centesimonoveno a o en la computadora. Gorrister dec a lo que todos sent amos. Nimdok ( ste era el nombre que la computadora le hab a forzado a usar, porque se entreten a con los sonidos extra os) fue v ctima de alucinaciones que le hicieron creer que hab a alimentos enlatados en la caverna, Gorrister y yo ten amos muchas dudas. - Es otra enga ifa - les dije -. Lo mismo que cuando nos hizo creer que realmente exist a aquel maldito elefante congelado.

4 Recuerdan? Benny casi se volvi loco aquella vez. Vamos a esforzarnos para recorrer todo ese camino y cuando lleguemos van a estar podridos o algo por el estilo. No, no vayamos. Va a tener que darnos algo forzosamente, porque si no nos vamos a morir. Benny se estremeci . Hac a tres d as que no com amos. La ltima vez fueron gusanos, espesos, correosos como cuerdas. Nimdok ya no estaba seguro. Si hab a una posibilidad, cada vez se le antojaba m s lejana. De todas maneras, all no se podr a estar peor que aqu . Tal vez har a m s fr o, pero eso ya no importaba demasiado. Calor, fr o, lluvia, lava hirviente o nubes de langostas; ya nada importaba: la m quina se masturbaba y ten amos que aguantar o morir.

5 2 Ellen dijo algo que fue decisivo: - Tengo que encontrar algo, Ted. Tal vez all haya unas peras o unas manzanas. Por favor Ted, probemos. Ced con facilidad. Ya nada importaba. Sin embargo, Ellen me qued agradecida. Me acept dos veces fuera de turno. Esto tampoco importaba. O amos c mo la m quina se re a juguetonamente mientras lo hac amos. Fuerte, con risas que ven an desde lejos y nos rodeaban. Ya nunca llegaba al cl max, as que para qu molestarse. Cuando partimos era jueves. La m quina siempre nos ten a al tanto de la fecha. El paso del tiempo era muy importante; no para nosotros, sin duda, sino para ella.

6 Jueves. Gracias. Nimdok y Gorrister llevaron a Ellen alzada durante un largo trecho, entrelazando las manos que formaban un asiento. Benny y yo camin bamos adelante y atr s, para que si algo suced a, nos pasara a nosotros y no la perjudicara a Ellen. Qu idea rid cula la de no ser perjudicado! En fin, todo era lo mismo. Las cavernas de hielo se hallaban a una distancia de unos 160 km. y al segundo d a, cuando est bamos tendidos bajo el sol quemante que habla materializado, nos envi man . Con gusto a orina hervida, naturalmente, pero lo comimos. Al tercer d a pasamos por un valle de obsolescencia, lleno de esqueletos de unidades de computadoras que se enmohec an desde hac a mucho tiempo.

7 AM era tan despiadada consigo misma como con nosotros. Era una caracter stica de su personalidad: el perfeccionismo. Ya fuera el deshacerse de elementos improductivos de su propio mundo interno, o el perfeccionamiento de m todos para torturarnos, AM era tan cuidadosa como los que la hab an inventado, quienes desde largo tiempo estaban convertidos en polvo, y hab a tornado realidad todos sus deseos de eficiencia. Pod amos ver una luz que se filtraba hacia abajo desde arriba, as que ten amos que estar muy cerca de la superficie. Pero no tratamos de arrastrarnos para averiguar. No hab a virtualmente nada arriba; desde hac a m s de cien a os all no exist a cosa alguna que pudiera tener la m s m nima importancia.

8 Solamente la ampollada superficie de lo que durante tanto tiempo habla sido el hogar de millones de seres. Ahora solamente exist amos nosotros cinco, aqu abajo, solos con AM. O a que Ellen dec a desesperadamente: - No, Benny! No vayas. Sigamos adelante! No, Benny, por favor! Y entonces me di cuenta de que hac a ya algunos minutos que o a a Benny decir: - Voy a Voy a escaparme - repiti ndolo una y otra vez. Su cara, de aspecto simiesco, se hallaba marcada por una expresi n de tristeza y deleite beat fico, todo al mismo tiempo. Las cicatrices de las lesiones por radiaci n que AM le hab a causado durante el "festival", se hallaban encogidas formando una masa de depresiones rosadas y blancas, y sus facciones parec an actuar independientemente unas de otras.

9 Tal vez Benny era el m s afortunado de nosotros: se hab a vuelto completamente loco desde hacia muchos a os. Pero si bien pod amos decirle a AM todas las horribles cosas que se nos ocurr an, si bien pod amos pensar los m s atroces insultos dirigidos a los dep sitos de memoria o a las placas corro das, a los circuitos fundidos y a las destrozadas burbujas de control, la m quina tolerar a que intent ramos escapar. Benny se escurri cuando trat de detenerlo. Se trep a un cubo de memoria de los peque os, que estaba volcado hacia un lado y lleno de elementos en descomposici n. All se detuvo por un momento, y su aspecto era el de un chimpanc , tal como AM hab a deseado.

10 3 Luego salt y se tom de un fragmento de metal corro do y agujereado; subi hasta su parte m s alta, colocando las manos tal como lo har a un animal, y se trep hasta un borde saliente a unos veinte pies de distancia de donde est bamos. - Oh, Ted, Nimdok, por favor, ay denlo, det nganlo antes - dijo Ellen. Las l grimas ba aron sus ojos. Movi las manos sin saber qu hacer. Era demasiado tarde. Ninguno de nosotros quer amos estar junto a l cuando sucediera lo que pens bamos que iba a suceder. Adem s, nosotros nos d bamos cuenta muy bien de lo que ocurr a. Cuando AM alter a Benny, durante el periodo de su locura, no fue solamente su cara la que cambi para que se pareciera a un mono gigantesco.


Related search queries