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LA CREACIÓN DEL UNIVERSO: FILOSOFÍA, CIENCIA Y TEOLOGÍA

LA CREACI N DEL UNIVERSO: FILOSOF A, CIENCIA Y TEOLOG A . Giuseppe Tanzella-Nitti 1. LA NOCI N DE CREACI N. La noci n de creaci n pertenece en primera instancia al lenguaje de la Revela- ci n b blica. Su originalidad en el contexto de la religi n, de la filosof a y de las ciencias, viene de explicitar la especificaci n ex nihilo, creaci n a partir de la nada. Tal especificaci n no est presente en el uso de otros verbos que podr an parecer an logos a crear , como hacer, plasmar, fundar, instituir, realizar, etc. La teolog a cristiana, bas ndose sobre el dato b blico y sobre la comprensi n realizada por la ex gesis patr stica, identifica la acci n de crear con una acci n propia de Dios, que llama a la existencia las cosas que no son (Gen 1,1; Rm 4,17).

TANZELLA-NITTI, G., STRUMIA, A., Dizionario Interdisciplinare di Scienza e Fede, Roma, Urbaniana University Press-Città Nuova, 2002, 300-321. Traducción del italiano de Héctor Velázquez Fernández. 114 Giuseppe Tanzella-Nitti tierra (Gen., 1,1), al hombre y la mujer como varón y hembra (Gen 1,27) y todas las

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1 LA CREACI N DEL UNIVERSO: FILOSOF A, CIENCIA Y TEOLOG A . Giuseppe Tanzella-Nitti 1. LA NOCI N DE CREACI N. La noci n de creaci n pertenece en primera instancia al lenguaje de la Revela- ci n b blica. Su originalidad en el contexto de la religi n, de la filosof a y de las ciencias, viene de explicitar la especificaci n ex nihilo, creaci n a partir de la nada. Tal especificaci n no est presente en el uso de otros verbos que podr an parecer an logos a crear , como hacer, plasmar, fundar, instituir, realizar, etc. La teolog a cristiana, bas ndose sobre el dato b blico y sobre la comprensi n realizada por la ex gesis patr stica, identifica la acci n de crear con una acci n propia de Dios, que llama a la existencia las cosas que no son (Gen 1,1; Rm 4,17).

2 Diversas acepciones del t rmino Un primer modo de entender el t rmino creaci n corresponde a su significado activo , como acci n que tiene s lo a Dios por sujeto, acci n potente y radical, que indica el poner en el ser a partir de la nada, esto es, a partir de lo que a n no existe; o en general, dar origen a una novedad esencial. Tal acci n viene expresada en lengua hebraica por el verbo bara y pasa al griego generalmente con el verbo k tzein, y m s raramente como poie n (hacer, producir, que indican el obrar divino o humano en general).

3 Es la acci n con la cual Dios crea al principio el cielo y la . Escrito publicado previamente, con algunas variantes, como la voz Creazione en TANZELLA-NITTI, G., STRUMIA, A., dizionario Interdisciplinare di Scienza e Fede, Roma, Urbaniana University Press-Citt Nuova, 2002, 300-321. Traducci n del italiano de H ctor Vel zquez Fern ndez. 114 Giuseppe Tanzella-Nitti tierra (Gen., 1,1), al hombre y la mujer como var n y hembra (Gen 1,27) y todas las cosas que ha hecho (Gen 2, 3-4; Is 45,8); pero tambi n la acci n con la cual cumple sus obras salv ficas a favor de su pueblo (Es 34,10) y con la que renueva lo ntimo del coraz n humano (Sal 51,12; Jer 31,22); es, en fin, la obra de la creaci n de nue- vos cielos y de una nueva tierra al final de los tiempos (Is 65,17).

4 Se trata por lo tanto de una acci n divina con efectos tanto en el orden c smico como en el salv fi- co, pero para realizarla no hay ni intermediarios ni causas subordinadas: s lo Dios puede llevarla a cabo. La creaci n puede entenderse tambi n en su significado pasivo , como el efec- to de la acci n creadora junto con las cosas creadas, la creaci n propiamente o tambi n lo creado . Es en tal sentido que se utilizan expresiones como la creaci n alaba al Se or o responsabilidad por la creaci n ; la Escritura habla de una crea- ci n que gime con dolores de parto (Rm 8,22) o de un sacerdocio, como el de Cristo resucitado que no pertenece a esta creaci n (Heb 9,11).

5 Si en su acepci n activa la creaci n significa acci n divina, radical y omnipotente, en su acci n pasiva, en referencia a las cosas creadas, indica casi su opuesto, una realidad terrena, finita y contingente, sujeta a la corruptibilidad y la muerte. La primera es acci n trascen- dente y eterna, la segunda es el efecto temporal y mundano. Cabe se alar un tercer modo de hablar de la creaci n, cuya comprensi n reviste gran importancia en la relaci n entre teolog a, filosof a y CIENCIA : puede ser enten- dida como una relaci n, esto es, como una dependencia continua y fundante de aquello que ha sido hecho por su Creador.

6 Se debe a la filosof a cristiana el m rito de haber profundizado en este aspecto, sobre todo gracias a la filosof a del acto de ser desarrollada por Tom s de Aquino: La creaci n pone algo en lo creado tan s lo seg n la relaci n; porque lo que se crea no se hace por medio de un movimien- to o cambio ( ). La creaci n en la creatura no es sino cierta relaci n respecto al Creador, a modo de principio de su ser 81. En sentido estricto Dios no ha creado el mundo, sino que m s bien lo crea. Al- gunas de las virtualidades contenidas en esta perspectiva ser n retomadas en las pr ximas secciones.

7 Ser gracias a esta tercera concepci n de la creaci n, que la teolog a y la filosof a podr n establecer correctamente los conceptos de creaci n continua, de conservaci n en el ser, y de providencia, relevantes para los fines de la relaci n entre Dios y la naturaleza. 81. TOM S DE AQUINO, Summa Theologiae, I, , , resp.; cfr. tambi n Contra Gentiles, II, ; De potentia, , La creaci n del universo: filosof a, CIENCIA y teolog a 115. La comprensi n de la creaci n como relaci n acepta la implicaci n de polaridad entre actividad y pasividad expresada en las dos acepciones precedentes.

8 La Reve- laci n b blica ofrece las bases para reconocer que entre la infinidad del Creador y la finitud de la creatura, entre la eternidad de Dios y la temporalidad del mundo, la creaci n-relaci n es capaz de instaurar una relaci n verdadera, no aparente, sin disolver la trascendencia del Creador ni divinizar a la creatura. La expresi n filos - fica de esta uni n relaci n puede ser representada en modo convincente por la no- ci n metaf sica de acto de ser , esto es, el acto continuo y trascendente con el que Dios llama al ser a una creatura, de la que depende la existencia actual de la crea- tura (el hecho de que ella exista ahora) y su esencia espec fica (el hecho de que sea propiamente aquello que ella es).

9 Mediante tal acto, que hace ser a la creatura en s . misma, el Creador puede estar presente en la creatura de modo ntimo y constituti- vo, no removiendo sino fundando su autonom a82. La utilizaci n del t rmino creaci n en el contexto de las ciencias El t rmino creaci n se encuentra hoy no s lo en la literatura interdisciplinar, sino tambi n en aquella propiamente llamada cient fica. Su m s difundida utiliza- ci n se debe a la cosmolog a f sica. El volumen de George Gamow The Creation of the Universe (New York, 1952) ser el primero de una serie de textos de divulga- ci n cient fica en presentarlo ya en el t tulo.

10 La cosmolog a emplea generalmente este concepto en el contexto del problema del origen , m s precisamente en la discusi n de los modelos f sico-matem ticos que consienten extrapolaciones bajo el estado inicial del universo en su interior. Bajo el efectivo significado del t rmino creaci n en un contexto similar regresaremos m s adelante ( 3). Es sin embargo inmediatamente advertido que aparece en la presentaci n de muchos modelos cosmol gicos, admitan o no una singularidad inicial de tipo cl si- co. Se encuentra as la noci n creaci n del universo cuando se habla del Big Bang, expresi n que indica la primigenia expansi n con la cual todo el universo f sico pas r pidamente de un estado de alt sima densidad y temperatura, donde las fuerzas de interacciones fundamentales no estaban a n diferenciadas y la radiaci n a n no se transformaba en materia, hacia un estado de diferenciaci n de las fuerzas al disminuir considerablemente la densidad y temperatura, hasta la formaci n de las part culas elementales, de los n cleos.


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