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Documento preparatorio de la XVI Asamblea General ...

N. sinodoMartes preparatorio de la XVI Asamblea General ordinaria del S nodo de los Obispos Por una Iglesia sinodal:comuni n, participaci n y misi n Documento preparatorio ndice I. La llamada a caminar juntosII. Una Iglesia constitutivamente sinodalIII. En la escucha de las Escrituras Jes s, la multitud, los ap stoles Una doble din mica de conversi n: Pedro y Cornelio (Hch 10)IV. La sinodalidad en acci n: pistas para la consulta al Pueblo de Dios La pregunta fundamental Diversas articulaciones de la sinodalidad Diez n cleos tem ticos para profundizar Para contribuir a la consultaci n 1. La Iglesia de Dios es convocada en S nodo. El camino, cuyo t tulo es Por una Iglesia sinodal:comuni n, participaci n y misi n , se iniciar solemnemente el 9-10 de octubre del 2021 en Roma y el 17 deoctubre siguiente en cada Iglesia particular.

Una etapa fundamental será la celebración de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, en el mes de octubre del 2023[1], a la cual seguirá la fase de actuación, que implicará nuevamente a las Iglesias particulares (cf. EC, art. 19-21). Con esta convocatoria, el

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  General, Asamblea, Ordinaria, Asamblea general, Asamblea general ordinaria

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1 N. sinodoMartes preparatorio de la XVI Asamblea General ordinaria del S nodo de los Obispos Por una Iglesia sinodal:comuni n, participaci n y misi n Documento preparatorio ndice I. La llamada a caminar juntosII. Una Iglesia constitutivamente sinodalIII. En la escucha de las Escrituras Jes s, la multitud, los ap stoles Una doble din mica de conversi n: Pedro y Cornelio (Hch 10)IV. La sinodalidad en acci n: pistas para la consulta al Pueblo de Dios La pregunta fundamental Diversas articulaciones de la sinodalidad Diez n cleos tem ticos para profundizar Para contribuir a la consultaci n 1. La Iglesia de Dios es convocada en S nodo. El camino, cuyo t tulo es Por una Iglesia sinodal:comuni n, participaci n y misi n , se iniciar solemnemente el 9-10 de octubre del 2021 en Roma y el 17 deoctubre siguiente en cada Iglesia particular.

2 Una etapa fundamental ser la celebraci n de la XVI AsambleaGeneral ordinaria del S nodo de los Obispos, en el mes de octubre del 2023[1], a la cual seguir la fase deactuaci n, que implicar nuevamente a las Iglesias particulares (cf. EC, art. 19-21). Con esta convocatoria, elPapa Francisco invita a toda la Iglesia a interrogarse sobre un tema decisivo para su vida y su misi n: Precisamente el camino de la sinodalidad es el camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio [2].Este itinerario, que se sit a en la l nea del aggiornamento de la Iglesia propuesto por el Concilio Vaticano II,es un don y una tarea: caminando juntos, y juntos reflexionando sobre el camino recorrido, la Iglesia podr aprender, a partir de lo que ir experimentando, cu les son los procesos que pueden ayudarla a vivir lacomuni n, a realizar la participaci n y a abrirse a la misi n.

3 Nuestro caminar juntos , en efecto, es lo que mejorrealiza y manifiesta la naturaleza de la Iglesia como Pueblo de Dios peregrino y Una pregunta fundamental nos impulsa y nos gu a: c mo se realiza hoy, a diversos niveles (desde ellocal al universal) ese caminar juntos que permite a la Iglesia anunciar el Evangelio, de acuerdo a la misi nque le fue confiada; y qu pasos el Esp ritu nos invita a dar para crecer como Iglesia sinodal? Enfrentar juntos esta cuesti n exige disponerse a la escucha del Esp ritu Santo, que, como el viento, sopla donde quiere: oyes su voz, pero no sabes de d nde viene ni a d nde va (Jn 3,8), permaneciendoabiertos a las sorpresas que ciertamente preparar para nosotros a lo largo del camino. De este modo, se poneen acci n un dinamismo que permite comenzar a recoger algunos frutos de una conversi n sinodal, quemadurar n progresivamente.

4 Se trata de objetivos de gran relevancia para la calidad de vida eclesial y para eldesarrollo de la misi n evangelizadora, en la cual todos participamos en virtud del Bautismo y de laConfirmaci n. Indicamos aqu los principales, que manifiestan la sinodalidad como forma, como estilo y comoestructura de la Iglesia: hacer memoria sobre c mo el Esp ritu ha guiado el camino de la Iglesia en la historia y nos llama hoy aser juntos testigos del amor de Dios; vivir un proceso eclesial participado e inclusivo, que ofrezca a cada uno en particular a cuantos pordiversas razones se encuentran en situaciones marginales la oportunidad de expresarse y de ser escuchadospara contribuir en la construcci n del Pueblo de Dios; reconocer y apreciar la riqueza y la variedad de los dones y de los carismas que el Esp ritu distribuyelibremente, para el bien de la comunidad y en favor de toda la familia humana.

5 Experimentar modos participados de ejercitar la responsabilidad en el anuncio del Evangelio y en elcompromiso por construir un mundo m s hermoso y m s habitable; examinar c mo se viven en la Iglesia la responsabilidad y el poder, y las estructuras con las que se2gestionan, haciendo emerger y tratando de convertir los prejuicios y las pr cticas desordenadas que no est nradicadas en el Evangelio; sostener la comunidad cristiana come sujeto cre ble y socio fiable en caminos de di logo social,sanaci n, reconciliaci n, inclusi n y participaci n, reconstrucci n de la democracia, promoci n de la fraternidady de la amistad social; regenerar las relaciones entre los miembros de las comunidades cristianas, as como tambi n entre lascomunidades y los otros grupos sociales, por ejemplo, comunidades de creyentes de otras confesiones yreligiones, organizaciones de la sociedad civil, movimientos populares, etc.

6 ; favorecer la valoraci n y la apropiaci n de los frutos de las recientes experiencias sinodales a niveluniversal, regional, nacional y El presente Documento preparatorio se ofrece como servicio al camino sinodal, en particular comoinstrumento para favorecer la primera fase de escucha y consultaci n de Pueblo de Dios en las Iglesiasparticulares (octubre de 2021 abril de 2022), con la esperanza de contribuir a poner en movimiento las ideas,las energ as y la creatividad de todos aquellos que participar n en el itinerario, y facilitar la coparticipaci n delos frutos de sus compromisos. Con este objetivo: 1) comienza trazando algunas caracter sticas sobresalientesdel contexto contempor neo; 2) ilustra sint ticamente las referencias teol gicas fundamentales para unacorrecta comprensi n y actuaci n de la sinodalidad; 3) ofrece algunas indicaciones b blicas que podr nalimentar la meditaci n y la reflexi n orante a lo largo del camino; 4) ilustra algunas perspectivas a partir de lascuales releer las experiencias de sinodalidad vividas; 5) expone algunas pistas para articular este trabajo derelectura en la oraci n y en la coparticipaci n.

7 Para acompa ar concretamente la organizaci n de los trabajosse propone un Vademecum metodol gico, adjunto al presente Documento preparatorio y disponible en elcorrespondiente sito[3]. El sito ofrece algunos recursos para profundizar el tema de la sinodalidad, como apoyoa este Documento preparatorio ; entre ellos indicamos dos, varias veces citados a continuaci n: el Discurso parala Conmemoraci n del 50 aniversario de la instituci n del S nodo de los Obispos, pronunciado por el PapaFrancisco el 17 de octubre del 2015, y el Documento La sinodalidad en la vida y en la misi n de la Iglesia,elaborado por la Comisi n Teol gica Internacional y publicado en el 2018. I. La llamada a caminar juntos 4. El camino sinodal se desarrolla dentro de un contexto hist rico caracterizado por cambios epocales dela sociedad y por una etapa crucial de la vida de la Iglesia, que no es posible ignorar: es en los pliegues de estecontexto complejo, en sus tensiones y contradicciones, donde estamos llamados a escrutar a fondo los signosde los tiempos e interpretarlos a la luz del Evangelio (GS, n.)

8 4). Se se alan aqu algunos elementos delescenario global m s estrechamente vinculados con el tema del S nodo, pero el cuadro deber enriquecerse ycompletarse a nivel Una tragedia global como la pandemia del COVID-19 despert durante un tiempo la consciencia de seruna comunidad mundial que navega en una misma barca, donde el mal de uno perjudica a todos. Recordamosque nadie se salva solo, que nicamente es posible salvarse juntos (FT, n. 32). Al mismo tiempo la pandemiaha hecho detonar las desigualdades y las injusticias ya existentes: la humanidad aparece cada vez m ssacudida por procesos de masificaci n y de fragmentaci n; la tr gica condici n que viven los migrantes entodas las regiones del mundo atestiguan cu n altas y fuertes son a n las barreras que dividen la nica familiahumana.

9 Las Enc clicas Laudato si y Fratelli Tutti explicitan la profundidad de las fracturas que marcan loscaminos de la humanidad, y a esos an lisis podemos hacer referencia para disponernos a la escucha delclamor de los pobres y del clamor la tierra y reconocer las semillas de esperanza y de futuro que el Esp ritucontin a a hacer germinar tambi n en nuestro tiempo: El Creador no nos abandona, nunca hizo marcha atr s3en su proyecto de amor, no se arrepiente de habernos creado. La humanidad a n posee la capacidad decolaborar para construir nuestra casa com n (LS, n. 13).6. Esta situaci n, que, no obstante las grandes diferencias, une a la entera familia humana, pone a pruebala capacidad de la Iglesia para acompa ar a las personas y a las comunidades para que puedan releerexperiencias de luto y de sufrimiento, que han encubierto muchas falsas seguridades, y para cultivar laesperanza y la fe en la bondad del Creador y de su creaci n.

10 Sin embargo, no podemos escondernos: la mismaIglesia debe afrontar la falta de fe y la corrupci n tambi n dentro de ella. En particular, no podemos olvidar elsufrimiento vivido por personas menores y adultos vulnerables a causa de abusos sexuales, de poder y deconsciencia cometidos por un notable n mero de cl rigos y personas consagradas [4]. Continuamente somosinterpelados como Pueblo de Dios a asumir el dolor de nuestros hermanos vulnerados en su carne y en suesp ritu [5]: por mucho tiempo el de las v ctimas ha sido un clamor que la Iglesia no ha sabido escucharsuficientemente. Se trata de heridas profundas, que dif cilmente se cicatrizan, por las cuales no se pedir nuncasuficiente perd n y que constituyen obst culos, a veces imponentes, para proceder en la direcci n del caminarjuntos.


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