Example: confidence

La Vida de San Pablo - ntslibrary.com

Ndice: La Vida de San Pablo James Stalker Cap tulo 1: Lugar de Pablo en la Historia Cap tulo 2: Su Preparaci n Inconsciente Para Su Obra Cap tulo 3: Su Conversi n Cap tulo 4: Su Evangelio Cap tulo 5: La Obra Que Aguardaba al Obrero Cap tulo 6: Sus Viajes Misoneros Cap tulo 7: Sus Escritos y Su Car cter Cap tulo 8: Cuadro de Una Iglesia Paulina Cap tulo 9: La Gran Controversia de Pablo Cap tulo 10: El Fin Cap tulo 1 LUGAR DE Pablo EN LA HISTORIA El hombre necesitado por el tiempo Hay algunos hombres cuya vida es imposible estudiar sin recibir la impresi n de que fueron enviados al mundo expresamente para hacer una obra demandada por las exigencias de la poca en que vivieron. Por ejemplo, la historia de la Reforma no puede ser le da sin admirar la disposici n providencial por la que hombres tan grandes como Lutero, Zwinglio, Calvino y Knox se levantaron simult neamente en diferentes partes de Europa con el objeto de romper el yugo del papado y publicar de nuevo el evangelio de gracia.

San Pablo en la palestra, necesitaba en extremo de un hombre de extraordinarias dotes, quien, poseído de genio, lo incorporase en la historia general del mundo; y en Pablo encontró al hombre

Tags:

  Davis, De vida

Information

Domain:

Source:

Link to this page:

Please notify us if you found a problem with this document:

Other abuse

Transcription of La Vida de San Pablo - ntslibrary.com

1 Ndice: La Vida de San Pablo James Stalker Cap tulo 1: Lugar de Pablo en la Historia Cap tulo 2: Su Preparaci n Inconsciente Para Su Obra Cap tulo 3: Su Conversi n Cap tulo 4: Su Evangelio Cap tulo 5: La Obra Que Aguardaba al Obrero Cap tulo 6: Sus Viajes Misoneros Cap tulo 7: Sus Escritos y Su Car cter Cap tulo 8: Cuadro de Una Iglesia Paulina Cap tulo 9: La Gran Controversia de Pablo Cap tulo 10: El Fin Cap tulo 1 LUGAR DE Pablo EN LA HISTORIA El hombre necesitado por el tiempo Hay algunos hombres cuya vida es imposible estudiar sin recibir la impresi n de que fueron enviados al mundo expresamente para hacer una obra demandada por las exigencias de la poca en que vivieron. Por ejemplo, la historia de la Reforma no puede ser le da sin admirar la disposici n providencial por la que hombres tan grandes como Lutero, Zwinglio, Calvino y Knox se levantaron simult neamente en diferentes partes de Europa con el objeto de romper el yugo del papado y publicar de nuevo el evangelio de gracia.

2 Cuando el avivamiento evang lico, despu s de haber sido de bendici n para Inglaterra, estuvo pr ximo a romper en Escocia y terminar el triste reino del Moderatismo, se levant con Tom s Chalmers una inteligencia capaz de absorber por completo el nuevo movimiento y de bastante simpat a e influencia para difundirlo hasta en los m s remotos confines de su pa s natal. Ninguna vida mejor que la del Ap stol San Pablo ha producido esta impresi n de que venimos hablando. El fue dado al cristianismo cuando ste se hallaba en los primeros momentos de su historia. El cristianismo, en verdad, no era d bil, y ning n hombre puede ser considerado como indispensable para aquel, pues llevaba en s mismo el vigor de una existencia inmortal y divina que no pod a menos de revelarse en el curso del tiempo. Pero si reconocemos que Dios hace uso de los medios que se recomiendan aun a nuestros ojos como adaptados al fin que tiene delante, entonces debemos decir que el movimiento cristiano, en el momento en que se present San Pablo en la palestra, necesitaba en extremo de un hombre de extraordinarias dotes, quien, pose do de genio, lo incorporase en la historia general del mundo; y en Pablo encontr al hombre que necesitaba.

3 Un tipo del car cter cristiano El cristianismo obtuvo en Pablo un tipo incomparable del car cter cristiano. En verdad, ya pose a el modelo perfecto del car cter humano en la persona de su fundador; pero l no fue como otros hombres, porque nunca tuvo que luchar con las imperfecciones del pecado; y el cristianismo necesitaba a n demostrar lo que pod a hacer de la naturaleza humana imperfecta. Pablo proporcion la oportunidad para demostrar esto. Naturalmente era de gran fuerza y alcance mental. Aun si nunca hubiera sido cristiano siempre habr a sido un hombre notable. Los otros ap stoles habr an vivido y muerto en la oscuridad de Galilea si no hubieran sido elevados a un lugar prominente por el movimiento cristiano; pero el nombre de Saulo de Tarso hubiera sido recordado bajo alg n car cter, aun cuando el cristianismo nunca hubiera existido.

4 En Pablo el cristianismo tuvo la oportunidad de demostrar al mundo toda la fuerza que tra a consigo. Pablo estaba convencido de esto, aunque lo expres con perfecta modestia cuando dijo: "Por esto fui recibido a misericordia para que Jesucristo mostrase en m el primero toda su clemencia para ejemplo de los que hab an de creer en l para vida eterna". Su conversi n prob el poder del cristianismo para destruir las m s fuertes predisposiciones y estampar su propio tipo en una gran naturaleza por una revoluci n tan instant nea como permanente. La personalidad de Pablo era tan fuerte y original, que de cualquier hombre se hubiera esperado, menos de l, un cambio tan completo; pero desde el momento en que tuvo contacto con Cristo qued tan dominado por su influencia que por todo el resto de su vida su deseo dominante fue el de ser un mero eco y reflexi n de Aquel para el mundo.

5 Pero si el cristianismo demostr su fuerza por la tan completa conquista que hizo de Pablo , no demostr menos su valor en la clase de hombre que de l hizo, cuando Pablo se entreg a su influencia. Satisfizo las necesidades de una naturaleza peculiarmente hambrienta, y nunca, hasta el fin de su vida, revel en lo m s m nimo que esta satisfacci n hubiese disminuido. Su constituci n original estaba compuesta de materiales; finos: pero el Esp ritu de Cristo, pasando a ellos, los levant a un grado de excelencia del todo sin igual. Ni a l mismo ni a otros le fue dudoso que la influencia de Cristo le hiciera lo que l fue. El verdadero lema de su vida ser a su propia frase: "y ya no vivo yo, mas vive Cristo en m ". En verdad, Cristo fue tan perfectamente formado en l que podemos estudiar el car cter de Cristo en el suyo; y los principiantes tal vez pueden aprender mucho m s de Cristo por el estudio de la vida de Pablo que por la de Jes s.

6 Hab a en Cristo mismo una concurrencia tal de todas las excelencias que impidi que su grandeza fuera vislumbrada por el principiante a la manera como por la perfecci n misma de las pinturas de Rafael quedan decepcionados los ojos sin educaci n cuando las ven. En Pablo , en cambio, unos pocos de los m s grandes elementos del car cter cristiano estuvieron expuestos con tan clara determinaci n que ninguno puede dudar de su existencia, as como las caracter sticas m s prominentes de las pinturas de Rubens pueden ser apreciadas por cualquier espectador. El pensador del cristianismo En segundo lugar, el cristianismo obtuvo en Pablo un gran pensador. Por el momento esto era especialmente lo que necesitaba. Cristo hab a partido del mundo, y aquellos a quienes dej para que le representaran eran pescadores sin instrucci n, y la mayor parte sin ninguna notabilidad intelectual.

7 En un sentido, este hecho demuestra una gloria peculiar del cristianismo, porque prueba que no debe el lugar que tiene como una de las grandes influencias del mundo a las habilidades de sus representantes humanos: no por fuerza, ni por poder, sino por el Esp ritu de Dios se estableci el cristianismo en la tierra. Sin embargo, si miramos al pasado, claramente podemos ver cuan esencial era que un ap stol de educaci n y car cter diferentes se levantara. Cristo una vez por todas hab a manifestado la gloria del Padre y hab a completado su obra expiatoria. Pero esto no era suficiente. Era necesario que el objeto de su venida se explicara al mundo. Qui n era el que hab a estado aqu ? Qu fue lo que precisamente hizo? A estas preguntas los primeros ap stoles pod an contestar con respuestas breves y populares; pero ninguno de ellos ten a el alcance intelectual o la disciplina mental necesarios para responder satisfactoriamente al mundo de las inteligencias.

8 Felizmente no es esencial a la salvaci n poder contestar a tales cuestiones con exactitud cient fica. Hay muchos que conocen y creen que Jes s fue el Hijo de Dios y muri para la remisi n de los pecados, y que confiando en El como en su Salvador son purificados por la fe, pero que no podr an explicar estas afirmaciones sin caer en equ vocos en casi cada frase. Sin embargo, si el cristianismo hab a de hacer una conquista tanto moral como intelectual del mundo, era necesario para la iglesia haberse explicado exactamente la completa glor a de su Se or y el significado de su obra salvadora. Por supuesto, Jes s hab a tenido en su mente una comprensi n tanto de lo que fue como de lo que hizo, tan clara como la luz del sol. Pero era uno de los aspectos m s pat ticos de su ministerio terrestre el hecho de que no pod a declarar toda su mente a sus seguidores.

9 Ellos no eran capaces de llevarla; eran demasiado rudos y limitados para entenderla. Jes s ten a que llevarse del mundo sus m s profundos pensamientos sin haberlos expresado, confiando con una fe sublime en que el Esp ritu Santo guiar a su iglesia en el curso de su desarrollo subsiguiente. Aun lo que l expres fue entendido muy imperfectamente. Hab a una inteligencia, es cierto, en el c rculo original de los ap stoles, de las m s bellas cualidades y capaz de remontarse a las mayores alturas de la especulaci n. Las palabras de Cristo penetraron en la mente de Juan, y, despu s de haber quedado en ella por medio siglo, aparecieron y crecieron en las admirables formas en que las heredamos en su Evangelio y Ep stolas. Pero aun la mente de Juan no era apropiada a las exigencias de la iglesia; era demasiado fina, m stica y rara.

10 Sus pensamientos son a n hoy d a la posesi n especial de las inteligencias m s ilustradas y espirituales. Se necesitaba de un hombre de pensamientos m s vastos y m s s lidos, que bosquejara el primer contorno de las doctrinas cristianas; y tal hombre se encontr en Pablo . Pablo fue un gran pensador por naturaleza. Su inteligencia fue de extensi n y fuerza majestuosas; trabajaba sin descansar; nunca fue capaz de abandonar un asunto que tuviera entre manos, sino cuando lo hab a perseguido hasta sus primeras causas, y cuando hab a vuelto de nuevo a demostrar todas sus consecuencias. No le era bastante saber que Cristo fue Hijo de Dios; ten a que descomponer este hecho en sus elementos y entender precisamente lo que significaba. No le bastaba creer que Cristo muri por los pecadores; necesitaba m s; ten a que investigar por qu fue necesario que lo hiciera as y c mo su muerte los lav.


Related search queries