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Conducir una secreta investigación - Libro Esoterico

Conducir una secreta investigaci nde la muerte de un compa eropolic a, tiene a la Teniente EveDallas pisando tierra peligrosa. Elladebe anteponer la tica profesionalantes de la lealtad a veterano muere de un parocard aco. Entre la pena de la familiay muchos amigos del departamentode polic a, al cad ver se ledescubren rastros de sustanciast xicas en su cuerpo. Finalmentese torci y estaba implicado en eltr fico de drogas? O fueenvenenado? Estas preguntas se lashacen los amigos de la v ctima ym s a n el Departamento deAsuntos Internos.

Conducir una secreta investigación de la muerte de un compañero policía, tiene a la Teniente Eve Dallas pisando tierra peligrosa. Ella debe anteponer la ética profesional

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1 Conducir una secreta investigaci nde la muerte de un compa eropolic a, tiene a la Teniente EveDallas pisando tierra peligrosa. Elladebe anteponer la tica profesionalantes de la lealtad a veterano muere de un parocard aco. Entre la pena de la familiay muchos amigos del departamentode polic a, al cad ver se ledescubren rastros de sustanciast xicas en su cuerpo. Finalmentese torci y estaba implicado en eltr fico de drogas? O fueenvenenado? Estas preguntas se lashacen los amigos de la v ctima ym s a n el Departamento deAsuntos Internos.

2 Hay evidencia decultos sat nicos en torno a ello, yrumores de sacrificios humanos ydrogas. Cuando aumenta el n merode muertos, Eve se vuelve elobjetivo del mal: este puede sersobrenatural o criminal, perodefinitivamente es terrible. Perocuandoun muerto aparece fuera desu casa, Eve toma la advertencia enforma personal. Con su marido,Roarke, vigilando cada movimiento,Eve se enfrenta al casom speligroso de su carrera. Cadapaso que da hace que cuestione suspropias creencias del bien y delmal, y la acerca m s a unaconfrontaci n con la m s seductoraforma del SOLEMNE ANTELA Dallas (V)Hay m s cosas en el cielo y la tierra,Horacio, que las so adas en tu filosof podemos rendir reverencia aSat n, pues eso ser a indiscreto, pero almenos podemos respetar sus TwainCap tulo UnoLa muerte la rodeaba.

3 Se leenfrentaba diariamente, so aba con ellatodas las noches. Viv a con ellasiempre. Conoc a sus sonidos, susperfumes, incluso su textura. Pod a miraren su oscuro e ingenioso ojo sin unamueca de desagrado. La muerte era unaenemiga tramposa, lo sab a. Una muecade desagrado, un parpadeo, y podr acambiar de posici n, podr a a a os como polic a no la hab anendurecido contra eso. Una d cada en lafuerza no le hab a hecho ve a el ojo de la muerte, era conel fr o acero del Dallas ve a la muerte ahora. Yla ve a en uno de los Wojinski hab a sido un buenpolic a, ntegro.

4 Algunos habr an dichoque lento. Hab a sido afable, record .Un hombre que no se hab a quejado dela bazofia disfrazada de comida de lacantina del NYPSD1, o del trabajoadministrativo que quemaba los ojos. O, pens , Eve, en el hecho de que l ten asesenta y dos a os de edad y nuncahab a pasado del rango de a sido algo rechoncho y hab adejado su cabello encanecer y reducirse naturalmente. Cosa infrecuente en ela o 2058, donde cualquier hombrepod a realzar y esculpir su , en su ata d rodeado de tristeslirios, parec a un monje pac ficamentedormido hac a a nacido en pocas m stempranas, medit Eve, Viniendo almundo al final de un milenio y viviendosu vida en el siguiente.

5 Hab a estado enlas Guerras Urbanas, pero no hab ahablado tanto de ellas como lo hac antantos polic as mayores. Frank no hab atenido tiempo de contar historias deguerra, record . Le agradaba m sense ar la ltima foto o el ltimoholograma de sus hijos y gustaba contar chistes malos,hablar de deportes, y ten a debilidad porlos hotdogs de soja con condimentadospepinillos hombre de familia, pens , unoque dejaba mucha pena tras , no pod a pensar en nadieque hubiera conocido a Frank Wojinskique no le hubiese a muerto con media vidatodav a por delante, hab a muerto solo,cuando el coraz n que todos pensabanque era enorme y fuerte, se hab adetenido.

6 Maldita se volte y coloc su manosobre el brazo del hombre al lado deella. Lo siento, Feeney. l neg con la cabeza, sus hundidosojos llenos de sufrimiento. Se mes elrojo cabello con la mano. En el trabajo podr a haber sido m sf cil. Puedo manejar que hubiera ca doen cumplimento del deber. Pero s lo uninfarto. S lo que el coraz n se detenga,cuando est s mirando tranquilamente unjuego en la pantalla. No hay derecho,Dallas. Un hombre no se supone quedebe dejar de vivir a su edad. Lo s . No sabiendo qu m s hacer,Eve pas un brazo sobre sus hombros yle dirigi hacia afuera.

7 L me entren . Me cuid desde queera un novato. Nunca me dej caer. Eldolor irradi a trav s de l y destell lentamente en sus ojos, vacil en suvoz . Frank nunca abandon a nadie ensu vida. Lo s , le dijo otra vez, porque nohab a nada m s que pudiera acostumbrada a que Feeney fueraresistente y fuerte. La magnitud de supena la preocup .Ella le dirigi a trav s de losdolientes. El lugar estaba atestado depolic as y familiares. Y d nde hab apolic as y muerte, hab a caf . O lo quepasara por eso en este tipo de una taza y se la dio a l.

8 No lo puedo aceptar. No puedodejarlo ir. Dej escapar un largo ydesigual suspiro. Era un hombre robusto,compacto, que llevaba su penaabiertamente como si trajese puesto unabrigo arrugado . No he hablado con Sally a n. Mi esposa est con ella. Ess lo que yo no puedo hacerlo. Est bien. No he hablado con ella,tampoco. Ya que no ten a nada quehacer con sus manos, Eve se sirvi unataza de caf para s misma, que no ten a intenci n de beber . Todos est nsorprendidos por esto. No sab a que lten a un problema de coraz n. Nadie sab a, dijo Feeneyquedamente.

9 Nadie lo sab conserv una mano sobre suhombro mientras revisaba la abarrotaday sobrecargada habitaci n. Cuando uncompa ero hab a ca do en elcumplimiento del deber, los polic aspod an enojarse, pod an enfocarse enalgo, centrar su blanco. Pero cuando lamuerte entraba a hurtadillas y con dedocaprichoso, no hab a nadie para nadie a qui n impotencia lo que ella sinti enese lugar y lo que sent a dentro de s . Nopuedes enarbolar tu arma contra eldestino, o tu pu director de pompas f nebres,estupendo en su traje negro tradicional yde cara tan p lida como cualquiera desus clientes, caminaba por la habitaci n,con ligeras manos y sobrios ojos.

10 Evepensaba que preferir a ver un cad verlevantarse y sonre r abiertamente queescuchar sus trivialidades. Por qu no vamos a hablar juntoscon la familia?Fue duro para l, pero Feeneyasinti con la cabeza, dejando a un ladoel caf sin tocar. Le agradabas, Dallas. Esa chicatiene las pelotas de acero y una mente ajuego , sol a decirme. Siempre dijo quesi estuviera problemas, ser as la nicaque querr a guard ndole las asombr y la complaci , perosimult neamente acrecent su pesar. No me percat de que l pensabade m de ese la mir . Ella ten a una carainteresante, no una que detuviera elcoraz n, pero usualmente hac a que unhombre la mirara dos veces, los ngulosfinos y afilados, y el hoyuelo en subarbilla.


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