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EL ORDEN DE LECTURA DE LOS DIÁLOGOS DE PLATÓN

La torre del Virrey. Revista de Estudios Culturales ISSN 1885-7353 N 25 2019/1 1 EL ORDEN DE LECTURA DE LOS DI LOGOS DE plat N WILLIAM H. F. ALTMAN Dedico respetuosamente este estudio a mis maravillosos maestros de la University of Toronto, George Elison (in memoriam) y Graeme Nicholson (Trinity College), Wallace McLeod y Denis de Montmollin (Victoria College). Victoria Wohl, Carol Poster y un lector an nimo de Phoenix me han proporcionado una cr tica y apoyo inestimables; se debe tambi n un agradecimiento a Roslyn Weiss, James Wood, Luc Brisson y Melissa Lane de cuyos comentarios se ha beneficiado este art culo.

El orden de lectura de los Diálogos de Platón La torre del Virrey. Revista de Estudios Culturales ISSN 1885-7353 Nº 25 2019/1 3 de su lealtad a la “cronología dramática” se pueden ilustrar mediante el hecho de que no interpoló el Sofista y el Político entre el Eutrifón y la Apología en su Primera Tetralogía. Si lo hubiera hecho ...

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1 La torre del Virrey. Revista de Estudios Culturales ISSN 1885-7353 N 25 2019/1 1 EL ORDEN DE LECTURA DE LOS DI LOGOS DE plat N WILLIAM H. F. ALTMAN Dedico respetuosamente este estudio a mis maravillosos maestros de la University of Toronto, George Elison (in memoriam) y Graeme Nicholson (Trinity College), Wallace McLeod y Denis de Montmollin (Victoria College). Victoria Wohl, Carol Poster y un lector an nimo de Phoenix me han proporcionado una cr tica y apoyo inestimables; se debe tambi n un agradecimiento a Roslyn Weiss, James Wood, Luc Brisson y Melissa Lane de cuyos comentarios se ha beneficiado este art culo.

2 Naturalmente todos los errores e impropiedades que resten son nicamente mi responsabilidad. Una vez revisado para publicaci n, este art culo fue enviado a Phoenix en su forma presente el 6 de junio de 2008. [La Torre del Virrey agradece expresamente a William Altman el permiso para la traducci n de este art culo.] Hace doce a os en esta revista, Carol Poster (1998:282-283), como parte de un proleg meno metodol gico a la hermen utica plat nica , clasific cuatro formas de ordenar los di logos plat nicos, design a una de ellas (3) ORDEN pedag gico y la defini como el ORDEN en el que deber amos leer o ense ar los di logos.

3 Mi prop sito es ofrecer una reconstrucci n del ORDEN de LECTURA de los Di logos de plat n (de ahora en adelante OLDP) agn stica respecto a su (1) cronolog a de la composici n , el paradigma dominante de los estudiosos plat nicos (Howland 1991) de los siglos XIX y XX del siglo XXI, en la que el papel indispensable de la (2) cronolog a dram tica de Poster y (4) el ORDEN teor tico y metaf sico se ver a trav s de las lentes de consideraciones pedag gicas. Tras revisar la historia intelectual del OLDP, se introducir n (secci n I) siete principios de este proyecto de reconstrucci n; cuatro de ellos empezando por la noci n de composici n prol ptica de Kahn (Kahn 1981a, 1988 y 1996) ser n elucidados en conexi n con la Ciudad de Solo Hombres Buenos en Rep blica I (secci n II).

4 Al modificar la concepci n de la relaci n entre Lisis y Banquete de Kahn (Kahn: 1996:258-291), la secci n III defender que plat n pretend a que Lisis siguiera al Banquete en el OLDP para comprobar si el estudiante/lector hab a asimilado la concepci n de Diotima de lo que es propio de uno ( ). Dado que comprenderWilliam Altman, El ORDEN de LECTURA de los Di logos de plat n La torre del Virrey. Revista de Estudios Culturales ISSN 1885-7353 N 25 2019/1 2 el aspecto tr gico del Banquete, en cambio, requiere un conocimiento detallado de la historia pol tica ateniense, la secci n IV mostrar que la oraci n intencionalmente anacr nica de Aspasia en Men xeno precede al Banquete en el OLDP.

5 Cuando los principios pedag gicos sobre los que se basa la reconstrucci n se hayan aplicado al Men xeno, Banquete y Lisis, la secci n V presentar una sinopsis del OLDP en conjunto. 1. RECONSTRUYENDO EL OLDP. Nuestra edici n de plat n es inseparable de la b squeda, de un inter s considerable para sus estudiantes, del OLDP; los estudios de Charles Dunn sobre Trasilo (1974: 1976; v ase tambi n Tarrant 1993) muestran que las nueve tetralog as (treinta y cinco di logos y las cartas agrupadas en grupos de cuatro) constituyeron su versi n del OLDP.

6 Es instructivo que el neoplat nico Albino reprenda a Trasilo por la introducci n del cuarteto Eutifr n, Apolog a, Crit n y Fed n (Snyder 2000: 98-99); una larga tradici n de intentos antiguos por determinar el OLDP (Festugi re 1969; Mansfeld 1994: 64, ) fue guiada por lo que Poster llama ORDEN teor tico y metaf sico en una sutil distinci n de la cronolog a dram tica que gu a a Trasilo, aunque hasta cierto punto (Mansfelt 1994: 67-68). Pero ninguna de esas dos escuelas de pensamiento privilegi el ORDEN pedag gico en el sentido en que lo propongo.

7 Ello se puede ilustrar con referencia al Alcib ades mayor: ambos campos lo aceptan como genuino (Snyder 2000: 97) pero quienes lo sit an el primero en el OLDP el campo hostil a la Primera Tetralog a de Trasilo lo hacen por razones teor ticas/metaf sicas, no pedag gicas. Proclo (O Neil 1965: 1-4), por ejemplo, no dice nada sobre el hecho de que su simplicidad ingenua y natural cuando el maestro lee S crates , el estudiante apenas necesita un texto hace del Alcib ades mayor un lugar ideal para empezar a guiar al ne El primer principio del OLDP propuesto aqu es que sea guiado por consideraciones pedag gicas.

8 Por hablar de un modo muy rudo, los di logos m s dif ciles se han de leer solo despu s de la preparaci n que proporcionan los m s f ciles y tempranos (es decir, m s tempranos respecto al ODLP). Este proyecto de reconstrucci n del OLDP es por tanto viejo y nuevo: lleva a cabo un viejo objetivo con medios que en la antig edad no se emplearon h bilmente. Precisamente porque la mayor a de quienes intentaron el OLDP en el pasado fueron guiados por un menosprecio neoplat nico hacia lo meramente hist rico, ignoraron las ventajas pedag gicas de una cronolog a dram tica , considerando que un ciclo de di logos que culmina en el Fed n cuenta una historia persuasiva sobre un h roe extraordinario con un final feliz.

9 Con respecto a Trasilo, los l mites 1 Heidel 1896:62: Adem s, en su car cter de manual pr ctico del platonismo con respecto a la tica y la pol tica, el Alcibiades I contiene un n mero mayor de pensamientos claramente plat nicos de lo que se puede encontrar en gran cantidad de incluso las obras mayores de plat n. A este respecto el di logo puede ser declarado muy plat nico. Comp rese Guthrie 1969; 470: un di logo que, lo escribiera plat n o no fue acertadamente descrito por Burnet como dise ado como un tipo de introducci n a la filosof a socr tica para principiantes.

10 William Altman, El ORDEN de LECTURA de los Di logos de plat n La torre del Virrey. Revista de Estudios Culturales ISSN 1885-7353 N 25 2019/1 3 de su lealtad a la cronolog a dram tica se pueden ilustrar mediante el hecho de que no interpol el Sofista y el Pol tico entre el Eutrif n y la Apolog a en su Primera Tetralog a. Si lo hubiera hecho as , no habr a tenido ninguna raz n pedag gica de peso para confrontar a los ne fitos con el dif cil Sofista como su segundo di logo . En resumen, al situar el Fed n el ltimo en el OLDP no solo proporciona un buen final para la historia de S crates, sino que tambi n se asegura de que di logos complejos como Teeteto, Sofista y Pol tico se lean cerca del final.


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