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Ilustración hecha por los niños del Colegio Gloria …

1 Ilustraci n hecha por los ni os del Colegio Gloria Fuertes de Andorra (Teruel)JEAN GIONO El Hombre que Plantaba rboles(Traducci n de franc s por Olga S. Ricalde de Koehnen, extra do de ) La novela de Jean Giono que fue escrita alrededor de 1953, es poco conocida en Francia. El texto se pudo recuperar gracias a que contrariamente a lo que sucede en Francia, la historia ha sido ampliamente difundida en el mundo entero y ha sido traducida a trece idiomas. Lo que ha contribuido tambi n a que se hallan hecho numerosas preguntas alrededor de la personalidad de Eleazar Bouffier y sobre de los bosques de Vergins.

corderos yacían sobre la tierra ardiente reposando cerca de él. Me dió de beber agua de su botella, y un poco más tarde él me condujo hasta su casita en

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1 1 Ilustraci n hecha por los ni os del Colegio Gloria Fuertes de Andorra (Teruel)JEAN GIONO El Hombre que Plantaba rboles(Traducci n de franc s por Olga S. Ricalde de Koehnen, extra do de ) La novela de Jean Giono que fue escrita alrededor de 1953, es poco conocida en Francia. El texto se pudo recuperar gracias a que contrariamente a lo que sucede en Francia, la historia ha sido ampliamente difundida en el mundo entero y ha sido traducida a trece idiomas. Lo que ha contribuido tambi n a que se hallan hecho numerosas preguntas alrededor de la personalidad de Eleazar Bouffier y sobre de los bosques de Vergins.

2 Si bien es cierto que el hombre que plant los encinos es un simple producto de la imaginaci n del autor; es importante aclarar que efectivamente en sta regi n se ha realizado un enorme esfuerzo de reforestaci n, sobretodo a partir de 1880. Cien mil hect reas han sido reforestadas antes de la Primera Guerra Mundial, utilizando predominantemente pino negro de Austria y malezas de Europa. Estos bosques son actualmente bell simos y han efectivamente transformado el paisaje y el r gimen de las aguas de esta regi n. He aqu el texto de la carta que Giono escribi al director del Departamento de Aguas y Bosques, el se or Valderyon, en 1957 haciendo referencia a esta Se or,Siento mucho decepcionarlo, pero Eleazar Bouffier es un personaje inventado.

3 El objetivo de esta historia es el de hacer amar a los rboles, o con mayor precisi n: hacer amar plantar rboles (lo que despu s de todo, es una de mis ideas m s preciadas). O, si se considera por el resultado; el objetivo es obtener el mismo resultado de nuestro personaje imaginario. El texto que usted ha le do en "Trees and life" ha sido traducido al Dan s, Fin s, Sueco, Noruego, Ingl s, Alem n, Ruso, Checoslovaco, H ngaro, Espa ol, Italiano, Yddish y Polaco. Cedo mis derechos gratuitamente a todas las reproducciones. Un americano me ha buscado recientemente para solicitarme la autorizaci n para hacer un tiraje de 100 000 ejemplares del texto que van a ser repartidas gratuitamente en Am rica (algo que tengo bien entendido y aceptado).

4 La Universidad de Zagreb ha hecho una traducci n al Yugoslavo. Este es uno de los textos que he escrito de los que me siento m s orgulloso, porque cumple con la funci n para la que fue escrito. Dicho sea de paso, esta historia no me aporta ning n c a usted le es posible, me encantar a que pudi ramos reunirnos para hablar precisamente de la utilizaci n pr ctica de este texto. Yo considero que es ya el tiempo de que hagamos una pol tica favorable al rbol, a pesar de que la palabra pol tica parezca bastante mal cordialmenteJean Giono2El Hombre que plantaba rbolesPara que el car cter de un ser humano excepcional muestre sus verdaderas cualidades, es necesario contar con la buena fortuna de poder observar sus acciones a lo largo de los a os.

5 Si sus acciones est n desprovistas de todo ego smo, si la idea que las dirige es una de generosidad sin ejemplo, si sus acciones son aquellas que ciertamente no buscan en absoluto ninguna recompensa m s que aquella de dejar sus marcas visibles; sin riesgo de cometer ning n error, estamos entonces frente a un personaje aproximadamente cuarenta a os, yo hac a una larga traves a a pie, en las regiones altas, absolutamente desconocidas para los turistas, en la vieja regi n de los Alpes que penetra hasta La regi n est delimitada al sureste por el curso medio del Durance, entre Sisteron y Marabeau; al norte por el curso superior del Drome, despu s de su nacimiento, justo al oeste, por las planicies de Comtant Venaissin y al pie de monte de Mont-Ventoux.

6 Comprende toda la parte norte del Departamento de Bases - Alpes, el sur del Drome y un peque o enclave de el momento en el que emprend este largo viaje, entre los 1200 y 1300 metros de altitud, el paisaje estaba dominado por desiertos, eran tierras tomadas por la monoton a. Lo nico que pod a crecer ah eran lavandas pasaba por esta regi n en su parte m s ancha cuando despu s de tres d as de camino me encontr en medio de una desolaci n sin igual. Acampaba al lado del esqueleto de un pueblo abandonado. Ya no ten a agua. La que me quedaba del d a anterior la hab a utilizado durante la vigilia y necesitaba encontrar m s.

7 No pude encontrarla. Las casas, de lo que alguna vez hab a sido un poblado, estaban aglomeradas al rededor de unas ruinas apiladas, lo que me hizo pensar que en alg n tiempo ah debi haber habido una fuente o un pozo. El arreglo de las cinco o seis casitas de piedra con techos volados y lavados por el viento, y la peque a capilla daban la apariencia de un pueblo habitado. Sin embargo, cualquier resquicio de vida hab a un hermoso d a de junio, pleno de sol, pero en estas tierras sin abrigo, y a estas alturas del cielo, el viento soplaba con una brutalidad insoportable.

8 La fuerza con la que el viento golpeaba las carcasas de las casas era tan violenta como el de una bestia salvaje que es interrumpida durante sus necesario mover mi campamento. A cinco horas de marcha, no hab a encontrado agua, ni ning n otro indicio que pudiera darme la esperanza de encontrarla. Por todas partes era la misma aridez, las mismas hierbas le osas. Me pareci percibir a lo lejos una peque a silueta negra, de pie. De primera instancia pens que se trataba de la sombra de un tronco solitario. Por casualidad, me dirig hacia ella.

9 Era un pastor. Una treintena de 3corderos yac an sobre la tierra ardiente reposando cerca de di de beber agua de su botella, y un poco m s tarde l me condujo hasta su casita en una ondulaci n de la meseta. El obten a su agua -excelente, por cierto- de un pozo natural muy profundo, en el que l mismo hab a instalado un malacate muy hombre hablaba poco. Esta es una pr ctica com n entre aquellos que viven solos. Sin embargo, se le percib a como un hombre seguro de s mismo, confiado en sus convicciones. Me parec a ins lita su presencia en estos lugares tan desprovistos de todo.

10 No viv a en una caba ita, sino en una verdadera casa de piedra donde saltaba a la vista claramente que l mismo hab a restaurado las ruinas con las que se encontr a su arribo. El techo era s lido y estaba bien fijo. El viento que golpeaba las tejas del techo produc a un ruido similar al del mar cuando golpea en las muebles y pertenencias estaban en orden, su bajilla estaba lavada, el piso estaba pulcramente trapeado, su rifle estaba engrasado; su sopa herv a en el fuego. Fu entonces cuando me d cuenta de que tambi n estaba reci n afeitado, que todos sus botones estaban s lidamente cosidos y que su ropa estaba cuidadosamente remendada, a tal punto, que los parches eran casi comparti su sopa conmigo y despu s de cenar yo le ofrec tabaco de mi saquito.


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