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lewis carroll A TRAV S DEL espejo Y LO QUE ALICIA ENCONTR AL OTRO LADO Pocos a os despu s de la aparici n de "Alicia en el pa s de las maravillas, lewis CARROL publicar a, como segunda parte, A TRAVES DEL espejo Y LO QUE ALICIA ENCONTRO AL OTRO LADO, superior a la primera en la utilizaci n de la t cnica narrativa y el dominio de las formas expresivas. Los juegos de palabras, las parodias ocultas y las paradojas ling sticas son llevados hasta sus ltimas posibilidades, de manera tal que la f rmula literaria del absurdo llega al agotamiento con este ltimo viaje de Alicia. Cuento pensado para los ni os pero le do --y citado hasta el cansancio-- por los adultos. INDICE 1. LA CASA DEL espejo 2. EL JARDIN DE LAS FLORES VIVAS 3. INSECTOS DEL espejo 4. TWEEDLEDUM Y TWEEDLEDEE 5. AGUA Y LANA 6. HUMPTY DUMPTY 7. EL LEON Y EL UNICORNIO 8. "ES DE MI PROPIA INVENCION" 9.

LIBROdot.com LEWIS CARROLL A TRAVÉS DEL ESPEJO Y LO QUE ALICIA ENCONTRÓ AL OTRO LADO Pocos años después de la aparición de "Alicia en el país de las maravillas,

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1 lewis carroll A TRAV S DEL espejo Y LO QUE ALICIA ENCONTR AL OTRO LADO Pocos a os despu s de la aparici n de "Alicia en el pa s de las maravillas, lewis CARROL publicar a, como segunda parte, A TRAVES DEL espejo Y LO QUE ALICIA ENCONTRO AL OTRO LADO, superior a la primera en la utilizaci n de la t cnica narrativa y el dominio de las formas expresivas. Los juegos de palabras, las parodias ocultas y las paradojas ling sticas son llevados hasta sus ltimas posibilidades, de manera tal que la f rmula literaria del absurdo llega al agotamiento con este ltimo viaje de Alicia. Cuento pensado para los ni os pero le do --y citado hasta el cansancio-- por los adultos. INDICE 1. LA CASA DEL espejo 2. EL JARDIN DE LAS FLORES VIVAS 3. INSECTOS DEL espejo 4. TWEEDLEDUM Y TWEEDLEDEE 5. AGUA Y LANA 6. HUMPTY DUMPTY 7. EL LEON Y EL UNICORNIO 8. "ES DE MI PROPIA INVENCION" 9.

2 ALICIA REINA 10. SACUDIENDO 11. DESPERTANDO 12. QUIEN LO SO O? Ni o de pura y despejada frente en cuyos ojos brilla el asombro de un sue o: aunque el tiempo pase raudo y quiera que media vida me separe de la tuya tu tierna sonrisa acoger con gozo el regalo, lleno de amor, de un cuento. No he visto tu cara radiante de luz ni he o do la caricia de tu risa de plata; la memoria de tu joven vida no guardar luego de m recuerdo B steme ahora que quieras escuchar el cuento que te voy a contar! Una historia que comenz en d as ya pasados en el bochorno de una tarde de Una simple canci n serv a para impulsar el ritmo de nuestro sus ecos perviven a n en la memoria; los a os envidiosos no lograr n hac rmelos olvidar. Ven pronto y escucha, pues! Antes de que esa voz venga a anunciar la terrible nueva Y ordene acostarse a la melanc lica joven en ese lecho que tan poco desea!

3 Amada: no somos m s que ni os grandes que se agitan en vano cuando llega la hora de dormir Afuera, triunfan los hielos y azotan las nieves, brama la locura desatada del Dentro, nos acoge el rescoldo del hogar y el nido feliz de la ni ez. Quedar s prendado por las m gicas palabras: dejar de atemorizarte el furor de la tormenta. Y aunque la sombra de un suspiro quiz lata a lo largo de esta historia, a orando esos alegres d as de un est o de anta o y el recuerdo desvanecido de un verano ya no ajar con su infeliz aliento la gracia encantada de nuestro cuento. LA CASA DEL espejo Desde luego hay una cosa de la que estamos bien seguros y es que el gatito blanco no tuvo absolutamente nada que ver con todo este fue enteramente culpa del gatito negro. En efecto, durante el ltimo cuarto de hora, la vieja gata hab a sometido al minino blanco a una operaci n de aseo bien rigurosa (y hay que reconocer que la estuvo aguantando bastante bien); as que est bien claro que no pudo ste ocasionar el percance.

4 La manera en que Dina les lavaba la cara a sus mininos suced a de la siguiente manera: primero sujetaba firmemente a la v ctima con un pata y luego le pasaba la otra por toda la cara, s lo que a contrapelo, empezando por la nariz: y en este preciso momento, como antes dec a, estaba dedicada a fondo al gatito blanco, que se dejaba hacer casi sin moverse y a n intentando sin duda porque pensaba que todo aquello se lo estar an haciendo por su bien. Pero el gatito negro ya lo hab a despachado Dina antes aquella tarde y as fue como ocurri que, mientras Alicia estaba acurrucada en el rinc n de una gran butacona, hablando consigo misma entre dormida y despierta, aquel minino se hab a estado desquitando de los sinsabores sufridos, con las delicias de una gran partida de pelota a costa del ovillo de lana que Alicia hab a estado intentando devanar y que ahora hab a rodado tanto de un lado para otro que se hab a deshecho todo y corr a, revuelto en nudos y mara as, por toda la alfombra de la chimenea, con el gatito en medio dando carreras tras su propio rabo.

5 -- Ay, pero qu mal sima que es esta criatura!-- exclam Alicia agarrando al gatito y d ndole un besito para que comprendiera que hab a ca do en desgracia. -- Lo que pasa es que Dina debiera de ense arles mejores modales! S se ora, debieras haberlos educado mejor, Dina! Y adem s creo que lo sabes! a adi dirigiendo una mirada llena de reproches a la vieja gata y habl ndole tan severamente como pod y entonces se encaram en su butaca llevando consigo al gatito y el cabo del hilo de lana para empezar a devanar el ovillo de nuevo. Pero no avanzaba demasiado de prisa ya que no hac a m s que hablar, a veces con el minino y otras consigo misma. El gatito se acomod , muy comedido, sobre su regazo pretendiendo seguir con atenci n el progreso del devanado, extendiendo de vez en cuando una patita para tocar muy delicadamente el ovillo; como si quisiera echarle una mano a Alicia en su trabajo.

6 -- Sabes qu d a ser ma ana? --empez a decirle Alicia--. Lo sabr as si te hubieras asomado a la ventana s lo que como Dina te estaba lavando no pudiste hacerlo. Estuve viendo c mo los chicos reun an le a para la y no sabes la de le a que hace falta, minino! Pero hac a tanto fr o y nevaba de tal manera que tuvieron que dejarlo. No te preocupes, gatito, que ya veremos la hoguera ma ana! Al llegar a este punto, a Alicia se le ocurri darle dos o tres vueltas de lana alrededor del cuello al minino, para ver c mo le quedaba, y esto produjo tal enredo que el ovillo se le cay de las manos y rod por el suelo dejando tras de s metros y metros desenrollados. -- Sabes que estoy muy enojada contigo, gatito? --continu Alicia cuando pudo acomodarse de nuevo en la butacona--, cuando vi todas las picard as que hab as estado haciendo estuve a punto de abrir la ventana y ponerte fuera de patitas en la nieve!

7 Y bien merecido que te lo ten as, desde luego, amoroso picar n! A ver, qu vas a decir ahora para que no te d ? No me interrumpas! --le ataj en seguida Alicia, amenaz ndole con el dedo--: voy a enumerarte todas tus faltas! Primera: chillaste dos veces mientras Dina te estaba lavando la cara esta ma ana; no pretender s negarlo, so fresco, que bien que te o ! Qu es eso que est s diciendo? (haciendo como que o a lo que el gatito le dec a) que si te meti la pata en un ojo? Bueno, pues eso tambi n fue por tu culpa, por no cerrar bien el si no te hubieses empe ado en tenerlo abierto no te habr a pasado nada, ea! Y basta ya de excusas: esc chame bien! Segunda falta: cuando le puse a Copito de nieve su platito de leche, fuiste y la agarraste por la cola para que no pudiera beb rsela. C mo?, que ten as mucha sed?, bueno, y acaso ella no? Y ahora va la tercera: desenrollaste todo un ovillo de lana cuando no estaba mirando!

8 -- Van ya tres faltas y todav a no te han castigado por ninguna! Bien sabes que te estoy reservando todos los castigos para el mi rcoles de la pr xima Y qu pasar a si me acumularan a mi todos mis castigos, --continu diciendo, hablando m s consigo misma que con el minino, --qu no me har an a fin de a o? No tendr an m s remedio que mandarme a la c rcel supongo, el d a que me tocaran todos juntos. O si no, supongamos que me hubieran castigado cada vez a quedarme sin cenar; entonces cuando llegara el terrible d a en que me tocara cumplir todos los castigos me tendr a que quedar sin cenar cincuenta comidas! Bueno, no creo que eso me importe tant simo. Lo prefiero a tener que com rmelas todas de una vez! -- Oyes la nieve golpeando sobre los cristales de la ventana, gatito? Qu sonido m s agradable y m s suave! Es como si estuvieran d ndole besos al cristal por fuera.

9 Me pregunto si ser por amor por lo que la nieve besa tan delicadamente a los rboles y a los campos, cubri ndolos luego, por decirlo as , con su manto blanco; y quiz les diga tambi n dormid ahora, queridos, hasta que vuelva de nuevo el verano ; y cuando se despiertan al llegar el verano, gatito, se visten todos de verde y danzan siempre al vaiv n del viento. Ay, qu cosas m s bonitas estoy diciendo! --exclam Alicia, dejando caer el ovillo para batir palmas, -- Y c mo me gustar a que fuese as de verdad! Estoy segura de que los bosques tienen aspecto somnoliento en el oto o, cuando las hojas se les ponen doradas! --Gatito sabes jugar al ajedrez? Vamos, no sonr as, querido, que te lo estoy preguntando en serio! Porque cuando est bamos jugando hace un ratito nos estabas mirando como si de verdad comprendieras el juego; y cuando yo dije jaque te pusiste a ronronear!

10 Bueno, despu s de todo aquel jaque me sali bien y hasta creo que habr a ganado si no hubiera sido por ese perverso alfil que descendi cimbre ndose por entre mis piezas. Minino, querido, juguemos a que t y al llegar a este punto me gustar a contaros aunque s lo fuera la mitad de todas las cosas que a Alicia se le ocurr an cuando empezaba con esa frase favorita de juguemos a Tanto que ayer estuvo discutiendo durante largo rato con su hermana s lo porque Alicia hab a empezado diciendo juguemos a que somos reyes y reinas ; y su hermana, a quien le gusta ser siempre muy precisa, le hab a replicado que c mo iban a hacerlo si entre ambas s lo pod an jugar a ser dos, hasta que finalmente Alicia tuvo que zanjar la cuesti n diciendo --Bueno, pues tu puedes ser una de las reinas, y yo ser todas las dem s.


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