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El Señor de los Anillos - mercaba.org

El Se or de los Anillos JRR Tolkien PARTE I: La Comunidad del Anillo PROLOGO 1 De los Hobbits Este libro trata principalmente de los Hobbits, y el lector descubrir en sus p ginas mucho del car cter y algo de la historia de este pueblo. Podr encontrarse m s informaci n en los extractos del Libro Rojo de la Frontera del Oeste que ya han sido publicados con el t tulo de El Hobbit. El relato tuvo su origen en los primeros cap tulos del Libro Rojo, compuesto por Bilbo Bols n -el primer Hobbit que fue famoso en el mundo entero - y que l titul Historia de una ida y de una vuelta, pues contaba el viaje de Bilbo hacia el Este y la vuelta, aventura que m s tarde enredar a a todos los Hobbits en los importantes acontecimientos que aqu se relatan.

El Señor de los Anillos JRR Tolkien PARTE I: La Comunidad del Anillo PROLOGO 1 De los Hobbits Este libro trata principalmente de los Hobbits, y el lector descubrirá en sus páginas mucho del carácter y algo de la historia de este pueblo. Podrá encontrarse más información en los extractos delLibro Rojo de la Frontera de l

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1 El Se or de los Anillos JRR Tolkien PARTE I: La Comunidad del Anillo PROLOGO 1 De los Hobbits Este libro trata principalmente de los Hobbits, y el lector descubrir en sus p ginas mucho del car cter y algo de la historia de este pueblo. Podr encontrarse m s informaci n en los extractos del Libro Rojo de la Frontera del Oeste que ya han sido publicados con el t tulo de El Hobbit. El relato tuvo su origen en los primeros cap tulos del Libro Rojo, compuesto por Bilbo Bols n -el primer Hobbit que fue famoso en el mundo entero - y que l titul Historia de una ida y de una vuelta, pues contaba el viaje de Bilbo hacia el Este y la vuelta, aventura que m s tarde enredar a a todos los Hobbits en los importantes acontecimientos que aqu se relatan.

2 No obstante, muchos querr n saber desde un principio algo m s de este pueblo notable y quiz s algunos no tengan el libro anterior. Para esos lectores se han reunido aqu algunas notas sobre los puntos m s importantes de la tradici n hobbit, y se recuerda brevemente la primera aventura. Los Hobbits son un pueblo sencillo y muy antiguo, m s numeroso en tiempos remotos que en la actualidad. Amaban la paz, la tranquilidad y el cultivo de la buena tierra, y no hab a para ellos paraje mejor que un campo bien aprovechado y bien ordenado. No entienden ni entend an ni gustan de maquinarias m s complicadas que una fragua, un molino de agua o un telar de mano, aunque fueron muy h biles con toda clase de herramientas.

3 En otros tiempos desconfiaban en general de la Gente Grande, como nos llaman y ahora nos eluden con terror y es dif cil encontrarlos. Tienen el o do agudo y la mirada penetrante, y aunque engordan f cilmente y nunca se apresuran si no es necesario, se mueven con agilidad y destreza. Dominaron desde un principio el arte de desaparecer r pido y en silencio, cuando la Gente Grande con la que no quer an tropezar se les acercaba casualmente, y han desarrollado este arte hasta el punto de que a los Hombres puede parecerles verdadera magia. Pero los Hobbits jam s han estudiado magia de ninguna ndole y esas r pidas desapariciones se deben nicamente a una habilidad profesional, que la herencia, la pr ctica y una ntima amistad con la tierra han desarrollado tanto que es del todo inimitable para las razas m s grandes y desmayadas.

4 Los Hobbits son gente diminuta, m s peque a que los Enanos; menos corpulenta y fornida, pero no mucho m s baja. La estatura es variable, entre los dos y los cuatro pies de nuestra medida. Hoy pocas veces alcanzan los tres pies, pero se dice que en otros tiempos eran m s altos. De acuerdo con el Libro Rojo, Bandobras Tuk, apodado el Toro Bramador, hijo de Isengrim , med a cuatro pies y medio y era capaz de montar a caballo. En los archivos de los Hobbits se cuenta que s lo fue superado por dos famosos personajes de la antig edad, pero de este hecho curioso se habla en el presente libro. En cuanto a los Hobbits de la Comarca, de quienes tratan estas relaciones, conocieron en un tiempo la paz y la prosperidad y fueron entonces un pueblo feliz.

5 Vest an ropas de brillantes colores, y prefer an el amarillo y el verde; muy rara vez usaban zapatos, pues las plantas de los pies eran en ellos duras como el cuero, fuertes y flexibles y los pies mismos estaban recubiertos de un espeso pelo rizado, muy parecido al pelo de las cabezas, de color casta o casi siempre. Por esta raz n el nico oficio que practicaban poco era el de zapatero, pero ten an dedos largos y habilidosos que les permit an fabricar muchos otros objetos tiles y agradables. En general los rostros eran bonachones m s que hermosos, anchos, de ojos vivos, mejillas rojizas y bocas dispuestas a la risa, a la comida y a la bebida.

6 Re an, com an y beb an a menudo y de buena gana; les gustaban las bromas sencillas en todo momento y comer seis veces al d a (cuando pod an). Eran hospitalarios, aficionados a las fiestas, hac an regalos espont neamente y los aceptaban con entusiasmo. Es en verdad evidente que a pesar de un alejamiento posterior los Hobbits son parientes nuestros: est n m s cerca de nosotros que los Elfos y aun que los mismos Enanos. Antiguamente hablaban las lenguas de los Hombres, adaptadas a su propia modalidad, y ten an casi las mismas preferencias y aversiones que los Hombres. Mas ahora es imposible descubrir en qu consiste nuestra relaci n con ellos.

7 El origen de los Hobbits viene de muy atr s, de los D as Antiguos, ya perdidos y olvidados. S lo los Elfos conservan alg n registro de esa poca desaparecida y sus tradiciones se refieren casi nicamente a la historia lfica, historia donde los Hombres aparecen muy de cuando en cuando; a los Hobbits ni siquiera se los menciona. Sin embargo es obvio que los Hobbits viv an en paz en la Tierra Media muchos a os antes que cualquier otro pueblo advirtiese siquiera que exist an. Y como el mundo se pobl luego de extrav as e incontables criaturas, esta Gente Peque a pareci insignificante. Pero en los d as de Bilbo y de Frodo, heredero de Bilbo, se transformaron de pronto a pesar de ellos mismos en importantes y famosos, y perturbaron los Concilios de los Grandes y de los Sabios.

8 Aquellos d as -la Tercera Edad de la Tierra Media- han quedado muy atr s, y la conformaci n de las tierras en general ha cambiado mucho; pero las regiones en que viv an entonces los Hobbits eran sin duda las mismas de ahora: el Noroeste del Viejo Mundo, al este del Mar. Los Hobbits del tiempo de Bilbo no sab an de d nde ven an. El deseo de conocimiento (fuera de las ciencias geneal gicas) no era com n entre ellos, pero hab a a n descendientes de antiguas familias que estudiaban sus propios libros y hasta recog an de los Elfos, los Enanos y los Hombres noticias de pocas pasadas y de tierras distantes.

9 Los recuerdos propios comienzan luego de que se establecieran en la Comarca y las leyendas m s antiguas apenas si se remontan poco m s all de los D as del Exodo. Est perfectamente claro, no obstante, a trav s de estas leyendas y lo que puede descubrirse en el lenguaje y las costumbres de los Hobbits, que en un pasado muy lejano ellos tambi n se desplazaron hacia el oeste, como muchos otros pueblos. En las historias primitivas hay referencias oscuras a los tiempos en que moraban en los altos valles del Anduin, entre los lindes -del Gran Bosque Verde y las Monta as Nubladas. No se sabe con certeza por qu emprendieron m s tarde el arduo y peligroso cruce de las Monta as y entraron en Eriador.

10 Los relatos hobbits hablan de la multiplicaci n de los Hombres en la tierra y de una sombra que cay sobre la floresta y la oscureci , por lo que fue llamada desde entonces el Bosque Negro. Antes de cruzar las Monta as, los Hobbits ya se hab an dividido en tres ramas un tanto diferentes - los Pelosos, los Fuertes y los Albos. Los Pelosos eran de piel m s oscura, cuerpo menudo, cara lampi a, y no llevaban botas; de manos y pies bien proporcionados y giles prefer an las tierras altas y las laderas de las colinas. Los Fuertes eran m s anchos, de constituci n m s s lida; ten an pies y manos m s grandes; prefer an las llanuras y las orillas de los r os.


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