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VALOR DE LA INMUNOHISTOQUIMICA EN LA …

VALOR DE LA INMUNOHISTOQUIMICA EN LA DETERMINACION DEL INMUNOFENOTIPO EN LAS NEOPLASIAS SOLIDAS HEMATOPOYETICAS. Dra. Gabriela Gualco *, Dr. Gonz lo Ardao **. * Pat logo Asistente. Encargada del Laboratorio de Inmunohistoqu mica. Servicio de Anatom a Patol gica, HCFFAA. ** Director. Servicio de Anatom a Patol gica. HCFFAA INTRODUCCION Las neoplasias malignas hematopoy ticas presentan un espectro muy variado, tanto del punto de vista cl nico como morfol gico. Hace m s de tres d cadas se reconoci el hecho que las c lulas linfoides pertenecen a distintos subgrupos, con expresi n diferente de ant genos, tanto de superficie como citoplasm ticos y con funciones inmunol gicas distintas.

Existen casos de neoplasia de células B sin la t(2:5) que expresan altos niveles ALK se consideran linfomas difusos B de células grandes. También algunos

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1 VALOR DE LA INMUNOHISTOQUIMICA EN LA DETERMINACION DEL INMUNOFENOTIPO EN LAS NEOPLASIAS SOLIDAS HEMATOPOYETICAS. Dra. Gabriela Gualco *, Dr. Gonz lo Ardao **. * Pat logo Asistente. Encargada del Laboratorio de Inmunohistoqu mica. Servicio de Anatom a Patol gica, HCFFAA. ** Director. Servicio de Anatom a Patol gica. HCFFAA INTRODUCCION Las neoplasias malignas hematopoy ticas presentan un espectro muy variado, tanto del punto de vista cl nico como morfol gico. Hace m s de tres d cadas se reconoci el hecho que las c lulas linfoides pertenecen a distintos subgrupos, con expresi n diferente de ant genos, tanto de superficie como citoplasm ticos y con funciones inmunol gicas distintas.

2 Esto posibilit el inicio de los estudios de inmunofenotipo en c lulas malignas (1, 2, 2 , 3, 4, 5, 6). Los mismos fueron hechos con t cnicas de inmunolog a celular, costosas, complejas y muy dif ciles de estandarizar (1,5). Alrededor de 1980 la situaci n cambi gracias al desarrollo, caracterizaci n, y distribuci n comercial de anticuerpos poli y monoclonales capaces de detectar ant genos asociados con el linaje celular. Estos se utilizaban con t cnicas de inmunofluorescencia o inmunohistoqu mica (IHQ), en cortes a congelaci n (1,5,6).

3 Posteriormente, la aparici n de anticuerpos que detectan ant genos en el tejido que fue fijado e incluido en parafina dio un vuelco enorme a toda esta tecnolog a. Llegando actualmente a la automatizaci n en el procedimiento (1,2,3,5,6,7). Todos estos estudios permitieron arribar a la conclusi n que el an lisis del inmunofenotipo es til, necesario y actualmente, luego de la ltima clasificaci n de linfomas de la OMS en 1999 (8), imprescindible adjuntarlo al diagn stico morfol gico. La interpretaci n del inmunofenotipo debe realizarse siempre, como respuesta a las interrogantes planteadas por los hallazgos cl nicos y morfol gicos.

4 El estudio de un nico marcador linfoide o un grupo, seleccionado en forma azarosa y no adecuado, de los mismos puede dar origen a confusi n y a errores. Es algo que debe evitarse. El estudio del inmunofenotipo mejora la eficacia diagn stica entre 10% y 45% para los tipos mas frecuentes de linfomas (7,9). Adem s de la importancia diagn stica tambi n resulta de gran utilidad para comprender la histogenesis de leucemias y linfomas . Se considera que para determinar el inmunofenotipo se cuenta con tres tipos de m todos distintos: la citometr a de flujo en suspenciones celulares, la inmunohistoqu mica en material fresco en cortes a congelaci n y la inmunohistoqu mica en material fijado ya sea citol gico o histol gico incluido en parafina.

5 Los distintos ant genos que se detectan se pueden dividir en dos grandes grupos: los de superficie o receptores y los citoplasm ticos y/o nucleares. Los primeros se alteran o enmascaran cuando el tejido se fija y se incluye en parafina, mientras que los segundos se preservan m s. Hasta mediados de los a os 80 era impensable utilizar este tipo de material para an lisis de inmunofenotipo, pero en 10 a os se desarrollaron y caracterizaron gran cantidad de anticuerpos mono y policlonales que detectan ant genos de l nea B, T, histiocitos y otros en tejido incluido en parafina (1,2,3,4,5).

6 El desarrollo de la IHQ como disciplina diagn stica ha estado ntimamente ligado a la hematopatolog a ya que la profundizaci n en el conocimiento del desarrollo linfoide as como de la nosolog a de los linfomas creo la necesidad de desarrollar mayor n mero de reactivos, que r pidamente se expandieron permitiendo distinciones finas entre los linfomas ( Dabas). Adem s el advenimiento de los m todos de recuperaci n antig nica, permite actualmente la aplicaci n de la inmunohistoqu mica a casi cualquier tejido para resolver problemas de diagn stico (10,11).

7 Las situaciones en las que esta puede ser aplicada son diversas: para diagn stico diferencial de neoplasias malignas pobremente diferenciadas, ( melanoma maligno, carcinoma poco diferenciado, sarcoma o linfoma pleom rfico o de grandes c lulas), para separar linfomas no Hodgkin y enfermedad de Hodgkin, o distintos tipos de linfoma no Hodgkin entre si, as como el diagn stico diferencial entre un proceso benigno, como una hiperplasia linfoide ganglionar (postviral, enfermedad de Kikuchi, etc) y un linfoma. La principal ventaja de esta t cnica es la capacidad de ser usada en material fijado y procesado de forma rutinaria.

8 Se puede aplicar en material de archivo de a os anteriores. El hecho que pueda correlacionarse el resultado de la t cnica con la histomorfolog a es tambi n una caracter stica importante ya que se puede estar seguro que los hallazgos que se interpretan como positivos o negativos est n realmente asentando en las c lulas tumorales o problem ticas, esto es una ventaja sobre los procedimientos que trabajan con suspenciones de c lulas. Adem s en comparaci n con los laboratorios de citometr a de flujo, los costos de mantenimiento del laboratorio de INMUNOHISTOQUIMICA son inferiores (12,13).

9 Como desventaja se debe recordar la susceptibilidad variable de los distintos ant genos a los procedimientos de fijaci n e inclusi n y aun con las t cnicas de recuperaci n antig nica no siempre es posible desenmascararlos, por lo que debe estandarizarse el m todo para cada anticuerpo, en cada laboratorio de anatom a patol gica. La expresi n de ant genos (Ag) relacionados con el linaje es un principio fundamental del inmunofenotipaje de neoplasias hematopoy ticas. La histodiferenciaci n de estas neoplasias corre paralela a la diferenciaci n normal, lo que implica que se espera que neoplasias de c lulas B expresen ant geno B, como CD20 y CD79a.

10 La maduraci n de la neoplasia se detiene en cualquier momento de la diferenciaci n y la expresi n de ant genos espec ficos de linaje var a dependiendo del grado de maduraci n (Gualco). Existen neoplasias que pierden Ag de diferenciaci n o que adquieren expresi n aberrante de Ag de otros linajes. Se ha determinando que las neoplasias, sobre todo B tienen anomalidades gen ticas que resultan en la sobreexpresi n de prote nas, por ejemplo bcl-1, bcl-2. Por otro lado una neoplasia hematopoy tica dada muestra constantes y consistentes defectos moleculares y expresa un grupo de ant genos constantes.


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