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Caperucita Roja - ILCE

1 CaperucitaCaperucitaRojaRojaCharles Perrault 1628 - 1703 V2 Hab a una vez una ni ita en un pueblo, la m s bonita que jam s se hubiera visto; su madre estaba enloquecida con ella y su abuela mucho m s todav a. Esta buena mujer le hab a manda-do hacer una Caperucita roja y le sentaba tanto que todos la llamaban Caperucita d a su madre, habiendo cocinado unas tortas, le dijo: Anda a ver c mo est tu abuela, pues me dicen que ha estado enferma; ll vale una torta y este tarrito de mantequilla. Caperucita roja parti en seguida a ver a su abuela que viv a en pasar por un bosque, se encontr con el com-padre lobo, que tuvo muchas ganas de com rsela, pero no se atrevi porque unos le adores andaban por ah cerca.

Caperucita Roja, quien, un rato después, llegó a tocar a la puerta: Toc, toc. — ¿Quién es? Caperucita Roja, al oír la ronca voz del lobo, primero se asustó, pero creyendo que su abuela estaba resfriada, contestó: —Soy tu nieta, Caperucita Roja, te traigo una torta y un tarrito de mantequilla que mi madre te envía.

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1 1 CaperucitaCaperucitaRojaRojaCharles Perrault 1628 - 1703 V2 Hab a una vez una ni ita en un pueblo, la m s bonita que jam s se hubiera visto; su madre estaba enloquecida con ella y su abuela mucho m s todav a. Esta buena mujer le hab a manda-do hacer una Caperucita roja y le sentaba tanto que todos la llamaban Caperucita d a su madre, habiendo cocinado unas tortas, le dijo: Anda a ver c mo est tu abuela, pues me dicen que ha estado enferma; ll vale una torta y este tarrito de mantequilla. Caperucita roja parti en seguida a ver a su abuela que viv a en pasar por un bosque, se encontr con el com-padre lobo, que tuvo muchas ganas de com rsela, pero no se atrevi porque unos le adores andaban por ah cerca.

2 L le pregunt a d nde iba. La pobre ni a, que no sab a que era peligroso detenerse a hablar con un lobo, le dijo: Voy a ver a mi abuela, y le llevo una torta y un tarrito de mantequilla que mi madre le env a. Vive muy lejos?, le dijo el lobo. Oh, s ! dijo Caperucita roja , m s all del molino que se ve all lejos, en la primera casita del pueblo. Pues bien, dijo el lobo, yo tambi n quiero ir a verla; yo ir por este camino, y t por aqu l, y veremos qui n llega primero. El lobo parti corriendo a toda velocidad por el camino que era m s corto y la ni a se fue por el56m s largo, entreteni ndose en coger avellanas, en correr tras las mariposas y en hacer ramos con las florecillas que encontraba. Poco tard el lobo en llegar a casa de la abuela y toc a la puerta: Toc, toc.

3 Qui n es? Soy tu nieta, Caperucita roja , dijo el lobo, fingiendo la voz, te traigo una torta y un tarrito de mantequilla que mi madre te env a. La c ndida abuela, que estaba en cama porque no se sent a bien, le grit : Tira la aldaba y el cerrojo caer . El lobo tir la aldaba y la puerta se abri . Se abalanz sobre la buena mujer y la devor en un santiam n, pues hac a m s de tres d as que no com a. En seguida cerr la puerta y fue a acostarse en el lecho de la abuela, esperando a 78 Caperucita roja , quien, un rato despu s, lleg a tocar a la puerta: Toc, toc. Qui n es? Caperucita roja , al o r la ronca voz del lobo, primero se asust , pero creyendo que su abuela estaba resfriada, contest : Soy tu nieta, Caperucita roja , te traigouna torta y un tarrito de mantequilla que mi madre te env a.

4 El lobo le grit , suavizando un poco la voz: Tira la aldaba y el cerrojo caer . Caperucita roja tir la aldaba y la puertase abri . Vi ndola entrar, el lobo le dijo, mientras se escond a en la cama bajo la frazada: Deja la torta y el tarrito de mantequilla en la repisa y ven a acostarte conmigo. mantequilla9 Caperucita roja se desviste y se mete a la cama y qued muy asombrada al ver la forma de su abuela en camisa de dormir. Ella le dijo: Abuela, qu brazos tan grandes tienes! Es para abrazarte mejor, hija m a. Abuela, qu piernas tan grandes tiene! Es para correr mejor, hija m a. Abuela, qu orejas tan grandes tiene! Es para o r mejor, hija m a. Abuela, que ojos tan grandes tiene!

5 Es para ver mejor, hija m a. Abuela, qu dientes tan grandes tiene! Para comerte mejor! 10Y diciendo estas palabras, este lobo malo se abalanz sobre Caperucita roja y se la comi . 11 Aqu vemos que la adolescencia, en especial las se oritas, bien hechas, amables y bonitas no deben a cualquiera o r con complacencia, y no resulta causa de extra eza ver que muchas del lobo son la presa. Y digo el lobo, pues bajo su envoltura no todos son de igual cala a: Los hay con no poca ma a, silenciosos, sin odio ni amargura, que en secreto, pacientes, con dulzura van a la siga de las damiselas hasta las casas y en las callejuelas; m s, bien sabemos que los zalameros entre todos los lobos ay! son los m s fieros. MOLAREJANota del Editor: Charles Perrault escrib a al final de sus cuentos, seg n la costumbre del siglo XVII, una moraleja acorde a los valores de su poca.

6 Material autorizado s lo para consulta con fines edu-cativos, culturales y no lucrativos, con la obligaci n de citar invariablemente como fuente de la informaci n la ex-presi n Edici n digital. Derechos Reservados. Biblio-teca Digital Instituto Latinoamericano de la Comunicaci n Edu-cativa ILCE.


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