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ESTADO ABIERTO: HACIA UN NUEVO PARADIGMA …

Presentado a Congreso CLAD Montevideo, 2013 ESTADO ABIERTO: HACIA UN NUEVO PARADIGMA DE GESTION P BLICA* Oscar Oszlak** Por qu ESTADO abierto ? (aclaraci n inicial) Para quienes estamos habituados a estudiar la problem tica del ESTADO , no deja de llamar la atenci n el hecho de haberse adoptado y popularizado la expresi n open government, o gobierno abierto , para caracterizar una nueva modalidad de vinculaci n entre ciudadan a y ESTADO . As , el t rmino parecer a aplicarse exclusivamente al poder ejecutivo. Es cierto que otros poderes del ESTADO , como el legislativo y el judicial, no han demostrado a n una voluntad semejante de hacer m s transparente su gesti n o promover la participaci n ciudadana, pero existe suficiente evidencia para suponer que la tendencia tambi n se ext

estatales e, incluso, empresas y organismos que reciben financiamiento o subsidios estatales, instancias que también deberían adoptar esta filosofía.

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1 Presentado a Congreso CLAD Montevideo, 2013 ESTADO ABIERTO: HACIA UN NUEVO PARADIGMA DE GESTION P BLICA* Oscar Oszlak** Por qu ESTADO abierto ? (aclaraci n inicial) Para quienes estamos habituados a estudiar la problem tica del ESTADO , no deja de llamar la atenci n el hecho de haberse adoptado y popularizado la expresi n open government, o gobierno abierto , para caracterizar una nueva modalidad de vinculaci n entre ciudadan a y ESTADO . As , el t rmino parecer a aplicarse exclusivamente al poder ejecutivo. Es cierto que otros poderes del ESTADO , como el legislativo y el judicial, no han demostrado a n una voluntad semejante de hacer m s transparente su gesti n o promover la participaci n ciudadana, pero existe suficiente evidencia para suponer que la tendencia tambi n se extender cada vez m s HACIA estos otros mbitos Probablemente, la vigencia del t rmino open government se debe a que, originariamente, alud a a la iniciativa lanzada por el gobierno estadounidense al asumir la presidencia Barack Obama.

2 Adem s, en los pa ses anglo-sajones, y particularmente en los Estados Unidos, la noci n de ESTADO se aplica, casi exclusivamente, a las jurisdicciones subnacionales, en tanto que la misma tiene mayor vigencia en los pa ses de tradici n europea continental y en los de sus antiguas colonias. Tambi n es probable que al hablar de government no se est aludiendo estrictamente al gobierno , sino a la responsabilidad de gobernar, por lo que tambi n se ha sugerido aludir al t rmino open governance o gobernanza abierta ( , World Bank Institute, 2012). Sea como fuere, y para no dejar el asunto simplemente en el terreno sem ntico, propongo la expresi n ESTADO abierto , por ser m s propia del lenguaje de las ciencias sociales latinoamericanas y por ser m s abarcadora de las diferentes instancias que conviven dentro del aparato estatal, incluyendo a las empresas p blicas, organismos descentralizados, entes p blicos no * Trabajo presentado en el panel Gobierno Abierto en Iberoam rica.

3 Promesas y realizaciones , XVIII Congreso Internacional del CLAD, Montevideo, 2013. ** Investigador superior, CONICET-CEDES. 1 En los dos ltimos a os se han generado diversas iniciativas para abrir parlamentos y juzgados en diversos pa ses, tanto desde el lado del ESTADO como desde la sociedad civil. V ase, por ejemplo, Schacht, 2013, McCroskey y Netherland, 2013 o Tauberer, 2013, para iniciativas ciudadanas. Varios parlamentos han lanzado iniciativas para incentivar la transparencia y participaci n ciudadana, como Open Senate en diversos estados norteamericanos.

4 En Argentina, v anse los programas Ser Parte (C mara de Senadores de la Provincia de Buenos Aires) o Di logos en el Senado (C mara de Senadores de la Naci n). estatales e, incluso, empresas y organismos que reciben financiamiento o subsidios estatales, instancias que tambi n deber an adoptar esta filosof a. Sin embargo, si bien creo estar acu ando un concepto m s preciso, me limitar a dejar testimonio del mismo en el t tulo, y no volver a utilizarlo en el resto del trabajo. Es que hacer referencia a un ESTADO abierto podr a dar lugar a confusi n al citar la profusa literatura que opta por emplear el concepto ya popularizado.

5 Tal vez sea tarde para sustituirlo, pero en todo caso, no quise perder la oportunidad para destacar que, simplemente, como tantas otras veces, hemos copiado mal un concepto nacido en otras latitudes. Sigamos, pues, hablando de open government. Ya habr oportunidad de retomar el tema. Un NUEVO PARADIGMA ? No hace mucho tiempo, un gobernador de los Estados Unidos, dirigi ndose a sus colaboradores inmediatos, les aconsej que nunca pusieran juntos un resultado y una fecha, porque siempre habr a alguien esperando que llegue ese d a para enrostrarles no haber producido el resultado prometido.

6 Por lo tanto, agreg , para qu repartir munici n gratuita? . El comentario pone descarnadamente de manifiesto el valor de la informaci n como fuente de poder: repartir informaci n equivale a dilapidarlo. Por eso, los gobiernos, por lo general, optan por el ocultamiento, el secreto y la manipulaci n de datos como medio para mantener su poder. Sin embargo, una brecha parece haberse abierto recientemente en la infranqueable caja negra del ESTADO . Una brecha por la que comienzan a filtrarse crecientes demandas de apertura, de transparencia en la gesti n, de participaci n en la elaboraci n de pol ticas estatales, de rendici n de cuentas y responsabilizaci n por el uso de los recursos p blicos, de evaluaci n y control ciudadanos de los resultados gubernamentales.

7 Esa brecha est alentada, a veces, por gobiernos genuinamente interesados en legitimar, por esta v a, una gesti n m s participativa y colaborativa de la ciudadan a. Tambi n, en parte, esta corriente es promovida por ciudadanos y organizaciones de la sociedad civil, que luchan por incrementar los componentes participativos y deliberativos de la democracia. De este modo, se ha venido abriendo paso una concepci n que, bajo la denominaci n gen rica de gobierno abierto , vislumbra una nueva filosof a de gobierno, una modalidad de gesti n p blica m s transparente, participativa y colaborativa.

8 Entre ESTADO y sociedad civil. Esta nueva filosof a ha recibido el impulso decisivo generado por la disponibilidad de herramientas web , que hacen posible una comunicaci n de doble v a entre gobierno y ciudadan a. Esto no significa que las TICs sean condici n necesaria para imponer esta modalidad de gesti n. Inclusive, podr a concebirse que un gobierno se abra a la participaci n e involucramiento de la ciudadan a sin la mediaci n de herramientas inform ticas. En tal sentido, un gobierno podr a considerarse abierto en tanto promoviera, el involucramiento en la gesti n de organizaciones sociales y ciudadanos, sin que ello deba darse, necesariamente, mediante interacciones virtuales a trav s de las tecnolog as actuales disponibles.

9 En todo caso, la tecnolog a ha multiplicado, con alcances in ditos, las formas, instancias y mecanismos a trav s de los cuales esas interacciones pueden hoy materializarse. Es probable, sin embargo, que el optimismo generado por estas nuevas herramientas resulte excesivo. Los supuestos sobre los que descansa la filosof a de gobierno abierto, tienden a exagerar la disposici n de los gobiernos a renunciar al secreto, a instar a sus funcionarios a que escuchen y respondan a las propuestas y cr ticas de los ciudadanos, a que los inviten a coparticipar en la producci n de bienes y servicios, y a que les rindan cuenta de su gesti n.

10 Tambi n son demasiado optimistas respecto a una supuesta disposici n natural de la ciudadan a a participar e involucrarse en la gesti n p blica en la medida en que existan canales apropiados, sea que los abran los gobiernos o los promueva la propia sociedad civil. Los ciudadanos suelen movilizarse y convertirse en actores pol ticos, cuando sus intereses son afectados, sus derechos desconocidos o sus valores conculcados. De otro modo, la tendencia natural es al free riding. Por todo ello, se requiere una firme decisi n pol tica, tanto de los gobiernos honestamente comprometidos con valores de transparencia, participaci n y colaboraci n de la ciudadan a, como de las propias organizaciones sociales, que deben imaginar e implementar mecanismos que promuevan el inter s de los ciudadanos por un mayor involucramiento en la gesti n de lo p blico.


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