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El Lazarillo de Tormes - ILCE

0 El Lazarillo de Tormes An nimo ( 1 5 5 4 ) 1 EL Lazarillo DE Tormes Obra an nima Novela que en 1554 inaugura el g nero picaresco en Espa a. En 1559 se prohibi su lectura. Posteriormente, en 1573, la Inquisici n censur dos cap tulos (tratados IV y V) en el Lazarillo castigado. NDICE PR LOGO .. 2 TRATADO PRIMERO. Cuenta L zaro su vida y cuyo hijo fue [cuenta l zaro su vida y de quien fue hijo] .. 4 TRATADO SEGUNDO. C mo L zaro se asent con un cl rigo, y de las cosas que con l pas .. 23 TRATADO TERCERO. C mo l zaro se asent con un escudero, y de lo que le acaesci con l .. 38 TRATADO CUARTO.

gusto hallaren, y vean que vive un hombre con tantas fortunas, peligros y adversidades. Suplico a Vuestra Merced reciba el pobre servicio de mano de quien lo hiciera más rico si su poder y deseo se conformaran. Y pues Vuestra Merced escribe se le escriba y relate el caso muy por extenso, parescióme no tomalle [no tomarle] por el medio,

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1 0 El Lazarillo de Tormes An nimo ( 1 5 5 4 ) 1 EL Lazarillo DE Tormes Obra an nima Novela que en 1554 inaugura el g nero picaresco en Espa a. En 1559 se prohibi su lectura. Posteriormente, en 1573, la Inquisici n censur dos cap tulos (tratados IV y V) en el Lazarillo castigado. NDICE PR LOGO .. 2 TRATADO PRIMERO. Cuenta L zaro su vida y cuyo hijo fue [cuenta l zaro su vida y de quien fue hijo] .. 4 TRATADO SEGUNDO. C mo L zaro se asent con un cl rigo, y de las cosas que con l pas .. 23 TRATADO TERCERO. C mo l zaro se asent con un escudero, y de lo que le acaesci con l .. 38 TRATADO CUARTO.

2 C mo L zaro se asent con un fraile de la merced, y de lo que le acaesci con l .. 63 TRATADO QUINTO. C mo L zaro se asent con un buldero [religioso encargado de vender bulas de la santa cruzada], y de las cosas que con l pas .. 64 TRATADO SEXTO. C mo L zaro se asent con un capell n, y lo que con l pas .. 76 TRATADO S PTIMO. C mo L zaro se asent con un alguacil, y de lo que le acaesci con l .. 77 2 LA VIDA DE Lazarillo DE Tormes Y DE SUS FORTUNAS Y ADVERSIDADES PR LOGO Yo por bien tengo que cosas tan se aladas y por ventura nunca o das ni vistas vengan a noticia de muchos y no se entierren en la sepultura del olvido, pues podr a ser que alguno que las lea halle algo que le agrade, y a los que no ahondaren tanto los deleite.

3 Y a este prop sito dice Plinio que no hay libro, por malo que sea, que no tenga alguna cosa buena. Mayormente que los gustos no son todos unos, mas lo que uno no come, otro se pierde por ello. Y as vemos cosas tenidas en poco de algunos, que de otros no lo son. Y esto para que ninguna cosa se debr a [deber a] romper, ni echar a mal, si muy detestable no fuese, sino que a todos se comunicase, mayormente siendo sin perjuicio y pudiendo sacar della alg n fruto. Porque, si as no fuese, muy pocos escribir an para uno solo, pues no se hace sin trabajo, y quieren, ya que lo pasan, ser recompensados, no con dineros, mas con que vean y lean sus obras, y, si hay de qu , se las alaben.

4 Y a este prop sito dice Tulio: "La honra cr a las artes." 3 Qui n piensa que el soldado que es primero del escala, tiene m s aborrescido [aborrecido] el vivir? No por cierto; mas el deseo de alabanza le hace ponerse al peligro. Y as en las artes y letras es lo mesmo. Predica muy bien el presentado [te logo que espera el grado de maestro y/o doctor], y es hombre que desea mucho el provecho de las nimas; mas pregunten a su merced si le pesa cuando le dicen: " Oh qu maravillosamente lo ha hecho vuestra reverencia!" Just [quien combati en una justa] muy ruinmente el se or don Fulano, y dio el sayete [Sayo peque o y corto debajo de la armadura] de armas al truh n porque le loaba de haber llevado muy buenas lanzas: qu hiciera si fuera verdad?

5 Y todo va desta manera: que confesando yo no ser m s santo que mis vecinos, desta nonada [cosa sin importancia], que en este grosero [r stico] estilo escribo, no me pesar que hayan parte [participen] y se huelguen con ello todos los que en ella alg n gusto hallaren, y vean que vive un hombre con tantas fortunas, peligros y adversidades. Suplico a Vuestra Merced reciba el pobre servicio de mano de quien lo hiciera m s rico si su poder y deseo se conformaran. Y pues Vuestra Merced escribe se le escriba y relate el caso muy por extenso, paresci me no tomalle [no tomarle] por el medio, sino del principio, porque se tenga entera noticia de mi persona, y tambi n porque consideren los que heredaron nobles estados cu n poco se les debe, pues Fortuna fue con ellos parcial, y cu nto m s hicieron los que, si ndoles contraria, con fuerza y ma a remando, salieron a buen puerto.

6 4 TRATADO PRIMERO Cuenta L zaro su vida y cuyo hijo fue [cuenta L zaro su vida y de quien fue hijo] Pues sepa Vuestra merced, ante todas cosas, que a m llaman L zaro de Tormes , hijo de Tom Gonz lez y de Antona P rez, naturales de Tejares, aldea de Salamanca. Mi nascimiento fue dentro del r o Tormes , por la cual causa tom el sobrenombre, y fue desta manera: mi padre, que Dios perdone, ten a cargo de proveer una molienda de una ace a que est ribera de aquel r o, en la cual fue molinero m s de quince a os; y estando mi madre una noche en la ace a, pre ada de m , tom le el parto y pari me all ; de manera que con verdad me puedo decir nascido en el r o. Pues siendo yo ni o de ocho a os, achacaron a mi padre ciertas sangr as [robos] mal hechas en los costales de los que all a moler ven an, por lo cual fue preso, y confes , y no neg , y padesci persecuci n por justicia.

7 Espero en Dios que est en la Gloria, pues el Evangelio los llama bienaventurados. En este tiempo se hizo cierta armada contra moros, entre los cuales fue mi padre, que a la saz n estaba desterrado por el desastre ya dicho, con cargo de acemilero [mulero] de un caballero que all fue. Y con su se or, como leal criado, fenesci [acab ] su vida. Mi viuda madre, como sin marido y sin abrigo se viese, determin arrimarse a los buenos, por ser uno dellos, y v nose a vivir a la ciudad, y alquil una casilla, y meti se a guisar de comer a ciertos estudiantes, y lavaba la ropa a ciertos mozos de 5 caballos del comendador de la Magdalena; de manera que fue frecuentando las caballerizas. Ella y un hombre moreno [negro (eufemismo)], de aquellos que las bestias curaban [cuidaban], vinieron en conoscimiento.

8 Ste algunas veces se ven a a nuestra casa, y se iba a la ma ana; otras veces de d a llegaba a la puerta, en achaque de [con la excusa de] comprar huevos, y entr base en casa. Yo, al principio de su entrada, pes bame con l y hab ale miedo, viendo el color y mal gesto que ten a; mas de que vi que con su venida mejoraba el comer, fuile queriendo bien, porque siempre tra a pan, pedazos de carne, y en el invierno le os, a que nos calent bamos. De manera que, continuando la posada y conversaci n [a manera de: amancebamiento], mi madre vino a darme un negrito muy bonito, el cual yo brincaba [cargaba] y ayudaba a calentar. Y acu rdome que, estando el negro de mi padrastro trebajando [jugueteando] con el mozuelo, como el ni o v a a mi madre y a m blancos, y a l no, hu a d l, con miedo, para m madre, y, se alando con el dedo, dec a: " Madre coco!

9 " Respondi l riendo: " Hideputa!" Yo, aunque bien mochacho, not aquella palabra de mi hermanico, y dije entre m : " Cu ntos debe de haber en el mundo que huyen de otros porque no se veen a s mesmos!" Quiso nuestra fortuna que la conversaci n del Zaide, que as se llamaba, lleg a o dos del mayordomo, y hecha pesquisa, hall se que la mitad por medio de la cebada que para las bestias le daban hurtaba; y salvados, le a, almohazas [bayetas para 6 limpiar caballos], mandiles, y las mantas y s banas de los caballos hac a perdidas; [robaba fingiendo que estaban perdidas] y cuando otra cosa no ten a, las bestias desherraba, y con todo esto acud a a mi madre para criar a mi hermanico. No nos maravillemos de un cl rigo ni fraile porque el uno hurta de los pobres, y el otro de casa, para sus devotas y para ayuda de otro tanto, cuando a un pobre esclavo el amor le animaba a esto.

10 Y prob sele cuanto digo y aun m s, porque a m , con amenazas, me preguntaban, y como ni o respond a y descubr a cuanto sab a con miedo, hasta ciertas herraduras que por mandato de mi madre a un herrero vend . Al triste de mi padrastro azotaron y pringaron [echaron grasa hirviente sobre las heridas], y a mi madre pusieron pena por justicia, sobre el acostumbrado centenario [cien azotes], que en casa del sobredicho comendador no entrase ni al lastimado Zaide en la suya acogiese. Por no echar la soga tras el caldero [por no echarlo todo a perder], la triste se esforz y cumpli la sentencia; y por evitar peligro y quitarse de malas lenguas, se fue a servir a los que al presente viv an en el mes n de la Solana; y all , padesciendo mil importunidades, se acab de criar mi hermanico hasta que supo andar, y a m hasta ser buen mozuelo, que iba a los hu spedes por vino y candelas y por lo dem s que me mandaban.


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