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La historia oculta de la música - Libro Esoterico

La historia oculta de la m sica "Es la m sica quien me ha hecho creer en Dios" (Alfred de Musset). ** Los antiguos griegos cre an que la m sica modelaba la personalidad de los individuos. En los templos egipcios, sta forma parte esencial de sus ritos m gicos parta alterar el curso de la Naturaleza o tratar enfermedades. Y hoy se sabe que en efecto, el sonido es capaz de modificar la materia. Las claves secretas de la m sica radican en la armon a y la matem tica, y de ello han sido conscientes muchos de los grandes m sicos e iniciados de todos los tiempos.

La historia oculta de la música "Es la música quien me ha hecho creer en Dios" (Alfred de Musset). ***** Los antiguos griegos creían que la músic

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1 La historia oculta de la m sica "Es la m sica quien me ha hecho creer en Dios" (Alfred de Musset). ** Los antiguos griegos cre an que la m sica modelaba la personalidad de los individuos. En los templos egipcios, sta forma parte esencial de sus ritos m gicos parta alterar el curso de la Naturaleza o tratar enfermedades. Y hoy se sabe que en efecto, el sonido es capaz de modificar la materia. Las claves secretas de la m sica radican en la armon a y la matem tica, y de ello han sido conscientes muchos de los grandes m sicos e iniciados de todos los tiempos.

2 Los nativos no tardaron en aparecer. Ordenadamente, se distribuyeron formando dos tri ngulos conc ntricos en un descampado y en el centro situaron una tienda de campa a decorada con dibujos de vivos colores. Extra amente, no la fijaron al suelo. Mientras tanto, un grupo de m sicos ricamente ataviado fue tomando posiciones junto a la formaci n de ind genas y comenz a golpear de forma r tmica sus tambores. La se ora Margaret A. Bevan estaba at nita. Hab a viajado a Canad en 1939 para presenciar aquella ceremonia, y hab a obtenido el permiso para seguirla desde el tri ngulo interior.

3 Lo que no hubiera podido imaginarse nunca es que aquella tienda iba a comenzar a temblar y a elevarse sobre el suelo. Primero ascendi unos cuatro metros de altura, para luego descender y retornar a su posici n inicial. Pero al acelerarse el ritmo de los tambores, la tienda volvi a perder peso y a ascender. Al descubierto qued una peque a hoguera que desprend a un olor arom tico similar al incienso. Y no acab ah todo. La se ora Bevan observ tambi n c mo los m sicos cambiaron repentinamente de ritmo. Al extenderse el nuevo sonido por la planicie, la tienda vol por tercera vez, aunque sobre el suelo se hizo visible la silueta brumosa de un indio atl tico vestido con ropajes blancos.

4 Un esp ritu? Cuando la tienda descendi por ltima vez, aquella imagen se esfum .. Este relato, publicado en septiembre de aquel mismo a o por la revista brit nica Psychic News es, aunque sorprenda, una m s de las innumerables narraciones que a lo largo de la historia hacen alusi n al extraordinario poder de la m sica. Casos similares a ste son citados por 2 viajeros, escritores y ocultistas como Helena Blavatsky, que los recogi en su Doctrina Secreta. Y es que, en algunos lugares como el T bet, se cuentan leyendas de iniciados en la "ciencia sagrada" de los mantras, que al parecer pod an utilizarse para transportar enormes masas rocosas al entonar ciertos sonidos.

5 No falta incluso quienes han teorizados que las cicl peas construcciones megal ticas europeas, las pir mides de Egipto o las estatuas de la Isla de Pascua, fueros trasladadas gracias al auxilio de cantos m gicos, palabras de poder o danzas que ten an la facultad de aligerar la materia s lida. Ahora bien, qu base existe para este tipo de relatos? Y desde cu ndo circulan? ||ANTIGUA GRECIA|| Los antiguos griegos ya comprendieron la importancia que la m sica ten a en el desarrollo equilibrado del individuo. Plat n, por ejemplo, consideraba que era imprescindible que el estado vigilase el tipo de m sica que se interpretaba en teatros y escuelas ya que, a su juicio, exist a una gran afinidad entre la m sica escuchada y la personalidad de los individuos.

6 Nunca dijo que la m sica modelara piedras pero s que forjaba caracteres. Asimismo, afirmaba que la influencia de determinados ritmos y melod as provocaban un beneficioso estado mental, dif cilmente asequible por otros medios. Arist teles, por otra parte, afirm que "es imposible negar el poder o tico de la m sica y, por consiguiente, la necesidad de que sta forme parte de la instrucci n de la infancia". Pero los griegos no se contentaron con exponer sus teor as, sino que establecieron una correspondencia entre las escalas musicales (llamadas "modos") y los diferentes humores de las personas.

7 De esta manera, establecieron que el llamado modo lidio ten a car cter solemne y deb a interpretarse en las ceremonias de duelo; el frigio equilibraba las facultades an micas; el j nico era festivo y acompa aba las celebraciones, mientras que el d rico elevaba el esp ritu b lico de los soldados. Pit goras lleg a n m s lejos. ||PIT GORAS, EL MAESTRO ARM NICO|| La influencia de las teor as de Pit goras fue determinante por lo menos en cuatro parcelas de conocimiento: la filosof a, las matem ticas, la f sica y el ocultismo. Para los pitag ricos, toda la materia contenida en el espacio pod a ser cuantificable matem ticamente, y como el principio mismo de las matem ticas resid a en los n meros, establecieron que stos eran la esencia misma del Universo.

8 Afirmaron que, como las cifras son de dos tipos -pares e impares- la realidad pod a definirse dualmente como la oposici n entre contrarios, siendo el equilibrio entre ambos lo que llamaron Armon a. Y sta, aplicada al terreno de la ac stica, equival a a la relaci n simp tica entre los distintos intervalos sonoros. 3 Creyeron tanto en este principio, que dedicaron mucho tiempo a identificar los intervalos, a estudiar sus propiedades m gicas y a aplicarlas a sus instrumentos. As , gracias al auxilio de un "son metro" (una caja que contiene una cuerda tensa en su interior) formularon la Ley de longitud de las cuerdas, lo que posibilit , por primera vez, el conocimiento matem tico de la afinaci n de la escala musical.

9 La ambiciosa visi n de Pit goras no se detuvo, sin embargo, en la entonaci n de melod as. Ense a sus disc pulos a curar enfermedades por medio de sonidos, y les mostr la relaci n que exist a entre la belleza de las formas geom tricas, los astros, los colores y las notas musicales. Seg n Porfirio, uno de sus bi grafos, Pit goras consideraba el cosmos como un conjunto de analog as y proporciones invisibles, firmemente equilibradas entre s . Pensaba que, tal como la "m sica c smica" se difunde por el ter y equilibra el Universo, del mismo modo deber an difundirse las m sicas compuestas por los artistas.

10 Su "m sica de las esferas" no era s lo una especulaci n idealista, sino una aut ntica realidad f sica. Por desgracia, tras su muerte este genio fue muy criticado. Al cristianismo no le interesaba que la creencia de los pitag ricos en la reencarnaci n y la inmortalidad del alma se difundiese y optaron por asimilar el pensamiento plat nico, mucho m s adaptable a su ideolog a. La herencia de los pitag ricos, sin embargo, fue recogida m s tarde por grupos de iniciados que se organizar an en logias mas nicas, fraternidades rosacruces, sociedades teos ficas y dem s movimientos ocultistas.


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