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Orgullo y Prejuicio - biblioteca.org.ar

Jane Austen Orgullo y Prejuicio CAP TULO I Es una verdad mundialmente reconocida que un hombre soltero, poseedor de una gran fortuna, necesita una esposa. Sin embargo, poco se sabe de los sentimientos u opiniones de un hombre de tales condiciones cuando entra a formar parte de un vecindario. Esta verdad est tan arraigada en las mentes de algunas de las familias que lo rodean, que algunas le consideran de su leg tima propiedad y otras de la de sus hijas. Mi querido se or Bennet le dijo un d a su esposa , sab as que, por fin, se ha alquilado Netherfield Park? El se or Bennet respondi que no. Pues as es insisti ella ; la se ora Long ha estado aqu hace un momento y me lo ha contado todo. El se or Bennet no hizo adem n de contestar.

Jane Austen Orgullo y Prejuicio CAPÍTULO I Es una verdad mundialmente reconocida que un hombre soltero, poseedor de una gran fortuna, necesita una esposa.

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1 Jane Austen Orgullo y Prejuicio CAP TULO I Es una verdad mundialmente reconocida que un hombre soltero, poseedor de una gran fortuna, necesita una esposa. Sin embargo, poco se sabe de los sentimientos u opiniones de un hombre de tales condiciones cuando entra a formar parte de un vecindario. Esta verdad est tan arraigada en las mentes de algunas de las familias que lo rodean, que algunas le consideran de su leg tima propiedad y otras de la de sus hijas. Mi querido se or Bennet le dijo un d a su esposa , sab as que, por fin, se ha alquilado Netherfield Park? El se or Bennet respondi que no. Pues as es insisti ella ; la se ora Long ha estado aqu hace un momento y me lo ha contado todo. El se or Bennet no hizo adem n de contestar.

2 No quieres saber qui n lo ha alquilado? se impacient su esposa. Eres t la que quieres cont rmelo, y yo no tengo inconveniente en o rlo. Esta sugerencia le fue suficiente. Pues sabr s, querido, que la se ora Long dice que Netherfield ha sido alquilado por un joven muy rico del norte de Inglaterra; que vino el lunes en un land de cuatro caballos para ver el lugar; y que se qued tan encantado con l que inmediatamente lleg a un acuerdo con el se or Morris; que antes de San Miguel[L1] vendr a ocuparlo; y que algunos de sus criados estar n en la casa a finales de la semana que viene. C mo se llama? Bingley. Est casado o soltero? Oh!, soltero, querido, por supuesto. Un hombre soltero y de gran fortuna; cuatro o cinco mil libras al a o.

3 Qu buen partido para nuestras hijas! Y qu ? En qu puede afectarles? Mi querido se or Bennet contest su esposa , c mo puedes ser tan ingenuo? Debes saber que estoy pensando en casarlo con una de ellas. Es ese el motivo que le ha tra do? Motivo! Tonter as, c mo puedes decir eso? Es muy posible que se enamore de una de ellas, y por eso debes ir a visitarlo tan pronto como llegue. No veo la raz n para ello. Puedes ir t con las muchachas o mandarlas a ellas solas, que tal vez sea mejor; como t eres tan guapa como cualquiera de ellas, a lo mejor el se or Bingley te prefiere a ti. Querido, me adulas. Es verdad que en un tiempo no estuve nada mal, pero ahora no puedo pretender ser nada fuera de lo com n. Cuando una mujer tiene cinco hijas creciditas, debe dejar de pensar en su propia belleza.

4 En tales casos, a la mayor a de las mujeres no les queda mucha belleza en qu pensar. Bueno, querido, de verdad, tienes que ir a visitar al se or Bingley en cuanto se instale en el vecindario. No te lo garantizo. Pero piensa en tus hijas. Date cuenta del partido que ser a para una de ellas. Sir Willam y lady Lucas est n decididos a ir, y s lo con ese prop sito. Ya sabes que normalmente no visitan a los nuevos vecinos. De veras, debes ir, porque para nosotras ser imposible visitarlo si t no lo haces. Eres demasiado comedida. Estoy seguro de que el se or Bingley se alegrar mucho de veros; y t le llevar s unas l neas de mi parte para asegurarle que cuenta con mi m s sincero consentimiento para que contraiga matrimonio con una de ellas; aunque pondr alguna palabra en favor de mi peque a Lizzy[L2].

5 Me niego a que hagas tal cosa. Lizzy no es en nada mejor que las otras, no es ni la mitad de guapa que Jane, ni la mitad de alegre que Lydia. Pero t siempre la prefieres a ella. Ninguna de las tres es muy recomendable le respondi . Son tan tontas e ignorantes como las dem s muchachas; pero Lizzy tiene algo m s de agudeza que sus hermanas. Se or Bennet! C mo puedes hablar as de tus hijas? Te encanta disgustarme. No tienes compasi n de mis pobres nervios. Te equivocas, querida. Les tengo mucho respeto a tus nervios. Son viejos amigos m os. Hace por lo menos veinte a os que te oigo mencionarlos con mucha consideraci n. No sabes cu nto sufro! Pero te pondr s bien y vivir s para ver venir a este lugar a muchos j venes de esos de cuatro mil libras al a o.

6 No servir a de nada si viniesen esos veinte j venes y no fueras a visitarlos. Si depende de eso, querida, en cuanto est n aqu los veinte, los visitar a todos. El se or Bennet era una mezcla tan rara entre ocurrente, sarc stico, reservado y caprichoso, que la experiencia de veintitr s a os no hab an sido suficientes para que su esposa entendiese su car cter. Sin embargo, el de ella era menos dif cil, era una mujer de poca inteligencia, m s bien inculta y de temperamento desigual. Su meta en la vida era casar a sus hijas; su consuelo, las visitas y el cotilleo. CAP TULO II El se or Bennet fue uno de los primeros en presentar sus respetos al se or Bingley. Siempre tuvo la intenci n de visitarlo, aunque, al final, siempre le aseguraba a su esposa que no lo har a; y hasta la tarde despu s de su visita, su mujer no se enter de nada.

7 La cosa se lleg a saber de la siguiente manera: observando el se or Bennet c mo su hija se colocaba un sombrero, dijo: Espero que al se or Bingley le guste, Lizzy. C mo podemos saber qu le gusta al se or Bingley dijo su esposa resentida si todav a no hemos ido a visitarlo? Olvidas, mam dijo Elizabeth que lo veremos en las fiestas, y que la se ora Long ha prometido present rnoslo. No creo que la se ora Long haga semejante cosa. Ella tiene dos sobrinas en quienes pensar; es ego sta e hip crita y no merece mi confianza. Ni la m a tampoco dijo el se or Bennet y me alegro de saber que no dependes de sus servicios. La se ora Bennet no se dign contestar; pero incapaz de contenerse empez a reprender a una de sus hijas. Por el amor de Dios, Kitty[L3] no sigas tosiendo as !

8 Ten compasi n de mis nervios. Me los est s destrozando. Kitty no es nada discreta tosiendo dijo su padre . Siempre lo hace en momento inoportuno. A m no me divierte toser replic Kitty quej ndose. Cu ndo es tu pr ximo baile, Lizzy? De ma ana en quince d as. S , as es exclam la madre . Y la se ora Long no volver hasta un d a antes; as que le ser imposible presentarnos al se or Bingley, porque todav a no le conocer . Entonces, se ora Bennet, puedes tomarle la delantera a tu amiga y present rselo t a ella. Imposible, se or Bennet, imposible, cuando yo tampoco le conozco. Por qu te burlas? Celebro tu discreci n. Una amistad de quince d as es verdaderamente muy poco. En realidad, al cabo de s lo dos semanas no se puede saber muy bien qu clase de hombre es.

9 Pero si no nos arriesgamos nosotros, lo har n otros. Al fin y al cabo, la se ora Long y sus sobrinas pueden esperar a que se les presente su oportunidad; pero, no obstante, como creer que es un acto de delicadeza por su parte el declinar la atenci n, ser yo el que os lo presente. Las muchachas miraron a su padre fijamente. La se ora Bennet se limit a decir: Tonter as, tonter as! Qu significa esa enf tica exclamaci n? pregunt el se or Bennet . Consideras las f rmulas de presentaci n como tonter as, con la importancia que tienen? No estoy de acuerdo contigo en eso. Qu dices t , Mary? Que yo s que eres una joven muy reflexiva, y que lees grandes libros y los resumes. Mary quiso decir algo sensato, pero no supo c mo. Mientras Mary aclara sus ideas continu l , volvamos al se or Bingley.

10 Estoy harta del se or Bingley! grit su esposa. Siento mucho o r eso; por qu no me lo dijiste antes? Si lo hubiese sabido esta ma ana, no habr a ido a su casa. Mala suerte! Pero como ya le he visitado, no podemos renunciar a su amistad ahora. El asombro de las se oras fue precisamente el que l deseaba; quiz s el de la se ora Bennet sobrepasara al resto; aunque una vez acabado el alboroto que produjo la alegr a, declar que en el fondo era lo que ella siempre hab a figurado. Mi querido se or Bennet, que bueno eres! Pero sab a que al final te convencer a. Estaba segura de que quieres lo bastante a tus hijas como para no descuidar este asunto. Qu contenta estoy! Y qu broma tan graciosa, que hayas ido esta ma ana y no nos hayas dicho nada hasta ahora!


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