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LA LUCHA POR EL DERECHO - biblioteca.org.ar

RUDOLF VON IHERING. LA LUCHA POR EL DERECHO . 2003 - Reservados todos los derechos Permitido el uso sin fines comerciales RUDOLF VON IHERING. LA LUCHA POR EL DERECHO . NDICE. Introducci n CAP TULO I Introducci n CAP TULO II El inter s en la LUCHA por el DERECHO CAP TULO III La LUCHA por el DERECHO en la esfera individual CAP TULO IV La LUCHA por el DERECHO en la esfera social CAP TULO V El DERECHO alem n y la LUCHA por el DERECHO INTRODUCCI N. Hace de esto ya sus cuarenta a os, Leopoldo Alas, Clar n en el mundo de las Letras, estudiaba con entusiasmo, con el que pon a en todas sus labores, las obras del gran romanista Ihering, el artista insuperable del DERECHO , que quiz atra a a Clar n m s como artista que como jurisconsulto. Por aquel entonces, le a Alas El esp ritu del DERECHO romano.

Pues bien: llegábamos aquella tarde con el folleto de Ihering LA LUCHA POR EL DERECHO, ansiosos, impacientes, seguros de darle un buen rato al maestro, a quien ya

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  Derecho, El derecho

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1 RUDOLF VON IHERING. LA LUCHA POR EL DERECHO . 2003 - Reservados todos los derechos Permitido el uso sin fines comerciales RUDOLF VON IHERING. LA LUCHA POR EL DERECHO . NDICE. Introducci n CAP TULO I Introducci n CAP TULO II El inter s en la LUCHA por el DERECHO CAP TULO III La LUCHA por el DERECHO en la esfera individual CAP TULO IV La LUCHA por el DERECHO en la esfera social CAP TULO V El DERECHO alem n y la LUCHA por el DERECHO INTRODUCCI N. Hace de esto ya sus cuarenta a os, Leopoldo Alas, Clar n en el mundo de las Letras, estudiaba con entusiasmo, con el que pon a en todas sus labores, las obras del gran romanista Ihering, el artista insuperable del DERECHO , que quiz atra a a Clar n m s como artista que como jurisconsulto. Por aquel entonces, le a Alas El esp ritu del DERECHO romano.

2 Cierto d a lo recordamos con perfecta claridad- lleg bamos a la tertulia que ten amos en una mesa en Fornos, con un folleto del profesor alem n, de quien todas aquellas tardes Alas nos hablaba. Lo hab amos encontrado curioseando en la biblioteca de don Manuel Pedregal, biblioteca que fue nuestra gran mina en los a os del aprendizaje madrile o; una excelente biblioteca de hombre p blico y de jurista, en la que tropez bamos siempre con los ltimos libros, al d a; as eran aquellos pol ticos de la Revoluci n: Salmer n, Azc rate, Moret, Gabriel Rodr guez curiosas, cultas, de c tedra o de Ateneo, y gentes de ideas y de acci Pues bien: lleg bamos aquella tarde con el folleto de Ihering LA LUCHA POR EL. DERECHO , ansiosos, impacientes, seguros de darle un buen rato al maestro, a quien ya deb amos mucho, much simo.

3 Alas recogi el folleto, que all mismo empez a leer, y se lo llev . Al d a siguiente nos dec a Leopoldo: - Porqu no traduce usted este folleto? Yo le pongo un pr logo. Y he ah toda la historia de este librito, al que tenemos especial simo afecto: fue el primero en que figur nuestro modest simo nombre. Don Victorino Suarez acept cari oso nuestra proposici n de editar el librito. Se tradujo el folleto de Ihering, y all en Oviedo corregimos con Alas las pruebas. A la vez, escrib a Clar n el pr logo, en el cual reflejaba y razonaba una posici n de su alma inquieta y entusiasta. Fue, en efecto, el pr logo al trabajo de Ihering ocasi n adecuada para que Leopoldo disc pulo de Giner, cuyas ense anzas recogiera a os antes en su clase del doctorado desahogase su esp ritu entonces en actitud de protesta frente a la pobreza de ideales, asfixiante como nunca, en tales d as.

4 El pr logo a Ihering, de Clar n, escrito casi de un tir n, en Oviedo, estim balo Giner como uno de los trabajos de m s intensa profundidad y de m s substancia de nuestra literatura filos fica-jur dica: muy rectamente pensado y n tidamente escrito, como obra de pensador y literato. El maestro de la Central sol a leer en su clase de Filosof a del DERECHO alg n trozo del pr logo de Alas ( o de su estudio sobre El DERECHO y la Moralidad), call ndose el nombre del autor, y preguntaba: -Vamos: de qui n ser esto? Y los disc pulos citaban nombres y nombres de los - No,no!- dec a el maestro-: el trozo es de Leopoldo Alas. Con emoci n profunda recorremos ahora las pruebas de esta nueva edici n de LA LUCHA . POR EL DERECHO . Folleto y pr logo avivan en el alma recuerdos de d as inolvidables de lejana juventud.

5 Por instantes par cenos o r de nuevo a Alas ley ndonos su pr logo; y, como entonces, experimentamos la sensaci n de escuchar una voz genial, de gran pensador y de soberano artista. Que este pr logo, luminoso, escrito en 1881, conserva toda su fuerza;. merece ser le do y estudiado ahora; profetiz a veces; tiene, en general la perenne oportunidad de los escritos concebidos con alma de fil sofo y ejecutados con pluma de artista, como obra de quien sabe llegar a la esencia de las cosas y evocar ideas de valor eterno. ADOLFO POSADA. ( A bordo del Infanta Isabel de Borb n.). 8 de abril de 1921. ( Queda pendiente de incorporaci n el pr logo de Leopoldo Alas). CAPITULO PRIMERO. INTRODUCCI N. El DERECHO es una idea pr ctica, es decir, indica un fin, y como toda idea o tendencia, es esencialmente doble porque encierra en s una ant tesis, el fin y el medio.

6 No basta investigar el fin, se debe adem s mostrar el camino que a l conduzca. He aqu dos cuestiones a las que el DERECHO debe siempre procurar una soluci n, hasta el punto, que puede decirse que el DERECHO no es en su conjunto y en cada una de sus partes m s que una constante respuesta a aquella doble pregunta. No hay un solo t tulo, sea por ejemplo el de la propiedad, ya el de obligaciones, en que la definici n no sea necesariamente doble y nos diga el fin que se propone y los medios para llegar a l. Mas el medio, por muy variado que sea, se reduce siempre a la LUCHA contra la injusticia. La idea del DERECHO encierra una ant tesis que nace de esta idea, de la que es completamente inseparable: la LUCHA y la paz; la paz es el t rmino del DERECHO , la LUCHA es el medio para alcanzarlo.

7 Se podr objetar que la LUCHA y la discordia son precisamente lo que el DERECHO se propone evitar, porque semejante estado de cosas implica un trastorno, una negaci n del orden legal, y no una condici n necesaria de su existencia. La objeci n podr a ser justa si se tratase de la LUCHA de la injusticia contra el DERECHO ; pero aqu se habla de la LUCHA del DERECHO contra la injusticia. Si en esta hip tesis el DERECHO no LUCHA , es decir, no hace una heroica resistencia contra aqu lla, se negar a s mismo. Esta LUCHA durar tanto como el mundo, porque el DERECHO habr de prevenirse siempre contra los ataques de la injusticia. La LUCHA no es, pues, un elemento extra o al DERECHO ; antes bien, es una parte integrante de su naturaleza y una condici n de su idea. Todo DERECHO en el mundo debi ser adquirido por la LUCHA ; esos principios de DERECHO que est n hoy en vigor ha sido indispensable imponerlos por la LUCHA a los que no lo aceptaban, por lo que todo DERECHO , tanto el DERECHO de un pueblo, como el de un individuo, supone que est n el individuo y el pueblo dispuestos a defenderlo.

8 El DERECHO no es una idea l gica, sino una idea fuerza; he ah porque la justicia, que sostiene en una mano la balanza donde pesa el DERECHO , sostiene en la otra la espada que sirve para hacerle efectivo. La espada, sin la balanza, es la fuerza bruta, y la balanza sin la espada, es el DERECHO en su impotencia; se completan rec procamente: y el DERECHO no reina verdaderamente, m s que en el caso en que la fuerza desplegada por la justicia para sostener la espada, iguale a la habilidad que emplea en manejar la balanza. El DERECHO es el trabajo sin descanso, y no solamente el trabajo de los poderes p blicos, sino tambi n el de todo el pueblo. Si abrazamos en un momento dado toda su historia, nos presenta nada menos que el espect culo de toda una Naci n, desplegando sin cesar para defender su DERECHO tan penosos esfuerzos como los que hace para el desenvolvimiento de su actividad en la esfera de la producci n econ mica e intelectual.

9 Todo hombre que lleva en s la obligaci n de mantener su DERECHO , toma parte en este trabajo nacional, y contribuye en lo que puede a la realizaci n del DERECHO sobre la tierra. Este deber, no se impone sin duda a todos en la mismas proporciones. Miles de hombres pasan su vida felizmente sin LUCHA , dentro de los l mites fijados por el DERECHO , y si nos lleg semos a ellos habl ndoles de LUCHA por el DERECHO , afirmando que el DERECHO es la LUCHA , no nos comprender an, porque siempre fue para ellos el reinado de la paz y del orden. Desde del punto de vista de su personal experiencia, tienen perfecta raz n; hacen como todos aquellos que tienen riquezas heredadas y que han recogido sin pena el fruto del trabajo de otros, que niegan esta proposici n: la propiedad es el trabajo. La causa de esta ilusi n, viene de que los dos sentidos en que se nos ofrecen la propiedad y el DERECHO , pueden descomponerse subjetivamente de tal manera, que el goce y la paz est n de un lado, y la LUCHA y el trabajo est n del otro.

10 Si dirigi semos igual pregunta a los que lo vean bajo este ltimo aspecto, nos contestar n todo lo contrario. El DERECHO y la propiedad son como la cabeza de Jano, de doble rostro: stos no pueden ver m s que uno de los lados, aqu llos el otro, y de ah resulta el diferente juicio que forman del objeto. Lo que decimos del DERECHO , se aplica, no s lo a los individuos, sino tambi n a generaciones enteras. La vida de las unas es la paz, la de las otras es la guerra, y los pueblos como los individuos, son, por consecuencia de ese modo de ser subjetivo, llevados hacia el mismo error: nos alimentamos en ocasiones del sue o de una larga paz, y nos creemos en la paz perpetua, hasta el d a en que suene el primer ca onazo, viniendo a disipar nuestras esperanzas, haciendo con tal cambio nacer una generaci n, tras la que vivi en deliciosa paz, que vivir en constante guerra, que no disfrutar un solo d a, sino a costa de tremendas luchas y de rudos trabajos.


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