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ESTIMULACIÓN DEL DESARROLLO INTELECTUAL EN LA …

1 ESTIMULACI N DEL DESARROLLO INTELECTUAL EN LA EDUCACI N INFANTIL El DESARROLLO y formaci n de ni os y ni as pueden optimizarse si ofrecemos al educador orientaciones que le permitan desarrollar al m ximo sus potencialidades en edades tempranas. En este material nos referimos de forma especial a las acciones educativas, en los distintos a os de vida, utilizando diferentes tipos de actividades y situaciones para estimular el DESARROLLO INTELECTUAL de los ni os en la etapa que comprende desde el nacimiento hasta los 6 a os. El DESARROLLO INTELECTUAL se refiere, fundamentalmente, al DESARROLLO de la percepci n y del pensamiento, siempre en estrecha interrelaci n con el resto de las reas (motora, social, ling stica y de autonom a). Al hablar del DESARROLLO INTELECTUAL , no podemos separarlo de los procesos cognoscitivos b sicos (atenci n, intuici n, imitaci n, memoria, asociaci n.)

el desarrollo intelectual de los niños en la etapa que comprende desde el nacimiento hasta los 6 años. El desarrollo intelectual se refiere, fundamentalmente, al desarrollo de la percepción y del pensamiento, siempre en estrecha interrelación con el resto de las áreas (motora, social, lingüística y de autonomía).

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1 1 ESTIMULACI N DEL DESARROLLO INTELECTUAL EN LA EDUCACI N INFANTIL El DESARROLLO y formaci n de ni os y ni as pueden optimizarse si ofrecemos al educador orientaciones que le permitan desarrollar al m ximo sus potencialidades en edades tempranas. En este material nos referimos de forma especial a las acciones educativas, en los distintos a os de vida, utilizando diferentes tipos de actividades y situaciones para estimular el DESARROLLO INTELECTUAL de los ni os en la etapa que comprende desde el nacimiento hasta los 6 a os. El DESARROLLO INTELECTUAL se refiere, fundamentalmente, al DESARROLLO de la percepci n y del pensamiento, siempre en estrecha interrelaci n con el resto de las reas (motora, social, ling stica y de autonom a). Al hablar del DESARROLLO INTELECTUAL , no podemos separarlo de los procesos cognoscitivos b sicos (atenci n, intuici n, imitaci n, memoria, asociaci n.)

2 A trav s de las sensaciones, de la percepci n, de las representaciones, se forman las primeras ideas, las concepciones acerca del mundo que act a sobre el sujeto. Se crean adem s las bases para el DESARROLLO de la imaginaci n, as como, s lidos cimientos sobre los que se construye todo el DESARROLLO INTELECTUAL . Pero no se trata solamente de la esfera cognoscitiva. La esfera afectiva, las motivaciones, los intereses, ejercen una gran influencia en la realizaci n de actividades y en el planteamiento y soluci n de problemas, esencial en el DESARROLLO del pensamiento. Por otra parte, la concentraci n prolongada y persistencia en actividades, que muchas veces ni siquiera son satisfactorias, es fundamental para todo el DESARROLLO cognoscitivo e INTELECTUAL que requiere esfuerzo y dedicaci n. Por supuesto, en cada etapa del DESARROLLO estas interrelaciones cambian.

3 En Educaci n Infantil al realizar actividades es necesario y m s productivo basarse en los aspectos motivacionales y afectivos con los objetos . Es por ello que tanto la familia como los educadores deben despertar su curiosidad y estimular el deseo de hacer cosas y solucionar peque as tareas que requieran el establecimiento de relaciones y la b squeda de v as para resolverlas. Para el logro de estos importantes objetivos -el DESARROLLO de las capacidades sensoriales e intelectuales en Educaci n Infantil- atendiendo a las particularidades de su percepci n y pensamiento, se alaremos dos v as metodol gicas generales que en m ltiples investigaciones han demostrados su efectividad: la orientaci n, como momento fundamental del proceso did ctico y los modelos como una forma de mediar en la soluci n de tareas cognoscitivas de acuerdo con el tipo de pensamiento representativo caracter stico de los ni os de 4 a 6 a os.

4 LA ORIENTACI N COMO MOMENTO FUNDAMENTAL DEL PROCESO DID CTICO. Quisi ramos iniciar la presentaci n de este punto con una situaci n tomada de nuestra vida cotidiana. 2 Imaginemos que un viajero llega a una ciudad desconocida para visitar a un compa ero de su juventud y hace mucho tiempo que no lo ve. Tiene su direcci n y sabe que vive en una zona muy cercana a la estaci n de ferrocarril por donde l llegar . Decide entonces que caminando por los alrededores podr a encontrar la direcci n. Camina en distintas direcciones y despu s de varias vueltas, de doblar a derecha e izquierda encuentra la calle en que su amigo vive, ser hacia este lado?, se pregunta. Prueba, pero ve que lo n meros descienden en lugar de aumentar y nuevamente se hace necesario cambiar su direcci n hasta que al fin encuentra el n mero de la casa.

5 Ha pasado m s tiempo del que hab a pensado y ha sido tambi n m s dif cil, pero al fin se funde en un abrazo con el viejo amigo. Pudo haber seguido otra v a. Al llegar decide ir a una ventanilla donde se lee "informaci n" y pregunta al se or que atiende. l seguramente debe conocer la zona. Efectivamente, as es, lo orienta verbalmente, pero decide que es m s seguro dibujar un esquema en el que las l neas cambian de direcci n, una flecha indica y puntos de referencias aclaran. Una sonrisa, un apret n de manos y con pasos firmes camina siguiendo la orientaci n dada. Sin dificultad ni errores y con gran rapidez encuentra la casa de su amigo. Hemos mostrado dos variantes, dos formas de iniciar una b squeda, de solucionar una tarea planteada: En el primer caso se trata de una b squeda por ensayos y errores, ciega, poco econ mica en tiempo y que no deja una huella precisa en la memoria.

6 Es posible que ante una situaci n similar cometa errores semejantes. En el segundo caso se trata de una b squeda siguiendo una "orientaci n dada" que antecede a la ejecuci n y que hace que sta sea m s eficiente, m s r pida y que al propio tiempo deja una huella o recuerdo de c mo proceder en situaciones semejantes. Hemos querido utilizar esta situaci n de la vida diaria para demostrar la importancia que puede tener una buena orientaci n en la soluci n de una tarea. Esta situaci n se da tambi n en actividades de mayor complejidad. Veamos algunas de ellas, a modo de ejemplo: Dos ni os quieren incorporarse a jugar a la rayuela con un grupo de ni os, pero nunca han visto ese juego y no saben como hacerlo. Un ni o que si lo ha jugado les explica: Se hace el trazado de los n meros en los cuadrados. Se tira la piedra, debe caer en el n mero, y no en las l neas.

7 El ni o que le corresponde salta con un pie, con dos, con uno nuevamente siguiendo el trazado y sin pisar las l neas. Gana el que puede seguir hasta el nueve, sin perder. Con esta orientaci n los ni os comienzan a participar del juego con sus nuevos amiguitos y es posible que en el curso de la ejecuci n cometan algunos errores, que los dem s les se alan, de acuerdo con la orientaci n que les dieron. Un joven se incorpora al trabajo al terminar sus estudios medios en nutrici n. En sus estudios l ha realizado pr cticas en el centro docente y en una empresa de alimentaci n pero ahora es preciso determinar sus responsabilidades: en qu rea trabajar , cu l es el trabajo en concreto que debe realizar, c mo controlarlo, etc. Para ello recibe primero, antes de comenzar el trabajo, todas las orientaciones que necesita para trabajar eficientemente. 3 Hemos querido partir de estos ejemplos para mostrar el papel que juega la orientaci n en la realizaci n de cualquier tipo de actividad y su diferencia con la etapa ejecutiva, es decir, la realizaci n de la actividad.

8 Esto nos permite abordar la cuesti n de la orientaci n con referencia a la actividad cognoscitiva que realizan los escolares. En el juego, en el trabajo, en la actividad social y recreativa, casi siempre existen momentos de aprendizaje; sin embargo, para ninguna de estas actividades, el aprender constituye un objetivo. Es precisamente la actividad cognoscitiva correctamente estructurada, orientada y dirigida la que est especialmente dirigida a la asimilaci n de conocimientos y adquisici n de h bitos y habilidades. La actividad cognoscitiva presenta de forma general la misma estructura que, cualquier otro tipo de actividad, con tres partes: la orientaci n (cuyo papel es el m s importante), la ejecuci n y el control. De forma general podemos plantear que la orientaci n debe preceder a la ejecuci n y que el control se realiza, tanto en la orientaci n como en la ejecuci n.

9 El valor fundamental de la etapa de orientaci n reside en que garantiza la comprensi n por el ni o de lo que va a hacer, antes de iniciar su ejecuci n. A medida que el alumno sabe, no solamente lo que va a hacer, el producto que va a obtener, sino tambi n c mo va a proceder, qu materiales e instrumentos va a utilizar y qu acciones y operaciones debe hacer y el orden de su ejecuci n, mayor ser despu s la calidad de dicha ejecuci n y del producto que se obtenga. Pero adem s de garantizar la comprensi n como elemento esencial del aprendizaje , la orientaci n adecuada, permite que el alumno generalice procedimientos para abordar la soluci n de tareas similares e inclusive de otros tipos de tarea. Esta caracter stica del aprendizaje humano, fue se alada por Carlos Marx, cuando planteaba que en el hombre antes de actuar, exist a una representaci n anticipada, una imagen de lo que posteriormente realizar a.

10 En este sentido tambi n podemos hablar de la contribuci n que hace la parte orientadora de la actividad a la formaci n de la habilidad de planificar, elemento esencial para la realizaci n de un trabajo independiente y creador. En la etapa infantil (de 0 a 6 a os) esta orientaci n adquiere diversas formas: desde la imitaci n por el ni o de lo que el adulto le demuestra hasta la realizaci n conjunta de las actividades. Su objetivo es lograr que los ni os no act en a ciegas o bas ndose simplemente en ensayos y errores, sino actuar sabiendo antes qu se espera de l y c mo hacerlo. Un sencillo ejemplo puede ilustrarnos este proceso. El-la educadora espera que el peque o de 5 a os elabore una servilleta de papel para usarla en su desayuno. Muchas veces la orientaci n se va haciendo acci n por acci n. El ni o toma el papel del color que m s le gusta para hacer su servilleta: - Primero, dice el-la educadora: Lo doblamos por la mitad uniendo bien los bordes y las puntas ; lo demuestra y el ni o lo hace; Despu s, lo doblamos nuevamente a la mitad ; lo demuestra y el ni o lo reproduce, y as , contin a acci n por acci n.


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