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El pez en el agua - mercaba.org

MARIO VARGAS LLOSAEL PEZ ENEL AGUAM emoriasSeix BarralBiblioteca BreveEl pez en el aguaMario Vargas Llosa2 Cubierta: foto de Alejandro BalaguerPrimera edici n: marzo 1993 1993: Mario Vargas LlosaDerechos exclusivos de edici n en castellanoreservados para todo el mundo: 1993: Editorial Seix Barral, S. rcega, 270 - 08008 BarcelonaISBN: 84-322-0679-2 Dep sito legal: B. -1993 Impreso en Espa aDigitalizado y corregidopor Gingiol (Diciembre de 2004)El pez en el aguaMario Vargas Llosa3 NDICEI. ESE SE OR QUE ERA MI PAP ..6II. LA PLAZA SAN MART LIMA LA HORRIBLE ..28IV. EL FRENTE DEMOCR TICO ..42V. EL CADETE DE LA SUERTE ..53VI. RELIGI N, MUNICIPIOS Y TRASEROS ..65 VII. PERIODISMO Y EL MOVIMIENTO LIBERTAD ..82IX. EL T O LUCHO ..95X. VIDA 108XI. CAMARADA ALBERTO .. 120 XII. INTRIGANTES Y DRAGONES .. 133 XIII. EL SARTRECILLO VALIENTE .. 141 XIV. EL INTELECTUAL BARATO .. 157XV. LA T A 166 XVI. EL GRAN 180 XVII. EL P JARO-MITRA .. 196 XVIII.

El pez en el agua Mario Vargas Llosa 5 «También los cristianos primitivos sabían muy exactamente que el mundo está regido por los demonios y que quien se mete en política,

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1 MARIO VARGAS LLOSAEL PEZ ENEL AGUAM emoriasSeix BarralBiblioteca BreveEl pez en el aguaMario Vargas Llosa2 Cubierta: foto de Alejandro BalaguerPrimera edici n: marzo 1993 1993: Mario Vargas LlosaDerechos exclusivos de edici n en castellanoreservados para todo el mundo: 1993: Editorial Seix Barral, S. rcega, 270 - 08008 BarcelonaISBN: 84-322-0679-2 Dep sito legal: B. -1993 Impreso en Espa aDigitalizado y corregidopor Gingiol (Diciembre de 2004)El pez en el aguaMario Vargas Llosa3 NDICEI. ESE SE OR QUE ERA MI PAP ..6II. LA PLAZA SAN MART LIMA LA HORRIBLE ..28IV. EL FRENTE DEMOCR TICO ..42V. EL CADETE DE LA SUERTE ..53VI. RELIGI N, MUNICIPIOS Y TRASEROS ..65 VII. PERIODISMO Y EL MOVIMIENTO LIBERTAD ..82IX. EL T O LUCHO ..95X. VIDA 108XI. CAMARADA ALBERTO .. 120 XII. INTRIGANTES Y DRAGONES .. 133 XIII. EL SARTRECILLO VALIENTE .. 141 XIV. EL INTELECTUAL BARATO .. 157XV. LA T A 166 XVI. EL GRAN 180 XVII. EL P JARO-MITRA .. 196 XVIII.

2 LA GUERRA 209 XIX. EL VIAJE A PAR 233XX. PUNTO 243 COLOF N .. 271El pez en el aguaMario Vargas Llosa4 Este libro est dedicado aFrederick Cooper LlosaMiguel Cruchaga BelaundeLuis Mir Quesada Garland yFernando de Szyszlo,con quienes todo comenz ,y a mis amigas y amigosdel Movimiento pez en el aguaMario Vargas Llosa5 Tambi n los cristianos primitivos sab anmuy exactamente que el mundo est regido porlos demonios y que quien se mete en pol tica,es decir, quien accede a utilizar como medios elpoder y la violencia, ha sellado un pacto conel diablo, de tal modo que ya no es cierto que ensu actividad lo bueno s lo produzca el bien y lomalo el mal, sino que frecuentemente sucedelo contrario. Quien no ve esto es un ni o,pol ticamente hablando. MAXWEBER,El pez en el aguaMario Vargas Llosa6I. ESE SE OR QUE ERA MI PAP Mi mam me tom del brazo y me sac a la calle por la puerta de servicio de la caminando hacia el malec n Eguiguren. Eran los ltimos d as de 1946 o los primeros de1947, pues ya hab amos dado los ex menes en el Salesiano, yo hab a terminado el quinto deprimaria y ya estaba all el verano de Piura, de luz blanca y asfixiante calor.

3 T ya lo sabes, por supuesto dijo mi mam , sin que lo temblara la voz . No es cierto? Qu cosa? Que tu pap no estaba muerto. No es cierto? Por supuesto. Por no lo sab a, ni remotamente lo sospechaba, y fue como si el mundo se me paralizara desorpresa. Mi pap , vivo? Y d nde hab a estado todo el tiempo en que yo lo cre muerto? Era unalarga historia que hasta ese d a el m s importante de todos los que hab a vivido hasta entonces y,acaso, de los que vivir a despu s me hab a sido cuidadosamente ocultada por mi madre, misabuelos, la t a abuela Elvira la Mama y mis t os y t as, esa vasta familia con la que pas miinfancia, en Cochabamba, primero, y, desde que nombraron prefecto de esta ciudad al abuelo Pedro,aqu , en Piura. Una historia de follet n, truculenta y vulgar, que lo fui descubriendo despu s, amedida que la reconstru a con datos de aqu y all y a adidos imaginarios donde resultabaimposible llenar los blancos hab a avergonzado a mi familia materna (mi nica familia, enverdad) y destruido la vida de mi madre cuando era todav a poco m s que una historia que hab a comenzado once a os atr s, a m s de dos mil kil metros de estemalec n Eguiguren, escenario de la gran revelaci n.

4 Mi madre ten a diecinueve a os. Hab a ido aTacna acompa ando a mi abuelita Carmen que era tacne a desde Arequipa, donde viv a lafamilia, para asistir al matrimonio de alg n pariente, aquel 10 de marzo de 1934, cuando, en lo quedeb a ser un precario y recient simo aeropuerto de esa peque a ciudad de provincia, alguien lepresent al encargado de la estaci n de radio de Panagra, versi n primigenia de la Panamerican:Ernesto J. Vargas. l ten a veintinueve a os y era muy buen mozo. Mi madre qued prendada de ldesde ese instante y para siempre. Y l debi enamorarse tambi n, pues, cuando, luego de unassemanas de vacaciones tacne as, ella volvi a Arequipa, le escribi varias cartas e, incluso, hizo unviaje a despedirse de ella al trasladarlo la Panagra al Ecuador. En esa brev sima visita a Arequipa sehicieron formalmente novios. El noviazgo fue epistolar; no volvieron a verse hasta un a o despu s,cuando mi padre al que la Panagra acababa de mutar de nuevo, ahora a Lima reapareci porArequipa para la boda.

5 Se casaron el 4 de junio de 1935, en la casa donde viv an los abuelos, en elbulevar Parra, adornada primorosamente para la ocasi n, y en la foto que sobrevivi (me lamostrar an muchos a os despu s), se ve a Dorita posando con su vestido blanco de larga cola ytules trasl cidos, con una expresi n nada radiante, m s bien grave, y en sus grandes ojos oscurosuna sombra inquisitiva sobre lo que le deparar a el que le depar fue un desastre. Despu s de la boda, viajaron a Lima de inmediato, dondemi padre era radio-operador de la Panagra. Viv an en una casita de la calle Alfonso Ugarte, enMiraflores. Desde el primer mo mento, l sac a traslucir lo que la familia Llosa llamar a,eufem sticamente, el mal car cter de Ernesto . Dorita fue sometida a un r gimen carcelario,prohibida de frecuentar amigos y, sobre todo, parientes, obligada a permanecer siempre en la nicas salidas las hac a acompa ada de mi padre y consist an en ir a alg n cinema o a visitar alcu ado mayor, C sar, y a su esposa Orieli, que viv an tambi n en Miraflores.

6 Las escenas de celosse suced an por cualquier pretexto y a veces sin pretexto y pod an degenerar en pez en el aguaMario Vargas Llosa7 Muchos a os m s tarde, cuando yo ya ten a canas y me fue posible hablar con ella de loscinco meses y medio que dur su matrimonio, mi madre segu a a n repitiendo la explicaci nfamiliar del fracaso conyugal: el mal car cter de Ernesto y sus celos endemoniados. Y ech ndosealgo de la culpa, pues, tal vez, el haber sido una muchacha tan mimada, para quien la vida enArequipa hab a sido tan f cil, tan c moda, no la prepar para esa prueba dif cil, pasar de la noche ala ma ana a vivir en otra ciudad, con una persona tan dominante, tan distinta de quienes la hab la verdadera raz n del fracaso matrimonial no fueron los celos, ni el mal car cter de mipadre, sino la enfermedad nacional por antonomasia, aquella que infesta todos los estratos yfamilias del pa s y en todos deja un relente que envenena la vida de los peruanos: el resentimiento ylos complejos sociales.

7 Porque Ernesto J. Vargas, pese a su blanca piel, sus ojos claros y su apuestafigura, pertenec a o sinti siempre que pertenec a, lo que es lo mismo a una familiasocialmente inferior a la de su mujer. Las aventuras, desventuras y diabluras de mi abueloMarcelino hab an ido empobreciendo y rebajando a la familia Vargas hasta el ambiguo margendonde los burgueses empiezan a confundirse con eso que los que est n m s arriba llaman el pueblo,y en el que los peruanos que se creen blancos empiezan a sentirse cholos, es decir, mestizos, esdecir, pobres y despreciados. En la variopinta sociedad peruana, y acaso en todas las que tienenmuchas razas y astron micas desigualdades,blanco y choloson t rminos que quieren decir m scosas que raza o etnia: ellos sit an a la persona social y econ micamente, y estos factores sonmuchas veces los determinantes de la clasificaci n.

8 Sta es flexible y cambiante, supeditada a lascircunstancias y a los vaivenes de los destinos particulares. Siempre se es blanco o cholo de alguien,porque siempre se est mejor o peor situado que otros, o se es m s o menos pobre o importante, ode rasgos m s o menos occidentales o mestizos o indios o africanos o asi ticos que otros, y todaesta selv tica nomenclatura que decide buena parte de los destinos individuales se mantiene graciasa una efervescente construcci n de prejuicios y sentimientos desd n, desprecio, envidia, rencor,admiraci n, emulaci n que es, muchas veces, por debajo de las ideolog as, valores y desvalores,la explicaci n profunda de los conflictos y frustraciones de la vida peruana. Es un grave error,cuando se habla de prejuicio racial y de prejuicio social, creer que stos se ejercen s lo de arribahacia abajo; paralelo al desprecio que manifiesta el blanco al cholo, al indio y al negro, existe elrencor del cholo al blanco y al indio y al negro, y de cada uno de estos tres ltimos a todos los otros,sentimientos, pulsiones o pasiones, que se emboscan detr s de las rivalidades pol ticas, ideol gicas,profesionales, culturales y personales, seg n un proceso al que ni siquiera se puede llamar hip crita,ya que rara vez es l cido y desembozado.

9 La mayor a de las veces es inconsciente, nace de un yorec ndito y ciego a la raz n, se mama con la leche materna y empieza a formalizarse desde losprimeros vagidos y balbuceos del peruano. se fue probablemente el caso de mi padre. M s ntima y decisiva que su mal car cter o quesus celos, estrope su vida con mi madre la sensaci n, que nunca lo abandon , de que ella ven a deun mundo de apellidos que sonaban esas familias arequipe as que se preciaban de sus abolengosespa oles, de sus buenas maneras, de su hablar castizo , es decir, de un mundo superior al de sufamilia, empobrecida y desbaratada por la pol abuelo paterno, Marcelino Vargas, hab a nacido en Chancay y aprendido el oficio deradiooperador, que ense ar a a mi padre en las breves pausas de su agitada existencia. Pero lapasi n de su vida fue la pol tica. Entr a Lima por la puerta de Cocharcas con las montoneras dePi rola, el 17 de marzo de 1885, cuando era un mozalbete.

10 Y fue despu s fiel seguidor del caudilloliberal Augusto Dur n, en cuyas peripecias pol ticas lo acompa , por lo que vivi a salto de mata,pasando de prefecto de Hu nuco a deportado en Ecuador y preso y pr fugo en muchas sobresaltada vida oblig a mi abuela Zenobia Maldonado una mujer a la que las fotosmuestran con expresi n implacable y de quien mi padre dec a conmovido que no vacilaba enazotarlos hasta la sangre a l y a sus hermanos cuando se portaban mal a hacer toda clase demilagros para dar de comer a sus cinco hijos, a los que pr cticamente cri y educ ella sola (tuvoocho, pero tres murieron a poco de nacer).El pez en el aguaMario Vargas Llosa8 Debieron vivir muy pobremente, pues mi padre estudi en un colegio nacional elGuadalupe , que abandon a los trece a os para contribuir al mantenimiento de la familia. Trabaj como aprendiz, en la zapater a de un italiano, y luego, gracias a los rudimentos de radiotelegraf aque le ense don Marcelino, en el correo, como radio-operador.


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