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EDGAR MORIN y el Pensamiento Complejo

Contactos: EDGAR MORIN y el Pensamiento Complejo por Miguel Grinberg Hoy, el quinto siglo de la era planetaria permite que las ciencias f sicas, biol gicas y humanas no aporten ya la ltima palabra en el saber antropo-bio-cosmol gico, sino que, lejos de eso, reconozcan la complejidad del sapiens-demens, la complejidad de lo viviente, la complejidad de la Tierra, la complejidad c smica. A pesar de la formidable resistencia de las estructuras mentales e institucionales, hoy es posible que el Pensamiento Complejo d sus primeros La antropolog a compleja puede esclarecer la antropol tica. El hombre no tiene la misi n soberana de dominar la naturaleza. Pero puede perseguir la hominizaci n. Tierra-Patria Contactos: Sumario EDGAR MORIN AXIOMAS DE LA complejidad (vida y obra) UN Pensamiento MULTIDIMENSIONAL ECOLOG A DE LA COMPRENSI N EL DESAF O DEL SABER IRRUPCI N DEL SUJETO PLURAL APOLOG A DE LA REFLEXI N COMPLEJA EVOLUCI N DE UN M TODO LA REALIDAD COMO LIBERACI N LO Complejo COMO MACRO-CONCEPTO glosario enlaces virtuales Contactos: EDGAR MORIN

www.pensamientocomplejo.com.ar Contactos: pensamientocomplejo@sinectis.com.ar Edgar Morin AXIOMAS DE LA COMPLEJIDAD La adopción de un nuevo paradigma requiere a menudo una redefinición de la

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1 Contactos: EDGAR MORIN y el Pensamiento Complejo por Miguel Grinberg Hoy, el quinto siglo de la era planetaria permite que las ciencias f sicas, biol gicas y humanas no aporten ya la ltima palabra en el saber antropo-bio-cosmol gico, sino que, lejos de eso, reconozcan la complejidad del sapiens-demens, la complejidad de lo viviente, la complejidad de la Tierra, la complejidad c smica. A pesar de la formidable resistencia de las estructuras mentales e institucionales, hoy es posible que el Pensamiento Complejo d sus primeros La antropolog a compleja puede esclarecer la antropol tica. El hombre no tiene la misi n soberana de dominar la naturaleza. Pero puede perseguir la hominizaci n. Tierra-Patria Contactos: Sumario EDGAR MORIN AXIOMAS DE LA complejidad (vida y obra) UN Pensamiento MULTIDIMENSIONAL ECOLOG A DE LA COMPRENSI N EL DESAF O DEL SABER IRRUPCI N DEL SUJETO PLURAL APOLOG A DE LA REFLEXI N COMPLEJA EVOLUCI N DE UN M TODO LA REALIDAD COMO LIBERACI N LO Complejo COMO MACRO-CONCEPTO glosario enlaces virtuales Contactos: EDGAR MORIN AXIOMAS DE LA complejidad La adopci n de un nuevo paradigma requiere a menudo una redefinici n de la ciencia correspondiente.

2 Algunos problemas antiguos pueden ser relegados a otra ciencia o declarados no cient ficos por completo. Otros que previamente eran inexistentes o triviales pueden, con un nuevo paradigma , convertirse en los arquetipos reales de significativos logros cient ficos. THOMAS S. KUHN La estructura de las revoluciones cient ficas FRAGMENTACI N DE LOS SABERES Historia. En un mundo m s tolerante y menos belicoso, la complejidad no requerir a explicaciones. Ser a expl cita a ultranza en el quehacer visionario de sus habitantes, al mismo tiempo generadores incesantes de nuevos rumbos para el conocimiento y descubridores de s mismos inmersos en un tr nsito de mutaci n cultural irreductible. Actores y espectadores a la vez de un drama convertido en fiesta. Pero no vivimos en el equilibrio buc lico de la sabidur a expansiva, sino en el desequilibrio can bal y reduccionista de la anormalidad globalizada, de las demencias imperiales, de la uniformizaci n de una ignorancia prepotente.

3 Como en tantas otras pocas de la historia humana, a los esp ritus sensibles s lo les queda una opci n: resistir, explorar, inventar. Tal ha sido el itinerario del antropo-soci logo y fil sofo EDGAR MORIN (nacido en Par s el 8 de julio de 1921, hijo de dos inmigrantes sefarditas de Sal nica: Vidal Nahoum y Luna Beressi), quien debi aprender a resistir el dolor ante la muerte Contactos: prematura de su madre e inaugur su juventud embarc ndose como voluntario en la lucha clandestina de la Resistencia francesa contra los invasores nazis durante la Segunda Guerra Mundial, adherido al credo marxista-leninista, que tambi n debi aprender a reconsiderar cr ticamente. Tras obtener dos licenciaturas, una en historia y geograf a, otra en derecho, de 1942 a 1944 actu como teniente del 1er.

4 Ej rcito de las fuerzas combatientes de Francia, y producida la derrota germana se desempe como jefe del Departamento de Informaci n militar de su pa s en Alemania. Su incompatibilidad con la burocratizaci n aceler su reingreso a Par s, donde durante los 50 y comienzos de los 60 se desempe como periodista, y dirigi sucesivamente las revistas Arguments y Communications. Ya en 1949 hab a sido tomado por una especie de asco pol tico ante el estalinismo sovi tico, y as como dej de anhelar inserci n alguna en el mundo comunista; tampoco se ve a insert ndose en el mundo burgu s, y por un tiempo deambul sin salidas. Ancestros. Mi padre no me ense una tradici n ni un saber, normas y creencias.

5 No me aport verdad religiosa alguna, principio pol tico alguno. Pose a, no obstante, y era pose do por la religi n de la familia, que supon a el culto a los padres y la tica espont nea de la solidaridad familiar. No hered esta cultura antiqu sima y profunda. En primer lugar, porque fui hijo nico en el seno de una generaci n que vio c mo se desintegraba la gran familia; sobre todo porque tras la muerte de mi madre, a partir de mis diez a os, me cercen , me separ f sicamente de mis parientes (Mes Demons, 1994). Muy temprano advirti las limitaciones estructurales de la sociosfera disecada por Carlos Marx y la psicosfera analizada por Sigmund Freud, en tanto lleg a la conclusi n, con cautela ideol gica, de que la noosfera propuesta por el sacerdote Contactos: jesuita Pierre Teilhard de Chardin, como ensayo de un portal hacia el infinito, no era para l un camino transitable aqu en la tierra.

6 Observaba sin clemencia la realidad social, y centraba primordialmente sus investigaciones en el an lisis de fen menos culturalmente desordenados que se rotulan como lo irregular, lo desviado, lo incierto, lo indeterminado, lo aleatorio. Y su obsesi n pas a ser sumergirse en el conocimiento de la organizaci n misma de las cosas. Poco a poco fue asumi ndose como un artesano del conocimiento multidimensional de los fen menos humanos, fue elaborando un m todo capaz de capturar la complejidad de lo real , criticando duramente la fragmentaci n de los saberes. As , desde 1950 a 1989 fue director em rito del Centro Nacional de Investigaciones Sociales (CNRS), para ser luego presidente de la Agencia Europea por la Cultura (adscripta a la UNESCO), y co-director del Centro de Estudios Transdiciplinarios de la Escuela de Altos Estudios sobre Ciencias Sociales de Francia.

7 Por fin, centr su labor en la creaci n y direcci n de la Asociaci n para el Pensamiento Complejo , hoy expandida al mundo entero, con la misi n de promover diversas formas de reflexi n que permitan aportar respuestas al desaf o de la complejidad que el mundo, la sociedad y el ser humano formulan al conocimiento cient fico, filos fico, pol tico y militante. Rumbos. Durante 1962-63, en Por una pol tica del hombre (M xico, 1971)* elabor una de sus inagotables s ntesis antropol ticas, donde se permit a dudar del car cter revolucionario (en el sentido marxista) de las revoluciones de estandarte socialista . En igual proporci n describ a las insuficiencias del dogmatismo freudiano, y destacaba el descomunal brote de barbarie constituido por dos mega-guerras, en el coraz n de la civilizaci n occidental, con los fascismos y el estalinismo que obligaban a sumergirse sin piedad en la cabeza y el coraz n del hombre.

8 Fue inequ voco: sostuvo que a Freud le falta el homo-faber, y a Marx la psique (con su cosmogon a de locura, poes a y misterio). Advert a que en un planeta entregado a una revoluci n desenfrenada, se abr an rumbos que oscilaban entre la desintegraci n, una nueva g nesis o una metamorfosis. Esbozaba los modos de integrar el amor y la ciencia a una pol tica del hombre: una pol tica multidimensional (que a n no denominaba como compleja ). *Introduction une politique de l homme, Seuil (Par s, 1965). La conmocionante insurrecci n estudiantil de mayo de 1968 en Francia, simult nea con un alzamiento internacional de la juventud no s lo en Europa, sino tambi n en Estados Unidos, Am rica Latina y Asia, lo indujo a incorporar unos p rrafos de actualizaci n al ep logo de ese librito prof tico, donde se declaraba convencido de la necesidad de constituir no s lo los n cleos de partida de una nueva cultura, (que ser an al mismo tiempo, inevitablemente, los n cleos de resistencia de toda cultura)

9 , sino tambi n configurar islotes de investigaci n donde habr a que esforzarse por elaborar, en tiempos donde tanto el saber como la pol tica est n en migajas, una teor a antropocosmol gica, sin la cual no habr a una nueva concepci n revolucionaria posible. Contactos: Milenio. Proclamaba: No se trata ya de entrar al siglo XX, sino de salir de l; se trata de preparar el siglo XXI, siquiera para salvar el Estamos en los albores del tercer milenio, es decir, del segundo millon simo aniversario de la humanidad. Estamos entre dos mundos, uno que no ha muerto todav a y otro que todav a no ha nacido. Necesitamos discernir el peligroso papel de la antropol tica en esta gestaci n arremolinada, en este caos en que la destrucci n es creaci n y la creaci n es destrucci n, donde todas las fuerzas son ambivalentes, incluida la conciencia.

10 En adelante, la supervivencia est ligada a un renacimiento, el progreso est ligado a una superacci n, y el desarrollo a una metamorfosis . Durante los ltimos cuarenta a os, este obstinado y superactivo explorador de la complejidad no ha cesado de construir abordajes a esa metamorfosis en un mundo donde las sociedades no cesaron de fracturarse entre una nueva clase por un lado y la ciudadan a por el otro, en medio de un proceso ligado al acceso a las nuevas tecnolog as de comunicaci n entre los pa ses ricos y los pa ses pobres. As , los ciudadanos resultan desplazados, eyectados de los asuntos pol ticos cada d a m s acaparados por los expertos y, la dominaci n de esa nueva clase impide, inequ vocamente, la democratizaci n del conocimiento.


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