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promoción y gestión cultural: intención y acción

Promoci n y gesti n cultur al: intenci n y acci nAlFoNSo hERN NDEz BARBAB runo Aceves / 200578 Patrimonio cultural yturismoCUADERNOS13 Alfonso Hern ndez BarbaPromoci n y gesti n cultural : intenci n y acci nLa distinci n entre promotor cultural y gestor cultural no siempre es clara. Sin embar-go, es posible afirmar que es mayor el conjunto de rasgos que los identifican que aquello que los distingue. Para este encuentro ambos han sido convocados, lo cual simb lica-mente refuerza lo que los une. En esta reflexi n acerca de las relaciones entre educa-ci n y cultura importa m s analizar la tarea educativa de ambos, del promotor y del gestor.

Dar voz a la diversidad cultural implica para los promotores y los gestores ela-borar y traer a la superficie una intención, lo cual los mete de lleno en el terreno de la educación. La intención (educativa) sucede cuando nos proponemos lograr que su-ceda algo en las personas para las cuales destinamos nuestras acciones. La intención

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  Cultural, Diversidad, Diversidad cultural

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1 Promoci n y gesti n cultur al: intenci n y acci nAlFoNSo hERN NDEz BARBAB runo Aceves / 200578 Patrimonio cultural yturismoCUADERNOS13 Alfonso Hern ndez BarbaPromoci n y gesti n cultural : intenci n y acci nLa distinci n entre promotor cultural y gestor cultural no siempre es clara. Sin embar-go, es posible afirmar que es mayor el conjunto de rasgos que los identifican que aquello que los distingue. Para este encuentro ambos han sido convocados, lo cual simb lica-mente refuerza lo que los une. En esta reflexi n acerca de las relaciones entre educa-ci n y cultura importa m s analizar la tarea educativa de ambos, del promotor y del gestor.

2 El punto de partida lo podemos situar en la afirmaci n de que ambos, con sus planteamientos, intenciones y acciones, participan o pueden participar en las deseables tareas educativo-culturales que como comunidad y como sociedad nos proponemos educaci n es un proceso, como la cultura, de di logo y transformaci n entre personas acerca de aquello que les es significativo. Lo que es significativo pasa sin lugar a dudas por el registro de un saber, a veces apenas insinuado, de la propia experiencia, y lo que se experimenta no siempre se sabe. Es com n que vivamos como extranjeros de nuestros propios escenarios mentales, sin saber lo que se experimenta, como si es-tuvi ramos adormecidos en un d a caluroso y sediento.

3 Otras veces, nos aferramos a la palmera por los vientos arrebatados de otro pueblo, ahora fr gil y costero, donde nos apremia el saber de la experiencia. Es aqu donde cobra sentido la tarea educativa del promotor y del gestor aspecto educativo de los promotores y gestores culturales tiene una herencia distinta del viejo concepto de educaci n vertical, unidireccional y de lo aprendido por repetici n. La educaci n, en el desempe o de los promotores culturales, se suma a esa otra tradici n que sabe lo que puede modificar en nosotros la seducci n de los sentidos, el asombro de lo impensable, el gozo de la fiesta, el gozo o la denuncia est tica, la reno-vaci n simb lica del arte y el anuncio novedoso; que sabe por la tradici n que el arte es contagioso y provocador, y que su manifestaci n no encuentra l mites tan f cilmente; que el arte nos comunica intenciones, reflejos de nosotros mismos y posibilidades de vida.

4 El promotor que sabe de su experiencia y clarifica sus intenciones educativas, apuesta por la apertura, por un di logo que no termina (y esto es cultura). Educaci n y cultura abordan un di logo siempre abierto. Lo m s cercano a la educaci n ser a la Alfonso Hern ndez Barba es director de Extensi n cultural del Instituto Tecnol gico y de Estudios Superiores de Occidente, (ITESO).79 Patrimonio cultural yturismoCUADERNOS13 Alfonso Hern ndez BarbaPromoci n y gesti n cultural : intenci n y acci napertura hacia la construcci n y reconstrucci n de nuevos significados que impactan los haceres y los saberes, las emociones y los sentimientos. As las cosas, la educaci n no es tan s lo un discurso fijo, sino una acci n, entendida sta como discurso dialogan-te, como manifestaci n cultural , como rasgo m s hondo que permite reconocer a un promotor o a un gestor cultural en su dimensi n educativa es que ambos dise an y preparan situaciones para que suce-dan acciones culturales, con apoyo en productos culturales ya existentes o construidos en el mismo acto cultural .

5 Esto parece sencillo, y en un sentido lo es; tambi n parece algo que naturalmente realizan numerosos actores sociales, y en buena medida as es. Lo que conviene resaltar es que dichas acciones culturales pueden ser m s fecundas si el promotor o gestor cultural se asume como un agente educador, si se asume como un facilitador de encuentros culturales significativos. Dichas acciones culturales adoptan formatos y tiempos diversos; se apoyan en medios de comunicaci n presenciales o a distancia, simult neos o separados en el tiempo (desde los contactos cara a cara hasta los contactos que permiten las nuevas tecnolog as de la informaci n). Pensar en estas pr cticas es una tarea necesaria y enriquecedora.

6 Pensar en estas tareas es pensar en educaci n. Acaso no dise an y preparan situaciones culturales los llamados educado-res y buscan ir m s all de la mera transmisi n de conocimientos? Ya que hablamos de dise ar y llevar a cabo acciones culturales para intervenir educativa y culturalmente en comunidades y sociedades, conviene decir lo que se en-tiende por acci n cultural . De acuerdo con Teixeira Coelho (2000), es el conjunto de procedimientos que involucra recursos humanos y materiales para poner en pr ctica los objetivos de una determinada pol tica cultural , la cual no es otra cosa que la pre-caria congruencia entre la intenci n o el prop sito y la acci n que se organiza.

7 Con este prop sito es necesario considerar la recurrencia de agentes culturales previamente preparados para establecer puentes entre p blicos determinados y una obra cultural o art este pa s est m s posicionado socialmente el t rmino promotor cultural , mientras en otros lugares no sucede lo mismo. Por ahora podr amos zanjar esta discu-si n reconociendo que es deseable que el gestor cultural se asuma primero como pro-motor cultural y luego le agregue a su pasi n las valiosas caracter sticas de la gesti n cultural . El gestor cultural , como el promotor, se interesa en el desarrollo humano de su comunidad y tambi n es una persona que ha decidido desempe arse y apoyarse en un marco institucional; ha aceptado trabajar desde una instituci n cultural particular que le permite hacer uso de recursos p blicos o privados para intervenir activamente en el desarrollo cultural de la poblaci n que atiende su instituci n; finalmente, cuando logra articular su sello de promotor cultural con la intenci n y el apoyo institucional puede incidir durante un tiempo m s largo en el desarrollo humano.

8 Es aqu cuando el gestor cultural siente satisfechas sus propias necesidades y convicciones, porque ata su desa-rrollo personal al de la poblaci n que atiende cultural yturismoCUADERNOS13 Alfonso Hern ndez BarbaPromoci n y gesti n cultural : intenci n y acci nAmbos, el promotor y el gestor cultural , pueden ser reconocidos, tambi n, por-que en sus acciones culturales deben afrontar la promoci n (mejor a) de la tolerancia (en tanto aceptaci n), de acuerdo a un sentido extendido de lo que Fernando Salmer n afirma para el acto de tolerancia: una persona realiza un acto de tolerancia cuando, en atenci n a razones y a pesar de tener competencia para hacerlo, no impide alg n acto de otra, cuya ejecuci n lastima sus propias convicciones.

9 1 Esta afirmaci n, y no pon-gamos el nfasis en el sentido de omisi n, tiene un valor enorme para la promoci n y la gesti n cultural . Consideremos la larga historia de conflictos surgidos al llevar a cabo acciones culturales en museos, plazas p blicas, salas de cine, talleres de formaci n ar-t stica y bibliotecas, entre otros. Promotores y gestores culturales tenemos en com n el permanente esfuerzo por tratar de establecer situaciones para promover la construcci n y renovaci n de signifi-cados, as como la circulaci n de formas simb licas generadas por creadores, investiga-dores, ejecutantes y en general los miembros de una comunidad. Definir condiciones, preparar escenarios, provocar momentos en los que converjan personas para actualizar y dinamizar la vida cultural , son enunciados que expresan lo que hacemos.

10 No es esto mismo lo que tratan de hacer los educadores? Seguramente. Entonces, un educador es un promotor o un gestor cultural ? y, un promotor o un gestor cultural son educadores de la misma manera? Esto no es dif cil de responder: un indicador clave es la apuesta de ambos por un proceso que ofrezca saldos previstos y no s lo el producto final. En todo caso, sin pretender ahondar en las diferencias entre educaci n y cultura, y s en las coincidencias entre ambas, podemos apuntar en favor de los promotores y los gestores culturales las condiciones flexibles y de f cil acceso para establecer situaciones en las cuales se d voz a la diversidad , a la pluralidad, a la diferencia que caracteriza a los diversos grupos humanos, a la creatividad art stica.


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