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Miguel Ángel Espino Mitología de Cuscatlán

Miguel ngel Espino mitolog a de cuscatl n Biblioteca B sica de Literatura Salvadore a Volumen 7 Primera edici n Consejo Nacional para la Cultura y el Arte CONCULTURA, San Salvador, 1996 Cecilia Gallardo de Cano Ministra de Educaci n Abiga l Castro de P rez Vice-Ministra de Educaci n Roberto Galicia Presidente de CONCULTURA Ilustraci n de Portada: No Canjura. Colecci n Nacional de Pintura Dise o de Portada: Mirella Antonacci Fotograf a de Portada: Eduardo Fuentes Para esta edici n, CONCULTURA Herederos de Miguel ngel Espino Hecho el dep sito que marca la Ley CONSEJO NACIONAL PARA LA CULTURA Y EL ARTE Edificio A-5 Plan Maestro, Centro de Gobierno San Salvador.

panteísta y montañera. En la mitología griega había ciudades y un rumor de colmenas humanas, y en la mitología americana había tribus y ruidos de montañas que se arrodillan al bostezo de los huracanes. Toda cosa es individual. Cada raza tiene su psicología propia, su modo de ser, íntimo y

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1 Miguel ngel Espino mitolog a de cuscatl n Biblioteca B sica de Literatura Salvadore a Volumen 7 Primera edici n Consejo Nacional para la Cultura y el Arte CONCULTURA, San Salvador, 1996 Cecilia Gallardo de Cano Ministra de Educaci n Abiga l Castro de P rez Vice-Ministra de Educaci n Roberto Galicia Presidente de CONCULTURA Ilustraci n de Portada: No Canjura. Colecci n Nacional de Pintura Dise o de Portada: Mirella Antonacci Fotograf a de Portada: Eduardo Fuentes Para esta edici n, CONCULTURA Herederos de Miguel ngel Espino Hecho el dep sito que marca la Ley CONSEJO NACIONAL PARA LA CULTURA Y EL ARTE Edificio A-5 Plan Maestro, Centro de Gobierno San Salvador.

2 El Salvador, Tel fonos: (503)281-0100 (503)281-0044 (503)281-0077 Fax: (503)221-4389 NOTA EDITORIAL A lo largo de su vida, Miguel ngel Espino public cuatro libros: dos breves colecciones de prosas mitolog a de cuscatl n (1919) y Como cantan all (1926) y dos novelas Trenes (1940) y Hombres contra la muerte (1942) fundamentales en el desarrollo de la narrativa salvadore a. Nacido en 1902, en Santa Ana, hermano menor del poeta Alfredo Espino , y fallecido en 1967, luego de una prolongada enfermedad, Miguel ngel Espino constituye un caso singular en la literatura nacional: sus preocupaciones pol ticas, culturales y est ticas lo ubican a la delantera de sus contempor neos nacionales.

3 Trenes fue publicada originalmente en Santiago de Chile y Hombres contra la muerte en la Ciudad de M xico; pasaron m s de 20 a os antes de que fueran editadas en El Salvador. Dos vetas se distinguen claramente en la narrativa de Espino . La primera tiene que ver con la b squeda de la identidad americana a partir del reencuentro con las ra ces ind genas, la tradici n de rebeli n, y la flora y la fauna; mitolog a de cuscatl n es el precedente de esta corriente que culmina con Hombres contra la muerte y que se emparenta con el pensamiento de un Jos Vasconcelos y con la prosa de R mulo Gallegos.

4 La segunda veta parte de una experimentaci n con el lenguaje y de la b squeda de nuevas estructuras narrativas; Trenes es la mejor expresi n de esta vertiente que no es ajena a las vanguardias art sticas que florecieron en la Europa de las entreguerras. La prosa de Espino es valiente, audaz, enemiga de los eufemismos. Su pensamiento es beligerante, claro, de ruptura, ubicado en el orden del cambio social. Los debates centrales de su poca herencia ind gena versus tradici n espa ola, lucha pac fica versus rebeli n armada, democracia versus dictadura, entre otros est n reflejados en su obra como en la de ninguno de los escritores de su tiempo.

5 Pero tampoco fue un catequizador: "el arte es desinteresadamente til", dice la frase de Plejanov que utiliza de ep grafe en Trenes. Una imagen arquet pica se repite en las narraciones de Espino : la culebra que, agazapada en el follaje del rbol, se lanza s bitamente al cuello del hombre portador de violencia. Lo agreste, lo ind mito, la crueldad como parte de lo americano; pero tambi n la belleza, que no s lo es paisaje, ni se restringe a lo femenino, como se refleja en las dos colecciones de prosas ahora reeditadas.

6 Miguel ngel Espino incursion en la pol tica: fue ministro de la Presidencia del gobierno del general Salvador Casta eda Castro. Luego del golpe de Estado de 1948, el escritor sufri un derrame cerebral que le impidi retornar a la creaci n literaria. Alfredo y Miguel ngel Espino fueron hermanos tambi n en su car cter de pioneros literarios y en el cariz tr gico de sus vidas. mitolog a de cuscatl n A mis padres, Que saben o r el idioma con que grita el coraz n. INTRODUCCI N SOBRE Am rica, que rompe sus inercias en el hierro del nuevo siglo, un aletazo que despega p rpados quema sus viriles teor as de civismo en alimento de una religi n social que se inicia: el Panamericanismo, en el m s superlativo y estricto modo de pensar y de decir.

7 Y ruge tan seriamente este cicl n de entusiasmo, que puntualiz ndose en el rol educativo, lejos de todo neorracismo estrecho, s lo falta un maestro que proclame una bella iniciativa: la americanizaci n de la ense anza, es decir, utilizar en lo posible las cosas nacionales, suplantadas ahora con elementos extranjeros, y que a trav s de un opaco lente de pesimismo hemos visto con estaturas de enano. Porque Am rica tiene en s todas las energ as de la vida y poderosos elementos para una buena educaci n.

8 No los explota, porque la miop a del coloniaje ata sus m sculos. La falacia de la inferioridad ha echado honda raigambre en la vida de estos pueblos. Y "la aceptaci n de una idea es el principio de una acci n". Los agentes educativos deben seleccionarse del medio en que stos accionan, mejor hermanados con las tendencias ing nitas y las direcciones subconscientes del individuo, que otras extra as. Soy un enamorado de las cosas de la raza. Ante Am rica que esfuma sus contornos m s all de los siglos, y que como una frase sin pronunciar se encierra en el secreto de sus jerogl ficos; ante la afinidad tnica, que tiene ecos decisivos en nosotros, y el amor a esta raza que se pierde en el misterio, con su inmensa mueca de esfinge en los labios, se abre el coraz n con un beso de simpat a.

9 Hay en nuestro pa s una clase de literatura: la literatura popular. Literatura de cant n, que perdura en los secretos rurales, en las gargantas de nuestros montes que han envejecido en su fisonom a india, con su gesto de cacique y de fiera. Eminentemente imaginativa, su estructura es un resabio de la alta imaginaci n americana. Es una religi n la que se traslada, desde las pocas pipiles, en forma de leyenda, despojada de sus teocalis sangrientos y de sus sacerdotes negros. Como todas las cosas, nuestra mitolog a tiene su modo de belleza: la est tica americana, pante sta y monta era.

10 En la mitolog a griega hab a ciudades y un rumor de colmenas humanas, y en la mitolog a americana hab a tribus y ruidos de monta as que se arrodillan al bostezo de los huracanes. Toda cosa es individual. Cada raza tiene su psicolog a propia, su modo de ser, ntimo y nico, en todas las cosas, en todas las energ as, en todas las actitudes: en belleza, como en fe ra, en el bien como en el mal. Por eso Am rica evolucionar distintamente, en un futuro que ya amanece, y tendr su ciencia y su arte propios, producto de un desarrollo vern culo.


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