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PRÓLOGO LA RED Y EL YO - herzog.economia.unam.mx

Castells Manuel La era de la informaci n. Econom a, sociedad y cultura. Vol. 1 M xico siglo XXI 1996 PR LOGO LA RED Y EL YO - Me consideras un hombre culto y le do? -Sin duda -replic Zi-gong-. No lo eres? -En absoluto -dijo Confucio-. Tan s lo he agarrado el hilo que enlaza el resto . Hacia el final del segundo milenio de la era cristiana, varios acontecimientos de trascendencia hist rica han transformado el paisaje social de la vida humana. Una revoluci n tecnol gica, centrada en torno a las tecnolog as de la informaci n, est modificando la base material de la sociedad a un ritmo acelerado. Las econom as de todo el mundo se han hecho interdependientes a escala global, introduciendo una nueva forma de relaci n entre econom a, Estado y sociedad en un sistema de geometr a variable.

Confundidos por la escala y el alcance del cambio histórico, la cultura y el pensamiento de nuestro tiempo abrazan con frecuencia un nuevo milenarismo.

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1 Castells Manuel La era de la informaci n. Econom a, sociedad y cultura. Vol. 1 M xico siglo XXI 1996 PR LOGO LA RED Y EL YO - Me consideras un hombre culto y le do? -Sin duda -replic Zi-gong-. No lo eres? -En absoluto -dijo Confucio-. Tan s lo he agarrado el hilo que enlaza el resto . Hacia el final del segundo milenio de la era cristiana, varios acontecimientos de trascendencia hist rica han transformado el paisaje social de la vida humana. Una revoluci n tecnol gica, centrada en torno a las tecnolog as de la informaci n, est modificando la base material de la sociedad a un ritmo acelerado. Las econom as de todo el mundo se han hecho interdependientes a escala global, introduciendo una nueva forma de relaci n entre econom a, Estado y sociedad en un sistema de geometr a variable.

2 El derrumbamiento del estatismo sovi tico y la subsiguiente desaparici n del movimiento comunista internacional han minado por ahora el reto hist rico al capitalismo, rescatado a la izquierda pol tica (y a la teor a marxista) de la atracci n fatal del marxismo-leninismo, puesto fin a la guerra fr a, reducido el riesgo del holocausto nuclear y alterado de modo fundamental la geopol tica global. El mismo capitalismo ha sufrido un proceso de reestructuraci n profunda, caracterizado por una mayor flexibilidad en la gesti n; la descentralizaci n e interconexi n de las empresas tanto interna como en su relaci n con otras; un aumento de poder considerable del capital frente al trabajo, con el declive concomitante del movimiento sindical; una individualizaci n y diversificaci n crecientes en las relaciones de trabajo; la incorporaci n masiva de la mujer al trabajo retribuido, por lo general en condiciones discriminatorias.

3 La intervenci n del estado para desregular los mercados de forma selectiva y desmantelar el estado de bienestar, con intensidad y orientaciones diferentes seg n la naturaleza de las fuerzas pol ticas y las instituciones de cada sociedad; la intensificaci n de la competencia econ mica global en un contexto de creciente diferenciaci n geogr fica y cultural de los escenarios para la acumulaci n y gesti n del capital. Como consecuencia de este reacondicionamiento general del sistema capitalista, todav a en curso, hemos presenciado la integraci n global de los mercados financieros, el ascenso del Pac fico asi tico como el nuevo centro industrial global dominante, la ardua pero inexorable unificaci n econ mica de Europa, el surgimiento de una econom a regional norteamericana, la diversificaci n y luego desintegraci n del antiguo Tercer Mundo, la transformaci n gradual de Rusia y la zona de influencia ex sovi tica en econom as de mercado.

4 Y la incorporaci n de los segmentos valiosos de las econom as de todo el mundo a un sistema interdependiente que funciona como una unidad en tiempo real. Debido a todas estas tendencias, tambi n ha habido una acentuaci n del desarrollo desigual, esta vez no s lo entre Norte y Sur, sino entre los segmentos y territorios din micos de las sociedades y los que corren el riesgo de convertirse en irrelevantes desde la perspectiva de la l gica del sistema. En efecto, observamos la liberaci n paralela de las formidables fuerzas productivas de la revoluci n informacional y la consolidaci n de los agujeros negros de miseria humana en la econom a global, ya sea en Burkina Faso, South Bronx, Kamagasaki, Chiapas o La Courneuve.

5 Relatado en Sima Q an (145 ), Confucius , en Hu Shi, The Development of Logical Methods in Ancient China, Shanghai, Oriental Book Company, 1922; citado en Qian, 1985, p g. 125 De forma simult nea, las actividades delictivas y las organizaciones mafiosas del mundo tambi n se han hecho globales e informacionales, proporcionando los medios para la estimulaci n de la hiperactividad mental y el deseo prohibido, junto con toda forma de comercio il cito demandada por nuestras sociedades, del armamento sofisticado a los cuerpos humanos dem s, un nuevo sistema de comunicaci n que cada vez habla m s un lenguaje digital universal, est integrando globalmente la producci n y distribuci n de palabras, sonidos e im genes de nuestra cultura y acomod ndolas a los gustos de las identidades y temperamentos de los individuos.

6 Las redes inform ticas interactivas crecen de modo exponencial, creando nuevas formas y canales de comunicaci n, y dando forma a la vida a la vez que sta les da forma a ellas. Los cambios sociales son tan espectaculares como los procesos de transformaci n tecnol gicos y econ micos. A pesar de toda la dificultad sufrida por el proceso de transformaci n de la condici n de las mujeres, se ha minado el patriarcado, puesto en cuesti n en diversas sociedades. As , en buena parte del mundo, las relaciones de g nero se han conver-tido en un dominio contestado, en vez de ser una esfera de reproducci n cultural. De ah se deduce una redefinici n fundamental de las relaciones entre mujeres, hombres y ni os y, de este modo, de la familia, la sexualidad y la personalidad.

7 La conciencia medioambiental ha calado las instituciones de la sociedad y sus valores han ganado atractivo pol tico al precio de ser falseados y manipulados en la pr ctica cotidiana de las grandes empresas y las burocracias. Los sistemas pol ticos est n sumidos en una crisis estructural de legitimidad, hundidos de forma peri dica por esc ndalos, dependientes esencialmente del respaldo de los medios de comunicaci n y del liderazgo personalizado, y cada vez m s aislados de la ciudadan a. Los movimientos sociales tienden a ser fragmentados, localistas, orientados a un nico tema y ef meros, ya sea reducidos a sus mundos interiores o fulgurando s lo un instante en torno a un s mbolo medi tico.

8 En un mundo como ste de cambio incontrolado y confuso, la gente tiende a reagruparse en torno a identidades primarias: religiosa, tnica, territorial, nacional. En estos tiempos dif ciles, el fundamentalismo religioso cristiano, isl mico, jud o, hind e incluso budista (en lo que parece ser un contrasentido), es probablemente la fuerza m s formidable de seguridad personal y movilizaci n colectiva. En un mundo de flujos globales de riqueza, poder e im genes, la b squeda de la identidad, colectiva o individual, atribuida o construida, se convierte en la fuente fundamental de significado social. No es una tendencia nueva, ya que la identidad, y de modo particular la identidad religiosa y tnica, ha estado en el origen del significado desde los albores de la sociedad humana.

9 No obstante, la identidad se est convirtiendo en la principal, y a veces nica, fuente de significado en un periodo hist rico caracterizado por una, amplia desestructuraci n de las organizaciones, deslegitimaci n de las instituciones, desaparici n de los principales movimientos sociales y expresiones cultural es ef meras. Es cada vez m s habitual que la gente no organice su significado en torno a lo que hace, sino por lo que es o cree ser. Mientras que, por otra parte, las redes globales de intercambios instrumentales conectan o desconectan de forma selectiva individuos, grupos, regiones o incluso pa ses seg n su importancia para cumplir las metas procesadas en la red, en una corriente incesante de decisiones estrat gicas.

10 De ello se sigue una divisi n fundamental entre el instrumentalismo abstracto y universal y las identidades particularistas de ra ces hist ricas. Nuestras sociedades se estructuran cada vez m s en torno a una oposici n bipolar entre la red y el yo. En esta condici n de esquizofrenia estructural entre funci n y significado, las pautas de comunicaci n social cada vez se someten a una tensi n mayor. Y cuando la comunicaci n se rompe, cuando deja de existir, ni siquiera en forma de comunicaci n conflictiva (como ser a el caso en las luchas sociales o la oposici n pol tica), los grupos sociales y los individuos se alienan unos de otros y ven al otro como un extra o, y al final como una amenaza.


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