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Resumen de los ensayos presentados - …

1 Resumen de los ensayos presentados Sergio de Zubir a, Dimensiones pol ticas y culturales en el conflicto colombiano" Este ensayo comparte el enfoque de m ltiples causas sist micas que han desencadenado el conflicto y posibilitado su persistencia. El autor parte de cuatro causas estructurales, que ya desde 1978 identifica Paul Oquist: causas pol ticas; causas socioecon micas; causas institucionales; causas psicol gicas, culturales y raciales. Resalta que, en 2003, el Informe PNUD destaca como factores desencadenantes: la ausencia de soluci n al problema agrario; el fracaso del Estado en la prevenci n y resoluci n de conflictos; la retirada del Estado, que trae problemas sociales en la regulaci n de la vida, el uso de pr cticas privadas de justicia y la conformaci n de ej rcitos irregulares; y, el v nculo negativo de las elites con el desarrollo del conflicto.

3 de acumulación de poder, bien fuera para controlar el gobierno de las sociedades regionales y/o para influir sobre la política nacional. Jairo Estrada Álvarez, ^Acumulación capitalista, dominación de clase y rebelión armada _

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1 1 Resumen de los ensayos presentados Sergio de Zubir a, Dimensiones pol ticas y culturales en el conflicto colombiano" Este ensayo comparte el enfoque de m ltiples causas sist micas que han desencadenado el conflicto y posibilitado su persistencia. El autor parte de cuatro causas estructurales, que ya desde 1978 identifica Paul Oquist: causas pol ticas; causas socioecon micas; causas institucionales; causas psicol gicas, culturales y raciales. Resalta que, en 2003, el Informe PNUD destaca como factores desencadenantes: la ausencia de soluci n al problema agrario; el fracaso del Estado en la prevenci n y resoluci n de conflictos; la retirada del Estado, que trae problemas sociales en la regulaci n de la vida, el uso de pr cticas privadas de justicia y la conformaci n de ej rcitos irregulares; y, el v nculo negativo de las elites con el desarrollo del conflicto.

2 El Informe se centra en causas pol ticas y culturales. Insiste en el peculiar y violento del proceso de construcci n del Estado y sus relaciones con el conflicto. Destaca los l mites del poder pol tico, de las estructuras de participaci n pol tica, de los partidos y la persecuci n a los proyectos pol ticos alternativos. Realiza una lectura cr tica del car cter y actitud frente a las reformas sociales de los sectores dirigentes en Colombia. Cuestiona las concepciones y pr cticas de la modernizaci n capitalista. Incita a desenmascarar e investigar la consolidaci n de una cultura pol tica contra-insurgente, el afianzamiento de los discursos amigos-enemigos y la inflaci n del miedo y la seguridad, como factores culturales que potencian el conflicto. Ubica sus or genes en la d cada del treinta del siglo XX, estableciendo un periodo entre 1929/30 y 1957/58, como la protog nesis del conflicto colombiano.

3 En esta etapa se deciden aspectos centrales de nuestra historia: el modelo capitalista de desarrollo, el car cter de nuestras instituciones estatales, las relaciones inter-partidistas, los l mites del reformismo, los grupos de poder, el sentido moderno de la pol tica y la cultura, los rasgos constitutivos de la cultura pol tica y ciertos imaginarios de nuestras identidades culturales. Las m ltiples causas y la persistencia del conflicto han tenido impactos cuantitativos y cualitativos en la poblaci n. Cada vez afecta m s dimensiones de la totalidad social y la intensidad de sus manifestaciones se han ido incrementando. Al lado de los procesos de victimizaci n, se han presentado efectos como: instauraci n de la violencia como representaci n de lo pol tico y lo social, incremento del autoritarismo, degradaci n de los fundamentos morales de la acci n pol tica, crisis de legitimidad del sistema pol tico y electoral, deslegitimaci n de la justicia y las fuerzas armadas, negaci n de la 2 democracia social y pol tica, eliminaci n de los proyectos pol ticos alternativos, etc.

4 La simplificaci n del conflicto exclusivamente a tipolog as penales de victimizaci n es ocultar o evadir la complejidad de nuestro conflicto. Gustavo Duncan, Exclusi n, insurrecci n y crimen Colombia es un pa s extremadamente excluyente. Basta una mirada desprevenida a los listados de desigualdad para darse cuenta que en cuanto a ingresos, tierras, servicios estatales y muchas otras estad sticas las brechas son enormes. No es extra o entonces que la exclusi n haya sido una de las causas m s citadas del conflicto. Pero la realidad es m s compleja que eso. La desigualdad no necesariamente causa insubordinaci n, mucho menos una insubordinaci n violenta. No hay que ir a buscar otros casos, en la misma Colombia proliferan sociedades muy desiguales que han resistido el paso del tiempo con muy poca violencia. Se necesitaron entonces otras causas y otras variables para que en Colombia surgiera un conflicto armado.

5 Este ensayo se centra en la forma c mo la exclusi n interactu con una de esas otras variables, la criminalidad, y dio gran parte de la forma que adquiri el actual conflicto. El inter s es en concreto por dos pr cticas criminales de uso masivo en Colombia, el secuestro y el narcotr fico. Estas pr cticas son importantes porque incidieron en tres atributos fundamentales del conflicto. En primer lugar, perfilaron gran parte de la estrategia de guerra tanto de la insurgencia como del paramilitarismo. Las partes tuvieron que organizar sus aparatos coercitivos y planear sus acciones en el conflicto para acceder a los recursos provenientes de la criminalidad. En segundo lugar, el narcotr fico permiti que una situaci n de guerra permanente en vez de destruir la econom a se convirtiera en una medio de acceso a los mercados, sobre todo para comunidades perif ricas con baja acumulaci n de capital.

6 Finalmente, los efectos no solo se remitieron a la guerra entre insurgencia y contrainsurgencia. Tambi n redefinieron las relaciones de poder entre el centro y la periferia. Dado que el estado central era incapaz de ofrecer una protecci n efectiva en las regiones, las transacciones pol ticas entre el centro y la periferia estuvieron marcadas por el uso de las lites regionales, tanto legales como ilegales, de la violencia privada y el capital de las drogas como recursos leg timos para defenderse de la insurgencia. Sin embargo, estos recursos terminaron por convertirse en medios 3 de acumulaci n de poder, bien fuera para controlar el gobierno de las sociedades regionales y/o para influir sobre la pol tica nacional. Jairo Estrada lvarez, Acumulaci n capitalista, dominaci n de clase y rebeli n armada Este informe propone una interpretaci n hist rica del conflicto social y armado fundamentada en una tesis central: Contrainsurgencia y subversi n son inherentes al orden social capitalista imperante en nuestro pa s.

7 Si la subversi n asumi tambi n la expresi n de la rebeli n armada, ello se explica esencialmente por las condiciones hist rico-concretas de constituci n y reproducci n de ese orden social. Tales condiciones son abordadas en el Informe aproximando un an lisis de la tendencia del proceso de acumulaci n capitalista y de las formas hist ricas de organizaci n del poder y la dominaci n de clase desde la d cada de 1920 hasta la actualidad. Dicho an lisis muestra que a lo largo del proceso hist rico se han estructurado y activado m ltiples dispositivos de preservaci n y de reproducci n del poder y la dominaci n de clase, los cuales se han sustentado en la combinaci n de las formas de lucha por parte de lo que en el trabajo se caracteriza como un bloque de poder contrainsurgente . La apelaci n al recurso de la violencia y al uso de la fuerza armada para enfrentar la subversi n general (sea sta en el mbito de la reivindicaci n y la reforma, o como prop sito de cambio revolucionario) ha provocado que el conflicto pol tico y social haya asumido tambi n la expresi n de la subversi n armada en respuesta a tales disposiciones.

8 Esa respuesta no ha sido s lo reactiva; tambi n ha adquirido un car cter ofensivo dado que se ha buscado la superaci n del orden existente y se ha manifestado la voluntad de luchar hasta la muerte por ese prop sito, como en el caso de las guerrillas revolucionarias. El Informe se ocupa de diversos aspectos que demuestran la naturaleza pol tica y social de la rebeli n armada; explora sus razones de existencia y persistencia; y controvierte de manera particular las tesis que consideran que mut hacia una empresa criminal orientada por la codicia o que degener en bandas terroristas. Al ocuparse de los impactos del conflicto, sin dejar de lado sus dram ticas dimensiones y el horror causado por la guerra sobre el conjunto de la organizaci n social, propone la tesis de que la 4 violencia, cuando se considera en forma estructural y sistem tica, se ha orientado principalmente a la contenci n y destrucci n (incluido el exterminio f sico) de las expresiones pol ticas, reivindicativas y organizativas del campo popular, y de manera principal contra las proyectos que han representado una amenaza frente al orden social vigente.

9 Ah se encuentra la m dula de los procesos de victimizaci n. Las responsabilidades por los impactos del conflicto, aunque son m ltiples, desiguales y diferenciadas, se le imputan al sistema imperante y particularmente al Estado, dado que en l se condensa el poder de clase y la organizaci n de las relaciones que predominan en la sociedad. Dar o Fajardo, Estudio sobre los or genes del conflicto social armado, razones de su persistencia y sus efectos m s profundos en la sociedad colombiana Las manifestaciones m s reconocidas de la violencia ocurridas a comienzos de la segunda mitad del decenio de 1940 luego del asesinato de Jorge Eli cer Gait n tuvieron antecedentes en episodios de violencia estatal en contra de comunidades ind genas, campesinos y trabajadores en las d cadas de 1920 y1930. A comienzos del decenio de 1920 tomaron fuerza las exportaciones de caf , petr leo y banano, circunstancias que ampliaron la demanda de mano de obra y alimentos, lo cual gener tensiones con el orden econ mico y social, sustentado en la gran propiedad.

10 La insuficiencia de estas econom as para atender las necesidades del crecimiento econ mico dio paso a propuestas de reformas econ micas y sociales para adecuarlas al desarrollo capitalista, referidas en particular al reparto agrario como base para la construcci n y ampliaci n del mercado interno y la formaci n de clases medias rurales. Estas expectativas, alimentadas por los efectos de la crisis mundial de 1929 condujeron a la sustituci n del gobierno conservador. Sin embargo, la predominancia pol tica de las fuerzas sustentadas en el control de la tierra y su fuerte ascendiente pol tico, ideol gico y religioso sobre la poblaci n hizo que buena parte de los intentos de transformar el ordenamiento de la sociedad y el r gimen de propiedad agraria resultaron frustrados, circunstancia que vino a coincidir con la recomposici n econ mica y pol tica planetaria luego de terminada la segunda guerra mundial.


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