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La influencia de la educación antigua en la educación ...

Revista Digital Sociedad de la Informaci n N 23 Noviembre 2010 1/13 Edita Cefalea La influencia de la educaci n antigua en la educaci n actual: el ideal de Paideia Jos Luis Gonz lez Geraldo Universidad de Castilla-La Mancha Facultad de Ciencias de la Educaci n y Humanidades Resumen La sociedad de nuestro tiempo se encuentra en constante cambio. Un cam-bio cada vez m s acelerado y dif cil de controlar en el que la educaci n ya no est a la cabeza del mismo, sino que depende de las evoluciones y din micas pol ticas y, sobre todo, econ micas. El cambio educativo que estamos vivien-do en estos momentos, el denominado Proceso de Bolonia es una clara prue-ba de ello, y se origina despu s de que la iniciativa de uni n europea comen-zada por Robert Schuman en la segunda mitad del siglo pasado, se haya vis-to reforzada por la convergencia econ mica que tiene al Euro como elemen-to indispensable.

el nombre de didáskalos, y la metodología utilizada era bastante tediosa y memorística, utilizando como textos de apoyo aquellos que reforzaban por su contenido la moral de alumno. En el aula no todo se enseñaba a todos, la educación física y la música, pares esenciales del futuro ciudadano, estaban

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1 Revista Digital Sociedad de la Informaci n N 23 Noviembre 2010 1/13 Edita Cefalea La influencia de la educaci n antigua en la educaci n actual: el ideal de Paideia Jos Luis Gonz lez Geraldo Universidad de Castilla-La Mancha Facultad de Ciencias de la Educaci n y Humanidades Resumen La sociedad de nuestro tiempo se encuentra en constante cambio. Un cam-bio cada vez m s acelerado y dif cil de controlar en el que la educaci n ya no est a la cabeza del mismo, sino que depende de las evoluciones y din micas pol ticas y, sobre todo, econ micas. El cambio educativo que estamos vivien-do en estos momentos, el denominado Proceso de Bolonia es una clara prue-ba de ello, y se origina despu s de que la iniciativa de uni n europea comen-zada por Robert Schuman en la segunda mitad del siglo pasado, se haya vis-to reforzada por la convergencia econ mica que tiene al Euro como elemen-to indispensable.

2 Sea como fuere, el presente art culo pretende indagar en uno de los ideales antiguos m s relevantes: el de Paideia, para observar c -mo stos condicionaban la educaci n antigua y poder compararla con la edu-caci n actual, especialmente la educaci n superior. Una educaci n integral que no s lo se centra en el conocimiento, sino tambi n en la calidad humana de las propias personas. Palabras Clave Historia de la Educaci n; Educaci n; Paideia; ense anza-aprendizaje. Revista Digital Sociedad de la Informaci n N 23 Noviembre 2010 2/13 Edita Cefalea Introducci n: A lo largo de la historia, todo pueblo que alcanza un m nimo de desa-rrollo ha dedicado, a n inconscientemente, parte de sus esfuerzos a que los conocimientos y valores que consideraron como v lidos se conservaran y transmitieran de generaci n en generaci n, creando una impronta de la so-ciedad en el individuo.

3 Es decir, desde que el ser humano crey en su esencia social ha cre do en la educaci n. Remontarnos al ser a irnos al comienzo de todo, a los tiempos donde el homo sapiens empez a fabricar instrumentos y a usarlos cada vez mejor; al propio origen del tiempo o, mejor dicho, al origen del tiempo entendido tal y como el hombre lo construy (Vi ao, 2002). Ser a entonces cuando podr amos identificar lo que algunos han con-siderado el nacimiento de la cultura (Bowen, 1992). Una simple palabra: cul-tura, que quiz responde a un concepto abismalmente m s elaborado. Incluso civilizaciones tan grandes como la mesopot mica y la egipcia no son para mu-chos merecedoras de poder usar la palabra cultura tal y como la entende-mos actualmente y, para comprenderlo y poder acotar nuestro debate, to-maremos como punto de partida la cuna de nuestra sociedad actual: la Gre-cia antigua .

4 Los or genes de la educaci n de nuestro siglo: el ideal de Paideia Aqu ser , sin duda, donde encontraremos un salto hist rico cualitati-vo y los cimientos de nuestra cultura tal y como la entendemos hoy en d a. Puntualicemos estas ltimas tres palabras. La realidad de nuestro tiempo: social, pol tica, econ y, por supuesto, educativa, est socio-hist ricamente condicionada, es decir, lo que hoy consideramos como acep-table para nuestra sociedad, seguramente no lo ser tanto tras varias d ca-das y, es m s, no lo es ya para otros pa ses con otras formas de entender la educaci n: para ello s lo tenemos que pensar en c mo se educa en una ma-draza y compararlo con nuestro sistema escolar. Habiendo dicho esto, nos gustar a centrar nuestro estudio en el qu se ense aba y tambi n discutiremos el por qu , pero prestando especial atenci n en el c mo y en el qui n, para relacionarlo con la actualidad; nos interesa ver la manera en que los alumnos aprendieron y los profesores en-se aron, el papel que jugaron unos y otros a lo largo de la historia de la edu-caci n.

5 As , respondiendo a cada una de estas preguntas conoceremos un Revista Digital Sociedad de la Informaci n N 23 Noviembre 2010 3/13 Edita Cefalea poco m s el pasado, entenderemos mejor el presente y, quiz , podremos elegir nuestro futuro. Muy lejos queda la figura del primer pedagogo (1) que, normalmente era un esclavo de la familia elegido por la confianza depositada en l o por su incapacidad de realizar otras tareas m s productivas y, aunque en mu-chas ocasiones era considerado como parte de la familia, sus funciones se reduc an, entre otras pocas, a acompa ar al ni o de casa a la escuela y vice-versa, llevarle el material, comprobar que se comportara en p blico como era debido, con buenas maneras y honestidad, que llevara sus ropas con gra-cia y que estuviera siempre en silencio en presencia de sus mayores.

6 Es de-cir, el pedagogo de entonces era una mezcla de varias profesiones pues te-n a que curar, limpiar, vigilar y, quiz la m s importante dentro del incipiente Espacio Europeo de Educaci n Superior (EEES), guiar, entre otras. La ense anza propiamente dicha, en las escuelas p blicas proporcio-nadas por el estado, corr a a cargo del maestro que posteriormente tomar a el nombre de did skalos, y la metodolog a utilizada era bastante tediosa y memor stica, utilizando como textos de apoyo aquellos que reforzaban por su contenido la moral de alumno. En el aula no todo se ense aba a todos, la educaci n f sica y la m sica, pares esenciales del futuro ciudadano, estaban reservadas para las clases sociales m s elevadas. Como vemos, para aquellos afortunados a los cuales estaba reservada todo tipo de educaci n, sta si-gue unos principios arm nicos para lograr el equilibrio promulgado por la ka-lokagath a (2).

7 Relacion ndolo con el modelo 3P de la ense anza desarrollado por Biggs (Biggs, 1999, 2005; Biggs y Tang, 2007), uno de los modelos actuales m s utilizados en educaci n, sobre todo en educaci n superior, podr amos llegar a la conclusi n de que este tipo de docencia responde al primer nivel o teor a de ense anza que, como veremos, es el menos elaborado de los tres posibles y donde el profesor reconoce la existencia de buenos y malos estu-diantes, y su responsabilidad s lo concierne al conocimiento y exposici n de contenidos. El profesor es el experto en los conocimientos, el sabio del escenario, que expone la informaci n que los estudiantes tie-nen que absorber y repetir con exactitud, seg n su capacidad, su motivaci n e, incluso, su car cter tnico. (Biggs, 2005, p.)

8 40-41) Revista Digital Sociedad de la Informaci n N 23 Noviembre 2010 4/13 Edita Cefalea La cita seleccionada concuerda en gran medida con la metodolog a uti-lizada en la antigua Grecia, y que todav a sigue utiliz ndose irreflexiva e indiscriminadamente en todo el mundo. Ser en el Siglo V , m s concretamente en su segunda mitad, don-de encontramos la primera figura que podr a ser calificada como profesio-nales de la educaci n, los sofistas. Al tildarlos de profesionales y teniendo en cuenta las diferencias sociales de la poca, no es raro ver que su funci n no comprend a la formaci n de los ciudadanos de la polis, sino la formaci n de los que gobernar an a todos ellos, arist cratas de alta cuna a los cuales el simple hecho de su existencia merec a las mejores ense anzas.

9 Quiz ser a algo parecido, si podemos utilizar este adjetivo, a los profesores de ense- anza superior actuales, mitad fil sofos mitad ret ricos, representantes de la cultura en general y sin una ciencia en particular. Cobraban por sus ense- anzas y se vend an de ciudad en ciudad con su oratoria como tarjeta de presentaci n y sus actuales alumnos como aval. Posiblemente, uno de los m s famosos sofistas fuera Prot goras, qui n pensaba que el hombre es la medida de todas las cosas, de las que son, en tanto que son, y de las que no son, en cuanto que no son, y defend a la inexistencia de una verdad absoluta y universal sino que son verdades como cada uno de nosotros percibe que son. Si relacionamos esta premisa con la actualidad, deberemos admitir que esa realidad subjetiva, hace que cada uno de nuestros alumnos desarrolle un acercamiento hacia el aprendizaje tan v lido como el de cualquiera de sus compa eros y que los profesores, por tanto, puedan hacerlo igualmente en relaci n con la ense anza aunque es cierto que, en este caso, el contexto queda relegado a un segundo plano cuando en realidad el papel que juega tiene mucho que decir.

10 El relativismo de Prot goras dio origen al discurso persuasivo, donde animaba a sus alumnos a defender las dos caras de un mismo argumento pues, en ausencia de una verdad objetiva, todos tienen igual valor y lo que es bueno para unos puede ser malo para otros. Este razonamiento fue dura-mente criticado por Plat n y Arist teles, pero sin intenci n de dar la raz n a unos o a otros, hemos de admitir que la t ctica por muchos conocida como abogado del diablo, es ampliamente utilizada para mejorar la empat a de nuestro alumnado. S crates, quiz el m s influyente fil sofo griego y contempor neo de los sofistas, fue en ocasiones considerado como uno m s de ellos, pero lejos Revista Digital Sociedad de la Informaci n N 23 Noviembre 2010 5/13 Edita Cefalea de serlo y a n consider ndose maestro de nadie, siempre fue un verdadero educador.


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