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San Roberto Belarmino[Sobre las siete palabras ...

1 San Roberto Belarmino. SOBRE las siete palabras PRONUNCIADAS POR CRISTO EN LA CRUZ De septem Verbis a Christo in cruce prolatis. INDICE Y PREFACIO Prefacio LIBRO I SOBRE LAS TRES PRIMERAS palabras PRONUNCIADAS EN LA CRUZ CAP TULO I Explicaci n literal de la primera Palabra: Padre, perd nalos, porque no saben lo que hacen CAP TULO II El primer fruto que ha de ser cosechado de la consideraci n de la primera Palabra dicha por Cristo sobre la Cruz CAP TULO III El segundo fruto que ha de ser cosechado de la consideraci n de la primera Palabra dicha por Cristo sobre la Cruz CAP TULO IV Explicaci n literal de la segunda Palabra: Am n, yo te aseguro: hoy estar s conmigo en el Para so CAP TULO V El primer fruto que ha de ser cosechado de la consideraci n de la segunda Palabra dicha por Cristo sobre la Cruz CAP TULO VI El segundo fruto que ha de ser cosechado de la consideraci n de la segunda Palabra dicha por Cristo sobre la Cruz CAP TULO VII El tercer fruto que ha de ser cosechado de la consideraci n de la segunda Palabra dicha por Cristo sobre la Cruz CAP TULO VIII Explicaci n literal de la tercera Palabra.

1 San Roberto Belarmino. SOBRE LAS SIETE PALABRAS PRONUNCIADAS POR CRISTO EN LA CRUZ “De septem Verbis a Christo in cruce prolatis.” INDICE Y …

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1 1 San Roberto Belarmino. SOBRE las siete palabras PRONUNCIADAS POR CRISTO EN LA CRUZ De septem Verbis a Christo in cruce prolatis. INDICE Y PREFACIO Prefacio LIBRO I SOBRE LAS TRES PRIMERAS palabras PRONUNCIADAS EN LA CRUZ CAP TULO I Explicaci n literal de la primera Palabra: Padre, perd nalos, porque no saben lo que hacen CAP TULO II El primer fruto que ha de ser cosechado de la consideraci n de la primera Palabra dicha por Cristo sobre la Cruz CAP TULO III El segundo fruto que ha de ser cosechado de la consideraci n de la primera Palabra dicha por Cristo sobre la Cruz CAP TULO IV Explicaci n literal de la segunda Palabra: Am n, yo te aseguro: hoy estar s conmigo en el Para so CAP TULO V El primer fruto que ha de ser cosechado de la consideraci n de la segunda Palabra dicha por Cristo sobre la Cruz CAP TULO VI El segundo fruto que ha de ser cosechado de la consideraci n de la segunda Palabra dicha por Cristo sobre la Cruz CAP TULO VII El tercer fruto que ha de ser cosechado de la consideraci n de la segunda Palabra dicha por Cristo sobre la Cruz CAP TULO VIII Explicaci n literal de la tercera Palabra: Ah tienes a tu hijo.

2 Ah tienes a tu madre CAP TULO IX El primer fruto que ha de ser cosechado de la consideraci n de la tercera Palabra dicha por Cristo sobre la Cruz 2 CAP TULO X El segundo fruto que ha de ser cosechado de la consideraci n de la tercera Palabra dicha por Cristo sobre la Cruz CAP TULO XI El tercer fruto que ha de ser cosechado de la consideraci n de la tercera Palabra dicha por Cristo sobre la Cruz CAP TULO XII El cuarto fruto que ha de ser cosechado de la consideraci n de la tercera Palabra dicha por Cristo sobre la Cruz LIBRO II SOBRE LAS CUATRO LTIMAS palabras DICHAS EN LA CRUZ CAP TULO I Explicaci n literal de la cuarta Palabra: Dios m o, Dios m o, por qu me has abandonado CAP TULO II El primer fruto que ha de ser cosechado de la consideraci n de la cuarta Palabra dicha por Cristo sobre la Cruz CAP TULO III El segundo fruto que ha de ser cosechado de la consideraci n de la cuarta Palabra dicha por Cristo sobre la Cruz CAP TULO IV El tercer fruto que ha de ser cosechado de la consideraci n de la cuarta Palabra dicha por Cristo sobre la Cruz CAP TULO V El cuarto fruto que ha de ser cosechado de la consideraci n de la cuarta Palabra dicha por Cristo sobre la Cruz CAP TULO VI El quinto fruto que ha de ser cosechado de la consideraci n de la cuarta Palabra dicha por Cristo sobre la Cruz CAP TULO VII Explicaci n literal de la quinta Palabra.

3 Tengo sed CAP TULO VIII El primer fruto que ha de ser cosechado de la consideraci n de la quinta Palabra dicha por Cristo sobre la Cruz CAP TULO IX El segundo fruto que ha de ser cosechado de la consideraci n de la quinta Palabra dicha por Cristo sobre la Cruz CAP TULO X El tercer fruto que ha de ser cosechado de la consideraci n de la quinta Palabra dicha por Cristo sobre la Cruz CAP TULO XI El cuarto fruto que ha de ser cosechado de la consideraci n de la quinta Palabra dicha por Cristo sobre la Cruz CAP TULO XII Explicaci n literal de la sexta Palabra: Todo est cumplido 3 CAP TULO XIII El primer fruto que ha de ser cosechado de la consideraci n de la sexta palabra dicha por Cristo en la Cruz CAP TULO XIV El segundo fruto que ha de ser cosechado de la consideraci n de la sexta palabra dicha por Cristo en la Cruz CAP TULO XV El tercer fruto que ha de ser cosechado de la consideraci n de la sexta palabra dicha por Cristo en la Cruz CAP TULO XVI El cuarto fruto que ha de ser cosechado de la consideraci n de la sexta palabra dicha por Cristo en la Cruz CAP TULO XVII El quinto fruto que ha de ser cosechado de la consideraci n de la sexta palabra dicha por Cristo en la Cruz CAP TULO XVIII El sexto fruto que ha de ser cosechado de la consideraci n de la sexta

4 Palabra dicha por Cristo en la Cruz CAP TULO XIX Explicaci n literal de la s ptima Palabra: Padre, en tus manos encomiendo mi Esp ritu CAP TULO XX El primer fruto que ha de ser cosechado de la consideraci n de la s ptima Palabra dicha por Cristo en la Cruz CAP TULO XXI El segundo fruto que ha de ser cosechado de la consideraci n de la s ptima Palabra dicha por Cristo en la Cruz CAP TULO XXII El tercer fruto que ha de ser cosechado de la consideraci n de la s ptima Palabra dicha por Cristo en la Cruz CAP TULO XXIII El cuarto fruto que ha de ser cosechado de la consideraci n de la s ptima Palabra dicha por Cristo en la Cruz CAP TULO XXIV El quinto fruto que ha de ser cosechado de la consideraci n de la s ptima Palabra dicha por Cristo en la Cruz 4 Prefacio Obs rvenme, ahora, por cuarto a o, prepar ndome para la muerte.

5 Habi ndome retirado de los negocios del mundo a un lugar de reposo, me entrego a la meditaci n de las Sagradas Escrituras, y a escribir los pensamientos que se me ocurren en mis meditaciones, para que si ya no puedo ser de uso por la palabra de boca, o la composici n de voluminosas obras, pueda por lo menos ser til a mis hermanos por medio de estos piadosos librillos. Mientras reflexionaba entonces sobre cu l ser a el tema m s elegible tanto para prepararme para la muerte como para asistir a otros a vivir bien, se me ocurri la Muerte de Nuestro Se or, junto con el ltimo serm n que el Redentor del mundo predic desde la Cruz, como desde un elevado p lpito, a la raza humana. Este serm n consiste de siete cortas pero profundas sentencias, y en estas siete palabras est contenido todo lo que Nuestro Se or manifest cuando dijo: Mirad que subimos a Jerusal n, y se cumplir todo lo que los Profetas escribieron sobre el Hijo del Hombre [1].

6 Todo lo que los Profetas predijeron sobre Cristo puede ser reducido a cuatro t tulos: sus sermones a la gente; su oraci n al Padre; los grandes tormentos que soport ; y las sublimes y admirables obras que realiz . Todo esto fue verificado de manera admirable en la Vida de Cristo, pues Nuestro Se or no pod a ser m s diligente al predicar al pueblo. Predicaba en el Templo, en las sinagogas, en los campos, en los desiertos, en las casas, m s a n, predicaba incluso desde una embarcaci n a la gente que estaba en la orilla. Era su costumbre pasar noches en oraci n a Dios, pues as dice el Evangelista: Y se pas la noche en la oraci n de Dios [2]. Sus admirables obras al expulsar demonios, curar enfermos, multiplicar panes, calmar tormentas, han de ser le das en cada p gina de los Evangelios[3].

7 A n as , fueron muchas las injurias que fueron acumuladas sobre l, como respuesta al bien que hab a hecho. Consist an stas no s lo en palabras insolentes, sino tambi n en apedrearlo[4] y despe arlo[5]. En una palabra, todas estas cosas verdaderamente se consumaron en la Cruz. Su pr dica desde la Cruz fue tan poderosa que toda la multitud se volvi golpe ndose el pecho [6], y no s lo los corazones de los hombres, sino incluso las rocas fueron quebrantadas en pedazos. l or en la Cruz, como dice el Ap stol, con poderoso clamor y l grimas , siendo as escuchado por su actitud reverente [7]. Sufri tanto en la Cruz, en comparaci n con lo que hab a sufrido el resto de su vida, que el sufrimiento parece pertenecer s lo a su Pasi n. Finalmente, nunca obr mayores signos y prodigios que cuando estando en la Cruz parec a reducido a la m s grande debilidad y flaqueza.

8 Entonces no s lo manifest signos del cielo, los cuales los jud os hab an pedido hasta el fastidio, sino que un poco despu s manifest el m s grande de todos los signos. Pues luego de estar muerto y enterrado, se levant de entre los muertos por su propia fuerza, llamando a su Cuerpo a la vida, incluso a una vida inmortal. Verdaderamente entonces podremos decir que en la Cruz se consum todo lo que estaba escrito por los Profetas en relaci n al Hijo del Hombre. Pero antes de empezar a escribir sobre las palabras que Nuestro Se or manifest desde la Cruz, parece apropiado que deba decir algo de la Cruz misma, que fue el P lpito del Predicador, altar del Sacerdote V ctima, campo del Combatiente, el taller del que obra maravillas. Los antiguos estaban de acuerdo al decir que la Cruz estaba hecha de tres trozos de madera: uno vertical, a lo largo del cual era puesto el cuerpo del crucificado; uno horizontal, al que estaban sujetas las manos; y el tercero estaba unido a la parte baja de la cruz, sobre el cual descansaban los pies del acusado, pero sujetos por medio de clavos para impedir su movimiento.

9 Los antiguos Padres de la Iglesia concuerdan con esta opini n, como San Justino[8] y San Ireneo[9]. Estos 5autores, m s a n, indican claramente que cada pie descansaba en la tabla, y no que un pie estaba puesto encima del otro. Por tanto, se sigue que Cristo fue clavado a la Cruz con cuatro clavos, y no tres, como muchos imaginan, quienes en las pinturas representan a Cristo, Nuestro Se or, clavado a la Cruz con un pie sobre el otro. Gregorio de Tours[10], claramente dice lo contrario, y confirma su opini n apelando a antiguos grabados. Yo, por mi parte, he visto en la Librer a Real en Par s algunos manuscritos muy antiguos de los Evangelios, los cuales conten an muchos grabados de Cristo Crucificado y todos lo representaban con cuatro clavos.

10 San Agust n[11] y San Gregorio de Niza[12] dicen que el madero vertical de la Cruz se proyectaba un poco del madero vertical. Parecer a que el Ap stol insin a lo mismo, pues en su Carta a los Efesios, San Pablo escribe: que pod is comprender con todos los santos cu l es la anchura y la longitud, la altura y la profundidad [13]. Eso es claramente una descripci n de la figura de la Cruz, que ten a cuatro extremos: anchura en la parte horizontal, longitud en la parte vertical, altura en aquella parte de la Cruz que sobresal a y se proyectaba de la parte horizontal, y profundidad en la parte que estaba enterrada en la tierra. Nuestro Se or no soport los tormentos de la Cruz por casualidad, o contra su voluntad, pues l hab a escogido este tipo de muerte desde toda la eternidad, como ense a San Agust n[14] por el testimonio del Ap stol: Jes s de Nazaret, que fue entregado seg n el determinado designio y previo conocimiento de Dios, vosotros le matasteis clav ndole en la cruz por manos de los imp os [15].


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