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NOTAS PARA UN ESTUDIO DE LA POESÍA DE …

NOTAS PARA UN ESTUDIO DE LA POES A DE MIGUEL HERN NDEZ Emilio Rucandio Palomar A Alfredo Santo Juan, a Manuela Roca Benedito, al Grupo de poes a Miguel Hern ndez y a mi mujer, Estela, de quienes tanto he aprendido. NOTAS PARA UN ESTUDIO DE LA POES A DE MIGUEL HERN NDEZ 2 Esta aproximaci n a Miguel Hern ndez tiene como punto de partida el ESTUDIO que sobre este tema hice en los cursos 1990-1992, con motivo de la preparaci n de un recital de poemas hernandianos, en el IES Benlliure de Valencia. He decidido dar a conocer estas NOTAS (una vez revisado, corregido y ampliado el texto inicial), con el prop sito de ofrecer una gu a de lectura a quienes quieran iniciarse en el conocimiento de la obra po tica de este escritor.

NOTAS PARA UN ESTUDIO DE LA POESÍA DE MIGUEL HERNÁNDEZ Emilio Rucandio Palomar A Alfredo Santo Juan, a Manuela Roca Benedito, al ´Grupo de poesía

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1 NOTAS PARA UN ESTUDIO DE LA POES A DE MIGUEL HERN NDEZ Emilio Rucandio Palomar A Alfredo Santo Juan, a Manuela Roca Benedito, al Grupo de poes a Miguel Hern ndez y a mi mujer, Estela, de quienes tanto he aprendido. NOTAS PARA UN ESTUDIO DE LA POES A DE MIGUEL HERN NDEZ 2 Esta aproximaci n a Miguel Hern ndez tiene como punto de partida el ESTUDIO que sobre este tema hice en los cursos 1990-1992, con motivo de la preparaci n de un recital de poemas hernandianos, en el IES Benlliure de Valencia. He decidido dar a conocer estas NOTAS (una vez revisado, corregido y ampliado el texto inicial), con el prop sito de ofrecer una gu a de lectura a quienes quieran iniciarse en el conocimiento de la obra po tica de este escritor.

2 Quiero aclarar que las referencias bibliogr ficas las enumerar al final de la ltima entrega. Al explicar la poes a de Miguel Hern ndez, voy a tratar de mostrar su trayectoria po tica, que, en l neas generales, podr a quedar reflejada de la siguiente forma: 1. La poes a de Miguel Hern ndez hasta 1934: de la prehistoria po tica a la poes a neogongorina y religiosa. 2. La poes a del desamor de El rayo que no cesa (1934-1935) 3. Hacia el compromiso pol tico. Los poemas del ciclo de Sino sangriento (1935-1936). 4. La poes a de propaganda y de combate: Viento del pueblo (1936-1937) y El hombre acecha (1937-1939). 5. La poes a que no pudo ser encarcelada: Cancionero y romancero de ausencias (1938-1941) y los poemas del mismo ciclo. Ya Marie Chevallier) (1), al estudiar los temas de la poes a de Miguel Hern ndez, estableci cinco apartados: 1.

3 Del juego a la plegaria. Primer per odo de la obra. 2. Al encuentro de los hombres. Los sonetos. 3. Al encuentro de los hombres. La amistad. Los pobres. El compromiso. pol tico. Los poemas del ciclo de Sino sangriento . NOTAS PARA UN ESTUDIO DE LA POES A DE MIGUEL HERN NDEZ 3 4. La poes a de propaganda y de combate. 5. El imperio familiar de las tinieblas futuras . A continuaci n, vamos a ver cada una de estas etapas. NOTAS PARA UN ESTUDIO DE LA POES A DE MIGUEL HERN NDEZ 4 poes a de Miguel Hern ndez hasta 1934: de la prehistoriapo tica a la poes a neogongorina y a la poes a religiosa (A) Los primeros poemas La vida y la poes a de Miguel Hern ndez giran en torno a Orihuela, hasta su primer viaje a Madrid, el 30 de noviembre de 1931.

4 Ahora bien, qu caracter sticas tienen estos primeros poemas hernandianos? 1. Un regionalismo que afecta, incluso, al estilo, ya que se pueden apreciar rasgos del panocho , es decir, del habla huertana (2). En alg n poema podemos ver la relaci n conflictiva entre el amo y el campesino, el problema de las cosechas y el tema del hambre, aunque, como dice Eutimio Mart n (3), Miguel, en estos momentos, se mueve, ideol gicamente, en el contexto del sindicalismo cat lico agrario preconizado por el Vicario General del Obispado de Orihuela, Don Luis Almarcha. Un ejemplo de lo dicho es el poema titulado EN MI BARAQUICA! (4): Si or amo, por la virgencica, ascucha al que ruega!

5 A este huertanico de cana caeza, 5 a este pobre viejo que a sus pies se muestra y enjam s s humill ante denguno que de g esos juera! Que nam se ha postrao elande de Dios 10 de la forma esta! M oiga si or amo. M oiga ost y comprenda que no es una historia que yo he fabricao sino verdaera. 15 Por qu si or amo me echa de la tierra, de la barraquica anda la luz vide por la vez primera? Porque no le cumplo? Porque no le pago? NOTAS PARA UN ESTUDIO DE LA POES A DE MIGUEL HERN NEZ 5 Por la virgencica, tenga ost pacencia! Han ven o las g eltas malas, mu remalas. Cr alo! No han hab o cuasi n e cosechas: Me s hel la naranja del huerto; no vali la almendra 25 y las crillas del verdeo, el r o cuando se esbord , de ellas me di cuenta que las pudri tuicas: no he recog o pa pagar la j erza!

6 Cr alo si or amo! Y si no ost vaya 30 a mi barraquica y ver probeza! Ella est en derrumbe, de agujeros llena, por ande entra el sol, por ande entra el fr o y las lluvias entran 35 Cr alo si or amo! Y tambi n mi esposa paece lo suyo y no por enferma que es de ver que sus peque ujicos de pan escasean, y lo mesmo en verano que invierno 40 dusn as sus carnes las llevan. Cr alo si or amo! Y sp rese al tiempo que cumplirle puea! Yo le pagar tuico lo que debo Tenga ost pacencia! 45 Ay! No m eche, no m eche por Dios de la quer a tierra, que yo qui morirme ande yo naciera En mi barraquica llena de gujeros, 50 de miseria llena!

7 En la huerta, 15 de enero de 1930 ( Poemas sueltos, I, Poes a, p gs. 159-161) 2. Influencias de la poes a rom ntica, realista y modernista. As , por ejemplo, podemos encontrar elementos modernistas en el poema siguiente: NOTAS PARA UN ESTUDIO DE LA POES A DE MIGUEL HERN NDEZ 6 ORIENTAL Con el ce o sombr o, con el gesto altanero y la frente m s p lida que una aurora de enero, sobre alfombra turquesa se halla echado el Sult n; una nube de penas la mirada le embarga; de su pipa de opio la espiral sube El sult n est triste como un preso alcot n! En el patio una fuente vierte el chorro sonoro de sus cien surtidores de oro, donde el cielo contempla su semblante de azul, 10 y las rosas que s lo no neg Alejandr a, y el clavel purpurino que en el Cairo se cr a, y el fragante y soberbio tulip n de Stambul.

8 Dos pebetes arrojan enervante fragancia, descansando en dos ngulos de la m gica estancia 15 revestida de jaspes, oro, seda y coral, y entre redes de plata mil y mil aves cantan, que del due o opulento los pesares no espantan, ni le ponen alivio con su son musical. Es en vano que lleguen sus esclavas m s bellas, 20 como coro de ninfas, como sarta de estrellas, a ofrecerle sus cuerpos en el pl cido har n, a trenzar locas danzas en redor de su frente, a entonar coplas rabes con sus guzlas de El Sult n las contempla con marcado desd n. 25 Del umbral a los medios, tres colgantes alfombras, de arm nicos nubios, como dos p treas sombras, le custodian, armados de pu al El Sult n no permite que entre nadie en su estancia, quiere estar triste y solo como el cielo de Francia, 30 por entero entregarse a su negro dolor.

9 Como herm tica esfinge, lleva el turco guardado su dolor, que hondos surcos en su frente ha labrado y ha escanciado en sus labios el sabor de la hiel, NOTAS PARA UN ESTUDIO DE LA POES A DE MIGUEL HERN NDEZ 7 que una nube de penas ha tendido en sus ojos, 35 que le ha puesto en el alma de cuchillos manojos y en las sienes de albura de su blanco En su taza dorada canta el chorro sonoro, armon a en sus redes dan las aves a coro; las esclavas inician una danza feliz: 40 pero el due o, hier tico, ha extendido la y los p jaros cesan en su charla maestra, y las bellas se ocultan tras un rico tapiz. El Sult n ya no espera que nadie m s le estorbe, y en su pena se abisma, y en su pena se absorbe 45 mientras bebe del opio el az leo Luego, irgui ndose lento, melanc lico exclama: Por qu vuela con Por qu ya no me ama?

10 Y una l grima vuela por su faz sin ( Poemas sueltos, I, OC, tomo I, p gs. 151-152) 3. Una poes a buc lica, con pinceladas de la regi n levantina: (M S POETA) La ponentina luz su fulgor De grana pasa a oro. De oro a rosa. A violeta de rosa. Se apodera del paisaje una antigua nostalgia..Yo, a esta hora, me siento m s 5 All en el campanario aldeano, repica el carril n, volcando sus pulsaciones lejos, y una nube fant stica la aldea glorifica entre coronas negras de aviones y vencejos. De importunas nieblas hace la brisa expolio en las alturas. Suena la flauta persistente de los grillos como una lluvia fina. Un eolio NOTAS PARA UN ESTUDIO DE LA POES A DE MIGUEL HERN NDEZ 8 rumor, por los lugares arborosos, va en creciente.


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